Asimismo, iremos viendo como les afectó y condicionó esta confesión inicial de la profesora para seguir con su vida. Esta idea de arranque me llamó mucho la atención y pensé que podía ser una buena premisa para una historia interesante. Además, la crítica la dejaba bien y parecía una apuesta segura tras tener muy buena acogida tanto en Cannes como en el Festival de Sitges.
Sin embargo, desde la primera de las confesiones de que se compone la película, en que la profesora va contando todo esto, el ritmo de ella al hablar (lentísimos 25 minutos), el comportamiento poco creíble de los alumnos y sus reacciones marcianas mientras ella habla o la manera de rodar me empezaron a dejar un poco decepcionado. Poco a poco vi que había una buena idea, pero no del todo bien ligada.

El querer mantener un posado más típico del ánime es uno de sus talones de Aquiles y no te la acabas de tomar en serio. Con un abuso casi obsesivo por la cámara lenta, que lo único que conseguía una y otra vez era que una escena aburrida durara 4 veces más de lo que ya hubiera sido deseable. En varios tramos de la peli ya estaba pensando en tirarla a la papelera al acabar. Pero los últimos 15 minutos en que el director sabe encontrar el ritmo adecuado, te sorprende un par de veces y no te deja esa sensación de haber perdido totalmente el tiempo.
Puliendo el guión y haciendo una actuación más correcta, pienso que hubieran dado una gran película, pero se queda en un intento bastante plano. En fin, vosotros mismos sí queréis probar suerte con ella.