Al abordar
Frankenweenie, me vinieron dos ideas a la cabeza, en
primer lugar un cierto recelo hacia su responsable
Tim Burton, quien lleva
bastante tiempo sin ser él mismo, aquel peculiar director que con sus oscuras historias fascinara
años atrás a todo tipo de públicos. Sus últimas películas han sido
bastante decepcionantes ya no solo a nivel creativo, sino que como mero
entretenimiento tampoco dan la talla:
Alicia en el país de las
maravillas o
Sombras tenebrosas, por ejemplo. Todo ello hace que quizás
haya una cierta sensación desde hace unos años de que quizás estamos
viendo el inicio de su decadencia, quedando sus mejores logros cada vez
más lejanos en el tiempo.
Y en segundo lugar, el riesgo que existe siempre al saber que Frankenweenie se cimenta sobre un corto con el mismo título,
de1984 y de un por entonces muy joven propio
Burton.
La posibilidad de
haber construido una película en la que simplemente se dilate en metraje
las buenas ideas del corto, también eran una posibilidad que no
podíamos descartar. De igual forma que en los primeros días del Festival
pudimos recuperar el corto
Mamá y se nos presentó el tráiler del
largometraje que se estrenará en breve, la sensación que tuvimos muchos
de los que estuvimos ese día en el Auditori, es que no aportaba nada más
que minutos al interesante y terrorífico corto de 5 minutos (cosa que
no negó su director...).
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El momento de la verdad, devolver a la vida a Sparky... |
Como sea, desde
sus primeros compases Frankenweenie se convierte en un espectáculo
visualmente deslumbrante, con un blanco y negro que realza el desgraciadamente ya en
desuso arte del
stop motion.
La magia desplegada por la
película es innegable, borrando de un plumazo las dudas que podíamos
haber tenido antes de que empezara la proyección, una auténtica
delicatessen que en este caso el 3D (cosa rara) realza de forma positiva
y no se ve como un postizo obligado por las actuales modas.
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Dos amigos inseparables... |
La
historia nos presenta al pequeño Víctor, un niño que vive junto a sus
padres y a su mejor amigo, su perro Sparky, quien por culpa de un
desgraciado accidente fallecerá arrollado por un coche. El niño quedará
abatido y triste al tener que afrontar por primera vez la pérdida de un
ser querido.
Para su sorpresa, en clase de biología su profesor
(guiño a uno de los más grandes actores del cine de terror) les
explica las propiedades de la electricidad sobre los tejidos y el
sistema nervioso, haciendo que la imaginación de Víctor vuele al atisbar
una pequeña posibilidad de devolver a la vida a su querido amigo. Pero
para hacerlo deberá traspasar la frontera de lo moralmente permitido y
tomar una serie de riesgos para evitar ser descubierto...
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Clásicos como La novia de Frankenstein... |
Burton
ha construido una película que es un continuo homenaje al cine clásico
de terror, principalmente la primera mitad, en la que tenemos multitud
de referencias a las criaturas que fueron creadas por los Estudios
Universal. Empezando por el nombre del niño (Víctor), que es el mismo
que el del Dr. Frankenstein, el robo del cadáver en el cementerio de
animales (guiño macabro a la gatita Kitty incluido), siguiendo por la
mejor secuencia de todo el film: los minutos en los que en un
improvisado laboratorio en la buhardilla de su casa, el joven emula al
Doctor para devolver la vida a Sparky en medio de la típica tormenta que
nos evoca a aquellos míticos títulos. Tampoco podía faltar la escena del molino o el peinado de
La novia de Frankenstein
de la perrita del vecino. De igual
forma que en la escuela,
entre los alumnos encontramos toda una suerte de extraños personajes,
entre los que destacan el malvado jorobado o un joven
Frankenstein. Es en el colegio donde Burton se permite incluir
personajes que nacen de su imaginario personal, como la "niña mirona" y
su gatito, inquietantes como pocos con sus predicciones...
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La inquietante niña y su gatito... |
La segunda mitad, personalmente no me pareció tan
mágica como la primera, a pesar de no perder el buen nivel general y
pasando a tener un ritmo endiablado. De esta forma aquí también nos
encontramos con continuas referencias al fantástico de los 50 o de los
80, con unas criaturas que pueden recordarnos vagamente a los
Gremlins,
una pandilla de niños que mira a
Los Goonies, o la aparición de otro
clásico como sería
Godzilla o
Gamera. Todo un continuo de guiños que seguramente requieran de un segundo visionado para poderlos captar en toda su esencia.
Incluso incluye un final con moraleja como era tan habitual en las películas de terror de los
años 30 y 40, en el que la profusión de
mad doctors que habitaban esos
films, acababa con una reflexión del peligro que suponía traspasar la barrera de lo natural y jugar a ser Dios...
Finalmente visto lo que da de sí
Frankenweenie, podríamos decir
que aparte de resucitar al simpático Sparky,
Tim Burton también ha cobrado la vida, al menos ha vuelto a hacer un cine más personal, con más
carácter en lo que podría suponer un feliz reencuentro con su público más
fiel. Ahora solo podemos confiar que sus próximos trabajos (
Monsterpocalypse y
Pinocho) sigan en
esta linea, mientras tanto, esta es una de esas obras que seguro
destacarán a partir de ahora en su filmografía, no os la perdáis.
Ayer vimos (al fin) este ansiado film de Burton, que tenía en la recámara para la ocasión adecuada.
ResponderEliminarIndudablemente es una obra de arte en su aspecto técnico, con ese maravilloso uso del blanco y negro, el stop motion y el constante flujo de guiños cinéfilos. En cambio, creo que flojea pasada su mitad, llegando incluso a ser más bien regular en su, digamos, tercer acto (Sparky se escapa y eso..). Luego, con el Gamera y los sea-monkeys la cosa resurge, pero la sensación final queda parcialmente manchada y en mi opinión, presenta una innecesaria dilatación argumental.
Imagino que en cine+3D la cosa se dimensiona, pero su visionado doméstico no es nada del otro mundo. Mi valoración estaría cerca del 7.