miércoles, 30 de noviembre de 2011

TROPA DE ÉLITE 2: O INIMIGO AGORA E OUTRO (2010)

Después de el gran éxito cosechado por la polémica y dura crítica que el director José Padilha vertía en Tropa de élite hacia el funcionamiento de la policía militar y su trabajo de limpieza en las favelas de Río de Janeiro, tres años más tarde se rodaba esta suculenta secuela que nos sitúa 15 años después de la primera. Roberto Nascimento tras una larga carrera como capitán, ha logrado ascender dentro de la BOPE y ahora ya es Comandante del cuerpo, mientras que el aspirante Matías ha pasado a ser el nuevo capitán del escuadrón. En una de las prisiones de máxima seguridad de Río de Janeiro, divididos en 4 sectores se encuentran los líderes de los clanes que se disputan el control del narcotráfico de la ciudad, el amotinamiento de Beirada, líder del Comando Rojo, tomando como rehenes a algunos de los trabajadores de la cárcel, le sirve para aprovechar e ir pasando al resto de sectores para eliminar sin ninguna piedad a sus rivales. La solución a este problema se enfoca desde dos puntos de vista bien distintos: por un lado el Gobernador temeroso de que el motín acabe como el de la prisión de Carandiru del año 1992 (cárcel en la que durante la reducción de un motín se masacraron a 111 reclusos), manda llamar a Diogo Fraga, un activista pro derechos humanos que tiene el respeto de los internos, para que medie con ellos y logre tanto la deposición de las armas como su rendición.
Mientras que por las presiones de sus consejeros, que ven con buenos ojos la posibilidad de acabar de una vez con ellos, manda movilizar a la BOPE que toma posiciones en la cárcel esperando recibir la autorización por si deben intervenir en cualquier momento. Por desgracia, en plena negociación con el líder de los amotinados, la BOPE entra, matando a sangre fría a varios de los reclusos y acabando con el levantamiento. Esta cruel acción tiene como consecuencia una gran presión mediática iniciada por el activista Diogo Fraga (descubriremos poco después algunas motivaciones adicionales en su ensañamiento), en la que se pide que se expulse del cuerpo a la persona que estaba al cargo de la operación, Ernesto Nascimento. La gran popularidad que éste goza entre las clases bien estantes y la proximidad de las elecciones, hacen que el Gobernador opte por una opción que no le haga perder votos, al darle un cambio de aires nombrándole Subsecretario de Inteligencia al cargo de las escuchas telefónicas y de videovigilancia (como Nascimento narra en la voz en off: "Yo no caí hacia abajo, caí hacia arriba"). Desde su nueva posición no se queda de brazos cruzados y refuerza, como siempre habría querido hacer, los recursos de la BOPE y endurece la lucha contra el crimen del narcotráfico que ve gravemente menguado su negocio día tras día. Sin embargo esto tiene unas consecuencias inesperadas para todos, pues los corruptos al ver cortado su flujo de dinero provinente de cubrirles las espaldas a los narcos, se las ingenian para encontrar nuevas fórmulas para ganar incluso mucho más dinero que antes (genial secuencia como lo cuentan, recordando grandes escenas de films como Uno de los nuestros o Casino).
Bien pronto Nascimento se empieza a enfrentar a una nueva realidad, a una lucha lejos de las callejuelas de las favelas pero igual de cruel y sangrienta como es el tener que lidiar con los corruptos estamentos políticos (tal y como reza el título: "ahora el enemigo es otro"), contra los que sabe que dificilmente va a poder acabar.

                                                                                                                                    Si la primera película era excelente, esta no se queda muy atrás y nos ofrece un perfecto complemento que deja una obra redonda que acaba por tocar todas las teclas. De la lucha en las calles, casa por casa con los más desfavorecidos como protagonistas que vimos en la primera entrega, se pasa en esta ocasión a la parte alta del sistema, pudiendo ver a los que mueven los hilos y generan toda una situación de corrupción de la que se benefician unos pocos aprovechándose del caos del sistema. La crítica aquí no deja títere con cabeza nuevamente, poniendo en tela de juicio los valores y acciones tanto de altos cargos, toda clase de políticos, legisladores, jueces o la policía, sin olvidarse tampoco de la hipocresía de las clases medio-altas de la sociedad que ven con buenos ojos la violencia que usa la BOPE con tal que acaben con un problema que en su mayor parte la ha creado la desigual división de riquezas.
Como ya pasaba en la primera, Wagner Moura en su papel de Nascimento lo vuelve a bordar, haciendo que tanto en las escenas en las que le oímos narrar con la voz en off como en las que aparece en pantalla, tanto lo que dice (verdades que duelen) como lo que hace nos quede grabado en la memoria. En esta ocasión el desfile de personajes que le acompañan en pantalla es digno de alabar, desde el desalmado y brutal policía Rocha (Sandro Rocha) al nivel del peor mafioso que podamos recordar; o el megalómano y orondo presentador de televisión Fortunato (André Mattos) que hace que los discursos de Hugo Chávez casi parezcan para niños pequeños.
El cambio de escenario respecto a la primera no hace que la película deje de tener un ritmo apabullante en muchos momentos, y raramente echamos en falta las secuencias de acción que tanto brillaban en la anterior entrega (aquí más dosificadas).
Una gran combinación de thriller político, crimen organizado y un punto de drama, que se nos pasa volando dejándonos con ganas de más. El film casi redondo en su ejecución, para mí pierde algo de fuelle en alguna escena con el hijo de Nascimento, entiendo que es necesaria su aparición y tratar por un lado el intento de reconciliación por parte del padre, como la visión de un chaval que mientras está creciendo oye como algunos tildan a su padre de cruel asesino, pero ciertos momentos no me parece que aporten demasiado al conjunto y tal vez se podían haber obviado.
Es posible que en un futuro podamos disfrutar de una tercera parte ya que Tropa de élite está basada en una trilogía escrita por un ex miembro de la BOPE. No os la perdías por nada para disfrutar del mejor cine que se puede ver, obligada su visión en versión original, eso sí, depués de haber visto la primera, aquí tenéis el enlace de la crítica que hicimos hace unos días:

TROPA DE ÉLITE (2007)

martes, 29 de noviembre de 2011

JUNGLA DE CRISTAL (1988)

Primera parte de una de las más aclamadas sagas de acción (ya van 4 secuelas) para el lucimiento de un casi siempre socarrón Bruce Willis y que arrancó su incombustible trayectoria como héroe machote gracias a esta cinta de John McTiernan.
El motivo de tanto escándalo se debe a una planificación escénica que juega su gran baza en los efectos especiales, su trepidante acción y el desenfreno de secuencias de alto voltaje (explosiones sin descanso, disparos sin fin y un inagotable uso de lo efectista).
El detective John McClane (Willis) viaja desde Nueva York a Los Ángeles para pasar las Navidades junto a su mujer Holly, que trabaja en un moderno y lujoso edificio llamado Nakatomi Plaza.
Su matrimonio hace aguas desde hace meses, y pese a las buenas intenciones de John, no cesan las discusiones a la primera de cambio haciendo crecer las discrepancias entre ambos de nuevo.
Esa misma noche, mientras se celebra una fiesta de Navidad en el edificio, un grupo de asaltantes de origen germano toma posesión del lugar y retienen a los presentes como rehenes. Sus intenciones son claras, quieren una importante suma de dinero y necesitan unos códigos para acceder a ella. John se encontraba cambiándose de ropa mientras sucedía al asalto y logra escabullirse en los entresijos del edificio, pasando completamente desapercibido.
Pronto alterará los planes de los terroristas y les declarará una guerra muy personal.
Este adrenalínico producto made in Hollywood funciona perfectamente en su condición de cinta de acción al uso y resulta incontestable la relevancia de su aportación al género, pero malogra su contenido argumental simplificándolo en exceso. Una vez situados en medio de la acción, a nadie se le pasa por la cabeza que el bueno salga perdiendo en esta batalla, y eso la delata como una película moralista que además, hace apología del machismo más descarado.


En primer lugar, cabe destacar la gran labor de efectos visuales y sonoros de la que hace gala (4 nominaciones a los Oscar en esos apartados y en mi opinión, muy merecidos), y por lograr un ritmo "in crescendo" durante su primera hora y media de metraje (los últimos 40 minutos se hacen ya un poco cuesta arriba).
El personaje principal está muy orientado principalmente a un público yankee, pero funciona de igual forma fuera de los Estados Unidos, siendo ya mítico en nuestros días.
Repasando el resto del reparto nos encontramos con un carismático Alan Rickman, encargado de dar vida al jefe de los asaltantes Hans Gruber y que logra estar a la altura de las circunstancias de manera muy profesional.
Lamentablemente, no se puede decir lo mismo de Bonnie Bedelia (la mujer de John, con sólo un par de expresiones en su haber) o del policía cómplice, Reginald VelJohnson (el popular Carl Winslow de "Cosas de Casa", a merced aquí de su anclado personaje).



Lo lógico sería tomarse este film como un entretenimiento sin más pretensión que hacernos pasar un rato ameno, divertido y sobre todo espectacular en el cine, pero su desmesurado metraje nos acaba por noquear y se pierde en sí misma en ese último tramo tan innecesario (de hecho, la escena del disparo final es del todo suprimible). Tampoco las interminables conversaciones a través de walkie-talkie ayudan en el cometido de amenizar el conjunto, sino más bien todo lo contrario.
Sin embargo, ciertas señas de identidad propia aupan este film a la categoría de mito, ya sea por su carismático personaje principal o por su declarado y gratuito belicismo antiterrorista, patriota hasta marearnos pero exponencialmente reconfortante.
Sea como fuere, significó el pistoletazo de salida para multitud de copias de menor relevancia pero mismo calibre, llenando nuestros videoclubs de cintas al uso, eso sí, sin la misma gracia ni tino que esta y lejos de lograr su reconocida entidad cinematográfica.
Su título ibérico, "La Jungla de Cristal", es perdonable e incluso apropiado para esta primera entrega, pero pierde todo su sentido en las posteriores secuelas, donde no hay junglas de cristales de por medio como aquí y su original "Die Hard" ya no se puede recuperar para la saga.
Como curiosidad, comentar que en realidad el edificio Nakatomi es actualmente la sede de la 20th Century Fox (el Fox Plaza) de Los Ángeles, y que el famoso grito de guerra de McClane, ese mítico  -Yippee-Ki-Yay- (seguido de un -motherfucker-) es una antigua expresión de cowboy que se usaba cuando empezaba el verdadero jolgorio.
La oportunidad de disfrutar de este film en la oscuridad de la sala Urgell de Barcelona y en su versión original no tiene desperdicio, ya que únicamente de esta forma se logra saborear al máximo esta explosiva propuesta y entender así su repercusión internacional. Sonido imponente, pantalla inabarcable y más de 1800 personas acompañándote en la hazaña heroica del detective John McClane son motivos suficientes como para que el sabor de esta joyita ochentera sepa a caviar.
Gracias a los espléndidos homenajes de Phenomena por volver a ofrecernos la oportunidad de revivir ese momento, impagable como pocos y al alcance solo de algunos afortunados en Madrid y Barcelona.

lunes, 28 de noviembre de 2011

EL LOBO HUMANO (1935)

El mismo año en el que se rodó La novia de Frankenstein, los estudios Universal también empezaron una saga de la que sacarían mucho jugo explotando el mito de la licantropía. También conocida bajo el título de El hombre lobo de Londres, se trata de la primera película que los estudios realizaron del mito del Hombre lobo y anterior a toda una saga que posteriormente tendría a Lon Chaney Jr. como protagonista.
La historia nos situa en el Tibet, donde un botánico, el Dr. Wilfred Glendon está intentando localizar una extraña planta que solo crece en una misteriosa zona famosa por su peligrosidad. Este hecho hace que los sherpas que pretende contratar para ayudarle en su propósito huyan despavoridos ante la idea de adentrarse allí, hecho que no hace desistir al profesor acompañado por su fiel ayudante de laboratorio. Tras una larga búsqueda, por fin divisa un especimen de la Mariphasa Lumina Lupina (la flor de lobo fosforescente), momento en el que es atacado por una misteriosa bestia que le acaba mordiendo en un brazo antes de huir.
Ya de regreso en Londres y tras haber conseguido traer la tan deseada planta, da una fiesta en su mansión para mostrar una interesante exposición de flores, allí se le presenta el Dr. Yogami que se muestra muy interesado y gran conocedor de las peculiaridades de la planta, contándole que solo florece a la luz de la luna llena y que la savia de sus flores el único remedio conocido, no para curar definitivamente la licantropía, pero sí para atenuarla durante unas cuantas horas. Dentro de su discurso incluye unas veladas declaraciones que no pasan inadvertidas para el espectador, adivinando pronto su verdadera identidad, a diferencia de Wilfred que no entiende esas alusiones. Para sorpresa de Wilfred, con la llegada de la luna llena no solo la flor reaciona abriendo alguno de sus capullos, sino que ve confirmados sus temores transformándose en un hombre lobo que necesita satisfacer sus ansias de matar cada noche de luna llena.
A partir de este momento solo tiene en su mente encontrar un remedio que evite la transformación llegnado incluso como medida deseperada a alejarse de todos para encerrarse y evitar dañar a nadie, dejando de lado incluso a su mujer Lisa a pesar de que empieza a ser rondada de nuevo por un atiguo pretendiente. Mientras tanto Scotland Yard  investiga las extrañas muertes que se van sucediendo en la ciudad y que están causando una gran alarma entre la población. Esta es una obra que ha pasado desapercibida para la gran mayoría del público y en su momento no llegó a alcanzar el éxito que esperaban de ella los estudios, si nos detenemos a analizar los diferentes motivos por los que esto ocurrió, se me ocurren unos cuantos: para empezar no lograron convencer a Boris Karloff para interpretarla, ni en segunda instancia a Bela Lugosi que también rechazó la propuesta de encarnar al hombre lobo, por lo que finalmente el papel recayó en una cara mucho menos conocida como era entonces Henry Hull. También ha influido a que actualmente el público desconozca incluso la existencia de este film al hecho que la versión posterior de título El hombre lobo (1941) realmente logró una caracterización memorable del monstruo y una ambientación mucho más gótica y tenebrosa que la que hoy tenemos entre nuestras manos, siendo esa una gran referencia a lo largo de los años, y para acabar pienso que es un film que no acabó de acertar el  género ni el tono que usa, pues en muchos momentos casi se acerca más al género policial que no al de terror, donde la investigación policial acaba tomando más protagonismo que lo sobrenatural y en otros momentos impera un humor negro (divertido con las dos viejas señoras borrachas peleándose por ver quien le alquila una habitación a Wilfred), pero que aquí le resta peso a la creación de una atmósfera más en linea a otras obras del Repertorio de la Universal.
Cabe comentar que el maquillaje que luce aquí Henry Hull es correcto pero para mi gusto deja demasiado visible el rostro del actor respecto a lo que sería el gran maquillaje que se exhibiría en la versión posterior y que marcaría una estética en lo que al hombre lobo atañe. La culpa la tuvo el mismo Hull, actor teatral que viendo el maquillaje que le tenían preparado (el mismo que se acabaría usando en 1941) se quejó hasta lograr que lo cambiaran al pensar que los espectadores no podrían reconocerlo.
Los efectos especiales están logrados, siempre teniendo en cuenta la época que fueron creados, y tenemos variación en el uso que hacen de ellos para la transformación del Doctor, en una de ellas va avanzando y pasando por detrás de una serie de columnas, y cada vez que pasa una, vemos el rostro ligeramente más transformado que en el momento anterior; mientras que en otro de sus cambios es la cámara que va haciendo una serie de transiciones de sus manos a su rostro para ir apreciando los cambios (el mismo truco que ya vimos en la de Dr. Jekyll y Mr. Hyde de 1931). Bien dirigida y correctamente interpretada, es un buen entretenimiento de cine clásico que merece la pena descubrir para ver el primer acercamiento al mito.


sábado, 26 de noviembre de 2011

EL CORAZÓN DEL ÁNGEL (1987)

Ante la estimulante idea de ver a Robert de Niro encarnando al mísmisimo diablo, cualquiera con un poquito de interés cinematográfico estaría ansioso por ver el resultado. Es el caso del film que hoy traigo, "Angel Heart", que plantea de manera más que eficaz una unión de géneros de índole bien distinta.
La historia arranca con la presentación de nuestro héroe Harry Angel (Mickey Rourke), un músico frustrado que se gana la vida como detective privado y que recibe una interesante oferta de un exótico personaje, Louis Cyphre (pretendido anagrama del nombre del Diablo, Lucifer).
Éste le propone descubrir el paradero de un hombre desaparecido, Johnny Favourite, al que se le perdió la pista misteriosamente hace años.
El semblante imperturbable e inquietante de Louis nos deja claro que se trata de un asunto con un motivo muy personal, una fría venganza que pronto se desvelará aterradora.
                               Las investigaciones de Harry le llevarán a Nueva Orleans, donde al parecer, dejó sus últimos movimientos el escurridizo Johnny. Poco a poco, se irán sucediendo extraños acontecimientos que perturbarán a nuestro desaliñado detective, que comenzará a atar cabos y a replantearse su propia existencia. Asesinatos a su paso, pesadillas que parecen realidades y un calor más infernal que nunca encerrarán a Harry en su propio mundo; un mundo donde no hay escapatoria y debes asumir antiguos pactos, por infernales que sean.
La mixtura de géneros de la que antes hacía mención convierte a esta película en un continuo rompecabezas de sensaciones bien distintas. Podríamos decir que sus primeros 25 minutos -los mejores del film- es puro y auténtico cine negro, con gabardina incluida. Una vez desvelada la identidad del Diablo (no es un spoiler, es simple lógica) acaricia el Fantástico e incluso el Terror (las últimas escenas son de un alto contenido siniestro).Tras situarnos en la calurosa Nueva Orleans (una extrapolación cinematográfica del Infierno), el proceso narrativo se convierte en un claro drama sureño, con sus continuos toques de Thriller pero en constante aproximación a tal género.
Por tanto, es de difícil encuadre y eso la convierte en una pieza de extraordinaria entidad, ya que además, sale airosa de todos ellos. Quizás la idea original sea más potente que su resultado en pantalla y se desaprovechen sus capacidades, pero consigue una atmósfera muy particular, absorvente y de auténtica pesadilla que es motivo más que suficiente como para tenerla en el punto de mira.
La libertad que dispuso De Niro para construir su personaje, a mi entender, no dió el resultado que pretendía (y pensar que se lo ofrecieron al gran Brando). La idea del Diablo de uñas largas, bastón y mirada penetrante no le sienta tan bien como podríamos esperar al bueno de Robert, que parece un mafioso de tres al cuarto y no otorga a tan inmenso personaje la presencia necesaria para tal cometido (prefiero la mirada de Pacino en Pactar con el Diablo, sintiéndolo mucho).


El papel reservado para Mickey Rourke brilla a ráfagas. Creíble en su malogrado estado físico y en su continua ebriedad, no resulta tan apropiado cuando se trata de transmitir emociones de fracaso emocional o temor hacia lo que se le viene encima. El caso sobre Johnny en cuestión es un planteamiento que se descubre con cierta claridad desde el principio, pero que se las arregla para conseguir atrapar nuestra atención y que pase a un segundo plano del guión, que se centra más bien en los miedos personales de un asustado personaje de confuso pasado. Haciendo un balance, y obviando el pésimo doblaje del que mejor no comentar nada, puedo decir que contiene un persuasivo argumento repleto de nauseabundos crímenes y un notable interés en general, lamentablemente decreciente, pero destacable de todas formas.
Una desaprovechada ocasión para crear dos personajes que podrían haber sido míticos y que se quedan en las puertas de serlo. Quizás con el paso del tiempo adquiera relevancia cinematográfica o sea de culto, pero de todas formas, no lo es para un servidor.

PHENOMENA (25-11-2011): INDIANA JONES + JUNGLA DE CRISTAL

Casi ya ha pasado un año desde que el cine Urgel de Barcelona (uno de los más grandes del país con más de 1800 butacas) acogiera la propuesta cinematográfica más entrañable, gratificante e innovadora de los últimos años, el Phenomena Experience.
Una vez al mes aproximadamente, el cine se olvida de los estrenos que acaparan el resto de salas comerciales y recupera clásicos del séptimo arte que muchos de nosotros tan sólo pudimos ver directamente en televisión o de los que guardamos vagos recuerdos de haberlos visto en las salas de cine cuando éramos bastante pequeños. Por eso, estas citas puntuales se están convirtiendo en una auténtica peregrinación para los cinéfilos que aprecian revivir estos clásicos en un ambiente de cine con mayúsculas, con una pantalla como las de antaño y rodeados de un público que se hace partícipe de un evento de esta índole.

La espléndida sala Urgell, minutos antes de la sesión...
Otro punto identificativo es su proyección siempre en su versión de 35mm original, todo un lujo para el espectador que se siente trasladado en el tiempo por unas horas, en una sesión que incluye incluso anuncios con el no menos clásico "Movierecord" que todos los que tenemos cierta edad acabamos tarareando en el cine.
Los primeros de la larga cola para entrar al Cine Urgel
Películas como Alien, Tiburón, Superman, Regreso al Futuro, Robocop o E.T, han sido proyectadas con un rotundo éxito al llenar la sala como en los viejos tiempos, donde en los estrenos se montaban enormes colas en las entradas de los cines, y en esta ocasión a pesar de que una parte de la platea estaba numerada, la cola daba la vuelta a la manzana con un público que llevaba horas allí para poder coger un buen sitio. La dosis de emoción que esto suscita se ve incrementada aún más con un excelente ambiente en la sala, de auténtico lujo para el buen degustador cinematográfico y con una participación coral espléndida.
De hecho, uno de sus mayores atractivos se debe a su entregado público, hambriento de cine y entusiasmado con la oportunidad que se le brinda de rememorar joyas del pasado. Es alucinante que con los créditos de inicio se aplauda a rabiar a todos los actores emblemáticos llevándose las mayores ovaciones cuando los nombres de Harrison Ford, River Phoenix o Sean Connery aparecieron en pantalla. Un ambiente de auténtica fiesta del que todos nos sentimos partícipes. Este pasado viernes, fuimos testigos presenciales de esta magia en directo, con las proyecciones de Indiana Jones y la Última Cruzada y Jungla de Cristal, casi 5 horas del mejor cine en las mejores circunstancias posibles.

Cartel promocional de la sesión, con un aire ochentero muy encomiable

Pero esto no para, y ya están anunciadas las dos próximas citas que todo amante del buen cine debe marcar en su agenda, la primera para conmemorar el primer aniversario de Phenomena (como pasa el tiempo), repitiendo la primera sesión que se proyectó el pasado año con Alien el octavo pasajero y Tiburón, dos clásicos imprescindibles para el día 16 de diciembre.



La segunda la anunció Nacho Cerdà antes de empezar la sesión del viernes, y se trata de una sesión sorpresa para la tarde-noche del día de Reyes el próximo 6 de enero. ¿Que qué van a proyectar? Pues eso solo lo saben los componentes del equipo de Phenomena, y han prometido que hasta que el público no vea los primeros fotogramas de proyección no sabrá de que títulos se tratan. Esta propuesta que a algunos les parecerá arriesgada, a nosotros nos motiva más que nunca y estamos seguros de que serán dos incunables de nuestra infancia que arrancarán una merecida ovación, por lo que a buen seguro no faltaremos a la cita. Os animamos a asistir a lo largo del año para disfrutar como en pocos cines se puede hacer hoy en día de la experiencia de ver cine, recuperar grandes películas que en algunos casos pudimos ver y en otros no, pero que merecen ser vistas de nuevo en pantalla grande.
A continuación os dejamos las reseñas de las películas de la última sesión del Phenomena, nos vemos en la siguiente.

En preparación

viernes, 25 de noviembre de 2011

BEGINNERS (PRINCIPIANTES) (2011)

El pensamiento de que en el complejo mundo de las relaciones de pareja todos somos unos principiantes vendría a ser la idea de partida de la película Beginners, una obra de cine independiente que sorprende tanto por la sinceridad y emotividad de la historia que nos cuenta, como por la manera tan original de narrarla sin caer en la tentación de usar trampas lagrimógenas, que una vez más se demuestran innecesarias del todo para llegar al espectador cuando detrás de la cámara hay alguien con criterio y un buen guión. Todo arranca en una fiesta de Halloween donde Oliver (Ewan McGregor) conoce a una pintoresca e impredecible joven llamada Anna (Mélanie Laurent) pocos meses depués del fallecimiento de de su padre Hal (Christopher Plummer). Los últimos años de vida de Hal han estado marcados por la muerte de su esposa, pero no de la manera que todos nos podamos pensar en un principio, pues a pesar de haber rebasado ya los 70 años y haber sido para todos un fiel esposo durante más de 40 años, Hal decide por fin salir del armario y declarar abiertamente su homosexualidad para intentar vivir lo que le queda de vida de la manera que siempre habría querido, disfrutando de ella por primera vez como si de un adolescente se tratara. Este sorprendente descubrimiento, lejos de alejarle de su hijo Oliver, no hace sino acercarlos más que nunca gracias a la honradez y naturalidad con que su padre le muestra su nueva faceta, su verdadero yo. Los diferentes recuerdos que conserva de su padre, el optimismo con que vivió, las ganas de disfrutar de lo nuevo que estaba por venir, le dan a Oliver fuerzas para intentar sacar adelante una complicada relación con Anna, una actriz que por su trabajo debe viajar constantemente, y que parece condenada al fracaso desde buen inicio como todas las anteriores que ha tenido. Mediante diferentes flashbacks y unas originales animaciones, descubriremos el tramo final de vida de Hal a través de los recuerdos que Oliver le cuenta a Anna: su presentación en sociedad como gay, y toda una serie de vivencias buenas y malas durante el tramo final de su vida.


La historia que dirige y guioniza Mike Mills está basada en vivencias personales, pues su padre después de 45 años casado con su madre decidió salir del armario, este hecho se nota a la hora de afrontar esta producción con mucho más cariño, sensibilidad y dedicación que un simple encargo más, haciendo que tenga algo especial y llegue con fuerza al espectador.
El trío protagonista demuestra una gran complicidad regalando unas grandes interpretaciones que logran transmitirte todos los sentimientos con los que sus personajes tienen que lidiar: miedos, pasión, amor, ilusiones, tristeza, quedan bien retratados gracias a su entrega, destacando por encima de todos el complicado papel con el que tiene que lidiar el veterano Christopher Plummer y que es de los más emotivos que recuerdo en mucho tiempo. Tanto Ewan McGregon (con el que me reconcilio después de bastantes papeles flojos en títulos como Ángeles y demonios) como Mélanie Laurent tienen una gran química en pantalla haciendo creíbles las situaciones que comparten. Complementando el elenco protagonista tenemos a Georgia, la madre de Oliver, interpretado por Mary Page Keller que sabe darle un toque extravagante a una mujer que vive resignada con la relación de pareja que le ha tocado. Por último mentar al perro de Oliver, con quien tendremos la oportunidad de ver los "diálogos" que mantienen entre ambos en algunos momentos del film, dándole un leve toque de humor absurdo teniendo la oportunidad de leer los pensamientos del chucho.


La estructura narrativa está claramente dividida en dos lineas temporales, por un lado tenemos la historia de Hal en la que vemos como busca disfrutar de los últimos años de su nueva vida, y por el otro la historia de Oliver que está intentando superar la muerte de su padre a la vez que intenta construirse un futuro junto a Anna. Las transiciones de una a otra, o lo que vendría a ser lo mismo los saltos adelante y atrás en el tiempo están perfectamente ligados para que quede una sensación de continuidad y complementación de ambas, ya que la evolución personal de los distintos personajes va madurando a medida que se nos van revelando escenas de las dos. En tono de tragicomedia que de ciertos momentos muy grises logra sacar pinceladas de humor, nos habla de las oportunidades de elección que tenemos todos a lo largo de la vida, en el caso de Hal quizás de las que no tuvo o no se atrevió a elegir en su juventud, debido a la moralidad existente en una sociedad americana en la que en ciertos estados el tema de la homosexualidad sigue siendo espinoso y altamante conflictivo hoy en día. Y para Oliver y Anna el hecho de luchar por algo que merece la pena y no dejar que la relación muera por su desidia como siempre han hecho. Para acabar me gustaría comentar una de las primeras escenas y que quizás es la que ahora me viene en mente y me ha gustado más, con el primer encuentro de Anna y Oliver en la fiesta, vestido este último de Freud y teniendo estirada a Anna en un sofá a modo de diván, mientras tienen su primera y peculiar charla (con ella afónica escribiendo sus preguntas y respuestas en una libretita), me parece un buen guiño el disfraz de psicólogo viendo luego el devenir de la película.
Una de esas películas que pueden pasar desapercibidas y que se nos pasen de largo, pero que sin ninguna duda es todo un descubrimiento.


jueves, 24 de noviembre de 2011

CHARADA (1963)

Regina (Audrey Hepburn) disfruta de unas vacaciones en la nieve mientras reflexiona pedirle divorcio a su marido de vuelta a París. Casualmente, se topará con un apuesto caballero (Cary Grant), que llamará su atención y conseguirá despertar en ella un sutil interés.
Ya en París, Regina descubre que su casa está misteriosamente vacía y que su marido ha sido asesinado. Según parece, estaba involucrado en asuntos muy peligrosos y tenía en su poder una gran cantidad de dinero del que ella parece no tener conocimiento.
La mujer comienza entonces a sufrir un fuerte acoso por diferentes individuos que creen firmemente que ella esconde el botín.
Por un lado, tres hombres que asisten al funeral de su marido parecen demasiado interesados en recuperar su parte del dinero y comenzarán una incesante persecución hacia Regina, amenazándola incluso a punta de pistola.
La repentina aparición del apuesto galán en casa de ésta y su súbito interés en esos turbios asuntos, también harán levantar sospechas, acompañado además de sus continuos engaños y cambios de identidad .
Y por último, el responsable de la embajada americana, Hamilton Bartholemew (Walter Matthau) que parece estar detrás de todo el entramado de manera sospechosa.
Las confusas pistas sobre el asesinato de su marido y su desconocido pasado convertirán la vida de Regina en una continua e intrigante espiral de muertes y malentendidos de los que ella trata de huir desesperadamente.

Nadie es lo que parece a su alrededor, y la desconfianza de la parisina crece hasta lo indecible, pero deberá descubrir quién está de su lado para salir con vida. Un film de intriga con toques de humor y vertiente romántica que sabe sacar a relucir lo mejor de estos dos reconocidos intérpretes, con una química incontestable en pantalla y una destacable labor actoral.
Cary Grant (con casi 60 años) está fabuloso en su papel de misterioso y atractivo Peter Joshua (entre otros nombres), con muchas y diferentes caretas que despistan al espectador tanto como lo está la Hepburn a lo largo de la película.
Audrey por su parte, y sin ser muy admirador de su persona, también borda su caracterización de esposa desencantada e ingenua que enamora a quién la observa, dejando a la cámara prendada de su belleza casi tanto como al espectador.
El séquito de secundarios de lujo tampoco desentona en absoluto, destacando a un genial Walter Matthau, divertido y locuaz; a un entregado y sobrio James Coburn o a un peligroso homicida con la mano metálica encarnado hábilmente por George Kennedy.



La trama resulta simpática a la vez que interesante, con notables diálogos y buenas secuencias dignas de los mejores thrillers, adornada con giros de guión oportunos (¿tal vez demasiados?) y una buena pero delatora fotografía, resaltando expresamente los modelitos lucidos por nuestra protagonista durante todo el metraje.
Algunos enamorados llegaron a catalogar esta obra de la siguiente manera:
- Es el mejor film de Hitchcock que no hiciera Hitchcock.
Y cierto es que se respira la esencia del maestro como si de una película suya se tratase.
Por otro lado, el título "Charada" hace referencia directa a un pasatiempo muy extendido en Francia que trata de adivinar palabras con algunas pocas pistas, ajustándose aquí hábilmente al lenguaje cinematográfico, donde con información algo dispersa y confusa, se ha de descubrir el entuerto. Uno de los inconvenientes de producción fue la diferencia de edad entre los protagonistas (25 años entre ellos), por lo que Grant exigió unos pequeños cambios hacia su personaje.
En primer lugar, suavizaría su relación con Audrey para no resultar ciertamente inoportuna, siendo ella la que le persuada más a él para evitar malentendidos indeseados.
En segundo lugar, bromearía sobre su edad para así restarle importancia y haría más consecuente la relación, del todo atrevida para la época.
El resultado es una obra que sabe jugar bien sus cartas y hace de su visionado un agradable viaje a una época muy emblemática, a una París fantásticamente inmortalizada (sus mercados filatélicos, estaciones de metro, sus calles, la verdadera embajada americana...), que acoge una historia de amor, espías y asesinos como pocas veces se ha logrado.
Tuvo un remake algo indigno en el 2002 llamado "La verdad sobre Charlie" y protagonizado por un inapropiado Mark Wahlberg, que sólo consiguió agrandar la leyenda de ésta, que con diferencia, le gana por goleada.

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