jueves, 29 de junio de 2017

RAINBOW SONG (2006)

Como hemos comentado en críticas anteriores de este “Especial Shunji Iwai”, desde el amanecer del nuevo milenio, Iwai prefirió alejarse de la dirección cinematográfica y dedicarse a proyectar a jóvenes promesas de la cantera de su productora Rockwell Eyes.
Rainbow song (2006), dirigida por Naoto Kumazawa, es una de las imitaciones del estilo Iwai (que fueron surgiendo desde los 2000) más interesantes y recomendables. Kumazawa ya había trabajado con Iwai anteriormente, encargándose del making off de Swallowtail Butterfly (1996).
Rainbow Song comparte numerosas similitudes con los films de Shunji Iwai, hasta el punto de que parece que el director haya seguido uno por uno el manual de instrucciones dejado por Love Letter o Historia de Abril. Esto es un hecho que a priori no juega a favor de Kumazawa, aunque como veremos el director inserta muchos elementos a destacar y que la hacen obtener cierta entidad.
En el film, Tomoya trabaja como asistente en una compañía de televisión. Un día ve en las noticias que ha habido un accidente de avión en California resultando muerta una pasajera japonesa, Aoi, quien les unía una fuerte amistad en el pasado. Tomoya recuerda entonces como conoció a Aoi y cómo tuvo lugar su amistad en la universidad.
En el film que nos ocupa, Iwai no solamente ejerce tareas de producción sino que co-escribió el guion del film bajo el seudónimo de Aminosan. Para el fan de Todo sobre Lily (2001) es todo un motivo de alegría que la pareja protagónica de aquella repita aquí de nuevo: Hayato Ichihara y Yu Aoi (en un papel secundario). De hecho, el personaje de Ichihara podría ser una continuación de su personaje en Todo sobre Lily, ya llegando a la veintena y enfrentado a los problemas de la vida adulta. Pero quien se lleva todas las alabanzas es Juri Ueno (protagonista de la soberbia y divertidísima Swing Girls (2004)) quien es sin duda el corazón del film y quien realiza una interpretación fantástica y madura con un personaje a recordar y cuya química con Ichihara resulta de lo más conmovedor y destacable del film.
Rainbow song (2006) es ante todo una historia de amistad. Una amistad entre dos personas totalmente diferentes pero que acaban por necesitarse el uno al otro. Aoi (Juri Ueno) es una amante del cine y sueña con ser directora pero se encuentra engullida por sus dudas y falta de perspectivas. Tomoya (Ichihara) es alguien torpe, no tiene ni idea de lo que quiere para su futuro pero está envuelto en una permanente inocencia y alegría. Una relación alejada de artificios y falsos cuentos de hadas de films similares adolescentes (y que apabullan año tras año los cines de Japón).
De hecho, uno de los puntos fuertes del presente film es que todo está narrado con una naturalidad encantadora, introduciéndote en una universidad japonesa con unos personajes repletos de sueños e ilusiones y que logran contagiarte de ellos. Kumazawa logra crear ese efecto en el que no quieres alejarte de estos personajes y deseas acompañarlos en sus vivencias mucho más tiempo. La segunda mitad del film destaca por adentrarse en los problemas de la juventud japonesa (su falta de perspectivas o la dificultad de entrar en el mercado laboral) y que por la honestidad y naturalidad con la que es narrado no puedes evitar sentirte identificado.

Tomoya se entera de la trágica muerte de Aoi
El joven comienza a recordar su amistad con ella
Aoi, toda una apasionada del cine
Poco a poco la relación entre los dos se estrecha cada vez más
¿Que será de nuestro futuro?
Aoi se marchará a EEUU persiguiendo sus sueños y los dos amigos se separan
¿Tomoya conseguirá reconocer sus sentimientos?
El film no duda en abrazar el metalingüismo contagiándote del amor por el cine que siente el personaje de Juri Ueno. Todo el tramo que transcurre al rodaje del cortometraje de los jóvenes resultará encantador para el amante del séptimo arte o el estudiante de cine por lo que (y ya inmersos en el tramo final del film) cuando y en honor al recuerdo de Aoi los personajes (y el espectador) visionan el cortometraje al completo la emoción es considerable.
Una historia del fin del mundo en donde parece fundirse la realidad y la ficción y es en el cine, gracias al poder del séptimo arte donde esos momentos que hubieras deseado hacer, esas palabras que deberías haber dicho, esos deseos insatisfechos parecen encontrar lugar en la imagen inmortal del celuloide donde parecerá permanecer Aoi junto a Tomoya para siempre. La banda sonora por supuesto ayuda y mucho.
Visualmente y siguiendo el estilo de Iwai, el film es una maravilla con una cámara ensoñadora que sigue sigilosamente a sus personajes y con varios momentos de una belleza poética a recordar (esos arcoíris en el cielo). Pese a todo el film contiene ciertos inconvenientes. Parece que una vez Juri Ueno desaparece de la pantalla el film pega unos bajones considerables y eso se nota mucho una vez su personaje se larga a las Américas a perseguir sus sueños. Este último tramo del film con Tomoya iniciando una relación amorosa con una mujer que no deja de mentirle en su edad la hubiera resumido mucho más por su falta de interés mientras el espectador no deja de echar de menos al personaje de Ueno (igual que Tomoya, la verdad). Además, ese final tan abrupto donde por fin parecía explotar todo el drama y los sentimientos reprimidos del personaje principal desgraciadamente es concluido algo precipitadamente o sin dejarte tiempo a la reflexión. Parece que las intenciones de Kumazawa durante todo el film es huir en todo momento del festival lacrimógeno descontrolado o el drama artificioso y gratuito.
Rainbow Song (2006) es un film muy agradable y sobradamente recomendable, dotado de una pareja de personajes maravillosos cuya relación de amistad y amores insatisfechos resulta conmovedora, natural y realista. Un film que parece alejarse en todo momento de tópicos, estereotipos, lugares comunes o drama gratuito y de postín, con todo lo bueno y malo que eso conlleva. Lástima que algunos fallos (el bajón que supone perder de vista al personaje de Ueno) no consigan que Rainbow Song (2006) se convierta en un clásico a la altura de los mejores trabajos de Iwai quedándose en un muy notable trabajo, que no es poco.
Naoto Kumazawa tras Rainbow Song ha dirigido films como From me to you (2010) o A short distance relationship (2014), films que por su tono (romance adolescente) se dirigen por el camino contrario con el que pareció abordar Rainbow Song; la comercialidad más artificiosa. Para 2017 estrenará el live-action de uno de los últimos éxitos del anime japonés: El himno del corazón.

miércoles, 28 de junio de 2017

RITUAL (2000)

Paralelamente a sus trabajos como director de cine, Shunji Iwai ejerció tanto de productor, como de guionista o compositor de diversos films realizados por jóvenes directores que el propio Iwai quería proyectar a través de su productora Rockwell Eyes.
Películas como Rainbow Song (2006) o Halfway (2009), que pese a no estar dirigidos por el director japonés, sí que tenían de una forma u otra el estilo y regusto a sus films.
En el año 2000, y a la vez que preparaba su obra maestra Todo sobre Lily (2001), Iwai se atrevió con la interpretación, protagonizando el film que nos ocupa hoy, Ritual (2000) dirigida por Hideaki Anno.
Anno es bien conocido entre los fans del anime, ya que no solamente fue uno de los fundadores de Gainax sino que llevó adelante series como Kare Kano o Neon Genesis Evangelion, con la que cambió para siempre el mundo del anime. Una deconstrucción impecable del género mecha en la que, inspirado por la tremenda depresión que sufrió Anno a principios de los 90, éste insertó en la trama mucha experimentación narrativa, angustias psicológicas, simbolismos y una profundidad en los personajes, y en la propia trama en sí inabarcable.
La trama se remató con The end of Evangelion (1997), donde los planteamientos de la serie estallaban soberbiamente hasta llegar a una conclusión polémica, pero excelente.
Love & Pop (1998), primera incursión de Anno en la imagen real
Anno es un director con una manera muy particular de relatar historias; llenas de simbolismos, con personajes que bordean la locura psicológica y su duro camino hacia la cordura.
Su estreno como director de cine en imagen real llegó con Love & Pop (1998), una muy experimental y curiosa historia de un grupo de chicas adolescentes que se prostituyen para pagarse sus caprichos, pero expuestas a la inmensidad y peligros adultos de Tokyo. Un film curioso y por el que Anno recibió el premio a “Mejor nuevo director” en el 20th Yokohama Film Festival de 1999. Ritual (2000) es la obra en el que supo trasladar de forma definitiva todas sus obsesiones a nivel visual y narrativo.
En la cinta, un director de anime pasa por una crisis creativa mientras quiere reinventarse como director de cine de imagen real, así que viaja a su pueblo natal. Un día encuentra a una chica en las vías del tren. Ella vive desconectada de la realidad y siempre dice "Mañana es mi cumpleaños"; así comienza su historia.
La estrecha amistad entre Shunji Iwai y Hideaki Anno se ve reflejada en la temática de sus films, compartiendo ciertas características como la de radiografiar a la juventud japonesa de una manera muy directa y crítica.
Al contrario que Iwai, Anno prefiere plasmar su propia vida a través de sus historias y protagonistas introduciendo vivencias, inquietudes y reflexiones. Técnicamente, el cine de Anno bebe mucho del video-arte y del cine experimental, algo de lo que Ritual (2000) se empapa encontrándonos con una cámara en mano nerviosa e inquieta situada en los lugares menos creíbles, planos y travellings imposibles, ojos de pez o superposiciones de imagen. Todo lo anterior contrasta con planos fijos y un ritmo pausado y contemplativo. Tramos bellos y poéticos y que conectan con el cine de Iwai.
La obra está basada en la novela Shiki-Jitsu, escrita por Ayako Fujitani. Atentos a este nombre. Fujitani no es otra que la hija japonesa de Steven Seagal y la pudimos ver en la trilogía de los 90 de Gamera, interpretando a la adolescente que se comunica telepáticamente con la tortuga agigantada. Al parecer, la actriz sufrió muchas dificultades a nivel emocional cuando acompañó a su padre a Los Angeles para el rodaje de El Patriota, por lo que dichas experiencias la inspiraron a escribir la novela en la que está basada Ritual y que además se encarga de protagonizar.
Ritual (2000) es una obra extraña pero absorbente. El núcleo se basa en la recuperación de la cordura. El paso de un personaje inmerso en sus propias fantasías hasta superar sus traumas personales y volver a la realidad. Todo el peso de la historia recae sobre los hombros de Ayako Fujitani, quien realiza una interpretación fantástica (aunque algo excesiva en ciertos momentos), y cómo el personaje de "El Director" (Iwai) se queda prendado y fascinado por ella. Un personaje que a pesar de su demencia está dotada de una creatividad desbordante y por el que no se puede evitar cierta lástima y curiosidad.
La historia entre los dos personajes protagonistas, la manera en cómo va desarrollándose su relación y cómo cada vez resultan más dependientes el uno del otro, contiene tramos conmovedores.

Un director de anime en pleno bloqueo creativo vuelve a su ciudad natal
Se encuentra con una chica extraña en las vías del tren
Le lleva a su casa, la cual es todo un museo del arte
El Director se siente fascinado por la fémina
Encuentra salida a su bloqueo creativo y empieza a rodar un film sobre ella
Aunque la relación tendrá sus dificultades...
¿Conseguirá salir de su viaje al mundo de la locura?
¿Sabes? Mañana es mi cumpleaños
Shunji Iwai se encarga de interpretar a quien pudiera ser el alter-ego de Anno. Una interpretación sobria y discreta (vamos a dejarlo aquí) pero que funciona perfectamente al servir de puro espectador de la historia.
El personaje de Iwai (apodado El Director) interpreta a un personaje que Anno impregna de muchas de sus vivencias personales: es un director de cine anime intentando dar el paso a la imagen real e inmerso en un total bloqueo creativo.
El film tiende al exceso y a la innecesaria y alargada duración del mismo, ya que prácticamente todo el peso de la historia recae en un mismo personaje, por el que obligatoriamente has de sentir simpatía o interés. Resulta fascinante dicho personaje y su viaje de la locura a la cordura, pero se tiende al exceso y a la reiteración. Pese a todo, el film es increíblemente rico en simbolismos visuales y dobles sentidos, consiguiendo momentos impecables, como todo lo que concierne al extraño y húmedo sótano donde la protagonista se refugia en sus peores momentos.
Visualmente hipnótica, con una preferencia al uso del rojo y el azul, y donde Anno vuelve a incidir en su predilección por plasmar ambientes industrializados. El elemento metalingüístico del film también es destacable, con el director grabando y siguiendo a tan fascinante personaje femenino a la búsqueda de la creatividad perdida.
Como hemos comentado anteriormente, el tramo final se vuelve excesivo y alargado con una resolución final quizás innecesaria y con demasiadas explicaciones, quitándole cierto misterio al origen de la locura de su protagonista. Pese a todo contiene una perla final, sencilla pero encantadora y que acaba dejándote una sonrisa de satisfacción.


Ritual (2000) es un film extraño, experimental y difícil de abordar, pero que su visionado supone toda una experiencia diferente. Excesiva pero dotada de una riqueza visual y simbólica muy notable, que te impregna de la increíble y creativa locura de su protagonista, y te seduce con la extraña belleza de sus imágenes.
Una historia que resulta atractiva en su particular visión de las relaciones humanas y que opta por mostrarnos no una destrucción emocional, sino una reconstrucción, la recuperación de la personalidad.
Hideaki Anno logra plasmar la locura con una belleza rara vez vista por un servidor. Una experiencia muy interesante. Ritual (2000) logró el premio “Best Artistic Contribution” en el 13º Festival internacional de cine en Tokyo.

martes, 13 de junio de 2017

A BRIDE FOR RIP VAN WINKLE (2016)

Tras la buena aceptación del delicioso anime The case of Hana & Alice (2015), un Iwai, al parecer, recuperado de energías de una manera que no se le veía desde 15 años atrás, se embarca en un proyecto ambicioso y que supone su regreso a la ficción japonesa en imagen real, A bride for Rip Van Winkle (2016).
El complejo proyecto tiene como protagonista absoluta a Nanami, miembro del personal docente de un instituto, que conoce a Tetsuya a través de SMS y decide casarse con él. Pero Nanami no tiene muchos parientes, por lo que recurre a la agencia Nandemo-Ya, llevada por Amuro.
Ella le pedirá que envíe gente a su boda con el objetivo de fingir que son parientes suyos. Al inicio de su matrimonio, Nanami pillará a Tetsuya teniendo una aventura, pero su suegra Kayako, insiste que es Nanami quien la tiene. Debido a ello, Nanami se verá obligada a abandonar su hogar. Amuro ofrecerá entonces a Nanami, que se encuentra en problemas, extraños trabajos a tiempo parcial.
A bride for Rip Van Winkle nos devuelve al Iwai más cruel y desolador, ése que analiza sin tapujos la sociedad japonesa actual así cómo la parte más oscura de las relaciones humanas. El tema principal del film se basa en el papel de la mujer dentro de la sociedad japonesa, un papel basado en las apariencias, en el obligatorio cuidado del esposo y en el cumplimiento de sus deberes sociales. Imagen y conceptos que Iwai analiza en nada más y nada menos que 3 horas de metraje.
Lo primero que podemos decir es que los planteamientos en los que se basa el film son más que interesantes y apasionantes. El recorrido vital del personaje de Nanami, de mujer que busca ser convencional pero que poco a poco se irá liberando de sus ataduras sociales hasta convertirse en un ser independiente y dueña de su destino, es el esqueleto por el que recorre el film.
En ese sentido, la obra es implacable y cruel con su protagonista, y en definitiva Iwai nos deja con el regusto de que no tiene ninguna esperanza en las relaciones y de qué forma la frialdad y el desapego es dueño de la sociedad de este nuevo siglo. Nanami conoce al que será su futuro marido a través de Internet y la ironía de que la muchacha debe acudir a una agencia de actores para que finjan ser sus familiares en la ceremonia está cargada de un conmovedor patetismo. Más aún cuando descubre que su recién marido tiene una amante, y por presiones familiares o por no resultar ser la buena esposa que se le exige, acaba siendo abandonada en plena calle, en la que es la escena más memorable y puramente Iwai del film.
Más tarde comenzará una serie de extraños trabajos en lo que resultará un viaje a la búsqueda de sí misma. Finalmente conocerá a Mashiro (quien resulta ser una actriz porno) con quien compartirá una extraña y solitaria mansión e iniciará una curiosa relación amorosa y homosexual llena de sutilidad y con destino trágico. Es en este tramo final en la mansión donde el film alcanza sus mejores momentos con la pareja de féminas compartiendo momentos llenos de sensibilidad y amargura.

Nanami, una chica solitaria y tímida que busca ser convencional
Es profesora y hasta los alumnos se burlan de ella
Conoce un hombre por Internet y se casan. Al parecer, un cambio a mejor...
Nanami acude a un grupo de actores para que se hagan pasar por sus familiares en la boda
Injusticias familiares y el esposo con una amante: Nanami acaba en la calle
Conoce a Mashiro quien tiene un concepto de la vida algo diferente
Las dos compartirán una extraña mansión aunque su relación no tendrá un final demasiado feliz
Nanami a la búsqueda de su yo interior y una nueva vida
El problema con A bride for Rip Van Winkle es que resulta una sucesión de pequeños momentos interesantes pero que pecan de confusos y algo desordenados e inmersos en un metraje en definitiva excesivo (se realizó una versión acortada del film de 2 horas de cara a su proyección internacional).
No se acaban de entender del todo las intenciones del personaje de Go Ayano, el jefe de la extraña agencia de actores, ni el por qué de su desinteresado cariño hacia Nanami. Visualmente, y aunque me siga pareciendo extraño, esta reconversión a la imagen digital más nítida de su director en esta ocasión resulta muy acertado, realizando algunos momentos excelentes a nivel visual, como es la citada escena en que Nanami es abandonada, los momentos en la mansión con Mashiro o su escena final.
El film también se beneficia de las estupendas interpretaciones de las dos féminas protagonistas, en especial Haru Kuroki (La casa del tejado rojo), quien carga a sus espaldas todo el peso del film a pesar de tener un papel poco empatizable como es el de la típica mujer pasiva japonesa. Y si Iwai ya usó a la cantante pop Chara para Picnic y Swallowtail Butterfly, en esta ocasión el personaje de Mashiro es interpretado por la también cantante Cocco con un papel muy acertado y lleno de matices interesantes.


A Bride for Rip Van Winkle supone el regreso de Shunji Iwai al cine de ficción con una obra muy interesante a nivel de contenido y planteamientos, como son el papel de la mujer en la sociedad japonesa y la parte más oscura de las relaciones sentimentales, pero es una obra que peca de exceso de metraje y cierta desorganización y confusión. Pese a todo, es un film bien curioso, distinto, que lleva indiscutiblemente el sello de su director y que alcanza momentos conmovedores gracias a su protagonista femenina a la búsqueda de su lugar en el mundo.
De momento el director no cesa en su actividad. En 2017 ha realizado una miniserie de cortometrajes para Nescafé titulado Chang-Ok’s Letter para la cual se ha trasladado a Corea del Sur y ha contado con un reparto coreano con la mega-estrella Doona Bae como protagonista. Y para agosto de 2017 se espera con ganas la versión anime de su primer éxito Fireworks, para el que Iwai ha ejercido de guionista.

THE CASE OF HANA & ALICE (2015)

Tras la experiencia americana efectuada con Vampire (2011), por el que recibió unos resultados algo dispares, Iwai pareció relajar su actividad de nuevo centrándose en pequeños proyectos de publicidad o componiendo la banda sonora del film Far away, so close (2013).
Hasta que en 2015 se anunció que el director regresaría con nuevo proyecto en Japón y además con varios aspectos atractivos para el respetable: supondría un regreso a los simpáticos personajes de Hana & Alice (2004) en forma de film anime, el primero dirigido por el director (aprovechando que se estaba editando en Japón un manga sobre los personajes).
The case of Hana & Alice cuenta la historia de Tetsuko después de la separación de sus padres, cuando se muda con su madre a una nueva ciudad que para ella está apartada del mundo. En el nuevo instituto se encuentra con que sus compañeros la menosprecian sólo porque se le ha asignado el asiento de Judas, quien se rumorea fue asesinado hace un año. Su vecina Hana, que no sale nunca de casa, parece tener algunas respuestas sobre lo que pasó.
The case of Hana & Alice es nuevamente una obra deliciosa que te lleva por lugares plácidos y agradables, beneficiado principalmente por el carisma y química de la pareja de féminas protagonistas (aunque dichos personajes pasen al formato animado), cuya frescura sigue resultando atractiva.
El film está planteado como una precuela de la exitosa Hana & Alice (2004), explicando de qué forma se conocieron los personajes y cómo se inició su inquebrantable relación de amistad. La obra vuelve a ser un proyecto muy agradable de seguir, en el que se reincide en lo maravilloso de lo mundano y cotidiano, a la vez que se añade una simpática trama de maldiciones escolares y asesinato (o no) y que ayuda a mantener la atención e interés del espectador.
A nivel visual es bellísimo, utilizando la técnica de la rotoscopia basada en grabar inicialmente toda la acción en imagen real con los actores para luego, en post producción, pasarlo a formato animado.
El resultado, pese a que pueda parecer una excentricidad, proporciona momentos excelentes y llamativos a nivel estético, además de que sirve para recuperar tanto a Yu Aoi como a Anne Suzuki, aunque sea en forma de animación. Iwai ya había experimentado anteriormente con la técnica de la rotoscopia con Baton (2009), un proyecto en el que ejercía de guionista y productor y con Ryuhei Kitamura (Azumi, Godzilla: Final Wars) a la dirección, así como también con una pequeña serie de cortometrajes, titulados Town Workers. El director le saca el máximo partido a dicha técnica con el presente film, llena de momentos excelentes, especialmente los protagonizados con Alice bailando ballet en el instituto y en los que vemos claramente la marca del director aun siendo un film de animación.

Alice llega a una nueva escuela
Aunque ocupa un asiento donde pesa una maldición que provocó la muerte de un compañero
Alice conoce a su vecina Hana quien parece saber algo más sobre el asunto
Se inicia un viaje en busca del supuesto compañero "muerto"
Será el inicio de una hermosa amistad
The case of Hana & Alice tiene la ventaja respecto a su predecesora de su duración (algo más ajustada) quedándose en 100 minutos. Aunque no se pueda evitar cierta sensación de innecesario estiramiento, no son para nada los 135 minutos de Hana & Alice (2004), los cuales acababan pesando en su resultado final.
Pese a esto, The case of Hana & Alice (2015) deja, al finalizar su metraje, el mismo agradable sabor de boca (o mejor si cabe) que la versión de 2004, presentando un film que sin ser nada del otro jueves, resulta simpático y original, suponiendo además una vuelta de tuerca a la filmografía de Iwai y sirviendo para que el director vuelva, con todos los honores, al cine japonés recuperando dos de los personajes más queridos de su filmografía, además derrochando su habitual sensibilidad. Deliciosa pequeña obra.
The case of Hana & Alice obtuvo una buena aceptación ganando varios premios por el camino como el “Premio del público” del Festival Fantasia.

sábado, 10 de junio de 2017

VAMPIRE (2011)

7 años tuvimos que esperar para ver un nuevo largometraje de Shunji Iwai, aunque el director tampoco estuvo quieto durante este tiempo. Por un lado se centró en tareas como productor y guionista para films de jóvenes directores, los cuales intentaba proyectar a través de su productora Rockwell Eyes. Films como la recomendable Rainbow Song (2006), Bandage (2010) o Halfway (2009).
Obras interesantes y que a pesar de no estar dirigidas por Iwai tenían inevitablemente la marca de estilo del director. Para 2008, Iwai participó en el film de segmentos New York, I love you (2008) dirigiendo a Orlando Bloom y Christina Ricci en su correspondiente pieza corta. Aunque Iwai, durante estos años destacó en el campo del documental realizando en 2006 The Kon Ichikawa Story, sobre la vida del célebre director japonés, una de sus máximas influencias cinematográficas, o el interesante Friends after 3.11 (2011), un documento insólito en el que Iwai ejerce tanto de director como de narrador, explorando la catástrofe de Fukushima prácticamente recién sucedida y yendo a los lugares devastados con varios directores de cine reflexionando sobre el desastre. Un documental que analizaremos próximamente.
Pero fue en 2011 cuando Iwai decidió aventurarse en el panorama independiente americano, realizando una suerte de co-producción para embarcarse en un nuevo largometraje de ficción, titulado Vampire. La primera apreciación que puedo expresar es que estos 7 años no le han sentado nada bien al director japonés; tanto, que Vampire no parece haber sido dirigida por el mismo Iwai que nos deslumbró con Todo sobre Lily (2001) o Historia de Abril (1998), pese a mantener ciertos puntos de unión con su anterior filmografía.
Vampire relata las vivencias de Simon, profesor de biología, que tiene curiosas apetencias: le gusta beber sangre. El problema es que no disfruta asesinando gente, por lo que su estrategia es buscar a través de Internet personas que quieran suicidarse (chicas claro, no es tonto) y que tras seducirlas, las ayuda a morir.
Iwai se inspiró para crear el guión de Vampire tras haber tenido la idea de presentar a un asesino en serie que fuera amigo de sus victimas, atrayéndole la cuestión de si las victimas colaboraban con su asesino para ayudarlas a morir. ¿Se consideraría asesinato o suicidio?.
El planteamiento es bien interesante y se ve condensado estupendamente en los primeros 15 minutos. El arranque de la obra te llena de intriga, misterio y suspense frente a lo que estamos viendo hasta que descubrimos las intenciones tanto de Simon como de su potencial victima.
Podríamos decir que tras este más que curioso arranque cargado de una idea de base muy interesante, ya no hay nada más. Vampire se dedica a dar vueltas una y otra vez sobre la misma idea sin llegar a ningún lado claro. Ni explora en profundidad la psicología del personaje ni evoluciona sus planteamientos hacia otros terrenos.
No ayuda nada el papel protagónico de Kevin Zegers (interpretando a Simon), y quien realiza una interpretación verdaderamente sosa y anti empática. Simon resulta un personaje antipático y por el que no sentimos el menor interés o aprecio, por lo que el núcleo por el que pasa el film se hunde.
La película presenta ciertos guiños o lugares comunes a la anterior filmografía del director, como son los oscuros usos de Internet, el vacío existencial de la juventud o el suicidio, pero los momentos surrealistas y escabrosos que en films como Picnic (1996) funcionaban como un tiro, en Vampire resultan poco acertados.
Es curiosa la imagen de la madre de Simon, enferma de Alzheimer, atada con globos para mejorar su movilidad en casa, pero la escena en que la pobre mujer salta de la ventana de su habitación y aterriza suavemente en la calle gracias a los globos sobraba.

Simon es un profesor peculiar: le gusta beber sangre (de jovenzuelas, eso sí)
Busca a chicas por Internet que quieran suicidarse y las ayuda a morir
Su existencia es depresiva
Además tiene que encargarse de su madre enferma de Alzheimer
Por lo menos, la recuperada presencia de Yu Aoi (como alumna de Simon) nos hace recordar tiempos mejores
El film recorre terrenos explorados anteriormente en referentes como Martin (1977), la humanización del vampirismo y presentarlo como una enfermedad o una adicción, pero no es tratado de una forma mínimamente interesante.
Visualmente, la impoluta imagen digital de Vampire no sienta demasiado bien a este nuevo cine de Iwai. Digamos que el estilo del director bebe mucho de la estética de los 90 y del mundo del videoclip, así que esta modernización a nivel visual de su cine, opino, le deja poco margen de maniobra.
Iwai hace uso de habituales en el apartado actoral y se agradece al menos la presencia de Yu Aoi como alumna de Simon, y quien tiene ciertas ideas suicidas (la chiquilla parece que no haya pasado el tiempo para ella, está igual). Aoi protagoniza los momentos más tiernos y destacables del film. Para fanáticos del cine de terror, Iwai recupera durante unos minutos a Katherine Isabelle, quien hacía de mujer lobo en la trilogía Ginger Snaps.
En definitiva, Vampire no supone el regreso triunfal a la ficción de Shunji Iwai. Un film con ideas de base interesantes y prometedoras pero lastradas por un metraje que no deja de dar vueltas sobre lo mismo y un personaje protagonista bastante insufrible.
Por lo menos la escena final con Simon y una joven víctima, lista para morir pero que antes aprovecha para realizar algunos pasos de ballet (como despidiéndose de su propio cuerpo), es destacable y acaba por dejar un sabor de boca algo mejor.
Vampire se presentó en el Festival de Sundance de 2011 y la crítica fue mixta aunque eso no evitó que el film ganara el Prize en el Festival de cine de Estrasburgo 2011 o una Mención Especial en el Fantasia Film Festival del mismo año. Vampire es, por el momento, la primera y ultima incursión americana de Shunji Iwai, pues el director parece que decidió volver a los orígenes y regresar al cine puramente japonés en 2015.
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