lunes, 30 de septiembre de 2013

CINECLUB SITGES 2X03 : ANTES DEL ANOCHECER (2013)

El arranque de esta nueva temporada del CineClub Sitges, gracias a la proyección del film Hannah Arendt, fue todo un acontecimiento de asistencia como ya os anuncié hace algunas semanas. En el segundo asalto, el pasado 19 de septiembre, con la nueva propuesta del maestro Tornatore y su "Mejor Oferta", la cosa no desmejoró ni un ápice. Algo más de 170 personas acudieron a esta cita quincenal con nosotros en el cine Prado, para disfrutar de uno de los films más inteligentemente entretenidos que ha dado el cine europeo en el último año. Una joyita que a buen seguro, se buscará un merecido hueco dentro del denominado cine "de autor" del viejo continente.
Siguiendo esta línea de calidad en la selección de películas, esta semana le damos el relevo a Richard Linklater y su "Antes del Anochecer", estrenada fuera de concurso pero con enorme éxito en el pasado Festival de Berlín.
Como seguro ya conocéis, narra la tercera (¿y última?) parte de la romántica historia entre Jesse y Celine (Ethan Hawke y Julie Delpy respectivamente), que nos sedujeron por vez primera en la ya lejana "Antes del amanecer", de 1995.
La pareja (americano él, francesa ella) se conoce en un tren que recorre Europa, y tras intimar un poco, se deciden a pasar la noche juntos paseando por la hermosa ciudad de Viena, ante la imposibilidad de poder pagarse un hotel.
Su historia de amor, tan original como hábil esquivando tópicos y con un interesantísimo toque intimista, fue más que un soplo de aire fresco en el melodrama americano de los noventa, además de suponer la consagración del joven cineasta tejano Richard Linklater.


Para sorpresa de todos, 9 años después de aquella intensa cita, se retoma el romance con la secuela "Antes del atardecer",  donde se nos mostraba su posterior reencuentro en París, y donde el film hacía gala de nuevos y soberbios recursos de puesta en escena. Estupendos planos largos con cámara móvil, una delicada ambientación reflexiva más una deliciosa conjunción de diálogos (muchos de la mano de los propios actores) consiguen elevar el ya de por sí notable film previo, hasta convertir su secuela en una auténtica obra maestra.
Ahora, en 2013, de nuevo 9 años después de su noche en París y 18 años desde que se conocieron en Viena, tenemos la oportunidad de volver a verlos juntos, en esta ocasión en Grecia y en una fase muy interesante de su relación. El matrimonio y sus consecuencias.
Todo indica que el nivel de exquisitez actoral, brillante puesta en escena y su intensa historia nos volverá a enamorar, por lo que tenemos una cita ineludible con Jesse y Celine el próximo jueves 3 de octubre a las 20:30h en el cine Prado de Sitges.

Buena afluencia en la proyección de la excelente "La Mejor Oferta", de Tornatore.
Por descontado, y como ya sabéis, somos respetuosos con su versión original (nuestros pases, siempre en VOSE). Allí nos vemos, no faltéis.

sábado, 21 de septiembre de 2013

GODZILLA CONTRAATACA (1955)


El éxito en Japón del primer Godzilla fue impresionante, más de 9 millones de espectadores vieron el film, superando incluso a "Los Siete Samuráis" de Akira Kurosawa, así que por supuesto, la secuela no se hizo esperar. Cinco meses después del estreno del primer film, "Godzilla Contraataca" irrumpía las pantallas, esta vez sin Ishiro Honda detrás de las cámaras, el cual no pudo ocuparse del proyecto por problemas de agenda; en su lugar, el desconocido Motoyoshi Oda se hizo con la dirección. Estas prisas en la producción del film se notaron y mucho en el montaje final, haciendo un film fantástico y muy entretenido en sus primeros 45 minutos, e insoportable en sus 40 minutos restantes.
La historia se inicia con el descubrimiento en una isla de un nuevo Godzilla luchando contra otro monstruo gigante, Anguirus. La batalla entre los dos monstruos llegará hasta la ciudad de Osaka.
Siguiendo las influencias de films clásicos como "King Kong" (1933) o "El mundo perdido" (1925) y sus famosas escenas de batalla entre seres colosales, se añade un elemento que acabaría siendo imprescindible en el futuro del kaiju-eiga como es introducir una batalla colosal entre dos monstruos gigantes mientras destrozan los detallados decorados de las ciudades japonesas. Aquí, el primer enemigo de Godzilla es el citado Anguirus, una especie de dinosaurio cuadrúpedo similar al anquilosaurio pero con una coraza llena de pinchos (dicho monstruo aparecería en futuras entregas de la saga aunque esta vez como aliado del saurio).
La ciudad acaba destrozada al igual que Anguirus
A pesar de tener un inicio muy prometedor, el film tiene unos problemas muy graves de ritmo. En su primera mitad todo está muy conseguido: la tensión, la acción, las apariciones de los monstruos son fantásticas, los efectos especiales brillan en muchos momentos...pero una vez Godzilla (no hay explicación alguna sobre el por qué regresa si su cuerpo fue reducido a la nada en la anterior. Regresa y punto) deja fuera de combate a Anguirus, tenemos que aguantar más de media hora de diálogos aburridos entre unos personajes que no nos importan nada y sin chispa hasta llegar a su aceptable final, en el que acorralan a Godzilla en una isla de hielo y ahí lo sepultan entre la nieve. El único personaje que repite de la anterior entrega es el profesor Yamane, interpretado por Takashi Shimura, el cual aparece 5 minutos con cierto aire paródico para intentar aclarar la inexplicable aparición de este segundo Godzilla con un gracioso aire de superioridad: “Ya sabía yo que aparecería otro Godzilla”.
Una isla de hielo es la última esperanza para acabar con el monstruo
Los efectos especiales, obra otra vez de Eiji Tsuburaya, tienen momentos geniales en las secuencias de destrucción de Osaka y especialmente las batallas entre los monstruos realizados a cámara rápida (según dicen por un error técnico aunque como les gustó el resultado lo dejaron tal y como está), dando un resultado quizás algo ridículo vistos hoy en día pero realista al mostrar a los monstruos como animales rabiosos. La batalla en plena ciudad entre Godzilla y Anguirus es sin duda, la mejor escena del film.
Godzilla ha vuelto, pero esta vez viene acompañado
Así, el film contiene imágenes con mucha fuerza aprovechando el, otra vez, siniestro blanco y negro, como esa escena en la que un personaje mira por la ventana hacia la ciudad y ve un hongo atómico o la fantástica batalla contra Anguirus que decía antes. También, a pesar de que resultan hasta cierto punto insoportables, los últimos 40 minutos del film pueden acabar siendo interesantes ya que retratan la reconstrucción de una ciudad y el volver a empezar tras la destrucción por parte de los personajes, rodados de una forma esperanzadora de cara al espectador japonés, que aún sufría las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial (otra cosa es que estos momentos resultan aburridos).
El film repitió éxito en Japón, con 8.340.000 espectadores, y para su venta internacional, al igual que pasó con la anterior, se realizó un horroroso remontaje americano. Se tituló "Gigantis, the fire monster", bautizando a Godzilla como Gigantis. Haciendo un doblaje tremendamente ridículo y cómico, se le añadió una innecesaria e insoportable voz en off, stock shots de films de serie Z como "Robot Monster" e incomprensibles escenas de misiles en los créditos iniciales, además se eliminó la banda sonora original sustituyéndola por música de otros films de ciencia ficción. Por supuesto el engendro recibió pésimas críticas.
Godzilla Contraataca es una película curiosa aunque no excesivamente destacable, entretenida en su primera mitad pero fallida en el resto. Las prisas le hicieron mucho daño a este film. El saurio radiactivo no volvería a las pantallas hasta 1962 con el clásico "King Kong contra Godzilla".
(Redactado por Adrián Roldán)

martes, 17 de septiembre de 2013

DRAGON BALL Z : LA BATALLA DE LOS DIOSES (2013)

Como muchos ya sabéis, el pasado 30 de marzo se estrenaba en los cines de Japón la última película animada de Dragon Ball, "DBZ: Kami to Kami" (o lo que es lo mismo, "Dios y Dios"). Si bien era del todo previsible una buena respuesta en taquilla dadas las circunstancias (16 años sin nuevas aventuras eran demasiados para los millones de fans de la serie), el film acabaría desatando una verdadera oleada de locura, convirtiéndola en la película de animación más rentable de los últimos tiempos en el país nipón.
Una campaña de márketing tan agresiva como eficaz (desde yogures a trenes adornados completamente con su imagen) y un inteligente goteo de información sobre su argumento, fueron creando unas expectativas tan enormes que sin duda, terminaron dando sus frutos en términos de recaudación.
Además, la perseverancia de los de Toei Animation para involucrar de nuevo a su esquivo autor, Akira Toriyama, esta vez sí dio resultado.
Muchos dicen que el maestro mangaka vive un declive profesional desde hace años (sus últimos trabajos como dibujante no terminan de convencer a nadie) y que tampoco ayudó el estruendoso pero muy merecido batacazo de la exasperante "DragonBall Evolution", culpable de enfurecer a millones de fans de todo el mundo (a mí al que más) y convirtiéndose en la versión cinematográfica más irrespetuosa que uno recuerde (en comparación, la versión china y coreana son obras maestras).
Así pues, Toriyama se convirtió en productor y co-guionista del film, además de encargarse del diseño de los nuevos personajes (uno de sus mayores aciertos, sin duda) y de devolver ligeramente la confianza perdida hacía un proyecto de Dragon Ball.
De esta manera nacía "Kami to Kami", una película que finalmente he podido visionar en condiciones (confirmada para el Festival de Sitges 2013) y que confieso, me ha dejado sensaciones contradictorias.
No me considero un entusiasta de las películas u OVA's de la serie, ni tan siquiera de buena parte del Anime, que se tomaba demasiadas libertades que luego afectarían al lógico desarrollo del mismo, pero sí soy un defensor de su primer bloque animado (digamos....hasta Freezer) y sobre todo, del soberbio manga original.
Dicho esto, me parece un acierto situar el desarrollo de la acción de "Kami to Kami" unos años después del enfrentamiento con Majin Buu, obviando así "casi" por completo esa engorrosa y prescindible parte llamada GT y recuperando la línea argumental heredada por el manga. Y digo "casi" porque algunos recursos continúan siendo culpa suya, como el hecho de que  Pilaf, Mai y Shu sean ahora unos insoportables niños.
Esta nueva historia comienza presentándonos a Bills, Dios de la destrucción y a Wiss, Dios de la Creación, como encargados de establecer una especie de equilibrio cósmico en el Universo (algo así como la materia oscura y la energía oscura).

Bills escuchando los consejos de su fiel compañero Wiss
Hablando con el oráculo, un renacuajo que no parece muy sabio...
Bills, tras despertar de un larguísimo letargo, se percata de que Freezer fue derrotado por un saiyan, de nombre Kakarotto. Tamaño acontecimiento despierta el interés de ambos Dioses, que tras preguntar a su oráculo (genial diseño, por cierto) se deciden a ir en su busca, esperanzados de encontrar un rival a la altura de un Dios, ya que según cuentan ellos mismos, existió un Super Saiyan "God" mucho tiempo atrás....
Gokuh será derrotado poco después con un único golpe de Bills (guiño al manga incluido), pese a estar en pleno Super Saiyan 3 (otro acierto, olvidarse del ruborizante SS4).
Sin embargo, la pareja de Dioses, conscientes de la existencia de más saiyans en la Tierra, visitan al resto de los "Z-Soldiers" para cerciorarse de que no esté entre ellos (que como viene siendo costumbre en estos films, se encuentran todos juntos celebrando algo, en esta ocasión, el 38º aniversario de Bulma).
Al no encontrar lo que buscan, Bills decide destruir la Tierra y...bla bla bla, puesto que así restablecería el orden en el Universo (....), pero la "esperada" visita de Gokuh cambiará sus planes. ¿Sorprendidos?...yo tampoco.

Pilaf y compañía, planeando robar lo de siempre, las 7 bolas.
Vegeta sin absolutamente ninguna posibilidad
En mi opinión, la idea general de que dos nuevos Dioses controlen el equilibrio Universal de destrucción/creación me parece por lo menos ingeniosa, capaz de abrir un nuevo campo argumental y suficientemente interesante como para arrancar una nueva historia. Tanto Bills (de Beers) como Wiss (de Whiskey), además tienen un diseño divertido y original (el primero, concebido a raíz del gato del propio Tori, de raza Cornish Rex), y repleto de inspiradores adornos egipcios, muy al estilo "Stargate".
El lugar donde habitan, el oráculo que citaba antes y su propensión al humor absurdo les convierten en los "enemigos" más acertados que recuerdo, emanando aquél espíritu perdido propio del autor que todos añoramos.
Ahora viene lo malo. A partir de la excusa del combate, todo es tan previsible como de costumbre. Véase: Nuevo villano "con acompañante" quiere VOLVER a destruir la Tierra. Interrumpen una fiesta y/o celebración. Todos los personajes conocidos deben salir por fuerza en escena (incluidos el pesado del Great Saiyaman, la hostiable Videl, Oolong, Yamcha y cía....). Algunos ya conocían la existencia del nuevo visitante (Kaioh, Vegeta...). Y las críticas circunstancias requieren un empuje conjunto para que Son Gokuh aumente de nivel.

La siguiente y previsible "progresión de nivel" de Gokuh, el Super Saiyan God
Lo dicho, lo de siempre pero con otro nombre. Lástima, porque algunos momentos conseguidos tiene; como el secuestro a punta de pistola perpetrado por Pilaf, el cátering gastronómico de Wiss durante el film, la conversación con Shenron o esa sorpresa final del 6º saiyan que de arriesgada y absurda, acaba siendo refrescante y muy original.
Mi conclusión sobre esta "Batalla de los Dioses" es que acaba por ser una historia desaprovechada casi por completo, estructurada de manera idéntica a la docena de películas previas y condenada a convertirse en "una más", sin mayor entidad.
Ni el uso del siempre desesperante 3D (por momentos parece un videojuego, en el mal sentido), ni los nuevos recursos tecnológicos parecen favorecer al anime, que con ellos pierde esencia y alma, y se convierte en un anuncio televisivo actual de 90 minutos.

Un regalo para el fan más purista, el repaso por el manga original. Una verdadera joya.
Me dejaba para el final lo mejor del film: sus títulos de crédito. Deliciosos, respetuosos, dignos y excelentemente ideados, donde se repasa y homenajea al manga original bajo una nueva versión musical del mítico "Cha-La Head Cha-la", un dulce que sabe a poco, pero se agradece. Y mucho.


domingo, 15 de septiembre de 2013

CINECLUB SITGES 2x02 : LA MEJOR OFERTA (2013)

La segunda temporada del CineClub Sitges no podía arrancar mejor. La proyección del film Hannah Arendt (click aquí) el pasado día 5, congregó alrededor de 300 personas en el acogedor Casino Prado, creando un exitoso precedente difícil de superar.
Desde la perspectiva de cada uno de los que aportamos nuestro granito de arena para que el CineClub funcione, ver la sala repleta de público (además, satisfactoriamente heterogéneo) nos inyecta esa necesaria dosis de entusiasmo que nos recuerda por qué hacemos lo que hacemos.
Pero esto no ha hecho más que comenzar. El próximo jueves 19 de septiembre a las 20:30h volvemos con otro film de peso, esta vez de la mano de uno de los más grandes, el director de incunables como "Cinema Paradiso" o "Pura Formalidad", Giuseppe Tornatore.
La nueva cinta del siciliano recupera con maestría el espíritu del auténtico giallo, y nos presenta a Virgil, un experto tasador de arte de difícil carácter (el siempre entonado Geoffrey Rush), que será seducido por Claire, una joven y rica heredera para que valore su nueva colección familiar.
Claire (encarnada por la hermosa actriz holandesa Sylvia Hoeks) se convertirá entonces en una verdadera obsesión para el viejo Virgil, que no sólo se sentirá atraído por la belleza de la joven, sino también por su extraña enfermedad psicológica, que la mantiene aislada del mundo.
Tornatore, también guionista del film, cuenta además con la colaboración del gran Ennio Morricone, quien se ocupa magistralmente de la banda sonora (no hay cinéfilo que no se rinda a sus clásicos con Leone) y que obviamente, es toda una garantía de calidad.




En pocas palabras, nos espera un film de gran belleza estética (no en vano todo sucede en torno al arte), intrigante trama y estudiada puesta en escena, que cuenta también con actores de la talla del citado Geoffrey Rush, el infatigable Donald Sutherland o el joven y emergente actor británico Jim Sturgess.
Una ocasión excelente para disfrutar de nuevo en Sitges del cine de calidad en V.O.S.E y que esperemos, tenga una acogida igual o mejor que la previa.
Allí nos veremos.

lunes, 9 de septiembre de 2013

JAPÓN BAJO EL TERROR DEL MONSTRUO (1954)

Godzilla fue un proyecto que nació bajo la influencia del cine de ciencia ficción americano de los años 50, teniendo en mente el tremendo éxito de "El monstruo de los tiempos remotos (1953)" aparte del evidente clásico "King Kong" (1933), pero añadiendo un elemento que a la postre lo diferenciaba de todos los films de la época y con la misma temática, el ataque nuclear y sus consecuencias plasmado por un país que lo había sufrido en primera persona 9 años antes en Hiroshima y Nagasaki. Japón bajo el terror del monstruo no tiene nada que ver con el tono que tendrían el resto de films de la interminable saga del saurio radiactivo (29 películas y está en camino un nuevo remake americano). Éste es un film serio, maduro, a veces violento, otras veces pesimista y con momentos terroríficos que por medio de la fantasía crea una realista parábola de la guerra y crítica del uso de las armas nucleares, siendo además este film el pistoletazo de salida del subgénero del "kaiju-eiga", el cine de monstruos gigantes japoneses. La historia es simple: unos barcos desaparecen misteriosamente, unos científicos investigan una isla en los alrededores y allí descubren a una bestia prehistórica de enormes dimensiones mutada por las radiaciones atómicas del Pacífico y que más tarde destruirá Tokio.

Godzilla hace turismo por Tokyo por primera vez
Ishiro Honda, el Kurosawa del cine de la ciencia ficción japonesa (director de los kaiju más destacables de los años 60) logra darle un tono muy realista al producto acercándolo al documental, además el nivel actoral es más alto de lo normal en un film así, ahí está el gran Takashi Shimura, habitual de los films de Kurosawa. Respecto al monstruo, aún me sorprenden las escenas de destrucción del film; sí, es un hombre disfrazado, pero la forma en la que está rodado, con esa tensión y ese siniestro blanco y negro que da un ambiente de pesadilla, es absolutamente magistral, aumentado con la sensación de gigantismo que da el monstruo con esos andares a cámara lenta, todo obra del mago de los efectos especiales Eiji Tsuburaya (el creador de Ultraman).
Quizás para el público occidental el film resulte tremendamente aburrido debido a la gran abundancia de diálogos y ritmo lento, pero esto es algo normal en todo el cine japonés; pero oigan, que yo me la ví con 10 años y no podía despegar el ojo de la pantalla....

La isla de Odo ha sido destruida
El profesor Serizawa tiene un arma poderosa 
Todo el film alberga un cierto sentimiento de tristeza y dramatismo, potenciado por las numerosas referencias a la destrucción provocada por las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki (un momento del film en donde una madre en medio de la destrucción le dice a sus dos hijos que se van a reunir con su padre, posiblemente muerto en la guerra) y llegando al clímax en este sentido con las escalofriantes escenas en el hospital después de la destrucción de Tokio, con muertos y niños contaminados por la radiactividad calcadas a lo que pasó en la realidad, momentos así no se volverían a repetir en la saga la cual se convertiría en algo mucho más "flower-power".

Los efectos especiales han quedado bastante desfasados, como por ejemplo la esperada primera aparición de Godzilla en la isla de Odo en donde el monigote que aparece por cabeza es poco creible, aunque estos efectos resultaron terroríficos en su momento vista hoy resultan muy entrañables en su artesania y un ejercicio de detallismo espectacular en las maquetas de la ciudad de Tokio.

El apartado actoral pasa un poco desapercibido, algo que sería una constante en este tipo de films donde el público lo único que le importaba ver eran a los monstruos, batallas y destrucción, pero aún y así tenemos trabajos destacables como el de Takashi Shimura interpretando a un científico con cierto aire derrotista, o personajes puramente "Tarantinianos" como el profesor Serizawa con ese parche en el ojo el cual es inventor de un arma que podría destruir a Godzilla.

El éxito de la película en su país fue espectacular con más de 9 millones de espectadores (superando a Los siete samurais) y junto a Rashomon de Kurosawa fueron los primeros films japoneses en traspasar sus fronteras y estrenarse en Estados Unidos, aunque eso sí, los americanos remontaron la versión japonesa de Godzilla poniendo como protagonista al yanqui Raymond Burr, y eliminando cualquier crítica a la energía nuclear y a las guerras, y titulándola "Godzilla. King of monsters"; una chapuza vamos, pero esa fue la versión que se estrenó por todo el mundo, por desgracia. Por este motivo "Japón bajo el terror del monstruo" es una pequeña joya a descubrir y que sorprenderá a más de uno.
(Redactado por Adrián Roldán)


JAPÓN BAJO EL TERROR DEL MONSTRUO (1954)

Godzilla fue un proyecto que nació bajo la influencia del cine de ciencia ficción americano siguiendo muy de cerca los pasos de El monstruo de los tiempos remotos (1953)" aparte del evidente clásico "King Kong" (1933), pero añadiendo un elemento que a la postre lo diferenciaba de todos los films de la época y con la misma temática, el ataque nuclear y sus consecuencias plasmado por un país que lo había sufrido en primera persona 9 años antes en Hiroshima y Nagasaki. Japón bajo el terror del monstruo no tiene nada que ver con el tono que tendrían el resto de films de la interminable saga del saurio radiactivo (29 películas y está en camino un nuevo remake americano). Éste es un film serio, maduro, a veces violento, otras veces pesimista y con momentos terroríficos que por medio de la fantasía crea una realista parábola de la guerra y crítica del uso de las armas nucleares, siendo además este film el pistoletazo de salida del subgénero del "kaiju-eiga", el cine de monstruos gigantes japoneses. Hay que entender el contexto histórico en Japón, una sociedad que desde el fin de la guerra en 1945 hasta abril de 1952 vivió la ocupación americana en su país, los cuales reprimían cualquier expresión de exaltación nacional. Por supuesto las heridas de la guerra estaban más que abiertas y la situación se agravaba con cosas como la prohibición de tratar el tema atómico en los medios de comunicación o en el cine o la condena al ostracismo de los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki (los llamados Hibakusha), con las consecuencias de la bomba marcados en su cuerpo para siempre. En este contexto la presencia de Godzilla como exorcismo brutal para el público japonés de la época era obligatorio.
La historia es simple: unos barcos desaparecen misteriosamente, unos científicos investigan una isla en los alrededores y allí descubren a una bestia prehistórica de enormes dimensiones mutada por las radiaciones atómicas del Pacífico y que más tarde destruirá Tokio.

Godzilla hace turismo por Tokyo por primera vez
Ishiro Honda, el Kurosawa de la ciencia ficción japonesa (director de los kaiju más destacables de los años 50 y 60) logra darle un tono muy realista al producto acercándolo al documental, además el nivel actoral es más alto de lo normal en un film así, ahí está el gran Takashi Shimura, habitual de los films de Kurosawa. Ese acercamiento a la realidad japonesa, el trato de la paranoia atómica entre la población, las alusiones explícitas a los bombardeos americanos sobre Tokyo... es uno de los valores del film y que crece cada vez más a medida que pasa el tiempo. Ishiro Honda, prisionero de guerra por los chinos y traumatizado para siempre por el horror de Hiroshima, contagia las imágenes de su experiencia. De hecho, en medio de la escritura del guión del film, en 1953, tuvo lugar el desgraciado incidente del buque pesquero "Dragón Afortunado nº5", donde unos pesqueros japoneses fueron atrapados por la contaminación atómica de la bomba H más potente jamás explotada hasta el momento (en el Atolón Bikini) y los pescadores, durante el paso de los años, fueron muriendo progresivamente. La experiencia se incorpora al film y se evidencia sobretodo en los primeros minutos de metraje. Respecto al monstruo, aún me sorprenden las escenas de destrucción del film; sí, es un hombre disfrazado, pero la forma en la que está rodado, con esa tensión y ese siniestro blanco y negro el cual da un ambiente de pesadilla, es absolutamente magistral, aumentado con la sensación de gigantismo que da el monstruo con esos andares a cámara lenta, todo obra del mago de los efectos especiales Eiji Tsuburaya (el creador de Ultraman).
La destrucción de Tokyo. Ficción y realidad se dan la mano

La isla de Odo ha sido destruida

El profesor Serizawa tiene un arma poderosa 
Todo el film alberga un cierto sentimiento de tristeza y dramatismo, potenciado por las numerosas referencias a la destrucción provocada por las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki (un momento del film en donde una madre en medio de la destrucción le dice a sus dos hijos que se van a reunir con su padre, posiblemente muerto en la guerra) y llegando al clímax en este sentido con las escalofriantes escenas en el hospital después de la destrucción de Tokio, con muertos y niños contaminados por la radiactividad calcadas a lo que pasó en la realidad, momentos así no se volverían a repetir en la saga la cual se convertiría en algo mucho más "flower-power".

Los efectos especiales, si en algunos momentos resultan sorprendentes en otros han quedado bastante desfasados, como por ejemplo la esperada primera aparición de Godzilla en la isla de Odo en donde el monigote que aparece por cabeza es poco creíble, aunque estos efectos resultaron terroríficos en su momento vista hoy resultan muy entrañables en su artesanía y un ejercicio de detallismo espectacular en las maquetas de la ciudad de Tokio. Y para qué engañarnos, tienen algo que el CGI no es capaz de conservar ni una sola vez desde que el efecto digital hizo el primer acto de presencia: encanto y personalidad.

El apartado actoral pasa un poco desapercibido, algo que sería una constante en este tipo de films donde el público lo único que le importaba ver eran a los monstruos, batallas y destrucción, pero aún y así tenemos trabajos destacables como el de Takashi Shimura interpretando a un científico con cierto aire derrotista, o personajes puramente "Tarantinianos" como el profesor Serizawa con ese parche en el ojo el cual es inventor de un arma que podría destruir a Godzilla.

El éxito de la película en su país fue espectacular con más de 9 millones de espectadores (superando a Los siete samurais) y junto a Rashomon de Kurosawa fueron los primeros films japoneses en traspasar sus fronteras y estrenarse en Estados Unidos, aunque eso sí, los americanos remontaron la versión japonesa de Godzilla poniendo como protagonista al yanqui Raymond Burr, y eliminando cualquier crítica a la energía nuclear y a las guerras, y titulándola "Godzilla. King of monsters"; una chapuza vamos, pero esa fue la versión que se estrenó por todo el mundo, por desgracia. Por este motivo "Japón bajo el terror del monstruo" es una joya a redescubrir y que sorprenderá a más de uno.
(Redactado por Adrián Roldán)


domingo, 8 de septiembre de 2013

HACE UN MILLÓN DE AÑOS (1966)

Confieso abiertamente que tras ver a Rachel Welch  paseando sus estratégicamente colocados harapos a lo largo y ancho de la árida prehistoria, ya nada será lo mismo. Por supuesto, prefiero esta versión de los hechos a la que me enseñaron en la escuela, que sin duda era muchísimo más aburrida y aséptica.
Da lo mismo que docenas de Brontosaurios, arañas gigantescas, feroces tortugas como montañas o agotadores Pterodáctilos se paseen por tu parcela volcánica como Pedro por su casa, porque semejante belleza femenina atenderá tus impulsos biológicos más primitivos cuando vuelvas a la cueva. Y eso, bien vale una vida de riesgo.
De esta forma, pienso yo, hay que tomarse ésta "Hace un millón de años" (One Million Years B.C), el film de la factoría Hammer que hoy rescato para, seguro, deleite de algunos.
Algo de humor, un poco de estupor y mucha, mucha indulgencia serán necesarios para poder disfrutar la película en su toda su dimensión, ya que de lo contrario, podría resultar incluso sonrojante tamaño invento.
A finales de 1966, de la mano de Don Chaffey, director de Jasón y Los Argonautas (Jason and the Argonauts, 1963), acompañado por un guión de Michael Carreras (nieto de Enrique Carreras, emigrante español y co-fundador del sello Hammer), y con la gran presencia en los efectos especiales del recientemente desaparecido Ray Harryhausen, llegaba este remake del título homónimo de 1940.
Rodada entre Tenerife y Lanzarote, el film (considerado el número 100 del sello) no fue más que un vehículo para el lucimiento de su estrella principal, la sinuosa veinteañera Rachel Welch, tan bella ella como desastrosa actriz.


Tumak, continuamente sorprendido
Con el paso de los años, y gracias sobre todo al espléndido trabajo de Harryhausen con sus criaturas, la cinta ha ido adquiriendo un mayor peso, catapultando además a la Welch al Olimpo de los buenorras en pantalla y llegando casi a la categoría de culto. Hecho que, en mi modesta opinión, le viene grande.
Si bien es cierto que la película no pretende nada más que entretener planteando una historia de amor en épocas antediluvianas, no podemos permitirnos pasar por alto un buen puñado de carencias, su desarmante falta de rigor histórico y como no, esa protagonista "de posado" que acapara todas las miradas (con el permiso de su recauchutada rival Martine Beswick). Pero echemos un vistazo a su sinopsis:
Tumak (John Richardson) es expulsado por su propio padre de la tribu, y decide adentrarse en el desconocido y peligroso mundo exterior. Tras días vagando bajo el sol del desierto y al borde de la deshidratación, nuestro salvaje protagonista será salvado por otra tribu, de raza aria, y con mejores modales que su anterior clan.

Rachel Welch, estupendísima con su lanza
La guapa pareja, atónitos ante la batalla que tienen ante sus ojos
Allí conocerá a su futuro amor, Loana (Welch), con quién emprenderá otra aventura plagada de monstruosas criaturas prehistóricas (porque también, de esta nueva tribu, será expulsado.....).
Obviando el hecho de que el ser humano no fue contemporáneo con los dinosaurios y que haya bichos inventados por doquier (la araña gigante aún, pero ¿¡el grillo que se merienda también!?), aquí ya podríamos decir que todo vale.
¿Todo?, no sé si incluir ahí el maquillaje, los visibles empastes, las piernas depiladas, la peluquería, las cejas de salón de belleza o los modelitos y ¡¡el bolsito!! incluido de la Welch, porque eso ya me parece una tomadura de pelo.
Como veis, sólo nos queda rendirnos ante tal despropósito histórico y aferrarnos lo que se pueda a los montajes de Harryhausen (gran enfrentamiento entre dinosaurios), los encantos de Rachel o Martine y algún que otro momento acertado de guión, como la caída en la fosa del anciano en la primera escena, propia de los mismísimos Monty Phyton.


La mejor escena de Harryhaysen en el film.
En mi opinión, se puede disfrutar sin muchos prejuicios, incluso llegar a estimarla más de lo que creo merece, pero lamentablemente sólo pasa a la historia del cine por ser lo que es, un escaparate de una época, la única vez que trabajó el mago del stop-motion para la factoría Hammer y en donde la figura de Rachel Welch se convirtió en mini icono. Poco más.


viernes, 6 de septiembre de 2013

INDISCRETA (1958)

Ahora ya sé que no sintonizo con las llamadas comedias sofisticadas o de "humor fino", es un hecho. Y todo se lo achaco a Groucho Marx. Él es el culpable.
Sus enormes dosis de humor irreverente me hacen ver ya a la alta burguesía como una gran farsa, un montón de gente trajeada, borracha de billetes que pasean sus cochazos y sus vestiditos entre copa y copa del mejor champán y que, sin el menor de los Marx de por medio, no me hacen ni pizca de gracia.
Como ya me ocurriera con la tan sobrevalorada  Desayuno con Diamantes, mi acritud hacia el género se refuerza ahora gracias a este film de Stanley Donen, Indiscreta (Indiscreet).
Donen y Grant, se conocieron un año antes en el rodaje de "Bésalas por mi" (Kiss them for me, 1957), en donde ambos se hicieron grandes amigos. A raíz de ahí, crearon su propia empresa de producción cinematográfica, a la que llamaron Grandon (jugando claramente con sus sílabas entremezcladas), para poder filmar sin las típicas imposiciones de los estudios.
De esa manera, llegarían a rodar 3 films conjuntamente. El primero, éste que hoy rescato, filmado en territorio inglés (claro, más económico que en los USA), seguidas de las famosas "Página en Blanco" (The Grass is Greener, 1960) y Charada (Charade, 1963), ésta última ya posteada en el blog.
Tampoco fue casual la elección de la actriz de origen sueco Ingrid Bergman, puesto que Grant se sentía muy cómodo a su lado (digamos que tenían "estaturas compatibles"), y así repetirían aquella química que desprendieron juntos en el film de Hitchcock de 1946, "Encadenados" (Notorious).
Donen buscaba ahora huir de la ordinariez que resultó Bésalas por mi y quiso recuperar una obra teatral de Norman Krasna titulada King Sir, que recordaba de Broadway.
En esa comedia fina, con clase y estilo a la que aludía el cineasta norteamericano, situaba a dos maduritos (ella, actriz de éxito británica, él, un "american playboy" disfrazado de hombre de negocios) en un encuentro casual en Londres, donde se enamorarán a primera vista.

Al principio todo son risas...
Una sobrecargada sala de estar para un sobrecargado espectador


Lamentablemente hay un pero. Él dice estar casado, y por supuesto, ella le cree (aunque siguen adelante con su amor).
Una vez su relación pasa "a mayores", se descubrirá la verdad y el lío está servido. Como podéis ver, estamos ante un guión realmente apasionante, aunque tan sólo en el sentido más estricto de la palabra, por supuesto.
Entiendo que el film (endeble de por sí) se sustente en mayor grado sólo por la presencia de la pareja protagonista; eso sí, ambos ideales en sus roles además de estupendamente vestidos para la ocasión. Pero si echamos un vistazo en profundidad al resto de aspectos, vemos como la cosa no aguanta demasiados análisis.
Un exceso de sofisticación acaba por empañar casi todas las escenas del film, donde encontramos un barroquismo formal irritante (¿pueden haber más adornos en una pared o encima de una mesa?) y una sensibilidad harto teatral, seguido de un incesante y cansino entrar y salir de puertas muy al estilo Hawks (pero sin su talento).

Un fantástico recurso para meterlos en la cama
El amor es tan fuerte que ya duele
El supuesto humor o comicidad de la cinta brilla por su ausencia, y sólo les hará cierta gracia a esos mitómanos incondicionales de la pareja, porque no paran de acaparar planos. De todas maneras, insisto en que ellos son el salvavidas del film, ya que protagonizada por cualquier otro dúo, seguramente hubiese sido defenestrada ipso facto.
Su moralizante historia alrededor de gente pudiente que se compran yates, van al ballet y viven en hoteles de lujo (sin ápice crítico por ningún lado) en vez de agradarme me ofusca, como lo hizo Audrey Hepburn desayunando delante de su joyería favorita en Manhattan. Me supera, me irrita. No puedo evitarlo.
De todas formas, haciendo un titánico sobreesfuerzo por conectar con el propósito del film, puedo vislumbrar una muy buena dirección artística, una elegante (aunque recargada) puesta en escena y 3 secuencias para recordar: El "grouchiano" baile escocés de Grant (una joya), el recurso anticensura split-screen de Donen para meterlos a ambos entre sábanas (excelente), o la inquietante secuencia del paseo por Londres, donde un coche de seguridad les acompaña sin descanso por las oscuras calles británicas.
Como es costumbre, sufrió un remake en 1988, de mismo título pero factura televisiva. Sin ningún interés imagino...no he tenido el honor.

El simpático momento de Cary Grant y su bailecito
La escena final, todo un desengaño....o no.
Para terminar, citaré una frase del cuñado de Ingrid Bergman en el film, cuando dirigiéndose a su mujer en pleno baile le dice:
- Yo soy muy viejo para este tipo de fiestas......¡siempre lo he sido!.


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