Como muchos ya sabéis, el pasado 30 de marzo se estrenaba en los cines de Japón la última película animada de
Dragon Ball, "
DBZ: Kami to Kami" (o lo que es lo mismo, "
Dios y Dios"). Si bien era del todo previsible una buena respuesta en taquilla dadas las circunstancias (16 años sin nuevas aventuras eran demasiados para los millones de fans de la serie), el film acabaría desatando una verdadera oleada de locura, convirtiéndola en la película de animación más rentable de los últimos tiempos en el país nipón.
Una campaña de márketing tan agresiva como eficaz (desde yogures a trenes adornados completamente con su imagen) y un inteligente goteo de información sobre su argumento, fueron creando unas expectativas tan enormes que sin duda, terminaron dando sus frutos en términos de recaudación.
Además, la perseverancia de los de Toei Animation para involucrar de nuevo a su esquivo autor,
Akira Toriyama, esta vez sí dio resultado.
Muchos dicen que el maestro
mangaka vive un declive profesional desde hace años (sus últimos trabajos como dibujante no terminan de convencer a nadie) y que tampoco ayudó el estruendoso pero muy merecido batacazo de la exasperante "
DragonBall Evolution", culpable de enfurecer a millones de fans de todo el mundo (a mí al que más) y convirtiéndose en la versión cinematográfica más irrespetuosa que uno recuerde (en comparación, la versión china y coreana son obras maestras).
Así pues,
Toriyama se convirtió en productor y co-guionista del film, además de encargarse del diseño de los nuevos personajes (uno de sus mayores aciertos, sin duda) y de devolver ligeramente la confianza perdida hacía un proyecto de
Dragon Ball.
De esta manera nacía "
Kami to Kami", una película que finalmente he podido visionar en condiciones (confirmada para el Festival de Sitges 2013) y que confieso, me ha dejado sensaciones contradictorias.
No me considero un entusiasta de las películas u OVA's de la serie, ni tan siquiera de buena parte del Anime, que se tomaba demasiadas libertades que luego afectarían al lógico desarrollo del mismo, pero sí soy un defensor de su primer bloque animado (digamos....hasta Freezer) y sobre todo, del soberbio manga original.
Dicho esto, me parece un acierto situar el desarrollo de la acción de "
Kami to Kami" unos años después del enfrentamiento con Majin Buu, obviando así "casi" por completo esa engorrosa y prescindible parte llamada GT y recuperando la línea argumental heredada por el manga. Y digo "casi" porque algunos recursos continúan siendo culpa suya, como el hecho de que Pilaf, Mai y Shu sean ahora unos insoportables niños.
Esta nueva historia comienza presentándonos a Bills, Dios de la destrucción y a Wiss, Dios de la Creación, como encargados de establecer una especie de equilibrio cósmico en el Universo (algo así como la materia oscura y la energía oscura).
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Bills escuchando los consejos de su fiel compañero Wiss |
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Hablando con el oráculo, un renacuajo que no parece muy sabio... |
Bills, tras despertar de un larguísimo letargo, se percata de que Freezer fue derrotado por un saiyan, de nombre Kakarotto. Tamaño acontecimiento despierta el interés de ambos Dioses, que tras preguntar a su oráculo (genial diseño, por cierto) se deciden a ir en su busca, esperanzados de encontrar un rival a la altura de un Dios, ya que según cuentan ellos mismos, existió un Super Saiyan "God" mucho tiempo atrás....
Gokuh será derrotado poco después con un único golpe de Bills (guiño al manga incluido), pese a estar en pleno Super Saiyan 3 (otro acierto, olvidarse del ruborizante SS4).
Sin embargo, la pareja de Dioses, conscientes de la existencia de más saiyans en la Tierra, visitan al resto de los "Z-Soldiers" para cerciorarse de que no esté entre ellos (que como viene siendo costumbre en estos films, se encuentran todos juntos celebrando algo, en esta ocasión, el 38º aniversario de Bulma).
Al no encontrar lo que buscan, Bills decide destruir la Tierra y...bla bla bla, puesto que así restablecería el orden en el Universo (....), pero la "esperada" visita de Gokuh cambiará sus planes. ¿Sorprendidos?...yo tampoco.
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Pilaf y compañía, planeando robar lo de siempre, las 7 bolas. |
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Vegeta sin absolutamente ninguna posibilidad |
En mi opinión, la idea general de que dos nuevos Dioses controlen el equilibrio Universal de destrucción/creación me parece por lo menos ingeniosa, capaz de abrir un nuevo campo argumental y suficientemente interesante como para arrancar una nueva historia. Tanto Bills (de Beers) como Wiss (de Whiskey), además tienen un diseño divertido y original (el primero, concebido a raíz del gato del propio Tori, de raza Cornish Rex), y repleto de inspiradores adornos egipcios, muy al estilo "Stargate".
El lugar donde habitan, el oráculo que citaba antes y su propensión al humor absurdo les convierten en los "enemigos" más acertados que recuerdo, emanando aquél espíritu perdido propio del autor que todos añoramos.
Ahora viene lo malo. A partir de la excusa del combate, todo es tan previsible como de costumbre. Véase: Nuevo villano "con acompañante" quiere VOLVER a destruir la Tierra. Interrumpen una fiesta y/o celebración. Todos los personajes conocidos deben salir por fuerza en escena (incluidos el pesado del Great Saiyaman, la hostiable Videl, Oolong, Yamcha y cía....). Algunos ya conocían la existencia del nuevo visitante (Kaioh, Vegeta...). Y las críticas circunstancias requieren un empuje conjunto para que Son Gokuh aumente de nivel.
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La siguiente y previsible "progresión de nivel" de Gokuh, el Super Saiyan God |
Lo dicho, lo de siempre pero con otro nombre. Lástima, porque algunos momentos conseguidos tiene; como el secuestro a punta de pistola perpetrado por Pilaf, el cátering gastronómico de Wiss durante el film, la conversación con Shenron o esa sorpresa final del 6º saiyan que de arriesgada y absurda, acaba siendo refrescante y muy original.
Mi conclusión sobre esta "Batalla de los Dioses" es que acaba por ser una historia desaprovechada casi por completo, estructurada de manera idéntica a la docena de películas previas y condenada a convertirse en "una más", sin mayor entidad.
Ni el uso del siempre desesperante 3D (por momentos parece un videojuego, en el mal sentido), ni los nuevos recursos tecnológicos parecen favorecer al anime, que con ellos pierde esencia y alma, y se convierte en un anuncio televisivo actual de 90 minutos.
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Un regalo para el fan más purista, el repaso por el manga original. Una verdadera joya. |
Me dejaba para el final lo mejor del film: sus títulos de crédito. Deliciosos, respetuosos, dignos y excelentemente ideados, donde se repasa y homenajea al manga original bajo una nueva versión musical del mítico "
Cha-La Head Cha-la", un dulce que sabe a poco, pero se agradece. Y mucho.