sábado, 25 de octubre de 2014

ESPECIAL FESTIVAL DE SITGES 2014

Un año más la programación del Festival de Sitges se nos presenta inabarcable, para regocijo y desesperación a partes iguales, todo sea dicho. Con casi 200 películas en cartelera obliga a hacer una sabía e intuitiva selección de los títulos elegidos por cada uno de nosotros con la intención de abarcar la mayor cobertura posible. Como cada año hay películas muy señaladas, en algunos casos ya han pasado por festivales tan renombrados como el de Cannes, o vienen avaladas por directores reconocidos, por lo que son citas casi obligadas para , como es el caso del gran David Cronenberg, que como en la edición del 2013, vuelve a presentar película en esta edición, Maps to the stars, contando con la polifacética Julianne Moore y repitiendo con el ex-vampiro Robert Pattinson. De una grandísima mayoría de obras prácticamente nada se sabe al ser primicia mundial, y aquí las filias, fobias, sexto sentido o como quiera llamársele son las únicas armas de que disponemos para desgranar entre tanta y tan variada oferta. De nuevo no podemos sino felicitar a la organización y asimismo a un director tan reputado como Jaume Balagueró, por haber sido su REC 4, una más que digna película, la encargada de abrir el festival y por otro lado cerrar una saga que se ha destacado dentro del fantástico patrio de los últimos tiempos.
La aventura del Festival nos llevará a lo largo (nunca mejor dicho) de diez días repletos de cine, entrevistas, charlas con conocidos y amigos de profesión en las no menos largas colas previas a las entradas al Auditori, El Retiro, El Prado, sin olvidarnos del Brigadoon, la sección más gamberra y alternativa del festival, y al finalizar pondremos una muesca más en nuestro afán por ver cine. Seguidnos a continuación...

NUESTRO DIARIO PERSONAL:

Aquí recopilamos nuestro diario personal del Festival, que se confeccionó diariamente con mucho cariño con las extensas críticas de las películas vistas y que se actualizó con el mejor ritmo que nos fue posible (con tal de garantizar que el público pudiese recuperar films recomendados o esquivar propuestas menos afortunadas). De esta forma, haciendo un click sobre cada de las portadas del diario, podréis entrar a leer las vivencias y películas a las que asistimos a diario, etc... Que lo disfrutéis.
 


DÍA 1
DÍA 2

DÍA 3

DÍA 4


DÍA 5

DÍA 6

DÍA 7
DÍA 8


DÍA 9


PALMARÉS SITGES 2013


Sección oficial

Premio a la mejor película: I Origins (Mike Cahill)
Premio especial del jurado: The Babadook (Jennifer Kent)
Premio a la mejor dirección: Cub (Jonas Govaerts)
Premio al mejor actor: Nathan Phillips (These Final Hours), y Koji Yakusho (The World of Kanako)
Premio a la mejor actriz: Essie Davis (The Babadook), Julianne Moore (Maps to the Stars)
Premio al mejor guión: Young Ones (Jake Paltrow)

Premio a la mejor fotografía: Carter Smith (Jamie Marks Is Dead)
Premio a los mejores efectos especiales: William Eubank (The Signal)

Premio al mejor cortometraje: Oscar desafinado (Mikel Alvariño)
Mención especial: Pos Eso (Sam), What We Do In the Shadows (Taika Waititi y Jemaine Clement), A Girl Walks Home Alone at Night (Ana Lily Amirpour), Spring (Justin Benson y Aaron Moorhead)
Gran Premio del Público: What We Do In the Shadows (Taika Waititi y Jemaine Clement)

Sección oficial Fantastic Orbita

Premio a la mejor película: Hyena (Gerald Johnson)
Premio al mejor director: Jim Mickle (Cold in July)
Mención especial: 71, (Yann Demange)

Premios Sección Oficial Fantàstic Panorama

Premio al mejor largometraje: The Treatment (Hans Herbots)
Mención especial: Creep (Patrick Brice)

Premios Méliès d’Argent

Premio al mejor largometraje: Goodnight Mommy (Veronika Franz, Severin Fiala)
Premio al mejor cortometraje: Autum Harvest (Frederik S. Hana)

Premios de la Crítica

Premio José Luis Guarner a la mejor película: Réalité (Quentin Dupieux)



jueves, 23 de octubre de 2014

FESTIVAL SITGES 2014, DÍA 8 : THAT GUY DICK MILLER, WHAT WE DO IN THE SHADOWS, IT FOLLOWS


El cine de terror japonés nos trajo a finales del siglo pasado una película aterradora llamada The Ring, dando una vuelta de tuerca a un género que en muchos casos se había estancado y no pasaba del slasher típico mil veces visto con unos cuantos adolescentes como chivos expiatorios o de la casa encantada de toda la vida; con algunas excepciones como la saga Pesadilla en Elm Street, con la que It follows también guarda ciertas semejanzas.
El éxito que suscitó la obra nipona no fue poco, con secuela, remake americano -por supuesto- e imitaciones por doquier de un tipo de terror muy angustiante, al ser únicamente la víctima quien tendrá la percepción de ese mal que le persigue y quiere acabar con su vida.
Este año en Sitges nos hemos encontrado con un film que explota más o menos la misma idea de base, pero con ciertos puntos personales que la convierten en una más que interesante oportunidad para dejarnos sorprender.
David Robert Mitchell -director aquí- logra al menos en la primera mitad de la película, tenerte atenazado en la butaca, gracias a la gran tensión que transmite a las imágenes y un arranque que podríamos decir es casi brillante: Con la huida desesperada de una joven de la casa de sus padres, aterrorizada y totalmente fuera de sí, intentando alejarse de algún peligro que no vemos pero que  presentimos como algo muy serio; para aparecer salvajemente destrozada en una playa no mucho después.
Al poco sabremos que se trata de una entidad que puede tomar la imagen de cualquier persona conocida o no por la víctima, que se dedica a perseguir -andando siempre pero sin detenerse nunca- hasta lograr atrapar su objetivo y eliminarle de una forma atroz si llega a ponerle las manos encima. El punto gracioso que plantea es la forma en que se transmite este mal y la forma de evitarlo -si en The Ring si recibías una llamada sabías que en una semana  estabas jodido o con Freddy que si te dormías podías ser acuchillado por su guantelete multiusos- aquí, el mal se transmite al practicar sexo.
¿Lo ves ahora? Viene a por ti...
De esta forma "el infectado" pasará a ser perseguido por este ente y el anterior portador quedará liberado, al menos mientras no muera su nuevo objetivo, pues entonces redirigirá nuevamente sus pasos hacia él -o ella-.
Este planteamiento da mucho juego y hay que concederle que en un inicio consigue ser aterrador gracias a escenas logradas como la de la silla de ruedas, las primeras apariciones físicas del ente acercándose a su objetivo y las obligadas huidas cada vez más a la desesperada. Sin embargo la falta de ideas frescas en su segundo tramo, donde salvo algún que otro momento acertado -el de la piscina es un puntazo muy sorprendente-, se limita a repetir el esquema acoso-percepción del peligro-huida con alguna que otra muerte como único aliciente, haciéndose un tanto repetitiva, así como un final que parece confirmar que no han sabido como cerrar una buena idea. Con todo es una de las obras de terror psicológico que mejor sabor me ha dejado en mucho tiempo, y el "modus operandi" que propone para ser la siguiente víctima parece querer reírse de uno de los grandes tópicos del género, en el muchas veces solo las/los vírgenes podían salvar el cuello. Aquí si practicas sexo pasas a ser el objetivo, pero si eres muy promiscuo tienes una pequeña oportunidad de salvar el pellejo. Un gran mensaje, follar o morir...
(Redactado por Marc Ventura)

lunes, 20 de octubre de 2014

FESTIVAL SITGES 2014, DÍA 9 : BURYING THE EX, SORCERER, THE TALE OF PRINCESS KAGUYA, THE TRIBE, TUSK

Si la  edición del 2013 nos trajo la última obra de Hayao Miyazaki -El viento se levanta-, en la de este año hemos podido disfrutar del que posiblemente sea el último trabajo de Isao Takahata, que con casi 80 años vuelve a demostrar que el Studio Ghibli es una garantía casi infalible de calidad animada.
Ambos maestros, sin embargo, tienen un estilo personal que diferencia generalmente el tono sus respectivas obras. Miyazaki suele utilizar un imaginario donde impera la magia y toda una suerte de seres fantásticos -vease El castillo ambulante, El viaje de Chihiro o la colorista Ponyo en el acantilado, por citar algunas-. Mientras que Takahata suele encaminar sus trabajos hacia un realismo más terrenal -como en Recuerdos del ayer y la dura La tumba de las luciérnagas-, aunque en esta última obra que nos presenta se haya decidido a adaptar un cuento popular anónimo del siglo IX, "El cuento del cortador de bambú" y tenga ciertos elementos imaginarios. Lo que sí tienen en común es que en muchas de sus películas los grandes protagonistas son niños, y The Tale of the Princess Kaguya no es una excepción a esa regla no escrita, siendo de nuevo una niña el eje central de la historia.



Aquí, nos presenta a una pareja de ancianos que vive en el Japón rural que encuentran a una minúscula niña dentro de una planta de bambú; que crecerá de manera acelerada y mágico a partir de ese momento, pasando enseguida de un bebé recién nacido a una niña. Adoptada por la pareja, que cuidarán de ella mientras va camino de convertirse en una bella mujer. Sin embargo el convencimiento que tiene su padre adoptivo de que se trata de una princesa, hará que decida sacrificar su vida de siempre para trasladarse a la gran ciudad, donde pueda encontrar un marido conveniente para su posición.
El trasfondo del largometraje toca ciertos temas como son el paso de la niñez a la vida adulta, donde se cambia la inocencia y más o menos idílica existencia infantil, por una serie de sacrificios en pos de unas obligaciones y lo convenientemente bien visto socialmente.



De esta forma la princesa se ve obligada a abandonar el bosque, sus amigos de infancia y toda la inocencia de sus primeros años para trasladarse a la gran ciudad para aprender las maneras de una dama de alta sociedad y el protocolo social que se le exige. Takahata logra transmitir con un dibujo artesanal, aparentemente sencillo y de trazo imperfecto coloreado con acuarelas, todas las emociones y sentimientos que asaltan a la joven durante estos años de transición. Sus dudas y rechazos iniciales, hasta la aceptación un tanto frustada -típica del mundo adulto- de hacer lo que se le exige en contra de lo que quiere.
Escenas como la huida de la joven mientras caen sus ropas por el camino, son todo un logro de la animación. Así como la parte en que cinco pretendientes intentan agasajarla con cumplidos estériles y terminan teniendo que irse a buscar a lo largo del ancho mundo unos tesoros muy precisos para lograr su mano, tienen ese toque de las leyendas y cuentos tradicionales de toda la vida
Una delicia de la animación que seguro terminará siendo un clásico de referencia, quizás el único pero que le pondría es un exceso de metraje -aunque siendo el noveno día de Festival, el cansancio mental puede que tenga algo que ver-. Todo lo demás es una delicia, la animación, el colorido, los detalles de vestimentas y decorados, así como la historia, un precioso cuento de toda la vida que en manos de Studio Ghibli se convierte en un tesoro que se permite incluso un final nada habitual para un film de animación, nada complaciente y más bien triste y desolador, que nos deja pensativos mientras empieza a sonar la múscia de los créditos - por cierto un elemetno más que a lo largo de todo el metraje se conjunta a la perfección con las imágenes-.
(Redactado por Marc Ventura)


Una de las películas que sobre el papel más me intrigaron al planificar la agenda del Festival fue The tribe, obra ucraniana que había causado sensación -y con eso incluyo la repulsa- en Cannes. Cuya premisa era al menos rompedora y diferenciadora, lo que no es poco en un panorama cinematográfico tan globalizado en el que vivimos, con la repetición de temas y clichés de forma exasperante.
La propuesta de The tribe debe aplaudirse por varios motivos, la primera de ellas sería la virtud de resultar estimulante: Miroslav Slaboshpitsky -director y guionista- nos introduce en un mundo exento de lenguaje verbal de ningún tipo, ni tan solo un mínimo apoyo en forma de indicaciones o subtítulos; únicamente tendremos los fríos sonidos reales -sin artificios ni música-, junto al uso del lenguaje de signos por parte de los sordomudos que conforman la historia. Solo por ello, nuestra habitual predisposición y comodidad con la que afrontamos el visionado de una película, se ve turbada, nos exige un doble esfuerzo para adaptarnos y hacernos con a la nueva situación.
Todo ello potenciado por el uso de largos plano-secuencia en todas y cada una de sus escenas -unos estáticos y otros en movimiento-, generando una desasosegante sensación de que estamos viendo la escena tal cual, desnuda, sin maquillaje, cobrando un tono más duro hacia el espectador que se siente testigo presencial de lo que ocurre en pantalla. La larga duración de muchos de ellos llega a incomodar, más aun cuando el cine actual tiende a una breve duración de planos con un lenguaje cinematográfico cómodo a nuestros ojos. Asimismo la ausencia del habitual plano-contraplano con el que se nos transmiten los diálogos, cambiado aquí casi siempre por planos generales que muestran más al grupo que al individuo, es otro punto con el que tendremos que lidiar.


El film arranca con la llegada de un joven sordomudo a un internado especial en el que desde el principio se ve obligado a ser partícipe de una banda que controla y explota al resto de los estudiantes del centro para beneficio propio -la tribu, para que nos entendamos-.
Todo en el centro estudiantil está pensado para crear en el espectador una sensación de vulnerabilidad, empezando por el propio edificio medio destartalado, frío, enorme y que en ciertos momentos puede hacernos pensar más en un centro penitenciario que en un lugar pensado para el estudio y desarrollo de unos jóvenes -al menos si pretendemos que crezcan sanos-. Escenario ideal por el que pululan libremente una serie de chicos que sin ningún tipo de escrúpulo, roban, apalizan y prostituyen a sus compañeras -muy lograda la escena de la camioneta en la que vemos por primera vez a las chicas pasar de estar vestidas recatadamente a estar listas para satisfacer a camioneros en un párking nocturno-. Más chocante resulta la aceptación sin ningún dilema ni frustación con el que las chicas se entregan al trabajo nocturno al que son guiadas por sus "amos".
Solo el recién llegado querrá romper con esa dinámica, pero no por el conflicto moral que puede generar una situación de este estilo, sino al enamorarse perdidamente de una de las jóvenes, siendo por puro interés, egoísmo y un fuerte instinto de posesión que le llevarán a enfrentarse con el resto de integrantes del grupo.



La película resulta interesante, atrapa al espectador a la vez que lo incomoda, con algunas escenas de sexo explícito -no tanto por su crudeza como por la frialdad con que nos llega-, pero nada comparable con lo que nos reserva el tercio final del film: la durísima y descarnada secuencia de un aborto practicado en unas condiciones insalubres y lamentables -de realista, es una de las más difíciles con las que me he enfrentado- y ya en el clímax final, donde el sonido cobra una particular importancia, totalmente chocante, que nos despierta un poco de la realidad en la que nos encontramos al recordarnos la importancia de la ausencia del sonido.
Una propuesta no exenta de un potente mensaje de fondo, donde la violencia, la falta de moralidad y el afán de ganar dinero, parecen ser el único camino que los jóvenes ven en su futuro. Totalmente recomendable.
(Redactado por Marc Ventura)

miércoles, 15 de octubre de 2014

FESTIVAL SITGES 2014, DÍA 6 : ANNABELLE, THE DOUBLE, A HARD DAY

El veterano director de fotografía de la infravalorada "Insidious" o la excelente "Expediente Warren", John R. Leonetti, carga ahora sobre sus hombros el peso del spin-off más esperado por los fans del terror, la polémica cinta "Annabelle". Y digo polémica porque ya en su recibimiento días antes dentro del marco del Festival, el film ha conseguido dividir a la audiencia de manera evidente, defraudando en general a la crítica especializada y contentando, más o menos, a los amantes del género.
Entiendo que prolongar una franquicia rentable es hasta cierto punto lógico, y delegar las funciones creativas a "segundos al mando" es tan coherente como lícito en el engranaje del cine actual. Así vemos como secuelas y más secuelas se están ahora mismo cociendo en el horno hollywoodiense, preparadas para calmar la gula del ávido y fiel espectador. Insidious 3, ¡¡Saw 8!! Expediente Warren 2 son algunos ejemplos de que se exprime la naranja hasta límites insospechados, para luego vendernos mandarinas.
Annabelle ya es toda una mandarina, una versión cocinada a todo trapo para aún poder nutrirse del fenómeno Warren, estirando su recaudación lo que se pueda. Puro business.
De todas maneras, el film ofrece algunas características propias, ajenas a la franquicia, que me gustaría subrayar. Primero entremos un poco en la historia, que arranca con un prototípico matrimonio americano, feliz él, feliz ella, radiantes ambos, que esperan la llegada inminente de un bebé en sus perfectas vidas. Una noche, tras presenciar algo muy sospechoso en la casa vecina, serán víctimas de unos asaltantes sectarios adoradores de Satán, que mientras aterrorizan y derraman sangre en el hogar, de paso invocarán a un demonio que se hospedará en una muñeca de tamaño natural (...).
Como es de suponer, los acontecimientos venideros estarán plagados de tensión, angustia, duda, desequilibrio emocional y como no, terroríficos sucesos paranormales. Como queda patente, el argumento es un "cien veces visto", con sus nimias diferencias aquí y allá, pero lo de siempre en este tipo de propuestas.
Tampoco la interpretación femenina principal, primordial para que el conjunto se sostenga (pues acapara el 80% de los planos), está a la altura de las circunstancias, siendo poco más que aceptable. No entraré ya en la masculina, puramente anecdótica.

La dichosa muñeca, un dolor de cabeza sobrenatural
Annabelle ofrece un tratamiento de su fotografía y profundidad visual más que eficientes.
Sin embargo, hay algo interesante en el trasfondo de este potaje comercial, algo que nos recuerda en atmósfera a la prestigiosa obra maestra de Polanski, "La Semilla del Diablo" y que aumenta ostensiblemente el alcance del film. Un logrado ambiente setentero, ciertamente traicionero aún con iluminación diurna y con un buen tratamiento del campo visual, llegando incluso a ser notable en su manera de plasmar la profundidad de campo. Tampoco hay que pasar por alto su excelente trabajo sonoro, a la altura de cualquier obra de terror de calidad que se tercie y estudiada al milímetro para extraer todo el jugo posible a las secuencias de tensión y sobresalto, demostrando que hay grandes profesionales al cargo del montaje y finalización del producto.
Por último, el ritmo que ofrece en sus dos primeros actos, eficaz y entretenido como pocos, de auténtico disfrute sui generis, y que pretende equilibrar la balanza ante sus obvias carencias de guión y actuación. De no ser porque presenta un final de fiesta horroroso e inaceptable, a la par que bochornoso, estaríamos hablando de un buen ejemplo de película de miedo. Lamentablemente, sus aciertos no son suficientes como para ello. Otra vez será Annabelle.
(Redactado por Jesús A.)

Hay días en que todo nos sale del revés, diríamos que nos ha mirado un tuerto y hagamos lo que hagamos todo parece ir a peor, por lo que terminamos por pensar que lo mejor habría sido no salir de la cama. Seguro que pensamientos similares pasaron por la cabeza del corrupto agente de la policía coreana, Gun-Su, el día en que regresando hacía la preparación del entierro de su madre, le comunican que asuntos internos está inspeccionando sus pertenencias en la oficina y por si eso no fuera poco por culpa de un despiste atropella a alguien que cruzaba una oscura calle.
Asustado por lo que acaba de ocurrir y temiendo que alguien le haya visto, decide cargar el cuerpo en el maletero de su coche y así deshacerse del cadáver una vez finalizado el sepelio. Sin embargo mientras asiste al cierre del ataúd de su madre, se le ocurre un plan descabellado como es el de esconder el cuerpo del delito junto al de su madre, teniendo el escondite perfecto más a mano que nunca -dando lugar al mejor tramo de toda la película-. A pesar de sus esfuerzos y de la discreción con la que ha lidiado el escabroso asunto, al poco empieza a ser chantajeado por otro policía que tampoco es agua limpia, generando una serie de situaciones en las que ambos intentarán dejar al descubierto las cartas del otro mientras intentan salvarse de una quema segura.



La película ofrece una peligrosa combinación de thriller policíaco y comedia, y con lo de peligroso vengo a referirme al riesgo que se corre si no se encuentra el adecuado equilibrio entre ambos géneros, pudiendo caer en una serie de situaciones caricaturescas que resten credibilidad a la trama más seria. Afortunadamente aquí más o menos se consigue un buen balance y en general el espectáculo no se tambalea e incluso resulta agradable y entretenido.
Con momentos muy logrados -los minutos en los que Gun-Su empieza a ejecutar su descabellado plan para entrar discretamente el cadáver hasta la sala donde descansa el cuerpo de su madre tiene un tempo excelente y roza lo delirante-. La escena de la camioneta hacia el final del film o la batalla en el piso a través de una puerta medio destrozada son otros momentos cómicos conseguidos y que le dan un cierto toque desenfadado a la función.
Asimismo parte de la trama no deja de tener su seriosidad e incluso algo de crítica social, pues se incide en uno de los clásicos como es en Corea el de la corrupción o incompetencia policial, ya que Gun-Su, representante de la ley está siendo investigado por posibles irregularidades y actos de corrupción, atropella a una persona y huye del lugar de los hechos y ni tiene respeto por sus muertos; haciendo que al final no se le distinga tanto de su rival a lo largo del film.
Con todo y a pesar de que es una historia menor, entretiene y nunca se hace pesada, además de saber dosificar sabiamente la acción, giros y sorpresas, más de una de ellas bien original.
(Redactado por Marc Ventura)

lunes, 13 de octubre de 2014

FESTIVAL SITGES 2014, DÍA 5 : MAPA DE LAS ESTRELLAS, JAMIE MARKS IS DEAD, GOODNIGHT MOMMY, NO TEARS FOR THE DEAD

El David Cronenberg que muchos seguimos añorando, aquel amante de la carne y las transformaciones físicas aberrantes, ya fueran terrestres o alienígenas, definitivamente ha muerto. Ni rastro queda ya del cineasta transgresor que llegó a parir, y nunca mejor dicho, diversas obras maestras del género fantástico como Videodrome, Cromosoma 3 o La Mosca.
Su cine ha mutado y el canadiense se ha sabido adaptar a la industria que a todos absorbe tarde o temprano, el meloso mainstream (corriente popular). Ahora, como si de una víctima de una de sus propias metamorfosis se tratara, concibe el cine desde una óptica mucho más segura, ácida si se quiere, violenta en general, pero muy lejos ya de sus discursos originales, cargados de personalidad y toneladas de ideas propias.
Sin ánimo de desconsiderar su reciente trilogía junto al trotamundos Viggo Mortensen, lo cierto es que Cronenberg ha perdido su influjo, convirtiéndose en un arquitecto más de películas del Hollywood actual. Con talento, sí, pero sin el sello personal que lo diferenciaba del resto.
Desde su irregular apuesta en 2013 con Cosmópolis, ahora el canoso cineasta parece haberse "enamorado" fílmicamente del nuevo rostro de moda, el "crepusculero" Robert Pattinson. En su nuevo film, "Maps to the Stars" (en clara alusión al debatible tour por las mansiones de los famosos por Los Ángeles), de nuevo cuenta con la presencia del actor británico, y de nuevo lo mete en una limusina.
La diana de Cronenberg esta vez está envenenada pero no es letal, pues su crítica se lanza desde una distancia prudencial, es decir, sin llegar a morder la mano que le da de comer, reflejando el tremendamente frívolo ambiente que rodea Hollywood pero sin enfadar a nadie.

Julianne Moore observando las feas lesiones en el rostro de Mia
La galería de personajes que conforman el film es extenso y coral, y como no, repleto de caras reconocibles. Así pues tenemos a una actriz en decadencia que ansía, caiga quien caiga, el papel que la redescubra (una Julianne Moore estupenda pero tampoco genial). A una chica de Florida con quemaduras en su cuerpo (Mia Wasikowska) que viene a trabajar en casa de ésta por cortesía de Carrie Fisher (...).
A un niño supuestamente prodigio del todo intratable, los padres infelices del mismo y un joven chófer con un sueño (el pobre Pattinson, aquí esforzándose para evitar su fuerte acento británico).
Esta troupe y sus cómodas pero desastrosas vidas son el caldo de cultivo para retratar la creciente infelicidad en las colinas de la fama, la hipocresía más detestable (gran momento cuando Moore se encuentra cara a cara con la guapa y joven actriz que le roba el papel), o la pérdida de la identidad personal, pues importa más aparentar que disfrutar (la casa de Cusak, por ejemplo).
Pattinson apagando el fuego de Moore dentro de la limusina
Un mensaje válido e interesante pero contado sin la fuerza necesaria, ya sea porque nos lo muestran desde la perspectiva errónea (un hipócrita Cronenberg que obedece a esos mismos patrones que satiriza) o bien porque la historia se come por completo la puesta en escena, que no pasa de telefilm y contiene muy pocos aciertos propios de su talento tras las cámaras.
En definitiva, una film menor en la filmografía del canadiense, que se tolera (algunos incluso la disfrutarán algo) y que demuestra un buen equilibrio entre sus elementos dramáticos y cómicos, pero que no hubiese gozado de tanto ruido, ni mucho menos, si su director no se llamase David Cronenberg.
(Redactado por Jesús A.)

Apoyándose en una novela corta de Christopher Barzak, el guionista y director ocasional Carter Smith (apático en su presentación, todo sea dicho) concibió su particular film de esencia independiente Jamie Marks is Dead, que estrenó anteriormente en Sundance y ahora ante el exigente público del Auditori.
Bajo un tratamiento de la fotografía entre tonos grisáceos, turbios y tristes creando una atmósfera deprimente, Smith narra la historia del citado Jamie, aparecido cadáver en la orilla de un río, cerca de un pequeño y frío pueblo americano.
Nadie en el lugar pareció conocerle apenas; nadie es capaz ni de recordar alguna anécdota vivida con el joven y tímido Marks, que pasaba del todo inadvertido hasta por sus compañeros de instituto. No obstante, lo que no consiguió en vida, Jamie lo logrará siendo fiambre, pues su trágica desaparición suscitará la curiosidad de dos estudiantes, Adam y Gracie, previamente enrollados, que se sentirán en parte culpables de su terrible fallecimiento. ¿Suicidio?, ¿asesinato?, ¿accidente?, ¿qué fue en realidad lo que mató al desconocido chico?.
La conexión obsesiva se vuelve cada vez más real entre los alumnos, tanto, que empiezan a ver al fantasma del muchacho, pudiendo hablar con él e incluso con otros fallecidos, atrapados a medio camino entre este mundo y el del "más allá". La amistad, los deseos redimidos e incluso una extraña forma de amor (de hecho, no tan extraña), brotará en los tres estudiantes de maneras bien diferentes.

Un sugerente pero engañoso plano abre el film, que pronto se diluye de emoción
Atraído por ese argumento de índole fantástico con crimen de por medio y sumado a su reciente buena prensa en Sundance, me decidí a marcar Jamie Marks is dead en mi agenda del Festival. Craso error.
Bien podría ser el film que menos disfruté de todo el certamen, ya sea por sus aburridísímos diálogos entre susurros, su espesa y vacua puesta en escena o su exasperante uso de la narrativa cinematográfica, a caballo entre la pedantería y la soberana estupidez.
Los insufribles "amiguitos"
Todo parece fingido en el film, desde sus actorcillos de segunda (Jamie Marks es directamente Harry Potter)  a su fallida melancolía en general, por no hablar de las relaciones humanas retratadas, pura mentira sin escrúpulos.
Ni el desarrollo de la historia ni mucho menos el final están a la altura de la premisa, que sólo se sostiene hasta que aparece en escena el absurdo ectoplasma, poco menos que un despropósito insalvable.
Una jugada fallida por parte de Carter Smith, únicamente destacable por su tratamiento fotográfico, que quizás no le sirva a él para aprender la lección, pero al menos a nosotros sí. "Nunca máis".

(Redactado por Jesús A.)

La siguiente cita en el Auditori nos llevó a ver la película austriaca Goodnight mommy, dirigida por Severin Fiala y Veronika Franz. Como curiosidad, durante la presentación que nos hicieron, explicaron que se conocían desde muy jóvenes, pues Severin le hizo de canguro en varias ocasiones, mientras aprovechaban para devorar las películas en VHS que los padres de Veronika le regalaban como pago por sus servicios. Quien sabe si alguna de esas sesiones cinéfilas les ayudó a pensar en la inquietante historia que ahora nos presentan.
El título original “Ich seh, Ich seh”, en alemán significa “Veo veo”, muy acertado y que todos los que hemos visto el film comprendemos a la perfección. Antes de meternos de lleno en la película, la intro ya es más que inquietante, con una escena del canto de una canción infantil que nos retrotrae a una imagen propagandística con aires nazis, dando de entrada muy mal rollo.
Dos hermanos gemelos, Elias y Lukas -nombre real de ambos niños también-, reciben con recelo el regreso a casa de su madre tras someterse a una operación de cirugía estética (interpretada magistralmente por Susanne Wuest), el carácter arisco, un cambio en su personalidad  y ciertas imposiciones dictadas por la recién llegada, les llevará a dudar de que quien se esconde realmente bajo las vendas sea su madre. Si bien en un principio los chicos le siguen la corriente sometiéndose a sus demandas, poco a poco la desconfianza va arraigando en ellos hasta tal punto que deciden ir mucho más allá de lo que parece que no pasará de las típicas tensiones materno-filiales, tomando un tono cada vez más siniestro.


Mal rollito... la desconfianza mútua ha arraigado
La incomodidad de la situación va in crescendo, con la firme decisión de los niños a poner a prueba a la que teóricamente es su madre, llegando a la tortura con los elementos que todo niño tiene a mano en su casa, como puede ser un mero pote de pegamento, una lupa o algún insecto que ha podido atrapar en el jardín, generando toda una serie de escenas violentas, desagradables e incómodas. La "violación" de los lazos afectivos con la madre no hacen sino acentuar la sensación opresiva y tensa que se respira en la casa, pudiendo recordar de alguna manera a Funny Games de Haneke, agravado aquí porque no se trata de unos desconocidos quienes dañan a un miembro de la familia, sino los propios hijos.
Muy bien narrada y dirigida, con una puesta en escena fría con la casa perfecta como telón de fondo, el film logra que nos debatamos a lo largo del metraje sobre quien es aquí la víctima, pues en un principio los niños parecen sufrir los abusos de una mujer desequilibrada incapaz de comportarse como presuponemos en una madre; mientras que con el paso de los minutos esa realidad se empieza a desvanecer y los niños pasan a ser los dominadores crueles de la escena; y las películas con niños sádicos dan miedo y si son gemelos dan terror...
Una de las mejores sorpresas que nos hemos llevado a lo largo de todo el Festival y que no dudamos en recomendaros.
(Redactado por Marc Ventura


Lee Jeong-beom en el año 2010 rodó uno de los mejores films del año en Corea con The man from nowhere, un duro thriller que ahondaba en un tema tan escabroso como el tráfico de órganos y secuestros de menores, aderezado todo ello por un luchador implacable decidido a salvar la vida de una pequeña con la que había entablado amistad. Por lo que desde que en la programación del Festival apareció su siguiente obra, quedó irremediablemente apuntada en mi agenda personal.
Así pues, cuatro años después nos llega otro thriller con No tears for the dead, donde un asesino a sueldo llamado Gon, es enviado a recuperar una información que está a punto de ser vendida a unos rusos y que podría comprometer a su cliente. Sin embargo, en plena misión y por culpa de la intensidad del momento, cometerá un error al matar accidentalmente a una niña, además de no poder hacerse con la información requerida. Cuando su cliente le exija que elimine a quien parece tener los datos tras su primer intento, Gon verá que su nuevo objetivo es la madre de la pequeña, creándole un debate interior entre su profesionalidad y los remordimientos que arrastra.
Si bien la premisa no puede ser más prometedora, hay que decir que el resultado final no llega a la altura de lo esperado y mucho menos se puede comparar con su trabajo anterior. A pesar de ser una producción coreana, parece muy enfocada a su exportación al tomar ciertos clichés del cine de acción y thrillers hollywoodienses. Este hecho hace que la mixtura no termine de satisfacer al público, como un servidor, que busque un producto genuino puramente coreano.



Aun teniendo algunos aciertos parciales: la primera escena con la llegada del objetivo a un restaurante, la aproximación de Gon hacia ellos y el posterior tiroteo hasta la muerte de la niña, están francamente bien rodados y planificados. Asimismo otros momentos de lucha como en el piso del hacker y algún que otro cuerpo a cuerpo, tampoco desentonan y tienen una intensidad remarcable.
¿Así pues dónde reside el problema? Para empezar en la excesiva esquemetación de los personajes y el poco desarrollo en su relación. Mientras que en The man from nowhere el director se tomaba la molestia de trabajar a lo largo de no pocos minutos el día a día de la niña con quien sería su fururo salvador; aquí se da por hecho que sobreentendemos que tras la muerte accidental, el asesino va a empatizar sí o sí con la madre y que esta deberá importarnos sin apenas tiempo para presentarla. Se abusa de escenas donde se intenta hacer bien patente los remordimientos del asesino y justificar sus siguientes pasos.
Se excede de un recurso tan moderno como irritante como es el uso continuo del móvil -tal vez las nuevas generaciones estén encantadas con ello-, ya sea para comunicarse entre socios, entre rivales, descubrir a algún enemigo oculto por culpa de una sinfonía a demasiado volumen y todas las variedades que uno pueda imaginar; ya basta, por favor.
Otro detalle que apunta a su exportabilidad es el hecho que una parte de los personajes pasen a hablar inglés, ya sea porque son coreanos con mucho mundo o asesinos implacables venidos de todas partes para cumplir su misión; quedando a veces un tanto forzados según que diálogos. Y uno de los cambios que más daño le hacen a la película es el excesivo uso de armas de fuego, con mucho tiroteo - bien rodados, eso sí- en contraposición con el siempre habitual y resultón uso de las armas blancas -martillos, palos, bates, etc...- en las producciones coreanas.
Un thriller de puro consumo que no quedará grabado en nuestras retinas mucho tiempo, pero que aun así supera con creces el equivalente producto americano y no tiene un final sonrojante como el mainstream yanki habría dictado.
(Redactado por Marc Ventura

viernes, 10 de octubre de 2014

FESTIVAL SITGES 2014, DÍA 4 : THE VOICES, STEREO, RÉALITÉ & A GIRL WALKS HOME ALONE AT NIGHT

El cuarto día nos despertamos con "The Voices", la primera propuesta en suelo americano de la cineasta de origen iraní Marjane Satrapi, co-autora de la muy interesante Persépolis, y que se acompaña debidamente para la ocasión (seguramente por exigencias de producción) por el limitado aunque rentable Ryan Reynolds.
Satrapi enfoca su historia desde una perspectiva templadamente original, presentándonos a un esquizofrénico llamado Jerry trabajando de manera modélica en una empresa de empaquetado (de color rosa, ni más ni menos). Tímido, retraído y un ejemplo en lo que a modales se refiere, Jerry parece que también responde bien a la terapia semanal con su terapeuta, a quien le confiesa que todo va fabulosamente bien.
Lo que no le confiesa es que mantiene conversaciones a diario con sus dos mascotas (su perro Bosco y su gato Whiskers), con los que discute sobre temas personales y ven juntos la TV, entre otros rituales.
La sugerente (e inevitable) presencia de su compañera Fiona en la empresa, sacudirá entonces la inestable "cordura" de Jerry, que se convertirá, sin apenas darse cuenta, en un asesino en serie poco convencional.
En un primer vistazo al film, uno tiene la sensación de que no es una obra libre, sino más bien una imposición industrial con el mínimo de personalidad autoral permitido (aunque ella lo verá como su oportunidad para triunfar en Hollywood, eso sí).
Reynolds, incapaz de darle demasiados matices al killer ocasional
Me niego a creer que Satrapi, tras explorar un cine personal e inteligente, pretendiera ahora explicarnos algo tan convencional como carente de contenido en una, aunque sangrante, comedia romántica.
Empieza así el cóctel con la imposición de un actor no demasiado dotado para dicha función pero que funciona en taquilla y enamora a los estudios; añadámosle un tono azucarado al entuerto (pese a los asesinatos y demás casquería) que esconderá detrás la típica historia camuflada de un adorable perdedor al que le gusta la chica "cool".
Zanjemos el tema con un poco de contenido cómico (¡¡eso, que hablen las mascotas!!), y permitámosle a la nueva chica del turbante que ponga su granito de arena y lo pinte todo de color rosa si es lo que desea.

Las voces en la cabeza de Jerry son un cimiento algo endeble para sostener todo un largometraje
Dicho y hecho. El nuevo film de Ryan Reynolds rompe en taquilla y consigue unas cómplices risotadas en el respetable.
¿La película funciona en su cometido?. Sí, pero acaba siendo un producto inofensivo más de tantos que tiene ese perecedero efecto kleenex. Se usa y se deshecha. Sin más.
(Redactado por Jesús A.)

La siguiente cita del Festival nos ha llevado a ver Stereo, del alemán Maximilian Erlenwein, quien presentó en persona en el Auditori el que es su segundo largometraje, comentando de paso que el film es ya toda una rareza por la poca tradición en sus país a entrar en el género propuesto. Más allá del posible atractivo que su premisa podía presagiar, teníamos el aliciente de la presencia en el plantel de actores de Jürgen Vogel -protagonista de la estupenda La ola "Die Welle" (2008)- o Moritz Bleibtreu, a quien vimos en otro éxito del cine alemán como es Corre, Lola, corre "Rent Lola" (1998).
Stereo nos cuenta la historia de Eric (Jürgen Vogel), quien vive una tranquila vida junto a su novia, cuidando a la hija de ésta y por supuesto disfrutando con una de sus pasiones como son las motos, en su propio taller. Idílica existencia que hasta ahora solo se ha visto "torpedeada" por el padre de la joven, un policía que recela de Eric y que siempre que puede se dedica a tocarle las narices.
Pero todo cambia con la llegada de un grupo de gitanos que se instala cerca de su taller, pues a partir de ese momento se le aparecerá un personaje misterioso que solo él puede ver, guiando sus pasos; y uno de los recién llegados vendrá a recordarle parte de su pasado y requerirle para un asesinato

¿Estoy loco doctor? Veo cosas que nadie más ve....
 Con un arranque más que prometedor con ciertas dudas sobre que está ocurriendo realmente, en el que se plantean unas bases más o menos interesantes aunque bastante trilladas, la verdad es que luego todo empieza a dibujarse de una forma bastante clara y nos asalta la sensación de dejà vu. Una clara inspiración con Una historia de violencia (2005) de Cronenberg - ambos protagonistas negando un oscuro pasado que de repente les alcanza y quiere saldar cuentas con ellos-, si bien aquí se le quiere dar ese toque psicológico con las visiones de Eric.
Una mezcla de cine negro thriller que se ve agradablemente gracias a su buen ritmo, a una historia que está bien construida, pero que cuando terminamos nos deja un tibio recuerdo. Ya que nada destaca en sobremanera y poco o nada nuevo nos aporta, lo hemos visto mil veces antes...
(Redactado por Marc Ventura)

Por fin llegó el momento más ansiado para un servidor dentro del Festival de Sitges 2014, la esperadísima y esquiva "Réalité" (hasta su irrupción casi por sorpresa en la cita veneciana, nada sabíamos de su fecha de estreno).
En más de una ocasión me he declarado fiel seguidor del señor Quentin Dupieux, al que cada vez sigo con mayor pasión. Su breve pero creciente filmografía está ya plagada de auténticas joyas cinematográficas (aún pendientes de ser verdaderamente reivindicadas), y siempre dentro del desolado terreno de la comedia surrealista, el de mayor complejidad en lo que al humor se refiere.
Desde su adorable ópera prima "Steak" en 2007 hasta su obra más conseguida hasta la fecha, la excelente "Wrong Cops", Dupieux ha sabido impregnar su cine con una maravillosa identidad propia, un universo personalísimo donde las reglas cambian a su antojo y el mundo gira del revés al compás de sus propias sintonías de sintetizador. Un universo realmente fascinante, autoparódico, repleto de personajes carismáticos y situaciones delirantes que atrapará sin remedio al que consiga conectar con su raro sentido de lo cómico. No exagero cuando afirmo que, para mí, ya es el cineasta más en forma de la última década en lo que a comedias se refiere. Un autor incomparable e inaudito que acapara toda mi atención.
Su nueva obra, de nuevo inclasificable, plantea el discurso más enrevesado de toda su obra, entremezclando realidad con ficción, onirismo o simplemente, con la irrealidad en sí misma.
Una niña que encuentra una cinta VHS en el interior de un jabalí cazado por su padre; un director de cine con un guión ridículo en busca del grito perfecto, un rector escolar travestido o un pobre hombre con una ficticia crisis de prurito extremo arman la peculiar historia de Réalité, que a su vez, se permite ácidas críticas al propio mundo representado, el universo de lo audiovisual.

El productor de cine escuchando atentamente el proyecto del cineasta
Al parecer, las terapias no son fructíferas con nuestro travestido rector
Un productor de cine sin criterio (protagonista de las mejores secuencias del film), un caricaturesco autor de "cinéma vérité" ensimismado con la búsqueda de la naturalidad en las imágenes y un equipo televisivo desganado de un extraño programa de cocina son algunos de los elementos mordaces que orbitan alrededor de los personajes centrales, creando un sinfín de referencias sobre la idiotez que hay, tanto detrás como delante de las cámaras, ya sea en el mundo del cine o en la televisión (y de paso, volviéndonos locos a nosotros, pobres espectadores).
Dupieux, bajo esa máscara de autor de lo absurdo, siempre nos lanza un dardo subversivo con su cine, ciertamente envenenado y de lenta asimilación. Un talento en alza que espero y deseo, tenga muchos años más de creatividad periódica, porque al menos en mi caso, mínimo, necesito una dosis anual de su cine.
(Redactado por Jesús A.)

La joven iraní Ana Lily Amirpour sorprendió a todos los presentes en el Auditori incluso antes de que se apagaran las luces y empezara la proyeccción de su ópera prima, merced a un discurso del todo desconcertante, donde expresó una desbordante alegría, una espontaneidad que dejó incluso sin habla a los presentadores del certamen. Niña prodigio por lo que se ve, pues con solo 12 años ya rodó su primer trabajo aunque fuera de forma amateur.
Y una vez hecha la oscuridad, la sorpresa continúa, con una propuesta si no rompedora, sí más que diferenciadora y con una gran personalidad. Una mezcla de géneros donde tiene cabida hasta el western, pues la acción pasa en la ciudad de Bad City con un paisaje que poco nos recuerda a la imagen que podemos tener mentalmente del país de oriente medio donde teóricamente se desarrolla la acción, de paisajes grises y semi industriales que nos transmiten una sensación de vacío y decadencia, por no hablar de la fosa común donde son lanzados los muertos a las afueras de la ciudad. Rodada en un blanco y negro que siempre juega a favor de crear una atmósfera retro -la fotografía es fantástica e hipnótica-, una planificación de escenas y diálogos que recuerda en parte al cine de la nouvelle vague. Y en medio de este escenario una "joven" vampiro deambula por sus calles buscando a una víctima con la que alimentarse, pero no cualquiera, pues es selectiva y solo los maleantes y personajes marginales corren el riesgo de formar parte de su menú.



De nuevo se plasma la idea del vampiro con cierta consciencia más allá de sus primitivos instintos, además de mostrar la desidia producida por el paso de incontables años, el aburrimiento de la eterna soledad, la melancolía o el amor por la música - un poco como Jarmusch y su coetánea Only lovers left alive-
Una noche en una de sus salidas -montada en patinete y con su capa ondeando el viento, para crear una imagen más pintoresca-, conoce a Arash, un joven descolocado en esa urbe, con un padre toxicómano y múltiples problemas con un traficante al que debe dinero. Sus destinos se entremezclan y surge el amor imposible entre dos almas solitarias y perdidas.

A destacar algunas escenas como el encuentro de la chupasangres y el traficante, la peculiar secuencia de Arash disfrazado de Drácula atrayendo a la vampira como si de una niña curiosa se tratara o las imágenes con el fondo industrial dando un extrañísimo contrapunto al trasfondo de la historia.
El film de Amirpour no es plato para el consumo masivo, de hecho aquí en Sitges hay una clara división entre quienes en ella han encontrado una sugerente rara avis y quienes no entraron al juego propuesto por la joven cineasta, aun con el riesgo que ello supone, os recomendamos sumergiros en sus imágenes y dejaros llevar.
(Redactado por Marc Ventura)

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