Películas como Rainbow Song (2006) o Halfway (2009), que pese a no estar dirigidos por el director japonés, sí que tenían de una forma u otra el estilo y regusto a sus films.
En el año 2000, y a la vez que preparaba su obra maestra Todo sobre Lily (2001), Iwai se atrevió con la interpretación, protagonizando el film que nos ocupa hoy, Ritual (2000) dirigida por Hideaki Anno.
Anno es bien conocido entre los fans del anime, ya que no solamente fue uno de los fundadores de Gainax sino que llevó adelante series como Kare Kano o Neon Genesis Evangelion, con la que cambió para siempre el mundo del anime. Una deconstrucción impecable del género mecha en la que, inspirado por la tremenda depresión que sufrió Anno a principios de los 90, éste insertó en la trama mucha experimentación narrativa, angustias psicológicas, simbolismos y una profundidad en los personajes, y en la propia trama en sí inabarcable.
La trama se remató con The end of Evangelion (1997), donde los planteamientos de la serie estallaban soberbiamente hasta llegar a una conclusión polémica, pero excelente.
Love & Pop (1998), primera incursión de Anno en la imagen real |
Su estreno como director de cine en imagen real llegó con Love & Pop (1998), una muy experimental y curiosa historia de un grupo de chicas adolescentes que se prostituyen para pagarse sus caprichos, pero expuestas a la inmensidad y peligros adultos de Tokyo. Un film curioso y por el que Anno recibió el premio a “Mejor nuevo director” en el 20th Yokohama Film Festival de 1999. Ritual (2000) es la obra en el que supo trasladar de forma definitiva todas sus obsesiones a nivel visual y narrativo.
En la cinta, un director de anime pasa por una crisis creativa mientras quiere reinventarse como director de cine de imagen real, así que viaja a su pueblo natal. Un día encuentra a una chica en las vías del tren. Ella vive desconectada de la realidad y siempre dice "Mañana es mi cumpleaños"; así comienza su historia.
La estrecha amistad entre Shunji Iwai y Hideaki Anno se ve reflejada en la temática de sus films, compartiendo ciertas características como la de radiografiar a la juventud japonesa de una manera muy directa y crítica.
Al contrario que Iwai, Anno prefiere plasmar su propia vida a través de sus historias y protagonistas introduciendo vivencias, inquietudes y reflexiones. Técnicamente, el cine de Anno bebe mucho del video-arte y del cine experimental, algo de lo que Ritual (2000) se empapa encontrándonos con una cámara en mano nerviosa e inquieta situada en los lugares menos creíbles, planos y travellings imposibles, ojos de pez o superposiciones de imagen. Todo lo anterior contrasta con planos fijos y un ritmo pausado y contemplativo. Tramos bellos y poéticos y que conectan con el cine de Iwai.
La obra está basada en la novela Shiki-Jitsu, escrita por Ayako Fujitani. Atentos a este nombre. Fujitani no es otra que la hija japonesa de Steven Seagal y la pudimos ver en la trilogía de los 90 de Gamera, interpretando a la adolescente que se comunica telepáticamente con la tortuga agigantada. Al parecer, la actriz sufrió muchas dificultades a nivel emocional cuando acompañó a su padre a Los Angeles para el rodaje de El Patriota, por lo que dichas experiencias la inspiraron a escribir la novela en la que está basada Ritual y que además se encarga de protagonizar.
Ritual (2000) es una obra extraña pero absorbente. El núcleo se basa en la recuperación de la cordura. El paso de un personaje inmerso en sus propias fantasías hasta superar sus traumas personales y volver a la realidad. Todo el peso de la historia recae sobre los hombros de Ayako Fujitani, quien realiza una interpretación fantástica (aunque algo excesiva en ciertos momentos), y cómo el personaje de "El Director" (Iwai) se queda prendado y fascinado por ella. Un personaje que a pesar de su demencia está dotada de una creatividad desbordante y por el que no se puede evitar cierta lástima y curiosidad.
La historia entre los dos personajes protagonistas, la manera en cómo va desarrollándose su relación y cómo cada vez resultan más dependientes el uno del otro, contiene tramos conmovedores.
Shunji Iwai se encarga de interpretar a quien pudiera ser el alter-ego de Anno. Una interpretación sobria y discreta (vamos a dejarlo aquí) pero que funciona perfectamente al servir de puro espectador de la historia.
El personaje de Iwai (apodado El Director) interpreta a un personaje que Anno impregna de muchas de sus vivencias personales: es un director de cine anime intentando dar el paso a la imagen real e inmerso en un total bloqueo creativo.
El film tiende al exceso y a la innecesaria y alargada duración del mismo, ya que prácticamente todo el peso de la historia recae en un mismo personaje, por el que obligatoriamente has de sentir simpatía o interés. Resulta fascinante dicho personaje y su viaje de la locura a la cordura, pero se tiende al exceso y a la reiteración. Pese a todo, el film es increíblemente rico en simbolismos visuales y dobles sentidos, consiguiendo momentos impecables, como todo lo que concierne al extraño y húmedo sótano donde la protagonista se refugia en sus peores momentos.
Visualmente hipnótica, con una preferencia al uso del rojo y el azul, y donde Anno vuelve a incidir en su predilección por plasmar ambientes industrializados. El elemento metalingüístico del film también es destacable, con el director grabando y siguiendo a tan fascinante personaje femenino a la búsqueda de la creatividad perdida.
Como hemos comentado anteriormente, el tramo final se vuelve excesivo y alargado con una resolución final quizás innecesaria y con demasiadas explicaciones, quitándole cierto misterio al origen de la locura de su protagonista. Pese a todo contiene una perla final, sencilla pero encantadora y que acaba dejándote una sonrisa de satisfacción.
Ritual (2000) es un film extraño, experimental y difícil de abordar, pero que su visionado supone toda una experiencia diferente. Excesiva pero dotada de una riqueza visual y simbólica muy notable, que te impregna de la increíble y creativa locura de su protagonista, y te seduce con la extraña belleza de sus imágenes.
Una historia que resulta atractiva en su particular visión de las relaciones humanas y que opta por mostrarnos no una destrucción emocional, sino una reconstrucción, la recuperación de la personalidad.
Hideaki Anno logra plasmar la locura con una belleza rara vez vista por un servidor. Una experiencia muy interesante. Ritual (2000) logró el premio “Best Artistic Contribution” en el 13º Festival internacional de cine en Tokyo.
Al contrario que Iwai, Anno prefiere plasmar su propia vida a través de sus historias y protagonistas introduciendo vivencias, inquietudes y reflexiones. Técnicamente, el cine de Anno bebe mucho del video-arte y del cine experimental, algo de lo que Ritual (2000) se empapa encontrándonos con una cámara en mano nerviosa e inquieta situada en los lugares menos creíbles, planos y travellings imposibles, ojos de pez o superposiciones de imagen. Todo lo anterior contrasta con planos fijos y un ritmo pausado y contemplativo. Tramos bellos y poéticos y que conectan con el cine de Iwai.
La obra está basada en la novela Shiki-Jitsu, escrita por Ayako Fujitani. Atentos a este nombre. Fujitani no es otra que la hija japonesa de Steven Seagal y la pudimos ver en la trilogía de los 90 de Gamera, interpretando a la adolescente que se comunica telepáticamente con la tortuga agigantada. Al parecer, la actriz sufrió muchas dificultades a nivel emocional cuando acompañó a su padre a Los Angeles para el rodaje de El Patriota, por lo que dichas experiencias la inspiraron a escribir la novela en la que está basada Ritual y que además se encarga de protagonizar.
Ritual (2000) es una obra extraña pero absorbente. El núcleo se basa en la recuperación de la cordura. El paso de un personaje inmerso en sus propias fantasías hasta superar sus traumas personales y volver a la realidad. Todo el peso de la historia recae sobre los hombros de Ayako Fujitani, quien realiza una interpretación fantástica (aunque algo excesiva en ciertos momentos), y cómo el personaje de "El Director" (Iwai) se queda prendado y fascinado por ella. Un personaje que a pesar de su demencia está dotada de una creatividad desbordante y por el que no se puede evitar cierta lástima y curiosidad.
La historia entre los dos personajes protagonistas, la manera en cómo va desarrollándose su relación y cómo cada vez resultan más dependientes el uno del otro, contiene tramos conmovedores.
Un director de anime en pleno bloqueo creativo vuelve a su ciudad natal |
Se encuentra con una chica extraña en las vías del tren |
Le lleva a su casa, la cual es todo un museo del arte |
El Director se siente fascinado por la fémina |
Encuentra salida a su bloqueo creativo y empieza a rodar un film sobre ella |
Aunque la relación tendrá sus dificultades... |
¿Conseguirá salir de su viaje al mundo de la locura? |
¿Sabes? Mañana es mi cumpleaños |
El personaje de Iwai (apodado El Director) interpreta a un personaje que Anno impregna de muchas de sus vivencias personales: es un director de cine anime intentando dar el paso a la imagen real e inmerso en un total bloqueo creativo.
El film tiende al exceso y a la innecesaria y alargada duración del mismo, ya que prácticamente todo el peso de la historia recae en un mismo personaje, por el que obligatoriamente has de sentir simpatía o interés. Resulta fascinante dicho personaje y su viaje de la locura a la cordura, pero se tiende al exceso y a la reiteración. Pese a todo, el film es increíblemente rico en simbolismos visuales y dobles sentidos, consiguiendo momentos impecables, como todo lo que concierne al extraño y húmedo sótano donde la protagonista se refugia en sus peores momentos.
Visualmente hipnótica, con una preferencia al uso del rojo y el azul, y donde Anno vuelve a incidir en su predilección por plasmar ambientes industrializados. El elemento metalingüístico del film también es destacable, con el director grabando y siguiendo a tan fascinante personaje femenino a la búsqueda de la creatividad perdida.
Como hemos comentado anteriormente, el tramo final se vuelve excesivo y alargado con una resolución final quizás innecesaria y con demasiadas explicaciones, quitándole cierto misterio al origen de la locura de su protagonista. Pese a todo contiene una perla final, sencilla pero encantadora y que acaba dejándote una sonrisa de satisfacción.
Ritual (2000) es un film extraño, experimental y difícil de abordar, pero que su visionado supone toda una experiencia diferente. Excesiva pero dotada de una riqueza visual y simbólica muy notable, que te impregna de la increíble y creativa locura de su protagonista, y te seduce con la extraña belleza de sus imágenes.
Una historia que resulta atractiva en su particular visión de las relaciones humanas y que opta por mostrarnos no una destrucción emocional, sino una reconstrucción, la recuperación de la personalidad.
Hideaki Anno logra plasmar la locura con una belleza rara vez vista por un servidor. Una experiencia muy interesante. Ritual (2000) logró el premio “Best Artistic Contribution” en el 13º Festival internacional de cine en Tokyo.
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