martes, 8 de mayo de 2012

COLD WEATHER (2010)

Doug (Cris Lankenau) se acaba de trasladar al apartamento de su hermana, Gail (Trieste Kelly), en su Portland natal, tras haber abandonado sus estudios de ciencias forenses en Chicago. Inmerso en un estado lleno de dudas existenciales hacia donde encaminar su vida, la desidia parece haberse adueñado de él. Sin las ideas demasiado claras, para sorpresa de su hermana, acaba aceptando un monótono trabajo en el turno nocturno de una fábrica de hielo, mientras que en sus ratos libres se pasa las horas devorando libros Sherlock Holmes, vagueando por casa o durmiendo.
En el trabajo conoce a Carlos, otro joven que es DJ ocasional, creándose entre ellos dos y Gail una buena amistad a partir de ese momento. Con una vida tranquila y una rutina diaria exenta de grandes emociones, ninguno de ellos podía esperarse que todo iba a cambiar  pocos días después de la visita de Rachel (Robyn Rikoon), la ex novia de Doug en Chicago. Es entonces cuando a raíz de la posible desaparición de ésta última, se les plantea una duda al pensar que estar metidos en un extraño caso que puede ir mucho más allá de una posible desaparición. ¿Están fantaseando y dejando volar su imaginación o realmente hay algo detrás de todo ello? Como sea, es el momento de poner en práctica métodos deductivos y de investigación dignos del mejor detective de todos los tiempos...

La película que tenemos entre manos hoy, en Estados Unidos se ha convertido rápidamente en todo un referente en el ámbito de cine indie, prueba de ello es que ha sido elegida como la mejor película del año por el prestigioso portal IndiWire. ¿Está merecida esta fama? ¿Es una película rompedora en algún sentido?
Personalmente no voy a negar que la cinta tiene su encanto, juega en algunos momentos bastante bien sus cartas y la propuesta es ciertamente original y diferente (esto se agradece), pero la sensación que me da es que no acaba de ser lo suficientemente redonda del todo.

Con pipa y todo, para pensar a lo Sherlock Holmes
Buscando un libro para descifrar claves...
Como toda buena obra de cine independiente y alejada de la comercialidad patente en Hollywood, aquí se da una mayor importancia al retrato de los personajes y a la relación existente entre ellos, de esta forma en la primera media hora, una vez explicada la situación de Doug, se nos muestra ese ambiente familiar, íntimo y el vínculo entre ambos hermanos, gracias a múltiples secuencias descriptivas y contemplativas (típicos largos plano-secuencia). Bien lograda esa ambientación de la vida en Portland, gris y triste, usando colores apagados, este arranque no nos muestra el camino que va a seguir la película y que solo se nos empieza a desvelar con la aparición de Rachel; es aquí cuando la película sorprende con un quiebro en lo que parecía ser su objetivo inicial: el narrarnos el día a día de unos hermanos y el retrato de una juventud desencantada con la vida que les toca vivir. Quizás este es el mejor momento del film, el que logra desconcertarnos y hacernos dudar de si realmente hay algo que investigar o son fantasías de unas mentes deseosas de romper con su aburrido día a día.

Aburridos a más no poder en Portland...
El ritmo va in crescendo a raíz de la investigación que llevan a cabo nuestros protagonistas, tenemos momentos divertidos, otros serios, pero todos ellos consiguen tenernos expectantes. Con unas escenas de lenta y tensa persecución bien rodadas, nos encaminamos poco a poco hacia un final que creemos que va a ser revelador, impactante y que va a dar sentido a toda la obra; es en el momento de este pretendido clímax cuando se nos queda la cara de tontos, o al menos a mí, con la sensación de estar ante un coitus interruptus en toda regla. Se pueden decir muchas cosas acerca de su final, tal vez nos lo quieran vender diciendo que al espectador inteligente y de buen gusto, no es necesario contárselo todo, dejando que sea él quien pueda pensar en como acaba realmente esta aventura. Pero mi interpretación es de una falta de ideas claras para cerrar convincentemente una prometedora historia, que con un buen punto de partida y desarrollada con gusto, parece no encontrar su justo final. Intentando obviar este "defecto" diré que es una buena película rodada con elegancia, interpretada con naturalidad y que se disfruta perfectamente. Una buena oportunidad de salirse del círculo comercial y descubrir otras formas de rodar cine, rompiendo con la clasificación de géneros: pues hay momentos cómicos, pero no se trata de una comedia, luego tira por la vía del thriller pero tampoco acaba siéndolo, tomando un poco de todos ellos hace un cóctel muy personal, por todo ello habrá que tener en cuenta a su director, Aaron Katz, que aquí ha demostrado saber contarnos una interesante historia de su Portland natal.
Cold Weather se enmarca dentro de la programación del Atlantida Film Festival que terminó la noche del lunes día 7, a lo largo de los próximos días iremos añadiendo algunos títulos más que pudimos ver y que por falta de tiempo aún no hemos podido comentaros, si visitáis el enlace de arriba podréis ir consultándolas todas a medida que las incorporemos en el blog.


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