miércoles, 11 de octubre de 2017

FESTIVAL DE SITGES 2014: DÍA 4

Primer contacto por mi parte con la filmografía del hongkonés Yee Tung-Shing, más conocido internacionalmente como "Derek Yee", naturalmente para evitar pronunciaciones embarazosas más allá de sus fronteras. Actor en activo des del año 1977 y realizador de sus propias películas desde 1986, el cineasta asiático ha venido asumiendo cada uno de los aspectos de las mismas, desde el guión hasta la producción. Algo de lo más habitual por otro lado viniendo del mercado asiático.
Yee nos trae a Sitges '17 curiosamente su film número 17, "Sword Master 3D", una suerte de homenaje de su primer papel como protagonista y al que en buena medida le debe su éxito, el de la cinta de culto, "Duelo a muerte", de los Shaw Brothers.
Con todas las herramientas tecnológicas a su alcance, Yee nos trae una obra repleta de logros técnicos, CGI de máximo nivel, magníficos efectos de post-producción, imagen ultra nítida y por qué no, también el aparatoso sistema 3D, gafitas incómodas incluidas. Todo para tratar de conservar intacto el espíritu de los wuxia de antaño, aumentar las dosis de acción non-stop y revitalizar (perdón, quería decir re-comercializar), el género chino por antonomasia.
Caprichosamente, parece lograr su cometido tan sólo cuando nada de eso está presente, pues tanta digitalización desnaturaliza la aventura, inclinándola hacia el ya incontrolable magnetismo de los videojuegos. La historia de este "maestro de la espada" versa, como no podía ser de otra forma, sobre la figura de un poderoso luchador que finge su muerte para aprender de la vida más allá de sus cómodas instancias, alojándose en un burdel, nada menos.


A su vez, otro artista marcial de notables habilidades, busca combate con él porque ya no encuentra rival, pero al enterarse de su "muerte", deambula sin misión ni objetivos, yéndose lentamente a la mala vida y enemistándose con quien menos debe... hasta que la verdad le sea revelada.
Una vez hayamos salido de la hipnosis que provocan sus irresistibles imágenes cargadas de belleza, saciado de sus estupendas coreografías milimétricas y maravillado con la perfección técnica de su puesta en escena, podremos valorar en su justa medida el "fondo" de la película, porque ahí está, casi asfixiado, ahogado entre tanta "forma".


Nada que objetar del cuidado con la que filma el asiático ni de su capacidad creativa. Nada que objetar de su esquema cultural, cuidadoso y seguro riguroso. Tampoco nada que objetar del grupo artístico, pues todos, bellos y esbeltos, saben posicionarse y conseguir las acrobacias que se les piden. Lo que sucede es que todo esa parafernalia de circo, parece estallar como un globo cuando acaba la obra, cual historia sin emoción ni lecciones valiosas. Sólo queda un incómodo vacío de nimio significado, de tiempo mal invertido y desgaste innecesario. Un título más al montón, que satisface emocionalmente a los implicados mucho más que al espectador, y que sirve, de largo, para añorar la humildad y honestidad del wuxia en su esencia más primaria, pues en este caso, menos ha sido siempre más.
(Redactado por el inimitable Jesús Álvarez).



En los 70, en plena era del exploit y de las sesiones grindhouse, era bastante común encontrarse con films conocidos como rape & revenge. Películas en las que una chica incauta (o grupo de jovencitas) eran torturadas/violadas por un grupo de psicópatas o desalmados masculinos para después ser ajusticiados por las mismas chicas o sus familiares.
El infame film de Wes Craven, La última casa a la izquierda (1972) es una de las piezas clave de tan políticamente incorrecto subgénero. En estos tiempos de dictadura moralista, es cada vez menos común encontrarse con estos trabajos, o por lo menos encontrarlos con la mala baba y gamberrismo que tenían sus congéneres setenteros.
Revenge es una nueva muestra de este rape & revenge de nueva hornada, que valga la ironía, acaba resultando “más revenge y menos rape”. Un film que presenta varias particularidades: la primera, su procedencia; es francesa y por tanto perteneciente a esta nueva oleada de gore-francés sin complejos; y en segundo lugar, se trata de la ópera prima de Coralie Fargeat. 
Revenge ha resultado ser toda una sorpresa y un producto tremendamente disfrutable, visto desde la perspectiva de una película sin prejuicios y de pura diversión y casquería. En ella, nuestra heroína pasa de ser la mayor pija del extraradio, con sueños de convertirse en modelo y muy bien provista de unos tremendos atributos físicos que harían palidecer a Irina Shayk, hasta, tras sufrir una serie de catastróficas desdichas, pasar a convertirse en una Lara Croft gore, una Rambo femenina dispuesta a vengarse de sus torturadores. Una obra provista de un cúmulo de situaciones imposibles de pura ciencia ficción (nuestra protagonista sobrevive a una serie de accidentes verdaderamente mortales), que si se superan y se entra en el juego de la pura fiesta, resultará una experiencia muy gratificante.


El film no anda escaso de gore precisamente, y la sangre salpica salvajemente desde un inicio. La dirección es verdaderamente acertada, con cierto tufo (agradecido) a videoclip y unas imágenes que contagian tensión y adrenalina. Un visionado que se hace ameno y ágil, Revenge es divertidísima y verdaderamente sangrienta, y hará las delicias del fan, si se logra superar sus momentos de ciencia ficción a lo Chuck Norris. 
(Redactado por el hercúleo Adrián Roldán)


¿¡En qué te has convertido, Nicolas Cage!? De ganar un Óscar a aparecer en cualquier subproducto con tal de cobrar tu cheque. Adoro la actual etapa de este Cage imposibleParece que el director es igual de fan de ese aura de enorme parodia que rodea actualmente a Nicolas y sin duda, sin la presencia del actor, este film sería infumable.
En Mom & Dad, un extraño virus hace que los padres de una localidad deseen asesinar a sus hijos. Pese a este irónico punto de partida, el film no destaca precisamente ni por su dirección ni por nada en especial. La construcción de la película se antoja pedestre y mal plasmada, sumado a que apenas vemos asesinatos dignos de destacar o que resulten explícitos.
Los jóvenes actores, y que acaparan la mayoría de minutos, no te hacen fácil el visionado. Si podemos aguantar Mom & Dad es precisamente por su escasa duración (80 min) y por ver a un Nicolas Cage totalmente desbocado, en su salsa, histriónico y exagerado, realizando una serie de muecas y salidas de tono que harán las delicias de las webs de GIFS. Un halo paródico y de diversión que consigue, pese a que el producto es bien malo, te rías. Y con muchas ganas.


Mom & Dad no es precisamente destacable y será rápidamente olvidada por su mala realización y halo de puro telefilm, pese a que tiene un reparto interesante en el que se suma Selma Blair y una espectacular aparición final de Lance Henriksen. Todo sea por Nicolas Cage y su peluquín.
(Redactado por, simplemente, Adrián Roldán)

2 comentarios:

  1. Me gusta este cine a medias........cuando hay una buena historia de tras. Y no hay exceso de luchas...
    Un saludo

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    Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo, si está hueca por dentro o no consigue despertarnos algo en nuestro interior... mala señal.

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