domingo, 22 de abril de 2012

LA VENTANA INDISCRETA (1954)

El fotógrafo profesional "Jeff" Jefferies (James Stewart) se encuentra confinado en su apartamento con una pierna escayolada debido a un accidente mientras estaba de servicio. Su única distracción ahora es mirar a través de la ventana y observar el día a día de sus vecinos, cada cual con sus peculiaridades (la bailarina exhibicionista hubiese captado toda mi atención, lo confieso).
Una serie de sucesos en el apartamento de un vecino despierta el interés de nuestro impedido protagonista, que sostiene que ha habido un asesinato de lo más terrible. Según cree, un tipo ha descuartizado a su mujer y se va deshaciendo de su cuerpo mutilado poco a poco por las noches.
Su novia Lisa (estupenda Grace Kelly) y su lúcida enfermera Stella (fabulosa también Thelma Ritter) piensan que es una macabra idea fruto de su aburrimiento y no le creen en primera instancia, pero se verán atraídas por la historia hasta el punto de sospechar casi tanto como Jeff y ayudarle a descubrir la verdad.
Esta legendaria cinta de Hitchcock fue una de esas 5 películas "perdidas" que durante tres décadas estuvieron bajo llave sin poder exhibirse por problemas legales (al igual que "La Soga") y que estaban en poder de su hija.
Al verla en nuestros días, se descubre en ella una precisión argumental sosprendente, jugando con un único escenario (muy rico en detalles, eso sí), escasos personajes y sustentándose en exquisitos diálogos que le otorgan un acabado estético-narrativo sobradamente atractivo, cercano a lo teatral pero espléndidamente llevado a los 35mm.
Un film que puede engañar por su aparente sencillez, con una línea argumental intrigante que no echa mano de trucajes o trampas para captar nuestra atención y que sobre todo, ofrece una excepcional elección de actores capaces de cautivarnos desde un buen inicio (en especial, Stewart que con bien poco hace un trabajo soberbio)
Adentrarnos en su metraje es hacer un viaje introspectivo en nosotros mismos, en nuestra visión del mundo a través de esa propia ventana que cada uno posee y cómo eso puede crear diferentes versiones de una misma historia. Cada persona tiene una realidad completamente diferente, en base a una experiencia y aprendizaje irrepetibles, y por esa razón, pueden existir tantas interpretaciones como individuos haya en el planeta, hecho que queda sutilmente reflejado en esta obra de Hitchcock.


Jeff es de por sí un observador nato (su profesión casi lo requiere), su novia es su lado opuesto (superficial, frívola y parlanchina), y el presunto detective Doyle (¿un guiño a Holmes?) se nos presenta a su vez como el personaje "racional" que contempla el asunto desde una perspectiva aplastantemente lógica, teniendo así en tan sólo 3 individuos una riqueza conceptual de cara al caso impresionante.
Seguir el film es fácil pero demanda nuestros cinco sentidos, por su exigencia contemplativa y su nivel de detalle. Si bien es cierto que también se puede ver de cualquier otra manera, no se llegará nunca a disfrutar en su inmensidad si no es yendo a su misma cadencia.
Con un suspense muy particular desde el mismísimo inicio y un uso extraordinario de la cámara (zooms admirables y nada molestos, planos muy estudiados de sombras y luces, más un sinfín de aciertos con el objetivo), esta "Rear Window" se desmarca como una obra de gran calibre en la filmografía del inglés, siendo bajo mi deteriorada óptica cinéfaga, una película más que estimable y de excelente realización.


Quizás, por resaltar algún aspecto menos convincente en el conjunto, se le puedan achacar según que utilización de flashes que nada aportan al film o el aspecto decorativo, que si bien nos traslada a ese barrio tan particular, se palpa un surrealismo estético de connotaciones demasiado teatrales (que como bien quiero remarcar, alguien puede considerarlo como un acierto).
Ese mismo "set de rodaje" significó en su día el montaje más grande de la Paramount, con incluso instalación de agua y luz en todos los presuntos apartamentos, que sumados a los honorarios de la famosa pareja protagonista, nos hace suponer de una buena inyección presupuestaria. Esta vez, por eso, esta más que justificada y ya se le considera una película de culto con total merecimiento y todo un clásico con mayúsculas.
Sufrió también un remake en 1998 en forma de telefilm que supuso el testamento cinematográfico del llorado Christopher Reeve, repitiendo el papel de Stewart y aprovechando desafortunadamente su tetraplejia para adaptarse a un papel "hecho a medida".
Debatible elección esta, pero eso ya es otra historia....

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