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La historia arranca con el accidente que sufre una nave aterriza, aterrizando forzosamente en un planeta desconocido, a años luz de la Tierra según sus cálculos. Tras largas jornadas de sufrida andadura, descubren vida humana salvaje y primitiva, pero para su sorpresa ven aparecer una raza simiesca aparentemente avanzada, que acabará por capturarles.
Los tres tripulantes supervivientes de la nave terrestre son pasto de los simios, que únicamente retienen bajo estudio al que parece más inteligente, el coronel Taylor (Charlton Heston). Un fortuito disparo en la garganta durante la cacería de humanos, impide al astronauta expresarse para demostrar su inteligencia, pero encontrará la manera de ganarse a su "doctora y/o cuidadora" (Kim Hunter) y desenmascarar al manipulador Ministro de Ciencia y Religión (mal asunto mezclar ambos temas), el Dr. Zaius, que contradice sospechosamente sus declaraciones.

Su primera media hora tiene un personaje clave, el paisaje rocoso y desolado que reina en el lugar, ofreciendo una fotografía del todo fascinante. Tras la aparición de los simios, uno se percata del espléndido trabajo de maquillaje y efectos especiales que aguantan estoicamente el paso de los años, y que tan sólo algún tratamiento digital es capaz de mejorar.


Jerry Goldsmith, el conocido compositor, quiso ponerse la máscara simiesca mientras creaba las sintonías, concienciado de que surgiría más certera su composición musical. En este aspecto, destaca una banda sonora avanzada a su tiempo, una composición atípica, a base de música electrónica.
El actor principal, Charlton Heston, hace gala de un divismo sutil, creando un personaje entre odioso y carismático que no desmerece al conjunto pero que baila peligrosamente entre la grosería y el machismo (sólo hay que ver su relación con la agreste morenita).


Como aspectos negativos, por buscarle alguno, diría que algunos espectadores puedan advertir un principio de cinta demasiado lento y no consigan engancharse a la historia. Sin embargo es a lo largo de esos minutos, nos invade la sensación de inmensidad a la que se enfrentan los recién llegados, donde el silencio es uno más de los protagonistas y solo la banda sonora rompe ese largo mutismo.
En definitiva, y sin alargarme más, se trata de un clásico meritorio lleno de intención y perenne hasta el fin de la humanidad, que esperemos, no sufra nada parecido.
El relativamente reciente estreno en nuestras salas de El origen del planeta de los simios, la primera entrega de la precuela de ésta versión del 68, confirma el interés y vigencia de un film que continúa siendo insuperable. Digna de enmarcar.
Te olvidas de comentar el fantástico episodio de Los Simpson que era un claro homenaje a "El planeta de los simios", para partirse de risa al convertirlo en un musical, ¿quién no recuerda a los simios bailando y cantando "Oh, Doctor Zaius, Doctor Zaius...?".
ResponderEliminarUn clasicazo con la lectura de la moralidad que implica ser el ente más inteligente de una sociedad y como aquí el ser humano no lo es por primera vez, la religión de por medio con los miedos de siempre, la moralidad de lo experimentos con animales, etc... una obra que se conserva a la perfección y que es necesaria. Todas las secuelas fueron claramente inferiores y ninguna logró la magia que tiene esta. Si quieres ver lo que comentas de Charlton Heston y su pasión por los rifes, mira "Bowling for Columbine", donde es iertido ver como Michael Moore le entrevista y lo deja claramente en evidencia...