miércoles, 1 de octubre de 2014

THE AMAZING SPIDER-MAN 2: EL PODER DE ELECTRO

Tengo que reconocer una cierta saturación de cine de superhéroes tras unas cuantas decepciones que me he llevado ultimamente, donde afortunadamente Guardianes de la Galaxia ha sido un pequeño soplo de aire fresco, rompiendo el esquema repetitivo de muchas de las adaptaciones de Marvel. Empezando por la más que aburrida saga de Thor; un Lobezno inmortal que desaprovechó del todo las inmensas posibilidades que ofrecía su ambientación en el lejano Japón; una primera entrega del Capitán América bastante pobre o Iron Man 3 que ya ofrecía los últimos estertores de una saga demasiado exprimida.
Respecto al héroe del que hablamos hoy, soy de los que encuentra decente e interesante el trabajo que realizó Sam Raimi con su adaptación al cine del arácnido, a excepción hecha de la flojísima tercera entrega, por supuesto.
Que se rodara un reboot tan poco tiempo después y teniendo en cuenta el mal sabor de boca que me dejó el tercer film de Raimi, hizo que la esperara con cierto ánimo para reencontrarme con un héroe con el que disfruté leyendo sus aventuras de pequeño. Sin embargo, no me convenció nada la primera entrega perpetrada por Marc Weeb: una película que desde mi punto de vista no cumplía con lo que se le tiene que pedir a una buena adaptación de un cómic: es decir, que guarde un buen equilibrio entre entretenimiento, respeto con la obra original y tenga unos personajes/actores bien elegidos.


Desgraciadamente el nuevo producto patinó traicionando muchas de las bases del personaje de Parker (reconvertido aquí en un chulito de instituto que ha perdido la timidez y se permite morrearse con Gwen durante la ceremonia de graduación, o que no tiene problemas para ligar cuando quiere, ni tiene que trabajar para pagarse los estudios, ni ayudar en casa, etc...), porque a algún avispado guionista le debió parecer más "cool" hacerlo así y punto.
Tendremos amor, amor y más amor en esta entrega...
Si a todo ello le sumamos un protagonista insufrible, Andrew Gardfield (Spidey-Parker), el drama está servido. Con él todo son caritas, morritos y gestos que poco tienen que envidiar a Sandra Bullock en uno de sus típicos papeles romanticones. Un guapo en acción que no encuentro que esté por encima de lo que ofreció Tobey Maguire en la anterior saga.
A pesar de ello y con ánimos de intentar pasármelo bien, cuando he tenido un rato me he decidido a ver su secuela con la esperanza de que habrían sabido darle un mejor equilibrio, pero desde bien al principio me he tenido que llevar las manos a la cabeza. Si obviamos la primera escena de los padres de Peter en el avión en la que parece que se quiere dar importancia a la trama que llevó a su muerte; arrancamos con una secuencia bastante lamentable, con un lumbreras ruso perpetrado por un Paul Giamatti en horas muy bajas, en el rol del eterno ladrón de plutonio, que siempre queda guay desde los tiempos de la Guerra Fría (buen comodín Sr. Guionista). Si a su caracterización rozando lo borderline le sumamos que intenta llevarse el furgón con el plutonio arrastrándolo con un enorme camión grúa por una de las ciudades de mayor circulación del mundo, solo nos quedan dos opciones, apagar el cerebro y aplaudir tamaña osadía o salir a respirar aire fresco para recuperarnos del ostiazo que nos acaban de meter (que desgaciadamente solo es el primero de muchos). Como sea, seguimos adelante para adentrarnos en la verdadera trama del film, por un lado profundizar en la relación de Peter con Gwen (Emma Stone), donde Parker se enfrenta al dilema de cumplir la promesa que le hizo al padre de ella antes de que muriera y alejarse de su lado o dejarse llevar por sus sentimientos. Y por otro lado la aparición del villano de turno, que todo hay que reconocerlo es mejor que el insustancial lagarto de la anterior entrega. Tanto Jamie Foxx dando vida a Electro como Dane DeHann como Norman Osborn, están convincentes y le dan mil patadas al teórico protagonista. Tanto el diseño de Electro como el del Duende Verde son notables y en ese aspecto nada hay que reprochar. Se nota asimismo una cierta influencia de El caballero Oscuro de Nolan, pues parece que se ha buscado darle un toque más sombrío que funciona a ratos creando una atmósfera más opresiva. La película tiene algún que otro aislado detalle brillante como las escenas del arácnido moviéndose entre los rascacielos de Nueva York con cámara subjetiva, realmente muy logrados, así como unos movimientos plásticos de verdad. El resto ya es otra cosa.

Electro a punto de manifestar todo su poder en medio de la gran isla...
Parker preparándose para combatirle... con una batería...

Sin embargo uno de los puntos más débiles del film es uno tan importante como el guión y su estructura (ya está bien de la típica cantinela "¿qué le vas a pedir a una peli de superhéroes?", exijamos una buena historia como fue la primera película de Iron Man). Aquí queriendo abarcar demasiado, abriendo muchos frentes solo para terminar dejando cabos sueltos sin resolver, jugando como una serie de TV que emplaza a sus seguidores hasta el siguiente episodio. Si la escena inicial parecía anunciarnos que la trama de los misterios de los padres de Peter tomaría relevancia, luego queda en el olvido y pasamos a otra cosa sin problemas. Como la interminable y cansina love story donde primero Gwen corta con Peter, se reconcilian, vuelven a romper, y así hasta el infinito; donde muchas de sus conversaciones son bochornosas, solo aptas para quiceañeras.
Gran caracterización del duende Verde
Mientras tanto Electro hace de las suyas haciendo cundir el pánico en la ciudad y odiando a muerte a partir de ese momento a Spiderman (simplemente por no recordar su nombre, sí, así es, una gran motivación para arrasar la ciudad). También asistimos el regreso de uno de los grandes amigos de Peter, Norman Osborn, hijo del fundador de la gran corporación Osborn; así entre ambos se irán alternando para poner en jaque a Spidey.
El ritmo y montaje tampoco ayudan, sumándose a la moda del "estilo" J. J. Abrams, o lo que es lo mismo, bombardear sin pausa al espectador con artillería pesada desde el primer minuto intentando no dar tiempo para pensar y ver las lagunas de la historia. Un continuo atropello de escenas sin pausa, donde vamos de un lado para otro a lo largo de unas eternas 2h30 asistiendo a no pocas incoherencias, cambios respecto al cómic y tonterías varias.
Un par de ejemplos más de cambios respecto al cómic podrían ser que tía May ha pasado a ser un personaje de relleno que ha perdido la identidad que tenía en las historietas, donde odiaba al arácnido con todas sus fuerzas, dando un punto dramático a la relación que Peter tiene con ella, mientras que aquí ha pasado incluso a extrañarle y desearle lo mejor. También se ha prescindido por completo de la faceta periodística de Peter Parker y su presencia en el Daily Bugle para vender fotos del arácnido a su irascible jefe, todo un clásico que se hecha de menos.

Plasticidad arácnida...
El bochorno en persona....
Y alguna tontería o incoherencia del guión para seguir disfrutando, como que Norman Osborn esté aquejado de una enfermedad genética incurable, dedicando gran parte de su tiempo y recursos para encontrar un remedio, pero finalmente tras 60 años termina pereciendo por culpa de esta enfermedad, no sin antes anunciarle a su hijo Harry que él también sufrirá el mismo destino. Como quien no ve la cosa, se ve que la noticia debe acelerar el metabolismo del joven heredero del imperio Osborn, pasando de sufrir un ligero temblor en la mano a estar terminal en cuestión de días, lamentable.
Asistimos atónitos a una escena donde Spider-man detiene a Electro gracias a una manguera mientras lleva un casco de bombero, para acto seguido chocar los 5 con un par de bomberos... ¿Alguien da más? ¿Pues qué tal imantar los lanza telarañas con una batería de coche y que resista toda la electricidad de Nueva York? No hay más preguntas su señoría, yo tampoco entiendo nada. Pero una película con un arranque tan épico como la secuencia del furgón de plutonio, no podía permitirse terminar con una menos mítica. Giamatti es liberado (no preguntéis como, no hay respuesta, amigos) y le dan a semejante personaje una armadura robótica de rinoceronte armado hasta los dientes, para dedicarse a gritar y a disparar misiles sin sentido en medio de la ciudad. A pesar de las explosiones y el riesgo evidente de muerte, la gente tranquilamente se lo mira desde detrás de una barrera como si no pasara nada o si de un partido de fútbol se tratara, mientras la policía es arrasada a pocos metros de distancia. Chapeau, señores, lo han logrado de nuevo, espero con terror la tercera entrega.

http://www.filmaffinity.com/es/film268783.html

1 comentario:

  1. A mi me molaba más Nicholas Hammond como Spidey, con 40 años y yendo de teenager,jajajajaja...ese sí que era un guapo en acción y respetaba los códigos del cómic!!

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