Entiendo que prolongar una franquicia rentable es hasta cierto punto lógico, y delegar las funciones creativas a "segundos al mando" es tan coherente como lícito en el engranaje del cine actual. Así vemos como secuelas y más secuelas se están ahora mismo cociendo en el horno hollywoodiense, preparadas para calmar la gula del ávido y fiel espectador. Insidious 3, ¡¡Saw 8!! o Expediente Warren 2 son algunos ejemplos de que se exprime la naranja hasta límites insospechados, para luego vendernos mandarinas.
Annabelle ya es toda una mandarina, una versión cocinada a todo trapo para aún poder nutrirse del fenómeno Warren, estirando su recaudación lo que se pueda. Puro business.
De todas maneras, el film ofrece algunas características propias, ajenas a la franquicia, que me gustaría subrayar. Primero entremos un poco en la historia, que arranca con un prototípico matrimonio americano, feliz él, feliz ella, radiantes ambos, que esperan la llegada inminente de un bebé en sus perfectas vidas. Una noche, tras presenciar algo muy sospechoso en la casa vecina, serán víctimas de unos asaltantes sectarios adoradores de Satán, que mientras aterrorizan y derraman sangre en el hogar, de paso invocarán a un demonio que se hospedará en una muñeca de tamaño natural (...).
Como es de suponer, los acontecimientos venideros estarán plagados de tensión, angustia, duda, desequilibrio emocional y como no, terroríficos sucesos paranormales. Como queda patente, el argumento es un "cien veces visto", con sus nimias diferencias aquí y allá, pero lo de siempre en este tipo de propuestas.
Tampoco la interpretación femenina principal, primordial para que el conjunto se sostenga (pues acapara el 80% de los planos), está a la altura de las circunstancias, siendo poco más que aceptable. No entraré ya en la masculina, puramente anecdótica.
La dichosa muñeca, un dolor de cabeza sobrenatural |
Annabelle ofrece un tratamiento de su fotografía y profundidad visual más que eficientes. |
Por último, el ritmo que ofrece en sus dos primeros actos, eficaz y entretenido como pocos, de auténtico disfrute sui generis, y que pretende equilibrar la balanza ante sus obvias carencias de guión y actuación. De no ser porque presenta un final de fiesta horroroso e inaceptable, a la par que bochornoso, estaríamos hablando de un buen ejemplo de película de miedo. Lamentablemente, sus aciertos no son suficientes como para ello. Otra vez será Annabelle.
(Redactado por Jesús A.)
Hay días en que todo nos sale del revés, diríamos que nos ha mirado un tuerto y hagamos lo que hagamos todo parece ir a peor, por lo que terminamos por pensar que lo mejor habría sido no salir de la cama. Seguro que pensamientos similares pasaron por la cabeza del corrupto agente de la policía coreana, Gun-Su, el día en que regresando hacía la preparación del entierro de su madre, le comunican que asuntos internos está inspeccionando sus pertenencias en la oficina y por si eso no fuera poco por culpa de un despiste atropella a alguien que cruzaba una oscura calle.
Asustado por lo que acaba de ocurrir y temiendo que alguien le haya visto, decide cargar el cuerpo en el maletero de su coche y así deshacerse del cadáver una vez finalizado el sepelio. Sin embargo mientras asiste al cierre del ataúd de su madre, se le ocurre un plan descabellado como es el de esconder el cuerpo del delito junto al de su madre, teniendo el escondite perfecto más a mano que nunca -dando lugar al mejor tramo de toda la película-. A pesar de sus esfuerzos y de la discreción con la que ha lidiado el escabroso asunto, al poco empieza a ser chantajeado por otro policía que tampoco es agua limpia, generando una serie de situaciones en las que ambos intentarán dejar al descubierto las cartas del otro mientras intentan salvarse de una quema segura.
La película ofrece una peligrosa combinación de thriller policíaco y comedia, y con lo de peligroso vengo a referirme al riesgo que se corre si no se encuentra el adecuado equilibrio entre ambos géneros, pudiendo caer en una serie de situaciones caricaturescas que resten credibilidad a la trama más seria. Afortunadamente aquí más o menos se consigue un buen balance y en general el espectáculo no se tambalea e incluso resulta agradable y entretenido.
Con momentos muy logrados -los minutos en los que Gun-Su empieza a ejecutar su descabellado plan para entrar discretamente el cadáver hasta la sala donde descansa el cuerpo de su madre tiene un tempo excelente y roza lo delirante-. La escena de la camioneta hacia el final del film o la batalla en el piso a través de una puerta medio destrozada son otros momentos cómicos conseguidos y que le dan un cierto toque desenfadado a la función.
Asimismo parte de la trama no deja de tener su seriosidad e incluso algo de crítica social, pues se incide en uno de los clásicos como es en Corea el de la corrupción o incompetencia policial, ya que Gun-Su, representante de la ley está siendo investigado por posibles irregularidades y actos de corrupción, atropella a una persona y huye del lugar de los hechos y ni tiene respeto por sus muertos; haciendo que al final no se le distinga tanto de su rival a lo largo del film.
Con todo y a pesar de que es una historia menor, entretiene y nunca se hace pesada, además de saber dosificar sabiamente la acción, giros y sorpresas, más de una de ellas bien original.
(Redactado por Marc Ventura)
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