viernes, 22 de febrero de 2013

LA JUNGLA: UN BUEN DÍA PARA MORIR (2013)

Quinto y desmerecedor abrazo cinematográfico a la rentable saga "Die Hard" (conocida aquí como "Jungla de Cristal" simplemente por el edificio Nakatomi de la primera parte), que lejos de ser casual, coincide con el vigésimo quinto aniversario de la franquicia y pretende acabar de exprimir lo que aún queda del socarrón policía de Nueva York.
Hasta la fecha, el filón protagonizado por Bruce Willis ha sufrido altibajos de cierta consideración, pero ha conseguido mantener el tipo durante más de 2 décadas, tanto en taquilla como ante la crítica.
Ya en 2013, y en retrospectiva, vemos como sus entregas impares resultaron las más destacables (con un inicio que marcó época y una notable tercera parte a ritmo de videojuego), y no como sus pares, que sin duda fueron las más discretas....hasta ahora.
En este quinto (¿y último?) (re)encuentro, acompañaremos a John McClane/Bruce Willis (ya no sabemos la diferencia) hasta Rusia, donde su hijo, un agente encubierto de la CIA, lleva trabajando durante los últimos 3 años en un caso de alto secreto. Éste, anda liado con importantes personalidades del país soviético, pero se topará con su padre en mitad de una misión, a priori, sin fisuras. Así, John McClane Jr. (Jai Courtney, visto en "Spartacus: Sangre y Arena") deberá cambiar su plan y afrontar su peligrosa misión acompañado de su viejo padre, al cual no quiere ver ni en pintura.
Una vez degustado, digerido y centrifugado el filme como se merece, caeremos en la cuenta de que la fórmula, por mucho que la adornen con efectos actuales, definitivamente ha expirado. Ya nada es lo mismo.....¿o sí?
Pese a la unánime sensación de secuela-fracaso, "La Jungla: Un buen día para morir" continúa siendo una jugada industrial del todo rentable (ya se oye el frotar de manos en la 20th Century Fox), amenazándonos a todos con una posible (e indeseable) sexta aventura de tiros, explosiones y cosas destruidas.



Porque lo que ofrece esta nueva entrega es, simplemente, una sobredosis de acción directa por vena, algunos chistes propios del héroe (que funcionan con cuentagotas), los típicos chicos malos con metralletas y helicópteros vestidos de negro, todos desubicados, y moviéndose al son de una serenata propia de un telefilm a lo Mario Van Peebles una madrugada de sábado.
El supuesto "gancho" juvenil de situar a la estrella de la función junto a su hijo (como también sucedió con la 4ª de Indiana Jones) ni nos atrae, ni mucho menos se debería aplaudir. El pequeño de los McClane resulta aquí un personaje antipático, insustancial y muy mal actuado (Jai Courtney no construye bien su rol, dándole poco o nada dramatismo al entuerto cuando es necesario, y casi diría que estorbando la función en sí misma).
Lamentablemente, lo mismo ocurre con el resto del reparto, que aparece sin dejar huella ni señas de identidad propia en el espectador no neófito, que se resiste a creer esas interminables desdichas "ocasionales" del justiciero yanki (además, sucede eso tan curioso de las películas que los extranjeros hablan entre ellos, pasados los minutos, en el idioma de Shakespeare).
Pero si alguien tiene la culpa de todo, ese es el director de orquesta, el inefable John Moore. Con tan sólo un vistazo rápido a sus credenciales básicas (televisión de segunda fila, remakes, secuelas, encargos desechables, etc...) y dos dedos de frente, quedaba claro que esto le venía grande.
El supuesto cineasta hace un uso pésimo del ya olvidado "zoom rápido", mueve la cámara con nerviosismo amateur y denota un dudoso sentido del encuadre (¿pero cuantas veces se sale de campo?), lo que enfada, irrita y finalmente aturde a cualquiera que pretenda meterse en la película.
El archipresente filtro gris-frío del metraje (claro, estamos en Rusia...) es una mala decisión, pues le resta mucha personalidad al producto y frena su efecto visual (que sin duda, es su mejor baza).
Tampoco sirve desenpolvar el antiguo desastre de Chernóbyl, usar tópicos irresponsables (como reducir al ciudadano ruso a taxistas tontainas o a criminales de polipiel) o destrozar más coches que en cualquier otra película que yo recuerde (llega a ser agotador el ruido de los accidentes), ya que son todos claros síntomas de un film apabullado en su realización, mediocre en su composición e inmerecido para la saga.


Por contra, y recuperando el aliento siempre positivo que creo me caracteriza, diré a su favor que contiene un par de secuencias brillantes, ambas conseguidas gracias a las cámaras de super alta velocidad (esa caída de McClane soltándose del helicóptero y rompiendo la cristalera o algunas espectaculares tomas de carretera); incluso creo que el veterano Bruce Willis sigue a la altura de las circunstancias, conservando su mirada esquiva, su arrogancia gestual y llevando la camiseta blanca ensangrentada igual de bien que hace 25 años.
Resumiendo, la quinta entrega de "La Jungla" (sí, hoy es un buen día para que que la franquicia muera, como bien alerta su título) se parece mucho a cualquier artefacto millonario de una industria Hollywoodiense que copia y pega los mismos trucos sin descanso, pero que entretiene y satisface al insaciable espectador que paga gustosamente en taquilla por su dosis. En fin, como bien escribiría nuestro gran admirado Carlos Aguilar "...una secuela ramplona únicamente para los ya convencidos o completistas de la masculina saga".

5 comentarios:


  1. Yo diría que está reservada a fans encallecidos de la inefable saga

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  2. El culpable no es moore sino el guionista.
    Moore cumple.

    Willis ficho al guionista prque era su amigo y a moore porque le gusto su vision. Hay entrevistas que confirman esto por lo que willis es el mayor reponsable.

    Pero el guion mata al direcrtor. Spielberg hizo lo que pudo con indi4 y si tuviese un gran guion seria una gran peliucla. Moore no mejora guines pero es que este no hay donde rascar. La idea de meter el hijo es de willis pues en el pimer guion moria al principio y por eso iba a rusia.

    Willis queria meter una relacion paternofilial recuperando el tomo familiar de las dos primeras.

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    1. Carambolas de producción aparte, el máximo responsable de la puesta en escena, concepción cinematográfica y finalmente, de la dirección de actores sigue siendo el cansino de Moore.
      También podría haber hostias para el guionista (que como siempre ocurre, son amigos de...), pero ya seria extenderse demasiado en violencia verbal.
      Yo defiendo la idea de que aún con una historia floja, la filmación puede ser fantástica, y no ha sido así.
      Dinos, ¿como la valorarías (nota) y porqué?

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  3. Me aburre sobremanera este tipo de cine. Por lo que he oido, además de lo que comentais vosotros, es un simple peli de acción. Yo la verdad desde hace muchos años este tipo de entretenimiento me parecen de una infame calidad. He oido rumores de que quieren seguir con la saga...partiendo ahora desde su hijo.......pufff es que estiran el chicle hasta que se rompa. Que conste que esa primera parte...ufff, es una maravilla.

    http://wwwopinasiteatreves.blogspot.com.es/

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    1. Pues casualmente nosotros vimos la primera parte dentro del Phenomena Experience y se nos desinfló al redescubrir su dilatada duración. Creemos que suscitó una inmensa ola publicitaria en su momento que, sin restarle méritos, cubrió un poco sus carencias. Para nosotros, la tercera parte es la más interesante, con una estructura non-stop y la esencia neoyorkina que tan bien le sienta a John McClane.
      No sé, no me gusta ir a ver una película con un "discurso cerrado" antes de verla, por mucho que se parezca a otras tantas, aunque en esta ocasión haya sido así...

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