sábado, 11 de agosto de 2018

DRAGON BALL Z: LA RESURRECCIÓN DE "F" (2015)

Tadayoshi Yamamuro llevaba colaborando en el dibujo, desarrollo y contenido de Dragon Ball (DB) desde sus inicios en el anime, allá por 1986. Ha trabajado en todas las sagas, canónicas o no, además de en un gran número de películas y OVAS a lo largo de los años, siendo pues parte fundamental del éxito animado de la franquicia.
Ya en 2015, tras el aclamado y "tsunámico" resurgir de la serie, tanto televisiva como del propio manga (aunque sea con el pincel de un imitador con talento como Toyotaro), Yamamuro dirige al fin su primer largo y lo hace con un título cuanto menos singular en la historia de DB, "La Resurrección de F".
Esto merece un poco de contextualización: el tema musical titulado "F" (obviamente haciendo referencia a Freezer), del grupo metal nipón "Maximum the Hormone", al parecer llamó tanto la atención del sensei Toriyama allá por 2008 que acabó germinando no sólo en la idea de resucitar al villano de villanos para una futura entrega, sino en convertirle de nuevo en un personaje muy relevante para el devenir de la misma, además con transformación power-up incluida.
Todo sumado a que la implicación de Toriyama fue más notable que nunca y que el realizador escogido sabía perfectamente el terreno que pisaba, el resultado fue más interesante e inteligente de lo que cabía esperar. De entrada, La resurrección de F respeta la línea argumental correcta, combina con habilidad los requisitos establecidos para una producción de este estilo (véase, villano poderoso, humor, combates, muchos personajes, alguna sorpresa y final a gusto de la audiencia), además de permitirse innovar en varios aspectos de la fórmula, sabiendo pues distanciarse del resto de producciones calcadas en fondo y forma.
Argumentalmente se nos presenta al insignificante Sorbet, miembro del equipo administrativo del ejército extinto de Freezer, resucitando a su emperador mediante las bolas terrestres y con la inestimable ayuda de Pilaf y su pandilla (además sin hacer mucho ruido, conscientes de que pueden ser fácilmente liquidados allí).
Freezer, recuperado gracias a las últimas tecnologías, pues estaba literalmente troceado y fulminado por Trunks, planea entrenarse por primera vez en su existencia y así volver fortalecido tiempo después.

Sorbet y Tagoma, invocando a Shenron
Freezer resucitado, el villano por antonomasia
Su regreso, acompañado de un millar de soldados de pacotilla, no hará más que provocar un episodio casi de corte honorífico, como un sparring de lujo para comprobar los progresos de Gokuh y Vegeta, entrenados ahora por Whiss, y que a la postre, será el leitmotiv de esta historia.
El propio Whiss, en un momento de la película, repasa sendos puntos débiles de la pareja saiyan. Mientras que Gokuh peca de tranquilidad y exceso de confianza, Vegeta está en constante tensión, algo que limita sus progresos. Precisamente en este punto radica el significado de la propuesta, pues aunque la visita e intento de venganza del villano sea bienvenida por todos nosotros (F es siempre F), este lío no es más que una lección para su nuevo entrenamiento, aprender a equilibrar emociones y saber ser más o menos despiadado (primero Vegeta apiadándose y luego un Gokuh resolutivo).

Un ejército tan numeroso como debilitado
Conteniendo la primera avalancha entre todos
Las virtudes superan a los defectos en esta nueva entrega. En lo referente a su forma, ofrece dibujos de muy alta calidad, notables sombreados y un meticuloso mimo por las transiciones (esos magníficos zooms), acompañados de un excelente e innovador trabajo sonoro (incluir un tema metal no es baladí). Por contra, algunos momentos de alborotado combate a lo gameplay o los inevitables tics nipones (asumidos ya por los fans) no empañan demasiado el resultado final.
Podríamos decir, por ejemplo, que el propio Freezer no había estado nunca antes tan bien trazado en pantalla, y que protagoniza probablemente la secuencia de mayor impacto del film, su llegada a la Tierra.
En lo relativo al fondo, se agradece el control sobre los tiempos y las pausas, con un prólogo acertado y unos 25 minutos iniciales sin la presencia de Gokuh. Muestra respeto por la formulación establecida (e imagino exigida) por la productora, pero sabe serpentear con éxito ese corsé y enriquecer la trama con ingredientes interesantes, tales como desviar la atención hacia el aprendizaje más que al enfrentamiento puro, remarcar psicologías en los 3 principales personajes o recuperar esencias perdidas (ese Krilyn sin pelo, humor revisado y más compensado, ya que últimamente era en exceso infantil, o la sana evocación del espíritu de lo sucedido en Namek, en todos los sentidos posibles).

Golden Freezer, el power-up más brillante
Vegeta Blue disfrutando de lo lindo
Art original de Tori para el proyecto
Para más inri, está repleta de guiños curiosos. Gokuh replicando ante Freezer el mítico puñetazo de una pulgada de Bruce Lee, Gohan con un chándal sospechosamente similar a otro del maestro Toriyama, la estimable presencia del patrullero Jaco o (y esto ya es más personal) el entrañable enfado de Shenron al no ser tratado lingüísticamente con el respeto que merece.
Así pues, celebro que Yamamuro haya estado al timón, pues ha colaborado dando un empujón hacia delante ofreciendo al fan una historia razonablemente bien estructurada (la versión TV con mucho más metraje ayuda a enlazar con la serie además), devolviendo la confianza perdida en este tipo de aportaciones del anime y cuidando aspectos técnicos que, como ya sabemos todos, se descuidan muy a menudo.
Para concluir, repasaré el significado de los nombres como de costumbre. En el rincón de los villanos, tenemos a Sorbet (de sorbete), Tagoma (de "tamago", o huevo), Shisami (anagrama de Sashimi), y por el otro lado tenemos al citado Jaco, que debe su nombre al Jakoten, una delicada pasta hecha de pescado.

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