viernes, 7 de octubre de 2016

FESTIVAL DE SITGES 2016 - DÍA 1

Ya es 7 de octubre de 2016. Hoy por fin arranca la cuadragésima novena edición de uno de los certámenes de cine fantástico más populares a nivel mundial, el Festival Internacional de Sitges.
Como ya viene siendo costumbre desde hace un lustro, "sospechosos" se vuelve a sumergir en él para traer sus novedades lo más calentitas posibles, siempre tratando de aunar nuestra pasión por el cine con un espíritu crítico saludable a la par que respetuoso, y por supuesto, favoreciendo que luego sea más sencillo separar el grano de la paja.
La película inaugural de este año ha recaído en "Inside", de Miguel Ángel Vivas, un ¿innecesario? remake del estimable film francés "Al interior", de 2007. Como es habitual en este tipo de contextos, el producto final es un lavado de cara en toda regla del brutal film original, sustituyendo, y de paso edulcorando, las pulsiones psicológicas de aquélla para enternecer la trama y así "captar" a más audiencia, por decirlo finamente.
Sin duda se trata de un film correcto en su forma, aunque sin mayor interés en su fondo, pues respeta las líneas rojas del terror mainstream y utiliza todos los códigos de este tipo de cintas (sobre todo en su uso del sonido) para contentar a los indefensos nuevos espectadores y quizás, defraudar a los que ya llevamos un tiempo viendo películas.

Rachel Nichols, embarazada, traumatizada y encima asediada por una perturbada
Como ya demostró en su hasta ahora mejor trabajo, "Secuestrados", de 2010, Miguel Ángel Vivas se sabe mover bien en su zona de confort. Su cámara se desliza con soltura dentro de casas asediadas, chicas (si son atractivas, pues mejor) pasando una angustia importante o mostrando traumas familiares por lo común ligados a la violencia.
Lo que aún está por descubrir es si esto obedece a ciertas carencias o por el contrario se trata de un discurso cinematográfico propio.
(Redactado por Jesús Álvarez)

Desde la sala Tramuntana inicio el Festival de Sitges adentrándome en las siempre disfrutables corrientes cinematográficas de Corea del Sur.
The Tiger (2016) viene dirigida por Park Hoon-Jung, director de la fascinante New World (2013) y protagonizada por el incombustible Choi Min Sik, uno de los rostros más reconocibles dentro del cine coreano y protagonista de ya clásicos como Old Boy o I saw the devil.
La historia viene ambientada en los años 20 durante la ocupación japonesa en Corea del Sur, Chon Man-deok, considerado en otro tiempo el mejor cazador de tigres de Corea, vive en la montaña de Jirisan con su hijo. Mientras, un militar japonés moviliza a un grupo de soldados para cazar al último gran tigre de la zona.
Un film espléndido que se beneficia de una ambientación montañosa excelente y con una capacidad abrumadora para crear momentos de tensión, acción y dramatismo. El tigre (un muy carismático efecto digital), más que un simple animal se le da una cierta divinidad, cosa que es muy de agradecer; además las escenas en donde protagoniza masacres contra el ejercito japonés son espectaculares.
El giro de guión en el último tercio del film es donde se explota argumentalmente este concepto divino de la naturaleza y presenta, tanto al tigre como al cazador (Choi Min Sik), como los últimos supervivientes de un mundo que cambiará para siempre y eleva al film más allá de la clásica película de aventuras animal vs hombre.


Quizás tenga un exceso de metraje en su parte central, elemento muy presente en el cine coreano y de un nivel de melodrama que puede atragantar al espectador no acostumbrado, pero The Tiger ha resultado ser una muy grata sorpresa.
(Redactado por Adrián Roldán)



Quizás estemos experimentado en esta década un fenómeno cinematográfico similar al que en los años 50 estallara en Estados Unidos debido al peligro nuclear. Monstruos, insectos gigantescos o deformes criaturas eran producto del miedo a las mutaciones genéticas, posibles ataques biológicos, epidemias desconocidas o simplemente, pánico a la inminente destrucción de un modo de vida.
El fenómeno no sólo desencadenó un subgénero conocido como las "Monster B-Movies" en EEUU, sino que también llegó a las lejanas tierras niponas, más afectados que nadie por las atrocidades atómicas, y que desarrollaron su propia criatura radioactiva en forma de saurio a la que denominaron "Godzilla".
En estos tiempos que corren, nuestra mayor preocupación reside en el miedo a enfermar por algún tipo de afección virulenta que día a día se desencadenan por todo el mundo (el ébola, marburg, machupo...) y que presentan una curación desalentadora o en ocasiones imposible.
No es extraño pues que vivamos un incesante aluvión de incursiones al cine abordando dicho asunto, ya sea en forma de infectados (el "zombi moderno"), o de pandemias sin cura que provocan casi siempre un ejército de sujetos agresivos y en continua rabia.
Here Alone, ópera prima del norteamericano Rod Blackhurst, se mueve pues dentro de ese transitado contexto, y trata de aportar algo nuevo trasladando la acción al interior de los bosques, con únicamente 3 personajes y en un mundo de desolación y supervivencia; azotado, como no, por otro virus demoledor.
El personaje central, Ann, no ha tenido más remedio que aprender a vivir salvajemente debido a las extremas circunstancias, cobijándose en su antiguo coche y yendo a buscar comida a las casas cercanas esquivando a los peligrosos infectados.

Ann, jugándose la vida cada día por encontrar alimentos

Un día salvará la vida de Chris y su ahijada Olivia, lo que alterará su rutina....y de paso sus sentimientos que parecían anulados, o como mínimo, seriamente perjudicados.
Here Alone resulta, en general, un film coherente, ameno e incluso hábil, pues conjuga momentos de especial suspense cercano al terror con otros más sentidos y humanos, y sin ser del todo azucarada, sabe resaltar conceptos como el amor, la pérdida o la soledad (sobre todo esa difícil decisión de seguir adelante con tu vida tras un suceso enormemente traumático).
Ann es incapaz de seguir adelante y marcharse del bosque, por miedo a un futuro igual o más doloroso, y justamente será la compañía y decisión de Chris la que le empujará a seguir su camino; pues la vida, al menos para ella, sí que debe continuar, por dolorosa que sea.

Momentos de fogata, donde los sentimientos afloran...y nunca atacan los infectados

Un film sobrio, de intermitentes ráfagas de interés y que aunque por momentos nos parezca un capítulo más de the walking dead bajo una batuta feminista, en otros se transforma en un aceptable drama sobre la soledad más absoluta y el dolor de una madre-esposa-mujer. Difícil conjunción pero con respetable resultado. No cambiará el género, por supuesto, pero aporta su granito de arena.
(Redactado por Jesús Álvarez)

Desde Japón llega "Mientras ellas duermen" adaptación de la novela del madrileño Javier Marías y protagonizada por el siempre apabullante Takeshi Kitano.
Una historia en donde una pareja formada por un hombre maduro (Kitano) y una mujer mucho más joven que él, se convierten en la obsesión de un escritor en un complejo turístico.
Un film que ha resultado ser decepcionante, ya que pese a plantear ideas de base prometedoras e interesantes como la misteriosa pareja de Kitano y una adolescente, el hecho de que éste grabe a la chica por las noches mientras ella duerme, el elemento voyeur de la trama o la creciente obsesión del escritor frente a estos hechos, no llegan a tratarse en profundidad.
El film va deambulando de un lado para otro al igual que su protagonista, con un ritmo desesperante, divagaciones sin interés y secuencias oníricas que se le podían haber sacado más jugo.
Una lástima, aunque ya de por sí la presencia de Kitano es motivo suficiente para echarle un ojo a la película.



(Redactado por Adrián Roldán)

Ya es habitual que la programación del Festival esté bien surtida de películas que explotan el filón de los infectados o zombies al uso, siendo, en la mayoría de casos, refritos mil veces vistos con anterioridad, sin mayor interés que el satisfacer al acérrimo consumidor de dicho subgénero. Sin embargo, Train to Busan, producción surcoreana con la que inauguro mi particular Sitges 2016, tiene "algo" que la eleva claramente por encima de otras producciones coetáneas como la fallida "World War Z".
La historia nos presenta a Sok-woo, frío inversor de fondos, cuya atareada vida laboral le llevan a ignorar el mayor deseo de su hija Soo-ahn el día de su aniversario, algo tan sencillo como ver a su madre, por lo que finalmente accederá a llevarla desde Seúl a Busan en tren. Pero la entrada de una pasajera infectada será el detonante que convertirá el viaje en una pesadilla.
Con una excelente realización que sabe sacar el mejor partido posible de un espacio reducido como es el de un tren -de igual manera que lo hiciera la distópica "Snowpiercer"- logra sorprender con cada nueva tensa escena en los distintos vagones. Sin tiempos muertos, el ritmo no decae en ningún momento a medida que va destapando la magnitud de la infección. Si a esto le sumamos una serie de personajes, que a pesar de ser muchos de ellos clichés habituales, están mejor perfilados que lo que suele verse en el género; resulta complicado no disfrutar de sus dos intensas horas, donde se combina inteligentemente el terror, la acción e incluso algunos breves toques de humor. Asimismo otro punto a favor son los propios infectados, su espeluznante movilidad y el realismo del daño que sufren sus cuerpos al caer desde las alturas o ser golpeados.
Yeon Sang-Ho, ya presentó en Sitges la brutal "The fake", y aquí vuelve a aprovechar la ocasión para verter una contundente crítica, donde el individualismo, el egoísmo y la falta de escrúpulos reflejan la cara más oscura de la sociedad; mientras la inocencia y generosidad de la pequeña Soo-ahn sirven para dejar en evidencia las actitudes de los adultos que la rodean. Con todo, resulta una película que queda en la retina y que puede convertirse en un pequeño clásico del género.
(Redactado por Marc Ventura)

La siguiente sesión en el Auditori vuelve a citarnos con otra producción surcoreana, obra de Kim Jee-woon, a quién debemos las estupendas "I saw the devil" o "A bittersweet life"; y por contra, la desastrosa "El último desafío", un engendro/encargo Hollywoodiense para el retorno de Arnold Schwarzenegger a la gran pantalla.
En esta ocasión, con The Age of the Shadows, intenta dar luz a parte de la historia de su país, situándonos en la década de 1920, donde un grupo de agentes secretos pertenecientes a la resistencia por la independencia de Corea, lucha contra la ocupación japonesa. Lee Jung-Chool fue una vez un miembro del movimiento de independencia de Corea, pero ahora trabaja como agente de policía para Japón y recibe una orden para acabar con el grupo disidente. Por lo que se presenta ante Kim Woo-Jin, líder de la resistencia de la zona, y que usa como tapadera su labor como comerciante de arte. Lee finge estar interesado en sus obras de arte con la intención de acercarse a él y conseguir información para desenmascarar a los agentes rebeldes.
No obstante ese contacto le desvela un dilema moral: seguir la órdenes recibidas o sumarse a causa mayor por el bien de su país y embarcarse en una sigilosa misión que pretende llevar hasta Seúl una serie de explosivos para atentar contra el ejército invasor.
Si bien es cierto que la película tiene algunos momentos logrados, con escenas de acción elegantemente rodadas (como el tiroteo del tren y una destacable tensión en esa fase o en la de la preparación de la misión), cuenta con una ambientación bastante cuidada y que se deja ver de forma bastante agradable.
No es menos cierto que globalmente no termina de convencer por varios motivos: una primera media hora lentísima y reiterativa con subrayados innecesarios y una repetición cansina de situaciones y diálogos, o una fotografía inadecuada con un uso de la iluminación que quita credibilidad a los escenarios que se suceden sobre todo en ese primer tramo.
Por otro lado, la historia resulta un tanto inane y epidérmica, dando la sensación de que se podía haber profundizado mucho más a lo largo de sus más de 140 minutos en el trasfondo social de esa época o la personalidad de los diferentes personajes, donde solo destacaría la estupenda labor de Song Kan-ho encarnando al policía Lee Jung-Chool siendo creíbles sus dudas y lucha interior.
Queda la sensación de que es un producto destinado a levantar el patriotismo de la nación Surcoreana, mientras que como película sólo es medianamente entretenida pero lejos de perdurar mucho tiempo en el recuerdo.
(Redactado por Marc Ventura)

Altas expectativas habían a la hora de enfrentarse al nuevo trabajo de Nacho Vigalondo. "Colossal" aterrizaba en Sitges proponiendo un acercamiento al kaiju eiga (el cine de monstruos gigantes japoneses) pero pasándolo por la túrmix deconstructivo habitual de Vigalondo.
El film sigue los pasos de Gloria (Anne Hathaway), una mujer corriente que, tras perder su trabajo y su novio, decide dejar su vida en Nueva York y regresar a su ciudad natal. Pero cuando los medios de comunicación comienzan a informar de que un lagarto gigante está destruyendo la ciudad de Seúl, Gloria se va dando cuenta poco a poco de que, a través de su mente, está conectada de forma extraña con estos acontecimientos.
Un film que ha resultado ser una agradable sorpresa para el respetable y que sin lugar a dudas supone un antes y un después en la filmografía de Vigalondo.
No sólo propone unas muy divertidas y disfrutables secuencias monstruosas en pleno Seúl (con robot gigante incluido) sino que el film explora otros caminos aún más interesantes y sorprendentemente profundos sobre el enfrentamiento contra tus propios demonios o las consecuencias de tus actos.
Anne Hathaway está más que estupenda como treinteañera despistada y con fuertes problemas con el alcohol. Aunque en su tercio final "Colossal" se acerque peligrosamente al terreno del telefilm, se ve compensado con un clímax final tan adecuado como estimulante.

(Redactado por Adrián Roldán)

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