Dado que a mediados de 2009 empezó la maniobra "Dragon Ball Kai" (un reciclaje del mismo anime de siempre, ahora sin paja, tratando de respetar el manga original pero con una actualizada y horrorosa banda sonora), también se dio luz verde a un pequeño proyecto para "contentar" a los nuevos fans de todo el mundo.
Como si del mismísimo Hollywood se tratara, las "mentes pensantes" al cargo decidieron desenpolvar material antiguo, obviamente actualizándolo, como parte promocional del nuevo juego de Dragon Ball, el "Raging Blast 2" (que aunque saquen 40 secuelas, siempre serán iguales por cierto).
El OVA, de mismo nombre que su original de 1993, estaría disponible para ver simplemente dentro del menú del juego, de forma gratuita y como jugoso reclamo (incluso desbloquea al enemigo Hatchhyaku). La cosa funcionó. Las ventas de ese juego fueron como la seda y quedó patente una vez más que esas "mentes pensantes" saben a qué juegan y con quién.
El Gas provoca muertes a su paso |
Trunks y Vegeta se dirigen al foco del problema |
Hay que reconocer que el apartado gráfico está a un nivel superior, con movimientos, transiciones y sombreados más que notables, aunque se pierda un poco de la magia pasada. La animación en Alta Definición pide paso y parece que se lo quedará todo, aunque personalmente me llevará un tiempo cogerle el gusto, pues no se distingue ya lo que es un videojuego al uso, una intro de PS4 o un anime televisivo, y eso me desconcierta.
También hay una mejora sobresaliente en el apartado sonoro, esta vez fabuloso, tanto en la música que nos acompaña todo el trayecto como en lo que concierne a los efectos de contorno, ambos magníficos.
El fantasma de Freezer aparece, aunque para estorbar únicamente |
Vegeta ha mejorado su vocabulario, según Freezer |
Pero ahora llega lo malo : el argumento. Si en el original hubo tiempo para captar en todo su esplendor los maléficos y vengativos planes del Dr. Lychee, junto con la inquietante presencia del exagerado Hatchhyaku, ahora todo está tan acelerado y precipitado que no se sigue con la misma fluidez.
La cosa no funciona igual; no hay color ante aquellos fantásticos flash-backs del Tsufur, ni de las posibilidades que ofrecía a nivel argumental el viaje hasta el planeta oscuro (con aquella extrañísima historia del hada) o incluso las originales máquinas esparcidas por el mundo, por no hablar ya del alcance dramático de uno y de otro. No hay color.
Hatchhyaku impone, aunque sólo 5 minutos |
Un "masen ko" marca de la casa |
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