¿Por dónde van los tiros esta vez? Pues aquí Mel se ve en la piel de un ladrón americano llamado Richard Johnson que está huyendo de la policía cargado de dinero hacia la frontera de México. Finalmente cae en manos de unos polis corruptos que tienen tratos con la mafia mexicana al otro lado de la frontera y que obviamente al ver los 2 millones de dólares que lleva consigo, no dudan en quedarse el botín y deshacerse del molesto yanki encerrándole en "El Pueblecito", un penitencial muy peculiar que realmente existió, donde vivían los reclusos junto a sus familias y en el que se podía gozar de ciertos privilegios siempre que tuvieran con que pagarlo. La corrupción, tráfico de drogas y gran violencia que reinaban allí, hicieron que finalmente las autoridades decidieran desalojarlo y cerrarlo definitivamente en el 2002. Y aquí con la llegada de Richard a esa cárcel es cuando empezamos a verle los defectos más grandes a la película, que cae estrepitosamente en mostrarse como un vehículo hecho a la medida y solo para el lucimiento de un Mel Gibson que encarna el típico americano listo, bocazas, de vuelta de todo y evidentemente muy superior a todos los otros reclusos, creando así un personaje nada creíble pero que tanto gusta al público norteamericano.
Paseando con total tranquilidad por el infierno... |
Si os preguntáis cual es el objetivo de la película una vez dentro de la cárcel, sin destaparos nada importante, deciros que salir de allí y vengarse de aquellos que le birlaron el dinero, ah, y de paso salvar a un niño y a su madre, para acabar siendo todo un héroe con mayúsculas. Como podéis ver, se trata de un argumento original del todo.
Bueno, sea como sea, el film se deja ver, no es que sea malo ni mucho menos, pero sabe a plato precocinado para paladares no muy exigentes. Película de sábado por la tarde en la que si te duermes a mitad de la película para echar una buena siesta, no pasa nada.
Todos aquellos que gusten del estilo de Mr. Gibson, seguramente se encuentren en su salsa, pues el actor aquí vuelve a ofrecernos su repertorio habitual de hombre duro contestatario incluso en situaciones en las que cualquiera con dos dedos de frente no osaría ni mirar a los ojos a su interlocutor, con esa actitud chulesca y resabiada que debería haberle valido un tiro entre ceja y ceja poco después de cruzar la puerta de entrada de no ser una producción made in Hollywood donde la realidad y credibilidad no siempre importan.
Tiroteos a mí... estáis muertos... |
Lo peor es que es totalmente previsible, una vez puestas las piezas sobre el tablero, cualquiera de nosotros sabe anticipar casi todos los movimientos que se avecinan, clichés muy vistos donde la única incógnita parece ser en que minuto tendrán lugar, con pocas sorpresas (alguna sí), encaminados a terminar como todos ya sospechamos. La historia principal tiene poca miga, carece de entidad por no estar trabajada y al final los pequeños destellos rescatables predominan por encima de ella, hecho que deja bien claro esa falta de cuerpo de una película dirigida por el debutante Adrian Grunberg, que me imagino habrá sido un títere puesto realmente a las órdenes de Gibson...
Hoy me ha tocado a mi ver "Vacaciones en el paraíso" (menuda traducción, ¡tócate lo que no suena!).
ResponderEliminarBastante de acuerdo con tu análisis, se sigue bien y por mucho esfuerzo que le pongas, Gibson te acaba cayendo gordo en alguna de sus "hazañas" masculinas (por lo menos confiesa haberse cagado encima en una escena).
Me parece un marco interesante esa cárcel mexicana, incluso el personaje del niño (que no su historia) tiene su punto (en serio fuma??), pero es lo de menos, aunque la suciedad y la mierda esté por todos lados, él saldrá siempre victorioso, y eso sí que hace vomitar ya.
En fin, se deja ver, sí. Y poco más.
Es una película "pret a porter" para Monsieur Gibson, el cual me gusta bastante más en su faceta de director que en la de actor (al menos cuando intenta perpetuarse en el rol de héroe se me hace muy cuesta arriba). El niño es una tontería más del guión, se tropieza con un niño en medio de ese gentío y tiene que ser quien le ayude y la clave sobre la que gira toda la trama (ah, y viene acompañado de su mamá), con lo que el argumento se convierte en el típico episodio del "Equipo A" con la banda salvando a la madre y a su retoño de las garras de los malos, que grande es Hollywood... me gustaría leer la critíca del maestro Aguilar, seguro que en dos lineas lo clava!
ResponderEliminarEscuchemos al siempre polémico Carlos Boyero, dice así :
ResponderEliminarEs una película muy bien escrita, rodada, ambientada e interpretada. Desprende frescura y vitalidad, todos los personajes son creíbles, los diálogos revelan ingenio y cinismo de primera clase, funcionan las claves del cine de género, es una película notable que transcurre muy rápido, que te da pena que termine.
Utilizando el escenario de una abigarrada, pintoresca y temible cárcel de Tijuana, algo que funciona en palabras del narrador como el mayor supermercado del cutrerío, describe un mundo en el que todo funciona como en el exterior, con la corrupción como única norma, regido por las relaciones de poder, con mafias con poder absoluto que son los jefes de los guardianes que les custodian, de la policía, de todo lo que se puede comprar. Incluido el trasplante del hígado de un niño endurecido y profesional de la supervivencia que ha pasado su corta existencia en esa cárcel. La relación cómplice de ese crío con un ladrón estadounidense al que todos quieren robar su botín está contada con gracia y soterrada ternura. Hablada mayoritariamente en español, interpretada por actores excelentes del cine mexicano, Vacaciones en el infierno desprende talento y atmósfera por todos sus poros. Sería lamentable que pasara inadvertida por los prejuicios que despierta Mel Gibson y por el mal momento que atraviesa su cotización en el mercado. Lo que no sufre problemas de salud es su transparente inteligencia y su sentido del cine.
Para gustos....
Es su opinión, respetable como todas, pero que al menos personalmente no comparto. Los aciertos que cita como tales, a mí me parecieron en lineas generales unas pifias enormes y de una falta de agudeza y frescura totales. Pero para gustos, colores...
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