jueves, 12 de abril de 2012

LA COSA DEL PANTANO (SWAMP THING) (1982)

Adaptación cinematográfica del cómic homónimo de DC a cargo del (por aquél entonces) muy prometedor Wes Craven. El director norteamericano (ya fallecido), cosechó años atrás un par de películas con escaso presupuesto pero demostrando una nueva perspectiva hacia el cine de terror y dejando para la historia un sello muy personal y nada desdeñable ("La última casa a la izquierda", de 1972 y "Las colinas tienen ojos" de 1977).
Ya en 1984 impulsaría definitivamente su carrera al rodar la primera de una de las sagas más conocidas (que no buenas) del cine de terror de la década, como fue su "Pesadilla en Elm Street", de la que se filmarían infinidad de secuelas y series de TV.
La película que hoy traigo se sitúa entre medio de esas épocas, en la que aún ese joven Craven movía su cámara con una libertad e ingenuidad emocionantes, sin dejarse absorber por las vicisitudes de la industria ni las necesidades de terceros.
Su versión de "La cosa del pantano" está muy lejos de ser una pieza fundamental en la historia de este arte, pero sí contiene cierta bondad fílmica y nos deja una sensación placentera tras su visionado difícil de trasladar con palabras.
Un equipo científico está estudiando en los pantanos de Carolina del Sur nuevas fórmulas para optimizar recursos del ecosistema, pero un accidente mortal obliga a la señorita Alice Cable a desplazarse al lugar para comprobar el verdadero estado de la investigación.
El doctor Alec Holland (Ray Wise) ha conseguido unos resultados sorprendentes con su nueva fórmula, que aumenta la evolución de elementos naturales a una velocidad endiablada y que permitiría un rendimiento agrícola innovador. Lamentablemente, su rivalidad con el doctor Arcane (un estimable Louis Jourdan), provocará que éste quiera robarle la fórmula, con el consiguiente accidente en el laboratorio tras el forcejeo.
Holland, bañado en su propia pócima y ardiendo a lo bonzo, acabará refugiándose en el pantano transformándose en una criatura muy singular, un monstruo mitad humano-mitad planta. No pretendo engañar a nadie, el film es lineal, tosco (no está demasiado cuidado) e inofensivo (de terror ni pizca), pero abunda en pequeños aciertos que le inyectan un aire de serie B adictivo. Me explico:
El personaje de "la Cosa" resulta empático e incluso entrañable, representando al héroe por accidente que siempre cae en gracia y levantando nuestra curiosidad por verle desplegando sus poderes (regeneración, curación a lo Dende, super inteligencia o super fuerza, aunque esto último parece que no siempre funciona...). La chica de turno que huye y huye y chilla y chilla, aquí pega puñetazos, patadas, dispara como una posesa y nos enseña las tetas, ¿Qué más le podemos pedir?
El villano es un "mad doctor" con careta al que creían muerto y que quiere potenciar su inteligencia con la fórmula (un acto de locura muy divertido) que además, provocará la mejor escena del film.
Todo esto, junto a un maquillaje apresurado, un desfile de disfraces inadecuados (el jabalí-humano final, sin palabras) y sus torpes incongruencias (ya se sabe, sales del agua seco, estás en un lugar y en un microsegundo en otro, etc...) convierten a esta versión de un cómic en la más chirriante de cuantas haya visto, pero también en una de las que más personalidad propia ofrece.


Si bien es cierto que copia algo de Frankenstein o incluso de King Kong, se desmarca como una aportación de estilo propio que satisfará al más neófito del género e incluso lo enamorará.
Sus diálogos crean verdadera indiferencia, su humor es sonrojante y ofrece un guión tan flojo que no debe obtener mayor reconocimiento que el cariño por una propuesta imposible de realizar con tan bajo presupuesto, pero estoy totalmente convencido que recibirá un homenaje "freak" algún día, por rezumar ese aire fresco y desenfadado que comento y defiendo (¿quizás en el Sitges de 2012, cuando cumple 30 años?).
Su montaje tampoco es para alardear, pues en su intención de parecer un cómic, ofrece una serie de fundidos a cada cual peor, con resultados poco convincentes e incluso amateurs. Por contra, y si somos capaces de aguantar el tipo casi hasta el final, seremos recompensados con la mejor secuencia de la cinta, el momento de probar las pócimas. Enanos, hombres-jabalí con sables o bailes sexuales en fiestas entonadas serán el plato fuerte del film, que se despide a lo grande, con enfrentamiento "apoteósico" y todo en su clímax.
Si lo que esperáis es eso, mezclado con tiros, soldados a cascoporro, pantanos y más pantanos y algún que otro momento inaudito, este es vuestro film, de lo contrario, huid que aún estáis a tiempo.
Su secuela, 7 años después, no parece seguir esta línea salvaje, sino más bien tomar un aire totalmente cómico. La veré con el tiempo, pero no hay prisa tampoco.

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