El duque de York (Jorge VI) se convirtió en Rey de Gran Bretaña a causa de la abdicación de su hermano mayor, pero tenía un problema de tartamudez que le complicaba el ejercicio completo de sus funciones y buscaba una solución de manera urgente. Es ahí cuando aparece Lionel Logue, un logopeda muy particular que intentará ayudarlo con unas técnicas poco ortodoxas. La historia (guión) del presente film es meticulosa a la vez que pulcra, y además cuenta con un aderezo de buenas interpretaciones adecuadamente rodeado de verdaderos profesionales cinematográficos, y esa factura es evidente desde el primer fotograma. El desarrollo de la trama se podría simplificar injustamente con el asunto del tartamudeo, pero se aprovecha habilmente de nuestra atención hacia dicho problema para tocar temas de mayor índole, tanteo de clases sociales (realeza vs. el ciudadano humilde), desestructura familiar (con su padre, su hermano..) e incluso con la participación, siempre en forma de sanguijuelas, de la iglesia metiendo las narices donde no le llaman.
Colin Firth comprometido con su papel al máximo |
Geoffrey Rush y su caracterización magistral |
En resumen, un producto excelente con un tema muy interesante de fondo y actores magníficos, pero con cierta dosis de impersonalidad que impregnan el resultado final de poca magia, lástima porque hubiera podido ser una obra maestra con un poco más de personalidad.
Después de verla ayer, coincido a grandes trazos con lo que comentas. Muy bien actuada, rodada, etc... pero le falta algo para que te quede un recuerdo permanente (quizás una cierta falta de gancho de la historia). Geoffrey Rush está genial y sabe dar la réplica en todo momento a Colin Firth, que en su papel de Jorge VI centra la mayoría de nuestra atención. Un 7,5 en mi opinión.
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