En el año 2010 se estrenaba el film mexicano "
Somos lo que hay", en el que retrataba una peculiar familia que quedaba desmembrada con la repentina muerte del padre. Hasta aquí nada especialmente llamativo, ¿verdad? Pero todo cambiaba al descubrir que era el encargado de traer a casa la comida para lo que ellos denominaban "
El ritual" y si a eso le sumábamos que se trataba de una familia de caníbales entonces la ecuación ya cuadra y os podéis imaginar por donde van los tiros. Con la necesidad imperiosa de que los hijos tomaran el papel del padre antes de la llegada del día marcado, nos deparaba una sucesión de brutales intentos por su parte para traer a casa una víctima propicia para sus necesidades. Si bien la nueva versión ha sido presentada como su remake, la obra de
Jim Mickle, director y guionista aquí, solo toma la idea de base para desarrollarla de una forma completamente distinta, haciendo complicado las comparaciones directas entre una y otra (localización, personajes y desarrollos cambian completamente). Lo que sí puedo decir es que personalmente, esta última me parece superior en todos sus aspectos. Acertando
plenamente con las variaciones propuestas respecto a la obra original y logrando una atmósfera más opresiva y contundente.
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La devota familia celebrando "El día del cordero"... |
Mickle nos sitúa la acción en una zona rural de los Estados Unidos, donde la madre de una humilde familia, aparentemente enferma, sufre un accidente, falleciendo de forma inesperada. El patriarca Jack Parker (un fantástico
Bill Sage) decide que los planes familiares no van a cambiar y celebrarán tras tres días de ayuno una tradición que se remonta más de 200 años y que ellos llaman "El día del cordero".
Será entonces cuando las dos hijas del matrimonio Parker deban tomar el testigo de su madre y hacerse cargo de llevar a cabo el ritual (una de las escenas más bien rodadas de la película y con una dramática música de fondo). Paralelamente unas fuertes inundaciones asolarán la zona, obligando a la policía a investigar la desaparición de una chica, deparando más de una sorpresa alrededor de lo que parece una familia modélica americana.
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Iris y Rose parece que miren al mundo exterior con anhelo a pertenecer a él... |
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Pero este es su mundo... |
We are what we are es de esos films que logran conectar desde buen principio con el espectador, que asiste atónito como se va deshojando la margarita y los secretos de los Parker van saliendo a la luz. Rodada con mucho lirismo, una ambientación clásica de la casa (decoración y ropas) que ayudan a reforzar la imagen de que siguen anclados en un oscuro pasado, el director sabe huir de los sustos fáciles mediante subidas de volumen o clichés típicos del cine de terror, enfrentándonos aquí a un miedo mucho peor, el del fanatismo que bien podría ser el de una secta, protagonizado por un dictatorial padre y sus dos hijas (Iris y Rose, grandísimo papel de
Julia Garner y
Amby Childers) cuyo aspecto inocente esconde unas criaturas maléficas que quieren escapar de su destino, pero están empujadas por la omnipresente autoridad del padre.
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El Dr. Barrow investigando la aparición de unos huesos... |
Al elenco de actores se suma un
Michael Parks en un papel diametralmente opuesto al que le valió ganar el premio como mejor actor en la edición de Sitges 2011 por
Red State y que encarna al Dr. Barrow, quien investigará la misteriosa aparición de unos huesos.
Con una tensión creciente merced de localizaciones opresivas como la casa y una excelente banda sonora, pocos momentos tranquilos nos depara, sabiendo mantener en todo momento nuestro pulso acelerado para desembocar en un final apoteósico y liberador, para cerrar de forma satisfactoria un film que toca el canibalismo de una forma dura pero elegante a la vez. Una grata sorpresa sobre la que se rumorea que se va a rodar una precuela y una secuela, que Dios nos coja confesados...
Intrigante .........me la apunto sin duda.
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