Durante los años sesenta, surgieron en Europa diversas adaptaciones cinematográficas provenientes del
fumetto nero (o cómic italiano)
, donde expertos ladrones con uniformes o antifaces estrambóticos, siempre de ética negativa, amorales y que actuaban al margen de la ley, cometían sus fechorías (robos de joyas, por regla general) para desesperación del detective que les acechaba, y gozo de la dama, que siempre solícita, les aguardaba entre sábanas.
Sin duda, la obra cumbre de este tipo de subgénero denominado "fumetti" la rodaría el genial
Mario Bava en 1968 con su estupenda
Diabolik, que en gran parte mejoró el material de base del que disponía y firmó así uno de los films más personales sobre superhéroes jamás realizados, como ya repasamos en su día. Sin embargo, el verdadero pionero no fue la cinta de
Bava, sino otra no tan popular pero igualmente curiosa.
Dos años antes, en 1966, el temerario
Umberto Lenzi (
La invasión de los zombies atómicos, 1980) adaptó las aventuras del tebeo de
Mark Bunker, Kriminal, en su homónimo film co-producido entre Italia y España, titulado en nuestras tierras "
La Máscara de Kriminal".
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Un ejemplar del cómic original |
El susodicho héroe (que da vida un actor holandés excesivamente bronceado de nombre
Roel Bos, o
también conocido como
Glenn Saxson), iba a ser ejecutado por Scotland Yard tras haber robado la corona de Inglaterra, pero un inesperado giro en el último segundo le permitirá escapar con vida de la horca.
Perseguido por todos (policía, corruptos, incluso por su aún receptiva ex-mujer), Kriminal impartirá su peculiar sentido de la justicia ataviado con un disfraz de esqueleto ambulante, matando sin pestañear si es necesario y disfrazándose para ocultar su verdadera identidad.
Sus exóticas peripecias le llevarán a Madrid, Estambul o al propio Londres, donde como no podía ser de otra manera, conocerá y se beneficiará a mujeres fatales, jugará al bridge en casinos (donde por cierto también se practica el ajedrez), viajará en yates y tratará de hacerse con un buen puñado de diamantes.
Por supuesto estamos hablando de una película de categoría B, de montaje abiertamente tosco, rácana banda sonora, innumerables imperfecciones y actores de tercera, pero que tiene algo que muchas otras de mayor presupuesto no tienen : personalidad propia.
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Kriminal, de visita nocturna sorpresa a su ex-mujer, maciza hasta de madrugada |
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Las gemelas, arma de doble filo para nuestro héroe |
Para empezar, tiene un actor principal muy limitado (el citado
Saxson, un
Phillip Law de segunda), con una clara incapacidad interpretativa pero que paradójicamente, eso le confiere al personaje de Kriminal un acertado aire de cinismo indeterminado, como de trastornada indiferencia. Una inesperada carambola de cásting que por alguna extraña razón, funcionó.
La máscara de Kriminal presenta una ingenua puesta en escena, lejos de aquella excelencia conseguida por Bava años después, pero manteniendo cierto encanto pulp, con ambientaciones de viñeta (destacables sus títulos de crédito) y planos imposibles, todo dentro de una esencia deliciosamente barata. El lioso guión ayuda a que desconectemos de la trama por la mitad y nos dejemos llevar por su fácil narrativa, repleta de coreografías descacharrantes, momentos incomprensibles (la entrada de Kriminal en la fiesta buceando por la piscina, el desmayo de una de las gemelas, la forzosa sesión taurina, esa secuencia en la sauna para el recuerdo, etc, etc...) o escenas tan inverosímiles que resultan hasta divertidas.
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Glenn Saxson, un seductor de mirada penetrante, entre otras cosas |
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El inspector Milton, siempre al acecho de Kriminal |
Ni la insulsa actuación por partida doble de la alemana
Helga Liné (que
más adelante trabajaría para
Almodóvar o
Eugenio Martín), ni ese séquito de secundarios a cada cuál más anodino, logran empañar un plácido visionado cargado de ironía y sencillez, con un irresistible seductor pseudo-bondiano como cabeza de reparto y un detective canónico de bigote y corbata que lo persigue.
Añadir que el arranque del film (la huida de la ejecución) es un abierto guiño a la cinta francesa "
Fantômas: Le faux magistrat", de 1914, la quinta entrega de una serie de películas basadas en folletines de la época sobre el ladrón Fantomas, el denominado emperador del crimen, y una de las primerísimas expresiones cinematográficas en Europa sobre delincuentes de moral confusa.
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Nuestro héroe, reflexivo antes de ver qué esconde ese vestido caído |
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Una extraña partida de bridge, muy al estilo Bond |
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Pasando "inadvertido" en el banco..... |
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Kriminal sorpendentemente no levanta sospechas disfrazado de operario de telefonía |
Resulta también curioso que en un momento del film, Kriminal se disfraza de operario del mantenimiento telefónico para adentrarse y espiar en la oficina del detective, como años más tarde haría casi de manera idéntica el legendario
Bruce Lee en
Furia Oriental, de 1972 (ver foto superior).
La máscara de Kriminal tendría buena acogida y atacaría con una jugosa secuela poco después, repitiendo actores pero no director titulada
Il Marchio di Kriminal (
Los cuatro budas de Kriminal), además de propiciar un florilegio de films del mismo corte, entre los que destacarían la citada
Diabolik (1968),
Mister X (1967), el delirante díptico sobre
Superargo (1966),
Arriva Dorellik (1967), Satanik (1968) o la prestigiosa
y debatida
Baba Yaga (1973), que a su vez ampliarían, en algunos casos mejorarían y entre todas formarían este fascinante subgénero denominado "
fumetti".
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