Primera aparición del doctor Hannibal Lecter en pantalla, en la adaptación que hizo Michael Mann a la novela "Dragón Rojo" de Thomas Harris. Todos conocemos las venideras versiones del psicópata más famoso del cine, pero hay personas que no llegaron a oír hablar de esta versión allá por el 86 de los sucesos narrados por Harris mucho antes de "el silencio de los corderos" o de su remake en 2002 "El Dragón Rojo" con Edward Norton.
Esta vez, vivimos la historia a través de los ojos del retirado agente federal Will Graham (William Petersen, el famoso Grissom de CSI) que cargará con el hilo argumental él solito y nos llevará hacia la investigación de un psicópata asesino en serie que mata sólo cuando hay luna llena y que resulta tremendamente escurridizo de atrapar. La ayuda condicional de Lecktor (así lo denominan aquí) será definitiva en la resolución del caso, pero no disfrutará de tanto bombo como en las futuras adaptaciones, que resaltarán su personaje merecidamente.El agente Graham, 25 años antes de ser Grissom |
El caso despierta nuestro interés en principio, pero cuando las pistas se amontonan, perdemos un poco la historia y esperamos a que el genio del agente nos desvele el final, que con toda seguridad, ganarán los buenos. La filmación es modesta, algo tosca y a veces pretenciosa (esos planos con la cámara super lenta, como si disfrutaramos de la lente tanto como el cineasta responsable de su propia obra) y nos aleja de su inmersión en pantalla, sólo sugestionada por el morbo de ver a Lecter encarnado por otro (en este caso, por el escocés Brian Cox, el que fué Stryker en X-Men 2). Los paralelismos son obvios, resultando una mezcolanza visual de entregas posteriores, pero sin tantos recursos ni tanta comercialidad, siendo más lenta, indigesta y tal vez, más enrevesada (en el peor sentido).
En la famosa celda con Hannibal Lecter |
El perturbado killer, un verdadero acierto |
Un punto flaco de esta obra también es su inaguantable acompañamiento musical, del todo desquiciante y que no ayuda nada en la trama, sino que nos despierta de nuestra atención para insultar al compositor indiscriminadamente.
Elevada significativamente por causa de sus exitosas adaptaciones futuras, ya que por sí sola, no representa otra cosa que una película al uso con tintes policíacos y asesinos jugando entre sí, carambola cinéfila como pocas promulgándose a sí misma hasta cansarnos.
En todo caso, apasiona por su desenfrenado ritmo, constante y aplicado, que con menos minutos, hubiera significado un buen ejemplo de thriller policíaco ochentero, pero que abusando de fotogramas, acaba por hastiarnos y despreocuparnos de las pobres víctimas, de las cuales, sintiéndolo mucho, no logramos sentir apego.
Rompo una lanza por este film rescatándolo de la papelera donde estaba pero no lo defiendo con todo mi ser, ni mucho menos.
El libro era inquietante de verdad, con pasajes que ponían los pelos de punta y que en la versión cinematográfica del 2002 quedaban reducidos a escenas que no sabían plasmar ni de lejos la angustiosa realidad (la escena con la silla de ruedas con el psico killer contándole como funciona su mente, o algunas con la invidente eran brutales en la novela).
ResponderEliminarFiennes no logró una actuación que nos hiciera verosímil a un asesino desquiciado hasta límites insospechados, y por ello "Dragon rojo" pasó casi sin pena ni gloria cuando disponía de al menos una buena base para haber sido una al menos una notable película. No todo se puede achacar al actor, pues tampoco es que el director consiguiera crear un ambiente enfermizo como habría sido necesario.
Tendré que ver esta de Manhunter, pues tengo muy buen recuerdo de ese libro y me gustaría pensar que ésta pueda ser un poco más fiel, aunque cuente con menos medios.