sábado, 6 de octubre de 2018

FESTIVAL DE SITGES 2018: JUEVES 4 OCTUBRE (DÍA 1)

Con más complicaciones de lo habitual pero con la misma determinación que de costumbre, desembarcamos un año más en el Festival de Sitges, en un 2018 marcado por las 5 décadas que cumple el estreno de la kubrickiana "2001: Una odisea del espacio".
Con un cartel muy prometedor y muchas personalidades invitadas (Pam Grier, John Carpenter, Ron Perlman, Nicolas Cage, Helga Liné, Tilda Swinton y un largo etcétera), estos 10 días de butaca y pantalla se nos antojan tremendamente interesantes, y en la medida de lo posible, trataremos de acercaros nuestras impresiones de lo que aquí acontezca, si el sueño y el agotamiento nos da tregua.
Abrimos la veda el primer día con "Historias de Fantasmas" (Ghost Stories), film británico con reminiscencias Hammerianas que llevaba más de 1 año paseándose por festivales internacionales y que a pesar de que en breve se edita en digital, el festival ha tenido a bien proyectarla aquí semanas antes, pues en parte lo merecía. 
La película gira entorno a la figura del profesor Phillip Goodman, un televisivo e implacable desenmascarador de farsantes esotéricos, cuyo objetivo es poner en evidencia que son todo trucajes innobles que algunos tienen para jugar con las personas emocionalmente inestables. Cuando se le presentan 3 casos sin resolver que no parecen tener explicación lógica, Goodman entrará en un mundo que pensaba ficticio, descubriendo nuevas verdades que harán desmoronarse sus férreas (quizá demasiado) convicciones.
Homenajeando las míticas y en ocasiones sensacionales producciones de terror divididas en capítulos, Ghost Stories nos absorve en sus primeros minutos con una premisa genial, pues quien más o quien menos empatizará con el protagonista y deseará ver de qué tratan esos extraños casos sin respuesta.
Mientras el hilo narrativo que vertebra el film se desinfla a medida que pasan los minutos (con un Goodman mucho menos incisivo de lo deseado), los 3 capítulos que se nos cuentan destilan ingredientes terroríficos propios, y pueden desgranarse como piezas singulares, con sus aciertos y desvaríos individuales.
La primera historia hace uso de la sempiterna exploración de espacios en la oscuridad con linterna para, haciendo gala de efectismos varios (no todos válidos), adentrarnos en una institución mental abandonada y ahora vigilada de noche por un guarda sin muchos modales.
Lograda hasta cierto punto pero estirada en exceso, no alcanza ni tan siquiera a incomodar, pues aunque produce algún que otro escalofrío, prometía más de lo que acaba por ofrecer.
En el segundo capítulo (sin duda el más estimulante), un chico claramente atormentado vive un calvario de origen satánico mientras se queda tirado en el bosque, con su coche averiado y completamente solo. El uso aquí de las herramientas del terror están más que justificadas, con la única luz de los faros del automóvil y decenas de sonidos a su alrededor, creando una atmósfera idónea para hacernos experimentar momentos poderosos, claramente intrigantes. Su desenlace irá a gustos, pero en mi opinión robustece la cinta y añade empaque al conjunto, añadiendo además una comicidad muy necesaria.

El caso de Simon, el mejor episodio de toda la cinta
Ya en el último segmento, el de Martin Freeman, el uso del fenómeno poltergeist propone un terror más psicológico, más de sobresalto, analizando sin mucho atino el tormento personal de un ricachón resabiado que a su vez enlazará con el hilo principal, uniendo cabos innecesariamente y terminando donde no debía, en un tercio final para olvidar, con una serie de giros insuficientes que consiguen que naufrague su conjunto (terrible, en el mal sentido del término, todo lo relacionado con el bullying). Pese a todo lo dicho, se deja ver con interés y nos regala una historia intermedia respetable, además de una premisa suculenta. Lástima que no haya fraguado todo lo bien que podía.

Redactado por el acreditado Jesús Álvarez


Hace 2 años, Dante Lam emocionó a un servidor con Operation Mekong (2016) y su despliegue de set-pieces de acción imposible, frenética y de ciencia ficción, pero parece que no tuvo bastante sangre derramada en el celuloide.
La nueva locura de Lam, Operation Red Sea (2018) multiplica por 100 los tics y gusto de la acción por parte del director. Una película que no mantiene conexión con la anterior más allá del título y parte del cast. En China el éxito ha sido abrumador, convirtiéndose en la segunda película más taquillera de la historia del país.
En el film, La Marina del Ejército Popular de Liberación lanza una operación de rescate para salvar a un rehén en Ihwea y se desata una batalla feroz con rebeldes y terroristas.
Operation Red Sea es una experiencia alucinante en todos los sentidos. El despliegue de burradas que van pasando por delante de tus ojos es tal que no puedes evitar pasártelo en grande. Set-pieces de acción rodadas magistralmente con un grado de tensión insoportable y sobre todo con un nivel de gore que ni Peter Jackson en sus inicios. No se hacen concesiones; soldados enemigos, civiles y niños son atrapados por las balas y las bombas siendo despedazados y desmembrados. Todo un festival de hemoglobina que se complementa con una exaltación del ejército chino y un patriotismo que acaba por resultar delirante y divertidísimo.


Un film de excelente factura técnica y manejo de la tensión, y que si te la tomas a broma se convertirá en una fiesta inolvidable. Bravo por Dante Lam, pero a ver cómo es capaz de superar esta carnicería. Y hay que tenerlos muy cuadrados para seleccionar a Operation Red Sea como la representante china en los Oscars.

Redactado por el responsable de todo lo bueno que le pase a este blog, Adrián Roldán

En una cinematografía coreana cada vez más comercializada y repetitiva (no obstante cada año podemos encontrar 4 ó 5 joyitas interesantes), se agradece una aproximación a lo mejor del cine independiente, cada vez más oculto, del país del soju.
After my death (2017) venía precedida de varios premios de gran importancia en diversos festivales coreanos, un film que ha sorprendido a un servidor encontrándose con una experiencia incómoda y por momentos inquietante.
En la película, una chica de instituto muere una noche y al día siguiente la policía empieza a investigar. Una compañera de clase es sospechosa de molestarla y empiezan a hacerle bullying en el instituto. Mientras, la madre sufre buscando respuestas y el instituto intenta hacer todo lo posible para salir adelante.
El arranque engancha de primeras con la policía investigando el posible suicidio de una jovencita y a los posibles sospechosos de ello, que bien podrían encontrarse en su propia clase.
Ahí es cuando asistimos a un cúmulo de pistas falsas, caminos que no llevan a ninguna parte y un misterio que parece crecer cada vez más a medida que nuevos descubrimientos se van conociendo. Un film que como ya afrontaron con gran acierto clásicos del reciente cine coreano como Princesa (2013) o Un monstruo en mi puerta (2014), se adentran en la parte más oscura y violenta de la adolescencia.


After my death, no obstante su calidad, queda un escalón por debajo de las mencionadas, pero es capaz de introducirte durante dos horas en una atmósfera rara, agónica y asfixiante con sorprendentes momentos inquietantes de violencia psicológica y física y un final, que a pesar de la primera reacción de insatisfacción que pueda provocar por no resolver el caso, es bien acertado generando más preguntas que respuestas. Una obra que va creciendo con el tiempo. Interesante.

Redactado por el presidente de Freedonia, Adrián Roldán


El sexto y esperado trabajo del particularísimo DJ/Director Quentin Dupieux me/nos ha tenido expectante(s) más de un año, y pese a no estar de cuerpo presente en su único pase del Auditori (esperábamos poder verle), sí pudimos degustar su nueva película en condiciones ideales, además de lograr reunirnos a los 4 "sospechosos" por vez primera en una misma sesión.
Llamaba la atención la sequía cinematográfica del galo desde aquella magnífica "Réalité" en 2014, y queremos pensar que quizás anduvo más enfocado en su ¿estimulante? carrera como disc-jockey electrónico, así como darse un respiro creativo. También nos supo a poco su brevísima colaboración con Red Bull en 2015, y de alguna manera estábamos huérfanos de su universo surrealista, ansiosos de ver qué tenía entre manos para este 2018.
Pues bien, ahora nos sorprende con 2 proyectos en un mismo año, "Au Poste!" y "Le daim", ambos con dinero francés y del cual ya hemos podido degustar el primero (en el caso de "Le Daim", con Dujardin como protagonista y actualmente en filmación, se espera ya para mediados de 2019).
Aterrizando en Sitges bajo su título internacional "Keep an eye out", lo cierto es que el reciente trabajo de Dupieux no defrauda del todo pero tampoco satisface completamente a su ya de por sí entregado público, que quizás le pone el listón donde él no pretende llegar, pues navega con rumbo propio en un tipo de cine de difícil catalogación.
Esta vez la trama gira entorno a un interrogatorio de lo más extraño que sucede de noche en una comisaría cualquiera, donde un aparente asesinato está aún por esclarecerse y el testigo principal está dispuesto a declarar su versión de los hechos ante el comisario Buron, que parece estar lejos de querer ponérselo fácil.


Dupieux entre sus protagonistas, el belga Poelvoorde y el francés Ludig
En apenas 73 minutos, Dupieux desarrolla una pequeña historia sobre 2 personajes, algo menos surrealista de lo habitual en su imaginario además sin usar su propia música por primera vez, pero con las pautas de humor absurdo que tanto le agradecemos, y de nuevo dando en la diana con la comicidad de su pareja protagonista, acertada y graciosa por igual, ambos entendiendo a la perfección el insólito juego de tan singular cineasta.
El experimento es divertido la mayor parte del tiempo, a veces incluso brillante, pero termina por adolecer de un exceso de diálogos y se bloquea ligeramente en su meridiano, convirtiendo incluso su duración (de por sí escasa), en un pequeño problema, pues hubiera funcionado mejor como mediometraje de unos 45-50 minutos.
Siempre se agradece ese viento fresco, el humor loco y el notable talento que trae nuestro querido Dupieux, y sin llegar a decepción, que para nada lo es, esta nueva "Au Poste!" comparte, quizás junto a "Wrong", el ser de las menos inspiradas de su autor, dentro de una trayectoria que a buen seguro, nos traerá trabajos futuros deliciosos, y puede que su obra maestra, aún por llegar.

Redactado por la verdadera estrella de este pseudo-blog, Jesús Álvarez

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