domingo, 2 de abril de 2017

ZIGRA, LA AMENAZA DE LOS ÓCEANOS (1971)

La saga Gamera, ya desde sus inicios, decidió que debía mirar a un target de carácter infantil presentando films que contaban con niños como protagonistas, y un monstruo gigante que prácticamente era un superhéroe, amigo inseparable de los infantes. Un movimiento al más puro cine infantil, que fue inteligente en su momento debido al progresivo abandono del público adulto y juvenil respecto al cine Kaiju de mediados de los 60.
La jugada funcionó bastante bien a nivel taquillero en sus inicios, hecho que contaminó a otros Kaiju. Tanto es así, que la serie Godzilla no escapó a esta influencia infantil producida por Gamera y desde La isla de los monstruos (1969), el saurio radiactivo pasó a ser, de una manera cada vez más explícita, un superhéroe simpático y amigo de los niños. El problema con Gamera es que desde Viras ataca la Tierra (1968) los presupuestos se redujeron drásticamente afectando a la calidad final de los films.
Jiger, el señor del caos (1970) fue una mejora para la saga, un film que al menos estaba algo más cuidado que anteriores entregas, pero con Zigra, la amenaza de los océanos (1971), séptima entrega de la saga de la tortuga, el fracaso fue descomunal.
Los extraterrestres del planeta Zigra, que pretenden instalarse en los mares de la Tierra, secuestran a unos biólogos marinos. La huida de éstos provoca su ira y envían a un monstruo anfibio, similar a un tiburón gigante, para recuperar a los rehenes. Gamera se interpondrá en sus malvados planes para evitar toda amenaza del espacio exterior.
La extraterrestre, una maravilla...
La Daiei estaba al borde de la bancarrota, por lo que en esta ocasión, el presupuesto para Zigra fue una lágrima. De nuevo tenemos una invasión extraterrestre de risa comandada por una fémina en chándal de color verde que se jacta constantemente de su enorme poder pero apenas lo demuestra (el presupuesto no lo permite, claro). Provoca en Japón un terremoto de magnitud 18 pero salvo un dibujo con una ciudad destruida poco más vemos del gran desastre provocado.
Las localizaciones se basan en una playa y el hecho de que les dejaran grabar dentro de un SeaWorld japonés. En este sentido, muy pobre. Las maquetas en esta ocasión eran tan diminutas que las escenas con los monstruos se grabaron desde ángulos bajísimos, provocando, de manera involuntaria, cierto realismo sorprendente en algunos momentos.
También nos ahorran de presentar stock shots de anteriores producciones pero de la cancioncilla de Gamera, sí que no nos escapamos.
Una historia inexistente con una pareja de niños protagonistas, de verdad, insoportables. Ya llevamos con la saga una serie de niños actores repelentes y malos pero es que estos se llevan la palma. En serio, no sé quién era el lumbreras que se encargaba del cásting de los infantes porque se merece un premio. De juzgado de guardia, cuando llevan a los niños en camillas porque se suponen que han perdido la conciencia y cuando enfocan a la niña se ve claramente cómo se ríe y se mueve…

Secuestrados en el interior de la nave extraterrestre
La malvada, muy mala ella, provoca un terremoto de magnitud 18 cuyos resultados no se ven (elipsis made in Serie Z)
No dejamos de ver chorradas infantiles. La alien (de incógnito...) asediada por los infantes
Gamera se hace el tiburón Zigra a la parrilla 
Gameraaaaaaaaaaaaaaa...
Foto de rodaje
Los personajes adultos, son una vez más inexistentes y atontados. Los niños en cambio, los más listos del planeta solucionando todos los problemas posibles.
Hay tanta dejadez y pobreza de medios en este film que hasta duele (la penosa escena del mini-submarino es un ejemplo de ello). La historia es repetitiva, aburrida y cansina, llena de situaciones (en su mayoría protagonizados por los niños) de vergüenza ajena, presentando chorradas como que al final Gamera crea música dándole de garrotadas a las espinas dorsales de la espalda del moribundo Zigra.
Es una lástima cómo ha acabado esta simpática saga. Al menos, el enemigo de este film es atractivo y era uno de mis favoritos cuando era niño. Zigra, una especie de tiburón biomecánico extraterrestre, que desgraciadamente, apenas puede lucirse.
La batalla final está perfectamente en línea con las batallas de cualquier Ultra serie televisiva de aquellos años. Y además, ¿cómo es posible que la llamarada de Gamera funcione bajo el agua? Y otra vez, el film no duda en colarte el mensaje ecologista y concienciador. Cuida bien tus océanos.

Foto de rodaje
Zigra, la amenaza de los océanos (1971) es el último clavo en el ataúd de la saga de Gamera. Un film con una alarmante pobreza de medios, tan malo que duele, con malas interpretaciones, con un infantilismo insoportable y con una cutrez y desgana general verdaderamente notable. Un bicho tan simpático como Zigra se merecía un film mejor. Un ejemplo de lo peorcito que ha dejado el género Kaiju Eiga. Sayonara Gamera.
Pese a esto, la saga iba a continuar con un proyecto llamado Gamera Tai Leoman, aunque ni apenas había comenzado la producción de dicho film, la Daiei finalmente, cayó en bancarrota, suspendiendo toda producción del estudio.
Zigra, la amenaza de los océanos (1971), ni siquiera se estrenó en EEUU. Para su horripilante edición en video, el eslogan utilizado era cachondo: -“ ¡Un tiburón del espacio pone a la súper-tortuga en órbita!”.
Aunque mi favorito es el eslogan que se utilizó para la edición en vídeo de Guiron guardian del planeta prohibido (1969): -“¿Será Gamera una súper tortuga o una sopa de tortuga?”. Menudos crácks.

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