martes, 26 de mayo de 2015

FESTIVAL DE CANNES 2015 (PARTE II)

Mi segundo día en Cannes continúa con una doble sesión vespertina, a priori prometedora. En primer lugar, me sumerjo en un film de índole moralista proveniente de Corea del Sur: "Madonna", de Shin Su-Won.
Estrenando la pequeña pero ejemplar Sala Bazin, además compruebo como a diferencia del resto de screenings, este no parece haber levantado demasiadas pasiones, pues la sala está muy por debajo de sus capacidades.
Las dos horas que dura el film tengo la sensación de que es un producto correctamente finalizado, sin duda profesional, con  una notable iluminación y muy decentemente construido, algo muy propio de los coreanos en general; pero también percibo que se enfría rápido su condición de "film debate" (donde una desdichadísima chica en coma y además embarazada de una violación podría servir para donar un órgano a un postrado y viejo millonario aunque sea abortando al bebé), y arranca no pocos bostezos debido a su lenta progresión.
Sin apenas ritmo y en cierto modo mal actuado, el film sin embargo constituye un trabajo digno dentro del territorio estrictamente cinematográfico, con un diseño de producción rozando lo impecable y un envoltorio bastante sustancioso. Un ejemplo perfecto para comprobar cómo una película que funciona encima de la mesa del productor, puede verse incapaz de tener ningún tipo de personalidad propia una vez rodada, debido, en gran parte, a la falta absoluta de improvisación y alma en las maneras de la directora.

"Madonna" (por la forma de sus senos) es pasto de burlas desde la escuela, y la vida de adulta no mejora las cosas
El supuesto plato fuerte del día venía a continuación, de la mano del incomprensiblemente aclamado director italiano Roberto Minervini y su propuesta "Louisiana : The Other Side". Un verdadero punto de inflexión  para mí en el festival, pues resultó ser la película que menos me sedujo en todos los sentidos y sin embargo fue la que provocó el aplauso final más largo que recuerdo en una sala de cine, no ya sólo en Cannes. Largos minutos de standing ovation hacia la figura del allí presente Minervini, un tipo que rezumaba arrogancia, importante también de puntualizar.
La película, en formato documental (juraría que en buena parte de ficción), sigue las andaduras de lo que llamaríamos inadaptados sociales; veteranos de guerra alcohólicos, demacrados, drogadictos en constante desintoxicación...gente descarriada, en definitiva.
Para fortalecer su discurso, el señor Minervini se va a Louisiana, cuna de la llamada Side B de la sociedad norteamericana, donde de lo más alto puedes llegar a lo más ruin, sin que nadie parezca echarte una mano. Allí desmenuza poco a poco la vida de estos desdichados, para, en teoría, acercarnos a una dolorosa verdad, los residuos de nuestra sociedad de confort. Nada que no hayan hecho ya otros cineastas previamente, como Linklater con su "Slacker", por poner un ejemplo.

The Other Side, un ejercicio vanidoso y arrinconable
En mi opinión no es más que un arrogante gesto de vanidad, insultante cuanto menos, de un burgués que al terminar su rodaje en la calurosa Louisiana, se metió de nuevo en su jacuzzi, esperando ser aplaudido mientras devora la siguiente ronda de caviar. Puede que me equivoque, pero algo me huele que no es así, visto lo visto.

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