martes, 26 de marzo de 2013

LA INVASIÓN DE LOS LADRONES DE CUERPOS (1956)

A lo largo de las críticas que hemos realizado para los películas que han configurado el "Ciclo del fin del mundo" organizado por Phenomena, hemos destacado la enorme influencia que tuvo la situación socio-política en la ciencia ficción de los años 50. Lo que acabó suponiendo la aparición de piezas clave dentro del género que siguen siendo completamente vigentes, muy entretenidas y totalmente reivindicables hoy en día.
El miedo fue un elemento importantísimo en la sociedad de aquellos, años. El miedo a ser invadidos por los rusos, el miedo al comunismo, el miedo de una sociedad que vivía en primera persona la "Caza de brujas" perpetrada por McCarthy. Y en ese ambiente se gesta esta película con una invasión muy particular, porque no hay platillos volantes ni seres sumamente avanzados venidos del espacio, sino algo mucho más simple y a priori inofensivo como son las plantas. Eso sí, unas plantas invasoras decididas a extenderse por la Tierra suplantándonos y robándonos el alma. Siendo este el tema central del film, el de la suplantación, y que sería uno de los puntales de la ciencia ficción de los 50, con títulos como Vinieron del espacio (It Came from Outer Space, 1953) o Invasores de Marte (Invanders of Mars, 1953).

Miles J. Bennel y Becky Driscoll, grandes protagonistas del film...
En esta prolífica década también se estrena Planeta Prohibido (Forbbiden planet, 1956), una de los grandes cintas de ciencia ficción de todos los tiempos o La Tierra contra los platillos volantes (Earth vs. the Flying Saucers, 1956) contando con Ray Harryhausen en el apartado de efectos especiales, y que sería la obra que serviría a Tim Burton como modelo para rodar en la década de los 90 Mars Attacks!. 
Don Siegel, reputado director de cine negro con obras como El veredicto (The veredict, 1946), haría su única incursión en la ciencia ficción de la mano de esta Invasion of the Body Snatchers.
Destacó posteriormente durante los 70 en el género del thriller con obras tan importantes como Harry el sucio (Dirty Harry, 1971), La gran estafa (Charley Varrick, 1973) o Fuga de Alcatraz (Escape from Alcatraz, 1979).

Una de las vainas terminando una de las copias "perfectas" de un humano...
Sorprendidos y asustados viendo lo que sale de la vaina...


La película se basa en un relato de J. Finney, quien a su vez para inspirarse tomó ideas de la obra Amo de títeres de 1951, que curiosamente fue llevada al cine bastante más tarde, en 1994 con Donald Sutherland como actor principal, quien también protagonizaría el remake de la que hoy hablamos.
La invasión de los ladrones de cuerpos fue una película tan bien hecha y con tan buena acogida, que se convertiría en la primera de Hollywood en tener un remake, cosa que hoy en día se ha vuelto un hábito tan normal que no parece tener gran importancia, pero que dice mucho del film original.
esta nueva adaptación sería llevada a la gran pantalla por Philip Kaufman bajo el título La invasión de los ultracuerpos (Invasion of the Body Snatchers, 1978). Suponiendo una más que notable revisión del clásico original, con algunas variaciones interesantes y muchos aciertos. Desde una primera escena en la que vemos como las semillas salen del planeta originario y caen mezcladas con las gotas de lluvia sobre una gran ciudad como San Francisco, creando desde el primer momento una mayor sensación de descontrol al parecer imposible controlar en semejante escenario una invasión basada en la suplantación del individuo. Destaca también la desaparición del mensaje político de fondo de la versión de Don Siegel, pasando a un terror mucho más acentuado y oscuro. Una excelente oportunidad de disfrutar y poder hacer comparaciones con este gran remake.
Los suplantadores organizando la invasión dentro del pueblo...
Llegando nuevos camiones llenos de vainas para distribuir a otras ciudades...
Posteriormente tuvo un remake escrito por Abel Ferrara, titulado Secuestradores de cuerpos (Body snatchers, 1993) que no llegó a triunfar. Y finalmente contando con dos de los actores de moda del momento: Nicole Kidman y Daniel Craig, tendría lugar su tercer remake. Bajo el escueto título de Invasión (The invasion, 2007), resultaría la adaptación más floja de las realizadas hasta ahora y un fracaso sonoro en taquilla.
Y ya va siendo hora de entrar en materia, arrancando nuestra historia en el pequeño pueblo de Santa Mira, en California, donde empiezan a suceder cosas muy extrañas como podrá comprobar el Dr. Miles J. Bennel (Kevin McCarthy), a quien algunos pacientes y conocidos del pueblo le confiesan asustados sus sospechas en relación a familiares, parejas o amigos, de quienes dicen que no son quienes aparentan ser. Lo más extraño de todo es que pocas horas más tarde las mismas personas cambian completamente su comportamiento, pasando a asegurarle que no ocurre nada extraño. Miles, acompañado por su amiga Becky Driscoll (Dana Winter) y otra pareja, descubrirán que lo que en un inicio parecía deberse a un extraño ataque de histeria colectiva, bien pronto se descubre como una invasión extraterrestre por parte de unas vainas que suplantan a la gente mientras duerme. El tiempo corre en su contra para poder escapar de allí antes de que sea demasiado tarde e informar a la autoridades acerca de lo que está ocurriendo...
La película de Siegel tiene muchos puntos destacables, pero me inclino a poner por delante de todos la sensación de desasosiego creciente que se va apoderando del film, pasando del tranquilo ambiente imperante en un pequeño pueblo americano de los 50, mientras aun desconocemos que se esconde tras la fría mirada de los vecinos del Dr. Miles, pero que poco a poco va evolucionando para adentrarnos en el género de terror y del thriller en el que el director se mostró tan efectivo en los 70.

Los últimos humanos de Santa mira no dan crédito a la invasión con la que se enfrentan...
Es aquí donde cobra sentido la historia de amor entre el gran protagonista del film, el Dr. Miles, y Becky Driscoll, sabiendo hacer que tome un mayor protagonismo que en la muchas de las obras del género de la época en las que la acompañante femenina simplemente era usada para hacerla gritar de terror en las escenas claves y poco más. En cambio aquí, su historia de amor es la última llama de sentimientos y humanidad que queda en el pueblo de Santa Mira, ya que el resto de sus habitantes son meros autómatas sin emociones. Unas emociones y sentimientos que se encuentran realmente amenazados en caso de que la conquista se extienda y acabe teniendo éxito, poniendo de relieve lo que realmente nos convierte en humanos y que de ninguna manera puede ser copiado.
Otro punto interesante y que sigue causando escalofríos es ser testigos del comportamiento de los suplantadores, como en la escena que transcurre en la plaza principal del pueblo, donde la policía espera a los autobuses que traen gente de fuera para custodiarlos nada más bajar y conducirles hacia un final que no pueden llegar a sospechar. O cuando los vecinos se reunen para recoger vainas y poderlas levar hacia los pueblos vecinos o para duplicar a los familiares que aun siguen siendo humanos. Todo ello logra una sensación de trampa que se va cerrando sin escapatoria posible, deparando para el final de la película una desesperada huida y una no menos mítica escena en la cueva.

Una persecución inolvidable...
Y si tengo que cuestionar algún punto, sin duda es el hecho de que la historia nos sea contada mediante un flashback, por lo que desde la escena inicial ya sabemos quien sobrevive, restándole una enorme emoción que sin duda aun habría beneficiado más a la película. Un hecho que como suele ser habitual, no fue idea de Siegel y le vino impuesto por parte del estudio, que prefirió transmitir cierto mensaje de esperanza a una historia que merecía quedar más abierta (como es el caso del remake de los 70) o darle un final terrible pero plausible por como se desarrollan los acontecimientos.
A pesar de este detalle, que al final se queda en esto, la película sigue siendo una de esas citas ineludibles de la ciencia ficción a pesar de los casi 60 años que han pasado desde su estreno. Recomiendo que tras verla, echarle también un vistazo a la versión que rodó Philip Kaufman, ambas resultan ser excelentes con algunas diferencias que hacen inevitable su comparación y acabarán por hacernos inclinar un poco más hacia una de ellas. En mi caso lo haría por La invasión de los ultracuerpos, más oscura y terrible en mi opinión. ¿Con cual os quedáis vosotros?



1 comentario:

  1. Muy buena reseña, de esta joya del cine.
    Como amante de la ciencia ficción, y de esa década en concreto, debo decir que no he visto la versión del 78(que me has animado a verla), pero esta cinta es una delicia.
    Como bien dices, el final happy end por desgracia está presente en csai todas las de este género en los 50.

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