domingo, 6 de enero de 2013

LA ANGUSTIA DEL MIEDO (1983)

Con apenas 16 años, un chico austríaco llamado Werner Kniesek asesinó a su madre tras asestarle diversas puñaladas, sin posteriores síntomas de arrepentimiento. A los 26, y tras algún tiempo en tratamiento psiquiátrico, disparó a una anciana a sangre fría mientras cometía uno de sus tantos robos, sumando así la segunda víctima a su incipiente historial criminal. Pero no sería hasta enero de 1980, tras ocho años en prisión y gracias a un permiso penitenciario de 3 días que le otorgaron por buena conducta, cuando cometería los asesinatos más atroces que ha conocido Austria.
El mismo día de su libertad, Werner cogió un taxi y a punto estuvo de estrangular al conductor/a, pero no lo consiguió. Frustrado y convencido de sus planes homicidas (asesinar para conseguir satisfacción mental como sea), se colaría en una urbanización de clase alta, lo que fueron malas noticias para la familia Altreiter.
Walter, un chico minusválido y retrasado de 26 años vivía allí junto a su enferma madre Gertrude y su hermana Ingrid, de tan sólo 24.
El psicópata entró en la casa, los torturó, estranguló y apuñaló a los 3 y luego durmió junto a sus cuerpos muertos, en una fechoría sin nombre que duraría más de 10 agónicas horas. Su extrema anormalidad asesina llegaba hasta tal límite, que incluso proporcionó a la anciana Gertrude sus medicinas del corazón, a razón de que pudiera vivir más horas de calvario.
Horas después, fue detenido y condenado a cadena perpetua tras confesarlo todo y argumentando que - no podía descartar nuevos homicidios - si lo liberaban de nuevo. Un caso único, sin duda, dentro de la tranquila atmósfera austríaca (además, cuenta con un fallido intento de fuga en los noventa que daría para otro film..).
Aún vigente la terrible noticia en el país, el director y guionista Gerald Kargl (de apenas 30 años), movió cielo y tierra para poder llevar el caso al celuloide, ya que según él, había sentado un precedente criminal insólito en su país.


Sin apoyo económico ni experiencia previa (tan sólo algunos cortos en su haber) y al borde de la ruina (llegaría a pedir varios préstamos para su realización), Gerald llevaría a cabo su primer y único film hasta la fecha bajo el título "Angst", o como tímidamente se le conoció en España, "La Angustia del Miedo".
Este rara avis en la cinematografía austríaca destaca por su cruda y aterradora recreación de los hechos, filmados con una narración casi en tiempo real (tan sólo pequeñas elípsis en su segunda mitad) y con una inquietante voz en off del asesino que nos hará participes de su desequilibrio en primera persona. Si a eso le sumamos un actor protagonista ideal (Erwin Leder, muy conocido en aquél entonces por el film Das Boot), nulas conversaciones (nadie conversa en el film, salvo pequeñísimas excepciones), mínimos nombres (sólo sabremos el de la chica, que aquí le llaman Silvia en vez de Ingrid) y una cámara excepcionalmente poco común, tendremos ante nuestros ojos una de las películas sobre asesinos en serie más perturbadoras e interesantes de toda la historia cinematográfica.

 
Ese último punto, el extraordinario uso de la cámara, merece un punto y aparte en mi análisis. Fantásticos planos de irregulares angulares, casi incómodos, en su mayoría picados (hasta que él tiene el "control"), crean en conjunto una perfecta traslación hacia el interior de su mente, convirtiéndose en uno de los mejores aciertos del film, entre tantos otros.
Esos juegos imposibles de cámara, vistas de pájaro asombrosas (todo cables y poleas), grandes angulaciones y un cercano y tembloroso acercamiento de su expresiva cara (gracias a un gran anillo unido al cuerpo del propio actor) son recursos increíbles para un film de bajo presupuesto que consigue transmitir de manera excelente, el anormal punto de vista de un asesino desquiciado.
En poco más de 1 hora de metraje, se condensa un film tan angustioso como vibrante, de una aspereza visual insólita, dueño de una música de pesadilla y con grandes dosis de violencia sobrecogedora, (más sugerida que mostrada), pero que guarda momentos de inclasificable brutalidad (memorable secuencia del último asesinato).
Una opción escalofriante de "cine directo al estómago" que, dentro de sus límites, es bastante fiel a los sucesos verdaderos y queda ya como un documento aterrador de lo allí acontecido. Una pesadilla que el pueblo austriaco no quería recordar (ellos temen más a los extranjeros, no a los suyos..) y que, por ende, obtendría el fracaso esperado.
Así pues, con una risible distribución, el film se perdió en el más absoluto de los olvidos provocando tal insatisfacción en su director (tardó varios años en pagar sus créditos), que éste actualmente lo repudia por sus excesos tremebundos (de hecho, y muy irónicamente, ahora se dedica a hacer anuncios y películas educativas).


Para el que aquí firma, se mantiene como una muy destacable propuesta que se desmarca de todo lo establecido para conmocionar al espectador sin previo aviso, pues nada parecía indicar que contuviera unas imágenes tan demoledoras una cinta centro europea.
Un ejercicio competente de cine terrorífico que no desmerece con el paso de los años. Aconsejable para todo aquél que no padezca del corazón...

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