domingo, 15 de enero de 2012

EL INFIERNO DEL ODIO (1963)

Hasta hoy he tenido una cuenta pendiente con la filmografía del maestro Kurosawa, únicamente había visto la mayoría de sus obras situadas en el Japón medieval que tan bien supo retratar en obras como Ran, Yojimbo, La fortaleza escondida, Rashomon o la genial Los siete samuráis, entre otras; pero nunca me había aventurado con sus películas situadas en el Japón moderno de posguerra del que fue coetáneo. No había ninguna razón para dudar de su calidad, pero más bien era cuestión de encontrar el momento justo para ponerme con ellas y la larga duración que suelen tener, pues para El infierno del odio en concreto era necesario dedicarle sin interrupción casi dos horas y media. A medida que la he ido viendo mi entusiasmo y convencimiento de haber acertado de lleno ha ido en aumento al descubrir una película completísima en todos y cada uno de sus apartados y que habría sido un crimen no llegar a verla. Os cuento de que va: La historia arranca en el salón de la casa de Gondo (Toshiro Mifune), uno de los ejecutivos de la empresa Zapatos Nacional, que está reunido con otros ejecutivos de la marca. Estos quieren convencerle para que una fuerzas con ellos para hacer frente común y derrocar al presidente de la empresa y poder tomar el control de la misma. No obstante, Gondo no comparte la visión de negocio que quieren implementar y se niega a colaborar con ellos echándoles de allí. Es entonces cuando Gondo descubre sus cartas, al encargar a su mano derecha Kawanishi, que viaje a Osaka para cerrar una operación que ha mantenido en secreto y para la cual ha hipotecado todos sus bienes por una astronómica cifra de 50 millones de yenes, con los que va a comprar las acciones necesarias para tener la participación mayoritaria de la empresa y así poder dominar el negocio a su antojo.
Casi en el mismo momento recibe una llamada en la que un misterioso hombre le avisa que acaba de secuestrar a su hijo Jun, y pide 30 millones de yenes para liberarlo.

Esperando la llamada e instrucciones
Los policías intercambiando ideas para dar con el secuestrador
Sorprendentemente descubren que el secuestrador ha cometido un error al llevarse al hijo de su chófer que estaba jugando con Jun. Y aquí se le plantea un gran dilema a Gondo, si opta por tirar adelante con su negocio y adquirir las participaciones necesarias para ser el nuevo jefe de la compañía, el niño podría morir; pero si por otro lado finalmente cede a entregar el dinero para liberarle, eso significaría su ruina. Por lo que nos empezamos a hacer todo tipo de preguntas: ¿Quién es el artífice del secuestro? ¿Es una venganza hacia su persona o una maniobra de sus rivales? ¿Qué decisión tomará finalmente Hondo?

El calor es un protagonista más en la película con escenas como esta
Este es el punto de partida a partir del que se empieza a desarrollar una de las mejores cintas del género policíaco que he visto. Claramente dividida en dos partes bien diferenciadas, la primera vendría a ser lo que he comentado en la sinopsis, incluyendo la negociación con el secuestrador, y tiene lugar casi exclusivamente en un espacio cerrado como es la casa de Gondo. Está muy lograda la creación de un ambiente opresivo en ese salón, donde la desesperación de los presentes se hace patente con increíble veracidad a medida que tienen que hacer frente a la dramática situación y tomar una decisión definitiva. Mediante largos plano-secuencia y gracias a las grandes interpretaciones del reparto, destacando a Toshiro Mifune, que como suele ser habitual con su presencia logra una actuación muy física y visceral, nos vamos metiendo en la historia y empatizando con los protagonistas sin darnos cuenta.

Dejando a parte la fantástica secuencia del tren (de la que no diré nada para no revelar más datos de la trama, pero que es un alarde de tensión y modernidad), la segunda mitad se centra en las pesquisas de la policía alrededor del caso, y es una delicia el cuidado con el que está tratada la investigación sin escatimar ningún detalle. Me ha fascinado la larga escena (de unos 20 minutos) donde los distintos grupos van exponiendo delante de los otros policías con toda la ceremoniedad típica japonesa, el resultado del trabajo que han ido realizado, con una naturalidad y un tempo perfecto ponen en común en una atestada sala todos los datos para ir estrechando el cerco. Realmente es admirable lo bien llevada que está toda la investigación tanto en la escena que comento como en las siguientes, y muchos directores actuales deberían tomar buena nota de como se hace una buena película.

Otro gran detalle a destacar es que todo y encontrarnos ya en la década de los 60 y con la posibilidad de hacerla en color, la película es en blanco y negro, pero con una nota de color en forma de humo rosa que sorprende y hace que sea más impactante. Seguramente Spielberg tomó buena de este detalle a la hora de incluir en La lista de Schindler la chaqueta de color rojo de la niña. Posteriormente aún rodaría así Barbarroja antes de dar el salto definitivo al color.
Por ponerle un pero, creo que el desenlace no llega a estar a la altura del resto del film, no es que no sea correcto, pero no alcanza la excelencia de las más de dos horas inciales (que se dice pronto). Le falta algo de fuerza para cerrar una película que podría haber sido casi perfecta, al menos desde mi punto de vista se podía haber mejorado.
Por otro lado también resulta interesante el retrato costumbrista que Kurosawa hace de la sociedad de esos años, donde podemos ver un cambio de tendencia, de mentalidad más bien, que aquí se refleja en querer cambiar la forma tradicional de enfocar el negocio, con un estilo más actual y moderno tanto en el producto a ofrecer como en buscar ante todo el mayor beneficio posible, aún teniendo que traicionar los orígenes casi sagrados de la empresa. Otro detalle que me ha llamado la atención justo ahora que también he acabado de ver Vivir (Ikkiru) y estoy arrancando El perro rabioso, es que en todas ellas el calor sofocante del verano japonés están muy presentes en todo momento, dando a las escenas una sensación de desasosiego y dramatismo aún mayores, un detalle más del gran Kurosawa. Interesante y estimulante por donde se mire, esta es una película que no puede faltar en la dvdteca de todo buen cinéfilo y que no dudo en recomendaros.


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