El ciclismo profesional es un género que pocas veces se ha llevado a la gran pantalla, quizás en gran parte porque la afición mayoritaria se reduce a algunos paises Europeos, haciendo complicado captar la atención de grandes productoras y el gran público. Si dejamos aparte los diferentes documentales especializados que se han podido rodar sobre los grandes campeones tipo Eddy Merckx o acerca de las mejores carreras del calendario mundial como el Tour de Francia o la París-Roubaix, casi podemos contarlas con los dedos de una mano. De hecho solo se me ocurren tres más, aunque seguro que debe haber otras que toquen de cierta manera el ciclismo, pero casi ninguna más que se acerque al ciclismo como profesión. La primera es El relevo (1979) en la que cuatro amigos se preparan para participar en una carrera que cambiará la vida de uno de ellos, la tengo pendiente desde hace bastante, o sea que en algún momento acabará en el blog. Otra que en su momento me encantó es la de Bienvenidos a Belleville (2003), que tiene como peculiaridad ser una cinta de animación ambientada en la Francia de los años 30 y en los que conocemos la historia de Champion, un corredor que se prepara para correr el Tour de Francia, una obra imprescindible. Una bastante reciente es la de The flying Scotsman (2006) en la que nos cuentan la historia de Graham Obree un corredor de pista que llegó a batir el récord de la hora durante la década de los noventa con la peculiaridad de haberlo hecho con una bicicleta construída por él mismo para la que llegó a usar incluso piezas de lavadora. Pero sin duda alguna, la que llega a reflejar mejor los diferentes entresijos del ciclismo de carretera, sus mitos, sus carreras, sus problemas y todo lo que lo rodea, es la que hoy vamos a comentar, y además con la peculiaridad de retratar la figura del humilde gregario que casi nunca gana.
Ghislain Lambert, hijo de campesinos, es un gran aficionado al ciclismo de carretera, cada vez que sale a entrenar sueña despierto con que llega el primero a la meta y es el ganador de una importante prueba ciclista. Sin embargo, para ganarse la vida debe dedicarse a trabajos menores como el de socorrista de piscina, con la consecuente frustación al no poder dedicarse profesionalmente al deporte de sus sueños. Su suerte cambia en uno de sus habituales entrenos, al cruzarse con el coche conducido por Bocodol, un veterano ex-corredor y manager actualmente del modesto equipo ciclista Magicreme, esponsorizado por esta pequeña empresa de productos de limpieza, y que le brinda la oportunidad de intentar ganarse su lugar dentro del pelotón.
Desde su primera carrera, Ghislain a pesar de darlo todo, se da cuenta de que la realidad es mucho más dura de lo que se pensaba, el nivel de sus rivales a pesar de tratarse de carreras menores le deja en evidencia descolgándose más pronto de lo deseable del grupo cabecero. Convirtiéndole bien pronto dentro del equipo en un gregario al servicio de su líder Fabrice Bouyion, quien siempre se lleva los aplausos, la admiración de las chicas y la consideración del mánager; quedando él siempre en un segundo plano y relegado a no poder disputar las victorias. Ricardo Fortuna, un veterano corredor italiano que se conoce todos los secretos de la profesión, es desde el principio su compañero de habitación en los distintos desplazamientos del equipo, siendo su gran consejero a lo largo de los años y quien le pone en contacto por primera vez con el doping (escena divertidísima), que le permite intentar destacar en un deporte durísimo y con una competencia brutal para sacarse de encima la obligación de servir a Fabrice. El film hace un repaso a lo largo de los años en los que Ghislain está dentro del campo profesional, donde somos testigos de los problemas con los que tiene que lidiar, las ilusiones depositadas después de duros entrenos, los sueños rotos y si finalmente puede participar en la carrera por antonomasia dentro del ciclismo: El Tour de Francia.La película es de nacionalidad belga y eso se entiende porque podríamos decir que es la cuna del ciclismo, con una afición volcada en este deporte tanto o más como pasa aquí con el fútbol. A pesar de ser una cinta de ciclismo no es imprescindible ser un seguidor de este deporte para poder disfrutar de ella, pues tiene suficientes puntos de interés para que los profanos se lo puedan pasar bien. La historia nos sitúa durante los años 70 donde el gran dominador del momento era Eddy Merckx, apodado "El caníbal" por querer ganarlo todo, en otro plano está Ghislain, un modesto corredor que a duras penas destaca en alguna ocasión y a través del cual podremos hacer un recorrido a través del ciclismo de esos años, muy bien recreado en todos sus aspectos: ambientación, maillots de equipos tan emblemáticos como el Bic o Molteni, carreras, etc...
En tono de comedia dramática, tenemos momentos hilarantes como la primera vez que se dopa, donde su compañero le inyecta una dosis exagerada de anfetaminas y llega a la salida de la carrera totalmente colocado y con un subidón que da risa; mientras que en otros se raya el patetismo como cuando tras una dura caída observa desde la barra del bar con toda la cara amoratada como sus sueños se alejan. Tiene detalles que definen muy bien el sufrimiento de este deporte con carreras que se corrían incluso de noche, los duros entrenos y la frustación de la derrota o por las múltiples caídas o lesiones. El problema del doping no se esconde y se muestra como una realidad presente en el deporte de alta competición (no solo el ciclismo), teniendo un detalle muy cinéfilo para mi gusto y que os comento ahora: en este deporte han salido muchas veces noticias acerca de doctores implicados o sospechosos de practicar el dopaje de corredores como el Dr. Ferrari, Dr. Conconi o el Dr. Eufemiano Fuentes. Pues aquí no podía faltar un gurú del doping y de nombre Dr. Mabuse (de mismo nombre que el maléfico genio del mal creado por Fritz Lang en una de sus mejores obras del mismo título).
También se toca el tema de la publicidad y los sponsors, el primer equipo de Ghislain le obligaba a vender por las casas productos de limpieza de su marca, y no os perdáis lo que planean hacia el final del film para ganarse unos minutos extras de publicidad gratuita (¡genial!). Como pasa con todos los deportes, también salen los mánagers que en más de una ocasión se aprovechan de los deportistas a los que representan y aquí el papel lo toma Claude, el hermano mayor de Ghislain.
Con todo tenemos una película emocionante, divertida y triste a la vez, con un buen equilibrio para ser una comedia y a la vez transmitir una imagen creíble de este deporte al saber captar su esencia mediante un corredor poco dotado que solo a base de perseverancia y cabezonería sigue adelante a pesar de que todo acabe por salirle mal, una especie de Mr. Bean de la bicicleta por buscar un paralelismo. Buenas actuaciones de todos ellos para acabar de dar consistencia a una película que ganó, creo que merecidamente, el premio al mejor guión en el Festival de San Sebastián del 2001.
Para acabar dejaros una frase que he leído del director y que creo que representa perfectamente el espíritu de la película: "Ghislain Lambert y Eddy Merckx nacieron el mismo día con solo 8 minutos de diferencia, desde ese momento, el abismo entre los dos no ha dejado de crecer".
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