Tras la buena acogida crítica recibida por
Fireworks (1993), los críticos empezaron a valorar a
Shunji Iwai como una joven promesa muy a tener en cuenta. Su primera oportunidad fuera del mundo televisivo fue con el mediometraje
Undo (1994), una muestra de la otra cara de
Iwai. Si
Fireworks era una demostración del estilo más romántico, apacible y melancólico del director (y que se repetirá en films como
Love Letter (1995),
Historia de Abril (1998) o
Hana & Alice (2004));
Undo incide en el carácter más desolador, oscuro y cuasi surreal de
Iwai (y que volveremos a ver en
Picnic (1996),
Swallowtail & Butterfly (1996) o
Todo sobre Lily (2001)).
En el film que nos ocupa,
Moemi no está demasiado contenta cuando
Yukio trae a casa un par de tortugas para hacerle compañía. Aunque
Yukio trabaja en casa como escritor,
Moemi se siente abandonada y desea un perro o un gato, pero tampoco está permitido en su apartamento. Sus vidas parecen razonablemente felices hasta que ella se pone aparatos para los dientes y
Yukio encuentra sus besos menos satisfactorios. Ella pronto empieza a atar todo lo que encuentra a su paso, empezando por las tortugas. Un psiquiatra le diagnostica "
Síndrome Obsesivo Anudador" debido a las deficiencias en su relación con
Yukio.
Pese a sus aciertos, no nos encontramos frente al trabajo más inspirado de Iwai encontrándonos con un producto a ratos poco interesante, de un simbolismo, en ocasiones algo simplón y torpe (en otros, brillante) y un tono que siempre raya el límite de la pedantería. Pese a todo, es un film bien curioso donde ya vislumbramos ciertas imágenes poderosas “marca del director” y las cuales consiguen un buen equilibrio entre belleza y terror. Su mayor acierto reside en su reflexión en torno a las relaciones humanas y cuan frágiles son. Unas “decisiones” a priori sin importancia como son regalar a tu novia unas tortugas en lugar del tan deseado perro (o gato) o sentirse extraño con el sabor diferente de unos besos debido a unos aparatos dentales recién estrenados. Motivos nimios pero que resultan gotas que colman el vaso de la relación de la pareja protagonista. Para colmo, al personaje de
Moemi le diagnostican un desorden obsesivo por atar nudos. Dicho desorden mental sirve como plena metáfora de intentar atar y retener la relación amorosa, algo que irremediablemente ya está roto y que es inevitable, como es la separación de los dos amantes. El desorden obsesivo de
Moemi alcanza los mejores momentos del mediometraje con esas inquietantes secuencias de la fémina completamente atada, en una especie de telaraña de cuerdas; imágenes sorprendentes y surrealistas y que se colocan como la imagen a recordar de
Undo (1994).
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Moemi y Yukio; una pareja venida a menos... |
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El ponerse aparatos en los dientes puede trastocarlo todo |
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A Moemi le da por atar todo lo que pilla |
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Con resultados inquietantes... |
Etsushi Toyokawa y
Tomoko Yamaguchi interpretan a la pareja protagonista con unas interpretaciones algo discretas pero que funcionan.
Toyokawa, concretamente, es un actor que aparecerá en multitud de films japoneses tras
Undo; desde
Love Letter (de
Iwai) a la trilogía
20th century boys o
El hundimiento de Japón (2004). Así,
Undo (1994), pese a sus fallos (un metraje que a pesar de sus 47 minutos, por momentos se haga largo) es un producto muy curioso e interesante en su simbolismo y estudio de las relaciones humanas, capaz de inquietar y agobiar en su oscuridad e imágenes bizarras pero que te deja con la sensación de que sus sanas intenciones no sean trasladadas en toda su plenitud en imagenes. Para completistas del director. El film consiguió el
Netpac Award en el
Festival de cine de Berlín de 1995.
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