lunes, 22 de mayo de 2017

UNDO (1994)

Tras la buena acogida crítica recibida por Fireworks (1993), los críticos empezaron a valorar a Shunji Iwai como una joven promesa muy a tener en cuenta. Su primera oportunidad fuera del mundo televisivo fue con el mediometraje Undo (1994), una muestra de la otra cara de Iwai. Si Fireworks era una demostración del estilo más romántico, apacible y melancólico del director (y que se repetirá en films como Love Letter (1995), Historia de Abril (1998) o Hana & Alice (2004)); Undo incide en el carácter más desolador, oscuro y cuasi surreal de Iwai (y que volveremos a ver en Picnic (1996), Swallowtail & Butterfly (1996) o Todo sobre Lily (2001)).
En el film que nos ocupa, Moemi no está demasiado contenta cuando Yukio trae a casa un par de tortugas para hacerle compañía. Aunque Yukio trabaja en casa como escritor, Moemi se siente abandonada y desea un perro o un gato, pero tampoco está permitido en su apartamento. Sus vidas parecen razonablemente felices hasta que ella se pone aparatos para los dientes y Yukio encuentra sus besos menos satisfactorios. Ella pronto empieza a atar todo lo que encuentra a su paso, empezando por las tortugas. Un psiquiatra le diagnostica "Síndrome Obsesivo Anudador" debido a las deficiencias en su relación con Yukio.
Pese a sus aciertos, no nos encontramos frente al trabajo más inspirado de Iwai encontrándonos con un producto a ratos poco interesante, de un simbolismo, en ocasiones algo simplón y torpe (en otros, brillante) y un tono que siempre raya el límite de la pedantería. Pese a todo, es un film bien curioso donde ya vislumbramos ciertas imágenes poderosas “marca del director” y las cuales consiguen un buen equilibrio entre belleza y terror. Su mayor acierto reside en su reflexión en torno a las relaciones humanas y cuan frágiles son. Unas “decisiones” a priori sin importancia como son regalar a tu novia unas tortugas en lugar del tan deseado perro (o gato) o sentirse extraño con el sabor diferente de unos besos debido a unos aparatos dentales recién estrenados. Motivos nimios pero que resultan gotas que colman el vaso de la relación de la pareja protagonista. Para colmo, al personaje de Moemi le diagnostican un desorden obsesivo por atar nudos. Dicho desorden mental sirve como plena metáfora de intentar atar y retener la relación amorosa, algo que irremediablemente ya está roto y que es inevitable, como es la separación de los dos amantes. El desorden obsesivo de Moemi alcanza los mejores momentos del mediometraje con esas inquietantes secuencias de la fémina completamente atada, en una especie de telaraña de cuerdas; imágenes sorprendentes y surrealistas y que se colocan como la imagen a recordar de Undo (1994).
Moemi y Yukio; una pareja venida a menos...
El ponerse aparatos en los dientes puede trastocarlo todo 
A Moemi le da por atar todo lo que pilla
Con resultados inquietantes...
Etsushi Toyokawa y Tomoko Yamaguchi interpretan a la pareja protagonista con unas interpretaciones algo discretas pero que funcionan. Toyokawa, concretamente, es un actor que aparecerá en multitud de films japoneses tras Undo; desde Love Letter (de Iwai) a la trilogía 20th century boys o El hundimiento de Japón (2004). Así, Undo (1994), pese a sus fallos (un metraje que a pesar de sus 47 minutos, por momentos se haga largo) es un producto muy curioso e interesante en su simbolismo y estudio de las relaciones humanas, capaz de inquietar y agobiar en su oscuridad e imágenes bizarras pero que te deja con la sensación de que sus sanas intenciones no sean trasladadas en toda su plenitud en imagenes. Para completistas del director. El film consiguió el Netpac Award en el Festival de cine de Berlín de 1995.

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