12:15 Arrancamos nuestro periplo cinéfilo sitgense con la tan esperada "Grand Piano", anunciada a bombo y platillo desde el pasado año y que según algunas fuentes, auguraba tensión "Hitchcockiana" en un tono "made in Spain". Una vez vista, y si bien es cierto que no se le puede reprochar nada a nivel técnico ni estético, diría que incluso anda cercano a la excelencia, el film de Eugenio Mira no brilla todo lo que podría vista su premisa, pues la idea suena genial para un corto o incluso para un mediometraje, pero finalmente no resulta lo suficientemente sólida como para sostener adecuadamente sus 90 minutos.
Después de unos títulos de crédito muy consecuentes con el propósito de la obra, casi brillantes y sobre todo inspiradores (teclas de piano sonando y creando la atmósfera idónea), comienza el film con la presentación del piano en sí, previa incluso al protagonista principal, y dejándonos claro lo importante que será durante todo el metraje.
El esfuerzo de Elijah Wood (en el que recae todo el peso de la película) para transmitir el nerviosismo e inseguridad del joven pianista antes de su gran cita es satisfactoriamente loable (lo que comprende el 1er acto), e incluso plenamente inmerso en esa situación límite donde descubre la nota amenazante en su partitura, también crea un punto de partida tenso y crítico, casi de desasosiego.
Por desgracia, poco después del meridiano del film (tras haber disfrutado unos 20 minutos de un tramo sobresaliente al comienzo del concierto), el globo aquí se desinfla, ya que se resuelve la difícil trama de una manera menos convincente de lo esperado. Una innecesaria pareja secundaria en situaciones pseudo-cómicas (creo que más memas de lo que seguro se pretendía) junto con un repetitivo ir y venir de secuencias ya de tensión difuminada, convierten su tercio final en un ejercicio mucho menos inspirado de lo que su premisa sugería.
Desconcertado tras leer la amenaza, nuestro pianista será obligado a tocar la pieza más difícil de todas para salir con vida |
Su elegancia técnica y sostenido dramatismo son sus puntos más destacables, (sin olvidar su trabajo sonoro, impecable) pero se tambalea por recurrir a un guión no siempre a la altura de las circunstancias y verse superada por su propia premisa argumental, tan inspiradora que acaba sabiendo a poco.
El equipo del film en el photo call del Festival |
14:30
La segunda película que teníamos apuntada para hoy venía avalada por el propio Ángel Sala, quien no dudó en destacarla en rueda de prensa como una de las que no se debía perder el público, siendo una obra interesante, desconcertante, a la vez que diferente. Y sin duda cumple con esa descripción resultando ser incluso más confusa que la ópera prima del aquí multifacético Shane Carruth (dirección, guión, actor, música y fotografía), quien sorprendiera a todos en un ya lejano 2004 cuando presentó Primer, con temática de viajes en el tiempo y que exigía un esfuerzo por parte del espectador para poder seguir una trama narrada de forma poco habitual según los cánones más reconocibles. Y precisamente parece que con Upstream color ha pulido lo que había demostrado, queriendo ir más allá aún con una trama narrada de forma más fragmentada, confusa y sin todas las respuestas (al menos aparentemente).
El film tiene la virtud (o defecto según se mire) de ser muy rompedor, antagonista de las historias contadas mediante un guión lineal, con continuos subrallados, sencilla y clara para todos los públicos que tanto impera en el cine comercial. Nos enfrentamos aquí con un tremendo puzzle que tras unos primeros minutos en los que nos parece que podemos encajar las piezas y vamos siguiendo la trama, no sin exigir mucha atención, empezamos a dudar poco a poco del significado de las imágenes que van desfilando ante nuestros ojos; vacilamos, nos faltan piezas y tampoco sabemos que hacer con las que tenemos en nuestras manos. Aparentemente sus imágenes inconexas circulan ante nosotros, cambian y nos va a costar retenerlas todas para ir poniendo más adelante cada una en su sitio, el guión parece que no lleva a ninguna parte y que no vamos a ser capaces de encontrar un camino en medio de esta laberíntica propuesta.
Kris en medio de su cautiverio bajo total control de un sofisticado ladrón... |
El gusano invade el cuerpo y todo empieza... |
Kris y Jeff, con sus vidas destruidas intentando encontrar una respuesta... |
Un misterioso compositor que cuida cerdos puede ser la clave del film... |
18:30
Neil Jordan en las décadas de los 80 y de los 90, ya tuvo dos interesantes incursiones en el género del fantástico. La primera con la sugerente En compañía de lobos (1984), donde supo crear una atmósfera diferenciadora alrededor del mundo de la licantropía, abordándolo desde una perspectiva distinta que la que habitualmente el cine clásico nos había mostrado. Sería 10 años más tarde cuando se encargaría de llevar a la gran pantalla la adaptación del best-seller de Anne Rice de temática vampírica, Entrevista con el vampiro (1994), en el que supo captar la esencia de la novela y el drama que puede llegar a suponer la inmortalidad para los vampiros.
Casi han pasado 2 décadas desde entonces y el cine ha cambiado mucho, hemos sufrido y no poco, las siguientes aproximaciones de best-sellers del género al cine como la inefable saga de Crepúsculo, donde tanto el mito del vampiro como el del hombre lobo se llegaron a convertir en un mero desfile de adolescentes posando y soltando frases carentes de cualquier tipo de interés, únicamente para los fans más convencidos (que los hay, y todo el respeto hacia ellos).
Afortunadamente, no todo ha sido negativo, y tenemos que destacar por ejemplo la magnífica obra sueca Déjame entrar (2008), que lograba reescribir muy acertadamente parte del mito clásico "chupasangre", creando así una obra intimista, sensible, a la vez que dura; o también la no menos perturbadora película surcoreana Thirst (2009), que rompía también con lo cánones históricos.
Clara cara a cara con el pasado... |
Clara y Eleanor, juntas a lo largo de los siglos... |
El dilema moral de ser un vampiro corroe a Eleanor desde siempre... |
Ambos personajes principales están correctamente desarrollados, conoceremos algunos de sus secretos mediante la narración en dos lineas temporales distintas, la peculiar relación que guardan (el descubrirla con el paso de los minutos es una de sus gracias), y el mostrarnos su antagonismo en lo que supone para ambas el quitar una vida (recordando inevitablemente a Lestat y Louis), dando un peso específico a esa moralidad a lo largo del film. Buenas interpretaciones tanto en el caso de Artenton como de Saoirse Ronan dando vida a Eleanor.
Vivir o morir... |
En su contra juega un ritmo con ciertos altibajos, sobre todo al principio, en los que no queda claro a que jugamos ni hacia donde avanza la película. A pesar de ello, resulta un correcto drama con tintes románticos que sabe mantener un tono oscuro y no cae en la tentación de venderse cayendo en la ñoñería.
Sinceramente, a mi el experimento "Upstream Color" me dejó del todo aturdido, aburrido, cabreado y confuso, pero también bastante sorprendido y algo (poquito) fascinado. Sus imágenes sin narrativa clara, sus fogonazos y planos borrosos sumado a un sonido de hipnóticas consecuencias la convierten en un film inclasificable, escurridizo y complejísimo. Sólo por ser todo eso (que para nada es fácil), ya merece un poco de atención.
ResponderEliminarByzantium creo que es una versión mucho más flojita y menos inspirada que "Entrevista con el vampiro", y que comparte demasiados puntos en común con ésta. La prota (Eleanor) pone las mismas caras y expresiones dramáticas que en su debut "The Host", que era una ñoñería escandalosa y ella colabora a potenciar eso. A mi su actuación me ha sabido poco menos que a nada.