Allen, con su titubeante tono habitual, contestó:
- Por supuesto que sí se harán. Para que la tragedia se convierta en comedia tan sólo es necesario que pase un "tiempo".
Históricamente hablando así ha sido siempre, y la película que hoy rescato, Salon Kitty, es el mejor ejemplo para entender lo que dice el entrañable cineasta americano.
Corría el año 1975 cuando el erotómano hombre de negocios milanés Tinto Brass (un tipo muy parecido a Porky's), abría la veda hacía un jugoso pero sin duda desconcertante subgénero dentro de la ya de por sí extenuada corriente sexploitation. Nacía entonces el "porno con temática nazi" o nazisploitation, como también tuvimos ocasión de ver gracias a la tetralogía de la voluptuosa Ilsa y sus hazañas varias.
Como era de prever, lo que era un escándalo y una aberración para algunos (aunque podríamos encontrarnos algún que otro "sorprendido" incluso a día de hoy), para tantos otros sólo se trataba de un sano síntoma de libertad sexual y sobre todo, un punto de inflexión en el cine que contrarrestaba una época sobrecargada de miedos y censuras.
El mad doctor y un alto cargo nazi de sospechoso compromiso con el partido |
La selección de las nuevas prostitutas para el Salón |
Tras estallar la Segunda Guerra Mundial, los nazis obligan a la madame del local, Kitty, (interpretada notablemente por la malograda Ingrid Thulin) a cambiar a todas sus chicas por bellas e ¿inteligentes? jóvenes alemanas simpatizantes del partido nazi, como no podía ser de otra manera (además, escogidas concienzudamente para complacer al máximo a los altos cargos políticos, nada menos).
Momento más terrorífico que erótico, proyecciones del Führer sobre la chica en la cama |
Naturalmente no podemos decir que Salon Kitty sea un film tan elegante como tres años antes lo fuera el film de culto Portero de Noche (Il portiere di notte, 1973), que tonteaba con el soft core bajo el mismo telón político pero no se atrevía a ir más allá en su propuesta y se limitaba a mostrar un comedido (aunque muy sugerente) erotismo.
La sinuosa Marguerita será una aliada para la temperamental Kitty |
Lo que haga falta para satisfacer al inefable cliente nazi |
Tal y como se espera de ella, las escenas eróticas (que a menudo van más allá..) son realmente interesantes, incluso alguna roza la genialidad cinéfilo-gamberra (esa proyección de imágenes de Hitler sobre la prostituta en la pared o el delirante desfile en tono de burla en la habitación). Mención aparte merece el desquiciado mad doctor de turno con sus aberrantes experimentos (daría para otro film) o los inquietantes juegos de espejos, otro tanto a su favor por sus posibles interpretaciones más allá del componente intimista (dobles morales, personalidades alienadas..).
Una película a veces incómoda (como las indecentes pruebas a las nuevas chicas del burdel), por momentos excitante (sobre todo gracias a Teresa Ann Savoy en el papel de Margherita) y a veces aburrida (esos numeritos musicales tan innecesarios) que pese a sus tropiezos generales, logra mantener el tipo y mostrar suficiente personalidad y fuerza en sus imágenes.
No es lo que parece, aquí no hay "final feliz" |
Gran película con un excelente contenido, me recordó mucho a la serie O negocio, una propuesta brasileña que aborda el tema de la prostitución pero desde niveles socioeconómicos más elevados, estaría padre hacer una comparación entre ambas propuestas. Les comparto el sitio oficial de la serie http://www.hbomax.tv/o-negocio-2/, vale la pena echarle un vistazo.
ResponderEliminarMiraré esa serie que comentas, que desconozco. De todas maneras, no comparto que salon kitty sea una gran película y que su contenido sea excelente. Creo que es tan simple como parece, un film erótico de alto voltaje para la época en un contexto controvertido. Sin más reflexión
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