De nuevo el tándem Wilder-Lemmon se reune en una nueva comedia con toques románticos pero repleta de un sutil humor negro.
Basada en una obra de teatro de Samuel Taylor, la cinta narra el viaje de Wendell Ambruster (Jack Lemmon) a Italia debido a la trágica muerte de su padre en un accidente automovilístico.Wendell es un businessman americano acostumbrado al ritmo frenético e impersonal de su país, y será lo primero que le chocará de la Italia sureña, que tiene un contraste tremendo por su serenidad y parsimonia propia de la mayoría de países mediterráneos. Su llegada al hotel dónde siempre se hospedaba su padre dará lugar a un descubrimiento sorprendente, tenía una amante y se citaba con ella cada año en las mismas épocas, además de ir con él en el trágico accidente, perdiendo también la vida. Conocerá entonces a la hija de aquella, la británica Pamela Piggot, una mujer que irónicamente entrará en el juego del love/hate con Wendell tal y como hicieran sus progenitores. La lentitud burocrática del lugar ocasionará no pocos altercados y para más inri, desaparecerán ambos cadáveres, alargando su estancia obligatoriamente.
La película, titulada simplemente Avanti! en su original (se repite constantemente en el hotel esa palabra) es divertida en su mayoría, pero peca de lo mismo de siempre, un metraje en exceso estirado. Quién decida recorrer 140 minutos acompañado de Jack Lemmon y Juliet Mills no se arrepentirá, ya que consigue transmitir perfectamente su tortuosa y divertida relación, alzando nuestra empatía por ellos.
Resulta gracioso como un europeo trasladado a América (Billy Wilder era austriaco) explica al público yanki que la vida mediterránea es mucho más aconsejable, alejada del estrés y viviendo más profundamente sus vidas. No sé si fue su intención, pero por supuesto, se respira ese mensaje constantemente, sin faltar el respeto a los lugareños (bueno, tal vez un poquito...).
Los cimientos, como suele ser costumbre en el cineasta, son los diálogos, que acompañados por lujosos parajes y bonitas localizaciones, definen un momento y una época deliciosamente, de manera imperecedera incluso.Vino a nuestro país censurada, pero al fin podemos disfrutarla íntegramente y poder verle el trasero al bueno de Jack, como si eso tuviera que ser censurado... lamentable y vomitiva censura, nunca me cansaré de repetirlo. La compañera de reparto de Lemmon (él está perfecto, como era costumbre) era Juliet Mills, que engordó más de 10 kilos en un mes y medio por exigencas del guión, (una verdadera locura insana) pero logró una caracterización alegre y con matices de una personalidad cercana, un digno trabajo de interpretación.
Una pieza más en el magistral puzzle filmico de un cineasta irrepetible, que según Trueba, era Dios.
Que no asuste demasiado su duración, porque en contraste con su calidad, pasa a ser un problema menor, aunque a un servidor un tijeretazo de 30 minutos le hubiese venido bien. Es mi opinión.
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