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lunes, 31 de octubre de 2011

CON FALDAS Y A LO LOCO (1951)

Con faldas y a lo loco (some like it hot) está considerada por muchos como la mejor comedia de todos los tiempos (con permiso de los hermanos Marx y sus óperas). Continuamente incluida en cualquier estudio cinematográfico que se precie y encumbrada siempre a lo más alto, puedo decir desde mi humilde posición que pese a haberla visto ya por tercera vez, me sigue pareciendo un verdadero tesoro único e incomparable.
Esta joya del inigualable Billy Wilder sigue tan fresca y divertida como el día de su estreno, hace ya más de medio siglo. La fórmula de ese éxito podría deberse al magnífico trío protagonista, con un Jack Lemmon brillante en un travestismo, un Tony Curtis elegantemente divertido o una magnífica Marilyn Monroe de 33 años que con su natural brillo y fotogenia apabullaba la pantalla casi sin esfuerzo.
También podría deberse a un fabuloso trabajo de guión o a una capacidad innata para dirigir como la que tenía el maestro, pero quizás sea más que todo eso. En mi opinión es la conjunción de un gran momento de todos en común, una impagable unión de talentos en verdadero estado de gracia sustentados por un hermoso proyecto, insuperable y ya mítico en nuestros días. Todo en este film funciona, los personajes, la historia, el ritmo y la música, convirtiéndola en una Obra Maestra con mayúsculas para el que aquí teclea, aunque ya me estoy quedando sin aire de tanto entusiasmo.
Guardaré más elogios para luego porque me gustaría serviros la historia en bandeja : Chicago, año 1929.  En medio de la llamada "ley seca" en los Estados Unidos (prohibición del alcohol en cualquiera de sus formas, para los más dispersos) se nos presenta a dos músicos de segunda categoría (Joe y Jerry) que tratan de salir adelante actuando en cualquier espectáculo que les ofrezcan, aunque no sean precisamente legales.
Una noche, son testigos involuntarios de un ajuste de cuentas entre bandas de gánsters (recreando la masacre de San Valentín), de la que consiguen huir milagrosamente. Se verán forzados entonces a aceptar un trabajo que les permita salir del estado, dirección a la soleada Florida.
Se trata de trabajar durante un tiempo junto a una orquesta femenina, por lo que no sólo se cambiarán los nombres (de Joe a Josephine y de Jerry a Daphne) sino que deberán vestirse como tales, travistiéndose completamente.
Tras un viaje lleno de momentos mágicos en el tren de camino a Florida (con una Marilyn en su máxima expresión como instrumentalista del ukelele), deciden seguir con sus nuevas identidades actuando con el grupo femenino de música, sin perder de vista que la banda de Spats (Botines) Colombo y sus matones les pisan los talones.
Necesitaría tres reseñas para comentarla en todo su esplendor, pero no es mi intención atragantar a nadie y trataré de seleccionar los datos que me parezcan más interesantes. Para empezar no es un film completamente original, ya que se trata de un hábil remake de una comedia alemana de 1951 titulada "Fanfaren der liebe" (en España "Ellas somos nosotros") de la que Wilder supo exprimir lo suficiente como para convertirla en una adaptación sublime. El hecho de que fuera en Blanco y Negro tampoco es casual, pues pese a las insistencias de Marilyn de que fuera en color (salía ella muy favorecida), Wilder optó por el otro recurso debido a que Lemmon y Curtis lucían más creíbles de esta manera, sin que su maquillaje los delatara tan fácilmente.
El título original (some like it hot - literalmente -A algunos les gusta caliente) hace referencia a una variante de jazz conocida como "Hot", pero con el doble sentido sexual que todos captamos a excepción del censor de la época, que pensó exclusivamente en el jazz, permitiendo así al bueno de Billy titular su obra con un tono jocoso. También hay tiempo para pequeños homenajes, como el que le hace Tony Curtis a Cary Grant con su personaje de millonario (al que Cary no pareció gustarle), a Al Capone como Botines Colombo (recordar que Al estuvo implicado en la masacre de San Valentín) o incluso a Popeye, recreando su música cuando el personaje de Joe se viste de marinero.
Por otro lado, seria injusto si no descubriera el auténtico calvario que vivió el equipo de rodaje por culpa de la rubia explosiva, que causó más molestias de las se podían imaginar; y no solo por sus exigencias (el rodaje se hizo en un hotel de San Diego cercano a su casa por su negativa a viajar), o por su inesperado pero perceptible embarazo (del que tuvo un aborto espontáneo) sino porque siempre llegaba tarde a los rodajes, no memoriza sus líneas de guión y crispaba los nervios de sus compañeros de rodaje, sobre todo de Tony Curtis. Cuentan que cierto día alguien le soltó que Curtis tenía mejor culo que ella vestido de mujer, a lo que ella, tras desabrocharse la blusa y enseñar sus encantos contestó, - ¡Si!, ¡¡pero él no tiene estas tetas!!- .
Sin embargo, el principal problema no eran sus arrebatos de carácter, sino el tiempo perdido por su culpa, ya que necesitó 47 tomas para decir bien simplemente -It's me, Sugar- o más de 30 para soltar -Where's the whiskey?-, a pesar de los apuntes en grandes pizarras a su alrededor. Lo extraño del asunto es que después era capaz de memorizar extensos diálogos sin cometer errores, para sorpresa de todos los presentes.



De vuelta a la película, destacaré la antológica química entre los protagonistas, la soberbia canalización de los diálogos y su estupenda puesta en escena, con maravillosas secuencias como la del tren, la actuación musical de la Monroe, el sabueso y sus conversaciones con los mafiosos o un Jack Lemmon divertidísmo con sus maracas.
Rebuscando en aspectos menos notables me gustaría nombrar ciertas licencias argumentales (esa convención encubierta de gánsters se hace casualmente en el mismo hotel de Florida donde nuestros protagonistas están actuando) o algunos momentos menos lúcidos del metraje, que no son más que diminutas apreciaciones mías dentro de un excelente film, pero ¡¡ Nadie es Perfecto !!, como reza su final.

EL LADRÓN (DER RÄUBER) (2010)

Lo que más me llamó la atención de esta película es que estaba basada en una historia real, y como podréis leer unas líneas más abajo, se trata de un caso digno de estudio para intentar entender la psicología del protagonista de la misma. Nos cuenta la historia de Johannes Rettenberger (interpretado aquí bastante acertadamente por Andreas Lust), quien está acabando de cumplir 6 años de condena por un frustrado intento de atraco a una sucursal bancaria. Mientras ha estado recluido ha seguido dedicado en todo momento a su gran obsesión, que no es otra que el running, aprovechando cualquier momento para entrenar sin descanso, ya sea en el patio de paseo de la cárcel durante los descansos que tienen los reclusos, o ya en su celda donde tiene instalada una cinta de correr. Todo ha girado alrededor de un único objetivo, el prepararse para participar en una cursa tan exigente como una maratón.
A su salida de la cárcel bajo libertad condicional lo primero que hace es volver a atracar un banco, esta vez con mejores resultados, para satisfacer sus necesidades económicas más inmediatas  y poder pagarse de paso todo lo necesario para afinar su preparación física, pero de cara a todo el mundo debe escenificar su intención de reinsertarse en la sociedad, debiendo contentar al asistente social buscando un sitio para vivir, y en segundo lugar un empleo fijo para mostrar claramente su cambio de actitud. Para esto último va a la oficina de empleo para ver que opciones le ofrecen a un exconvicto como él, donde por casualidad descubre que trabaja una vieja amiga de la infancia, Erika (Franciska Weisz) que acaba por acogerle en su casa, siendo la única persona con la que empatice mínimamente y que se preocupe por él.



Johannes sorprende a todos participando como un total desconocido en la maratón de Viena y acabando con un magnífico tiempo solo superado por los atletas africanos (hecho verídico), haciendo que se empiece a hablar de él y que los servicios sociales intenten ayudarle más que nunca para que se sienta cómodo con su vida. Sin embargo él tiene claro con lo que quiere hacer con ella: correr y robar, correr y robar, correr y robar... nada más.
La película nos ofrece un planteamiento narrativo que empieza con cierta pausa pero que enseguida acelera y coge un increíble ritmo a medida que vamos acercándonos a la parte final donde la historia logra sus mejores resultados, consiguiendo de esta manera dejarme una muy buena percepción como conjunto.Si bien no es del todo redonda y en algunos momentos se echa de menos el trabajar más algunas de las premisas planteadas o tener la oportunidad de profundizar más en la mente de Johannes, tiene el suficiente interés por la extraña personalidad de este hombre, para que nunca deje de captar nuestra atención.Destaca la labor de dirección para saber transmitirnos la subida de adrenalina que el protagonista vive con cada nuevo robo o en las distintas carreras que participa, de la mano del uso de travellings para captar la velocidad de algunas de sus huidas a pie (impresionante una de ellas en las que atraviesa toda la ciudad hasta llegar al bosque empalmando toda una serie de secuencias con un ritmo de tambores de fondo para acelerarnos el pulso). Asimismo la mayoría de situaciones de acción y tensión están rodadas con mucha fuerza, siendo en algunos casos sorpresivas para el espectador (una fuga que protagoniza o el escape de ciertos robos son espectaculares por poder ver como usa su gran condición física para acabar huyendo).
La psique del personaje nos es casi inescrutable, pues la actuación de Andreas Lust es hermética, poco comunicativa y muy distante con todos los que le rodean, me imagino que intentando retratar el complicado carácter que debía tener en la vida real. Parece que por algunos momentos tenemos ante nosotros a un ser necesitado de su chute regular de adrenalina, un yonki de emociones fuertes, ya sea mediante una intensa sesión de entreno, una cursa o cometiendo un robo tras otro de las sucursales bancarias austríacas. Da que pensar que el dinero casi no le importa y en el fondo todo lo que persigue con sus reiterados delitos son esos pocos segundos de tensión en la sucursal y conseguir escapar de la policía. De esta manera, sin saber realmente sus motivaciones, nos obliga a analizarle a lo largo del film e intentar deducir sus porqués y decidir si detrás de esa actitud casi autodestructiva existe realmente una motivación razonable o planeada conscientemente. Una obra muy interesante que ya ha sido galardonada en algunos festivales como en el de Gijón o Baviera, y que a buen seguro os hará pasar un buen rato.

domingo, 30 de octubre de 2011

LA GANADORA (2005)

Basada en hechos reales, La ganadora (The prize winner of Defiance Ohio) narra la historia de Evelyn Ryan, una mujer admirablemente paciente que para tirar adelante a su problemática familia, usaba su don para las palabras para probar suerte en todos los concursos que podía, ya sean de radio o televisión, tan propios de los años 50 y 60.
Su situación no podía ser más complicada; con un marido fracasado y alcohólico (incluso a veces maltratador) y 10 hijos a sus espaldas, Evelyn daba rienda suelta a su agudeza e ingenio para contrarrestar el ambiente tan hostil en el que vivía, consiguiendo gracias a esos premios alegrar la existencia de los suyos. Siempre feliz y eternamente positiva, Evelyn participó en múltiples concursos donde ganaba unos cuantos dólares y así poder pagar al lechero, sorteos en supermercados para así tener la oportunidad de comer caviar por una vez en su vida o cacharros varios que luego vendería por su valor en metálico.
El creciente alcoholismo de su esposo Kelly y sus fuertes enfados por la imperturbable felicidad de su mujer, desembocan en el primer gran problema de la familia. Kelly se sentirá inferior y verá mermada su condición de hombre de la casa, siendo testigo además del distanciamiento de sus hijos (naturalmente).
La compostura de la señora Ryan es propia de una santa, aguantando estoicamente su condición de mártir y llegando a límites inhumanos de perseverancia en su felicidad. Las sucesivas circunstancias en su matrimonio marcarán su vida y la de sus hijos para bien o para mal.
La encargada de dar vida a Evelyn Ryan es Julianne Moore, una actriz que nos deja bien claro no sólo que es una notable intérprete, sino que es capaz de conseguir registros antagonistas y amoldarse a papeles bien diferentes, desde la agente Starling (aunque prefiera a Foster) en "Hannibal", siendo una mujer fría y calculadora con un temperamento muy marcado, pasando por su excelente papel de lesbiana confundida en "Los chicos están bien" hasta llegar a "La ganadora", un film más comedido y menos conocido pero no por eso menos interesante.
El marido de nuestra protagonista, Kelly Ryan, tiene la cara de Woody Harrelson, un actor que a mi entender tiene rachas aprovechables en su carrera (Zombieland), pero que normalmente me deja indiferente, regalándonos esta vez una forzada interpretación de marido borracho con buen corazón que no acaba de cuajar (¿será por la manía que tienen de ponerle pelucas?). El desarrollo de la película ofrece un interés creciente, consiguiendo que nos situemos dentro de esa extensa familia y sus problemas tan sólo pasados los primeros 15 minutos, algo insólito en películas de este calibre, donde el melodrama deja paso a los lagrimones a la primera de cambio.
Su tono llega incluso a ser divertido por momentos, ya que a través de un personaje muy bien dibujado (Evelyn) nos tiene lo suficientemente enamorados como para seguirla hasta el final, en parte gracias al excelente trabajo de la Moore.
Momentos de libertad en su vida como ese grupo de concursantes amigas suyas tan afines son un respiro para el espectador también, inmerso y ahogado en sus mismos problemas y viviendo junto a ella esta situación tan adversa.
Cinematográficamente hablando, se trata de un drama con un marcado mensaje positivo que nos cuenta que mediante el esfuerzo y la perseverancia, conseguiremos nuestras metas; pero hay algo más. Hay un homenaje clarísimo a una mujer que lo fue todo en esa familia y que además, no pedía nada a cambio, un ejemplo de ser humano íntegro y responsable.

La directora del film, Jane Anderson, es una lesbiana californiana que lleva enfocando su filmografia en personajes fuertes siempre femeninos (excepto esa del cambio de sexo...) y que así se comprende ese desfavorable feminismo latente en esta ocasión.
En perspectiva diré que me ha parecido un film de crecimiento y fortaleza personal suficientemente entretenido, no tan duro como podría haber sido ni tan mordaz, pero que si funciona como crítica social e incluso familiar.
Recomendable sobre todo para mujeres de mediana edad que necesiten historias cercanas donde puedan verse reflejadas, pero dejará algo desencantadas a las que busquen un drama lacrimógeno más denso, pues no lo es.

sábado, 29 de octubre de 2011

AQUELLA CASA AL LADO DEL CEMENTERIO (1981)

Última parte de la conocida "Trilogía de la muerte" que Lucio Fulci realizase a finales de los 70, principios de los 80,  conjuntamente con "Miedo en la ciudad de los muertos vivientes" y la más famosa "El Más allá".
Una vez visionadas las 3, puedo advertiros que esta "Quella Villa acanto il cimitero" tal vez sea la más floja de todas, la que menos personalidad tiene y más apresurado parece su montaje, visto lo visto.
El Dr. Freudstein (¿Frued + Frankenstein?) murió en extrañas circunstancias mientras seguía sus investigaciones escondido en el sótano de su caserón de Nueva Inglaterra. Su colega, el Dr. Peterson se trasladó más tarde junto a su amante al lugar para conocer de primera mano los hechos, pero enloqueció y tras matar a su acompañante, se acabó ahorcando.
La investigación de tales sucesos llaman la atención de Norman Boyle, un académico neoyorkino (como no, Fulci y su querida Nueva York) que no se le ocurre otra cosa que trasladarse junto a su mujer y su hijo a la mansión, inconsciente de todo lo que les podía suceder.
La sucesión de momentos terroríficos están a merced de un misterioso zombi (el profesor Freudstein, el mejor personaje del film), los típicos sustos de sótano en una casa encantada, el mal rollo que puede dar la oscuridad en sí misma y gritos a destajo de todo el reparto, niño incluido (sin entrar en comparativas con El Resplandor, por favor). Lo primero que Fulci ofrece en sus primeros fotogramas son tetas. La escena en flashback del primer asesinato (con un impresionante cuchillazo craneal incluido, homenajeado por Piquer en Pieces, por cierto) abre nuestro apetito sanguinario con auténtica maestría, dándonos una lección de cine de terror en sus escasos minutos iniciales. La explicación de la trama en su primer tercio resulta un poco boba, confusa y aburrida, pero aguantamos como espartanos por respeto a Lucio. Una vez inmiscuidos en la historia (con cierto esfuerzo de nuestra parte), y viendo adonde nos estaba llevando, solo nos quedaba dejarnos arrastrar al submundo infernal tan propio de Fulci (cameo suyo incluido) y vivir a su lado una más de sus "tablas de carnicero" como le gusta llamarlo al maestro Aguilar.
Detectamos un montaje por debajo de su estilo habitual, con músicas cortadas sin sentido, brusquedades de cámara y deficientes localizaciones exteriores (nosotros pensamos que jamás tuvo permisos en realidad, y filmaba sin ellos) que nos golpean las retinas alejándonos del oscuro mundo ideado por el italiano. Lástima de oportunidad perdida esta vez, ya que el título prometía mucha sustancia dentro del cine italiano de género, que al final se quedó en una más dentro de las miles que se produjeron en aquellos años. Si bien contiene apariciones fantasmales clásicas (la niña repelente no sé si debería contar como tal), seres de ultratumba y secuencias para el recuerdo (ese niño atrapado pidiendo clemencia a su madre, que no puede abrirle la puerta), en general no resulta ni atmosfericamente acertada, ni bien actuada ni singularmente terrorífica, sino que consigue cierta indiferencia y algo de somnolencia en el espectador, que no acaba de disfrutar, ni para bien ni para mal.
Si además sumamos una edición en DVD insufrible (un sólo audio, sin subtítulos), nuestra percepción del film no pudo ser peor, y eso que nuestro entusiasmo era un punto a favor.
Únicamente el hecho de que el profesor putrefacto del sótano necesitara partes frescas de cuerpos jóvenes para restablecer sus células resulta interesante y original, pero se desvanece en un conjunto desordenado y poco afinado.
Con todo y con eso, aún siendo una obra menor de uno de los mayores realizadores de cine de terror italianos, constituye una película de cierto renombre (el título es conocidísimo sin merecerlo tanto) y debe verse desde el prisma de aquella época para disfrutarla, con trucos sanguinolentos por doquier y señuelos cinematográficos pasados de moda, porque si intentamos profundizar en ella, saldremos irónicamente desencantados.

RE-ANIMATOR (1985)

Herbert West (Jeffrey Combs) es un estudiante de medicina que se encuentra en Suiza realizando una serie de experimentos de regeneración del tejido muerto junto al respetado Dr. Gruber, sin embargo la naturaleza de dichas pruebas junto a la desgraciada y extraña muerte de Gruber, le obligan a trasladarse hasta la Universidad de Miskatonic, en Massachusetts, para seguir trabajando y desarrollando su suero de reanimación corporal. Allí desde buen inicio muestra poco tacto y nula consideración hacia el trabajo del Dr. Carl Hill (David Gale), responsable del área de cirugía cerebral y al que acusa de engañar a sus estudiantes con teorías anticuadas, generando desde entonces un continuo enfrentamiento con él (ya veréis...). Dan Cain (Bruce Abbott) es otro joven estudiante de la universidad que cuelga un anuncio ofreciendo el alquiler de una habitación en su casa, y como os podéis imaginar, es el inquietante West quien se presenta para instalarse allí, pese a las reticencias de Megan (Barbara Crampton), la novia de Cain, que percibe el lado oscuro, inquietante y perverso desde el primer momento que cruza la mirada con el nuevo inquilino (con una cara de Mad Doctor que tira para atrás).
Será en esa casa cuando West sepa captar para su causa al joven Cain, cuando es testigo de los resultados que están dando los experimentos para reanimar cuerpos muertos.
A partir de este momento es cuando se desata la locura dentro de la película con las escenas de "resurrecciones" más variadas y extravagantes que uno pueda encontrar en una obra de este calibre. El tono terrorífico y hasta gore aderezado con un humor negro acertadísimo que usa, es en gran parte su mejor baza, pues logra que a pesar de la limitación de los efectos especiales y de la factura de bajo presupuesto que luce a lo largo de todo el metraje, nos lo tomemos como un juego y disfrutemos con ella sintiéndonos cómplices de esta broma cinematográfica.
Es verdad que la premisa de crear un suero que reactive la química del cerebro y pueda devolver la vida a los muertos, da para mucho y alguno puede llegar a pensar en un principio que va a tomar unos derroteros más o menos serios (más si cae en la cuenta del posible guiño al mito de Frankenstein que se respira en la idea), pero enseguida se ve que opta por desembarazarse de cualquier tipo de desarrollo argumental para pasar a ser una travesura por parte del director Start Gordon, que con mucha imaginación y mucha mala leche logra tenernos enganchados durante los 85 minutos que dura esperando la siguiente diablura.
Con algunas escenas para el recuerdo para todos los que la vimos de pequeños, como la del gato de la novia de Cain como primer experimento en tierras americanas (pobre Rufus...), la inolvidable escena del Dr. Hill decapitado entrando en la morgue con una cabeza falsa, y alguna escena que tenía olvidada y me ha parecido brutal, como cuando la cabeza de Hill lame los pechos de la joven Megan mientras está atada a una mesa de operaciones, o ya en el tramo final, un ejemplo de desenfreno gore.
La película está basada en un relato del prolífico H.P. Lovecarft, que se tituló Hervert West: Reanimador, no conozco la historia, pero por lo que he podido leer, la película casi no conserva nada más que la idea de origen. No quiero olvidarme de destacar los créditos iniciales y la música que suena durante los mismos y en varias ocasiones a lo largo del film, buenísima.
Su éxito propició un par de secuelas dirigidas por otro equipo técnico ajeno al de esta producción, ambas totalmente olvidables y de las que mejor ni entrar a comentar en detalle. Sin embargo al año siguiente de este éxito y repitiendo en la dirección Stuart Gordon, se estrenó Re-Sonator, que fue galardonada en el Festival de Sitges de ese año con el premio a los mejores efectos especiales y mejor música, y que estoy tentado a recuperarla del baúl de los recuerdos.
Una opción más que aconsejable para revisionar un clásico de los 80 que marcó mucho entonces con su factura trangresora, y más recomendable aún verla con amigos para reírse con ella y disfrutarla en toda su esencia.


viernes, 28 de octubre de 2011

FESTIVAL DE SITGES 2011

Desde el pasado jueves día 6 de octubre hasta el domingo 16, se celebró el ya tradicional Festival de cinema Fantàstic de Sitges, en la medida que el trabajo nos lo ha permitido, hemos asistido tanto a la inaguración con el pase de la película EVA como a la clausura con la entrega de los premios y la oportunidad de ver la precuela de La Cosa de Carpenter. Han sido días de prisas, colas, dormir poco o casi nada para poder asistir a alguna de las sesiones, pero creemos que ha merecido mucho la pena y esperamos repetir el año que viene y a poder ser cubriendo más películas de la programación.
Este año os dejamos los 23 enlaces de las críticas de las películas que hemos podido ver durante su celebración y de las que nos gustaría poder conocer vuestras opiniones al respecto, y si recomendáis alguna que hayáis visto o por el contrario alguna os ha decepcionado, y todo lo referente con el festival. En general hemos quedado contentos con el nivel de las películas que hemos podido ver y tan solo alguna de ellas no nos ha acabado de convencer. Os animamos a ir en próximas ediciones a disfrutar del gran ambiente que allí se respira con su celebración.


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