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lunes, 31 de octubre de 2011

EL LADRÓN (DER RÄUBER) (2010)

Lo que más me llamó la atención de esta película es que estaba basada en una historia real, y como podréis leer unas líneas más abajo, se trata de un caso digno de estudio para intentar entender la psicología del protagonista de la misma. Nos cuenta la historia de Johannes Rettenberger (interpretado aquí bastante acertadamente por Andreas Lust), quien está acabando de cumplir 6 años de condena por un frustrado intento de atraco a una sucursal bancaria. Mientras ha estado recluido ha seguido dedicado en todo momento a su gran obsesión, que no es otra que el running, aprovechando cualquier momento para entrenar sin descanso, ya sea en el patio de paseo de la cárcel durante los descansos que tienen los reclusos, o ya en su celda donde tiene instalada una cinta de correr. Todo ha girado alrededor de un único objetivo, el prepararse para participar en una cursa tan exigente como una maratón.
A su salida de la cárcel bajo libertad condicional lo primero que hace es volver a atracar un banco, esta vez con mejores resultados, para satisfacer sus necesidades económicas más inmediatas  y poder pagarse de paso todo lo necesario para afinar su preparación física, pero de cara a todo el mundo debe escenificar su intención de reinsertarse en la sociedad, debiendo contentar al asistente social buscando un sitio para vivir, y en segundo lugar un empleo fijo para mostrar claramente su cambio de actitud. Para esto último va a la oficina de empleo para ver que opciones le ofrecen a un exconvicto como él, donde por casualidad descubre que trabaja una vieja amiga de la infancia, Erika (Franciska Weisz) que acaba por acogerle en su casa, siendo la única persona con la que empatice mínimamente y que se preocupe por él.



Johannes sorprende a todos participando como un total desconocido en la maratón de Viena y acabando con un magnífico tiempo solo superado por los atletas africanos (hecho verídico), haciendo que se empiece a hablar de él y que los servicios sociales intenten ayudarle más que nunca para que se sienta cómodo con su vida. Sin embargo él tiene claro con lo que quiere hacer con ella: correr y robar, correr y robar, correr y robar... nada más.
La película nos ofrece un planteamiento narrativo que empieza con cierta pausa pero que enseguida acelera y coge un increíble ritmo a medida que vamos acercándonos a la parte final donde la historia logra sus mejores resultados, consiguiendo de esta manera dejarme una muy buena percepción como conjunto.Si bien no es del todo redonda y en algunos momentos se echa de menos el trabajar más algunas de las premisas planteadas o tener la oportunidad de profundizar más en la mente de Johannes, tiene el suficiente interés por la extraña personalidad de este hombre, para que nunca deje de captar nuestra atención.Destaca la labor de dirección para saber transmitirnos la subida de adrenalina que el protagonista vive con cada nuevo robo o en las distintas carreras que participa, de la mano del uso de travellings para captar la velocidad de algunas de sus huidas a pie (impresionante una de ellas en las que atraviesa toda la ciudad hasta llegar al bosque empalmando toda una serie de secuencias con un ritmo de tambores de fondo para acelerarnos el pulso). Asimismo la mayoría de situaciones de acción y tensión están rodadas con mucha fuerza, siendo en algunos casos sorpresivas para el espectador (una fuga que protagoniza o el escape de ciertos robos son espectaculares por poder ver como usa su gran condición física para acabar huyendo).
La psique del personaje nos es casi inescrutable, pues la actuación de Andreas Lust es hermética, poco comunicativa y muy distante con todos los que le rodean, me imagino que intentando retratar el complicado carácter que debía tener en la vida real. Parece que por algunos momentos tenemos ante nosotros a un ser necesitado de su chute regular de adrenalina, un yonki de emociones fuertes, ya sea mediante una intensa sesión de entreno, una cursa o cometiendo un robo tras otro de las sucursales bancarias austríacas. Da que pensar que el dinero casi no le importa y en el fondo todo lo que persigue con sus reiterados delitos son esos pocos segundos de tensión en la sucursal y conseguir escapar de la policía. De esta manera, sin saber realmente sus motivaciones, nos obliga a analizarle a lo largo del film e intentar deducir sus porqués y decidir si detrás de esa actitud casi autodestructiva existe realmente una motivación razonable o planeada conscientemente. Una obra muy interesante que ya ha sido galardonada en algunos festivales como en el de Gijón o Baviera, y que a buen seguro os hará pasar un buen rato.

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