Y llegamos a la franquicia que nos interesa en esta crítica de hoy, la primera cinta de los estudios que tocó el mito egipcio de las momias es de título simple pero explícito: La Momia, una película excelente que contó con la escuálida figura Karloff que con una gélida e hipnótica expresión en su mirada logró una fantástica caracterización de una momia que volvía a la vida, de la mano de una interesante historia que ha sido copiada infinidad de veces en años posteriores. Los estudios intentaron aprovechar su tirón y el gran interés que existía en esos años por todo lo relacionado con Egipto (recordemos que hacía pocos años que se había descubierto la tumba de Tutankamon) y por ello en el año 1940 se estrenó La mano de la momia, que tuvo nada más ni nada menos que tres secuelas, siendo la que comentamos hoy la última de ellas.
Excelente decorado que nos remite a los mejores clásicos de estilo gótico |
Nos sitúa 25 años después del final de El fantasma de la momia, cerca de la misma ciudad donde ocurrieron los fatídicos hechos, se ha iniciado una operación para drenar los pantanos que rodean la población y así mejorar ostensiblemente la calidad de vida de sus habitantes. A pesar del tiempo que ha transcurrido desde entonces, pocos han olvidado lo que allí ocurrió, y no les hace ninguna gracia que se remuevan las aguas donde quedó sumergida la momia de Kharis junto a la recién encarnada Princesa Ananka, siendo esos pantanos temidos y considerados malditos desde entonces por muchos de sus habitantes.
De vuelta a la vida por enésima vez... |
El encargado del proyecto, Pat Walsh, recibe en pleno campo de operaciones la inesperada y extraña visita de los doctores James Halsey y Ilzor Zandaab, este último de ascendencia egipcia, provinientes del Museo Scripps, con la petición expresa de colaboración para intentar recuperar, una vez acabado el drenaje, los valiosos cuerpos de la momia y de su acompañante supuestamente sepultados por el lodo en el fondo de los pantanos. Sin embargo la aparición de uno de los trabajadores muertos dispara las alarmas de los que piensan que la momia ha vuelto para sembrar la muerte entre ellos. Lo que nadie sabe es que Ilzor Zandaab, es en realidad el nuevo sumo sacerdote del Templo de Arkam y tiene la firme decisión de recuperar a Kharis y a la Princesa como sea. Ayudado por Ragheb, su acólito, logran recuperar a la momia y despertarla, pero la Princesa despierta sola y desorientada en medio del pantano con lagunas en su mente debido a que su espíritu aún no ha podido apoderarse de su huésped. Pues a partir de aquí ya os podéis más o menos como va todo, siguiendo un esquema casi idéntico que su predecesora, Kharis será enviado una y otra vez para encontrarla y cargarse a todo aquel que ose interponerse en su camino. La película no es para nada original ni nos depara grandes sorpresas, incluso para llenar minutos se permiten recordarnos con bastante detalle lo ocurrido en el film anterior e incluso retroceder 3000 años en el tiempo para regalarnos unas cuantas imágenes del Antiguo Egipto, sacadas todas ellas del metraje original de De la mano de la Momia y que copiaba practicamante a su vez lo que nos mostró la original de Karloff. Pero su corta duración (60 minutos clavados), el hecho que tenga una ejecución correcta con ciertos toques de serie B, con el encanto clásico que emanan esas películas la hacen incluso apreciable y se deja ver sin dificultad.
Es más, en esta ocasión los decorados son mejores que en la anterior, siendo la imagen de un monasterio semiderruido y abandonado en lo alto de una escalinata, una recreación que nos remite a las mejores escenas de los grandes clásicos de la Universal, pero por desgracia no tiene continuidad a lo largo del metraje, quedándose como un buen detalle asilado y poco más. La falta de sorpresas en un desarrollo muy lineal y previsible es lo que juega en su contra, pues tras un buen planteamiento inicial que permitía buscar nuevas alternativas e ideas más frescas, se repiten los clichés y defectos que ya comentamos en El fantasma de la momia, haciendo que al final la película nunca acabe de dar la sensación de tener una identidad propia, limitándose a seguir por inercia el camino marcado sin desviarse ni un milímetro. Para todos los nostálgicos del cine de los años 30 y 40 es una oportunidad de recuperarla y echarle un vistazo ni que sea para pasar un rato sonriendo al pensar que hace 70 años podía llegar a asustar y ser considerada dentro del género de terror, hoy en día sería impensable y en ciertos momentos casi puede parecer cómica, como en las escenas en las que a Kharis se le escapan sus futuras víctimas en coche sin percatarse de su presencia, y quedándose él con un palmo de narices.
LA MANO DE LA MOMIA (1940)
LA TUMBA DE LA MOMIA (1942)
EL FANTASMA DE LA MOMIA (1944)
LA MALDICIÓN DE LA MOMIA (1944)
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