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miércoles, 17 de agosto de 2011

EL HABITANTE INCIERTO (2004)

Desconcertante thriller que provoca una reacción irregular en el público, ya que algunos la encuentran estimulante (mi caso) y otros la tachan de petulante y manipuladora. Una historia con planteamiento de terror que poco a poco se va dinamizando como un thriller intelectual al más puro estilo David Lynch.
Félix es un arquitecto que vive en un precioso chalet de 500 m2 donde el orden y la pulcritud son fundamentales, llegando a ser casi enfermizo.
Su relación con Vera hace un par de meses que acabó, pero ella aún conserva sus últimas cajas allí como si eso les mantuviera ligados de alguna manera especial.
Una noche llaman a la puerta principal. Es un individuo misterioso que le suplica poder realizar una llamada privada muy importante, a lo que Félix accede cordialmente. Al irse hacia la cocina un instante, se percata que ni tan siquiera le oye hablar, y al volver al comedor, ese hombre había desaparecido sin dejar rastro ni hacer ruido.
En ese instante comenzará una inquietante historia de un posible inquilino instalado en tu casa al que no consigues encontrar pero intuyes que sigue ahí, y que convierte tu día a día en una pesadilla de una incertidumbre terrorífica.
Nos meteremos en la cabeza de Félix, siguiendo su angustia y volviéndonos tan locos como él, ya que compartiremos la misma información, (no somos el espectador aventajado que solemos ser) y nos surgirán las mismas dudas, los mismos miedos y tal vez, logremos entender sus actos.
La paranoia se hace un hueco en su segunda mitad, resultando algo más tediosa pero conservando nuestra atención intacta por desvelar de una vez por todas qué ha pasado ahí.Su planteamiento comienza así a ser engañoso, algo mareante y de una demanda intelectual poco frecuente, hecho que se agradece enormemente si analizamos además que es la ópera prima del director (el catalán Guillem Morales) y que ha sido rodada aquí cerca, entre Barcelona y Esplugues. La música y su atmósfera son fabulosas, consiguiendo filmar fehacientemente el estado de ánimo de nuestro protagonista absoluto (lo tenemos en un 95% de los planos) y su perturbadora manera de actuar, en ocasiones de forma frenética y a veces tremendamente ordenada.
Es uno de esos films que cada uno entiende y le sugiere algo diferente, dato que personalmente considero un acierto al lograr despertar opiniones tan amplias y diversas. Todo está abierto y libre de interpretaciones, pero guardando un orden dentro del caos del todo respetable.
En momentos menos acertados de la cinta nos puede dar la sensación de que se alarga en exceso, o en otros que la reacción de Félix no guarda un sentido práctico de los hechos, pero tal vez es ahí donde radica el especial encanto del film y que sea la única manera de meternos en su mente, desquiciada poco a poco. Su director comenta que las casas (hay otra mansión similar) son conceptualmente el estado anímico de Félix, ya que en la primera todo está con un orden muy marcado y en cambio la confusión de la segunda mitad se ve reflejada en la siguiente mansión.
Quizás esté viendo más allá, pero lo más destacable de esta película es su inquietante y sobre todo estimulante argumento, que nos adentra en los estados de un ser humano acercándolo a su límite ético y moral.
Si dar más rodeos comentaré que la experiencia me ha gustado pero que podría entender perfectamente comentarios adversos hacía ella, dadas sus peculiaridades.
Cine extraño y atrevido, con un desarrollo arriesgado repleto de matices intelectuales. Una obra admirable en definitiva.

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