PAGES

martes, 16 de agosto de 2011

AL MORIR LA NOCHE (1945)

El Sr. Walter Graig (Marvyn Johns) es un reconocido arquitecto que es contratado por el propietario de un caserón situado a las afueras de Londres para diseñar unas reformas que necesitan para dar cabida a más invitados. Graig nada más llegar a la casa en cuestión y ser recibido por su anfitrión empieza a mostrar una actitud extraña y distante, al entrar en el salón ve que hay una serie de invitados que están pasando la tarde allí y su sorpresa no hace sino aumentar. Tras unas frías presentaciones de cada uno de ellos, el arquitecto les hará una sorprendente confesión, contándoles que todos ellos aparecen en un sueño que se le va repitiendo continuamente y del que recuerda pocos detalles. Entre los invitados intentan buscar una explicación lógica al porque Graig les pueda conocer sin haberles visto nunca, pero ninguna llega a ser lo suficientemente convincente como para tomarla por buena. De hecho, uno de los invitados, el doctor Van Straaten (Frederick Valk), psiquiatra de profesión es el más reacio a creerle e intenta convencer al resto de la imposibilidad de lo que cuenta el recién llegado.
Poco a poco todos los invitados recuerdan alguna experiencia de su vida que puede tener un punto de sobrenatural y la van contando al resto. A medida que van hablando, Graig va recordando más y más detalles del sueño que ocurre en esa misma casa, y les hace una terrible advertencia haciéndoles saber que su sueño acaba de una manera trágica con todos ellos implicados...
La película se compone básicamente por cinco historias independientes narradas por los distintos invitados de la casa, sabiendo combinar a la perfección los diálogos entre los presentes para ir enlazándolas una tras otra e ir avanzando en la trama introduciéndonos en una historia que rebosa de un gran misterio con un toque de terror. Las distintas historias bien podrían haber sido un episodio más dentro de la mítica serie clásica La dimensión desconocida (The Twilight zone), algunas de ellas rebosan humor negro (la de los dos amigos jugadores de golf), mientras otras entrarían en el terror psicológico, como la del espejo o la más lograda y redonda de todas ellas, la del ventrílocuo (fantástica, de verdad que es de lo mejor que he visto en mucho tiempo y la actuación del ventrílocuo es para enmarcar).
Desde el primer minuto logran lo que deseamos, que nos capturen en una sugerente historia con toques sobrenaturales que nos obliga a estrujarnos el cerebro intentando avanzarnos a lo que va a pasar y a adivinar el meollo de todo. Con una ambientación lograda y un desarrollo dinámico, se nos pasa volando y al llegar a su último tercio, donde nos sorprenderá mucho más de lo esperado, solo nos queda que aplaudir la audacia de esta propuesta tan inteligente y bien orquestrada.
Participaron cuatro directores en su rodaje (por las distintas historias que la componen), y el guión es una adaptación libre de cinco relatos escritos por diferentes autores entre 1902 y 1939, el resultado del trabajo del guionista y de dirección es del todo encomiable, pues viendo el final uno se queda alucinado por la frescura y saber hacer de una obra rodada hacer más de 65 años, y que ha sido imitada y usada como referencia en multitud de ocasiones. Es de esas cintas que a uno se le quedan grabadas y que merece la pena revisar al cabo de un tiempo.
Una película que debería estar entre la dvdteca de todo cinéfilo que se precie y merecería mucho más reconocimiento a la hora de confeccionar las típicas listas de grandes obras del séptimo arte, altamente recomendada para descubrir una joya, no la dejéis escapar.



2 comentarios:

  1. Esta no se me escapa, me ha despertado mucho interés...ya te contaré

    ResponderEliminar
  2. También la he puntuado teniendo en cuenta su época de rodaje y el ser pionera en la concepción de un film conformado por capítulos, cosa que se ha copiado hasta la saciedad hoy en día. Una de esas que podrías volver a ver sin ningún problema y la disfrutarías igualmente.

    ResponderEliminar