Al joven neoyorquino Nicolas Pesce (con tan sólo 25 años) le debemos la sesión más inquietante del festival 2016 gracias a su inolvidable ópera prima "The eyes of my mother". Un sorpresón que anunció, sino confirmó, un nuevo talento emergente para nuestro deleite en las siguientes décadas, pues es un excelente ejemplo de alumno aventajado (en la opinión del que aquí, humildemente, aporrea el teclado), y que en él recae en este cercano 2019 el remake de "La maldición", la ya clásica cinta de horror nipón de Takashi Shimizu.
Pesce nos obsequió con una trágica y tremebunda historia de una familia de campo americana, y nos permite fisgonear en la vida de una mujer imposible de olvidar, de nombre Francesca.
De niña, Francesca, estaba muy unida a sus padres y en especial a su madre, que además hacía las veces de profesora. Una tranquila tarde como otra cualquiera, un extraño se acerca "amablemente" a su casa y pide ir al baño. Nadie esperaba que poco después, la pobre niña sería testigo de brutales asesinatos, torturas y carnicerías extremas en absoluta conmoción; lo que le llevará, ya en su edad adulta (interpretada por la muy inquietante Kika Magalhaes), a ser una mujer peligrosamente inestable, altamente perturbada, solitaria y dueña de uno de los comportamientos más desquiciados que el cine recuerde.
Si a esta durísima historia de psicologías anómalas, le sumamos además una puesta en escena compuesta por un inesperado (pero genial) tratamiento del blanco y negro, con movimientos de cámara suaves, casi quirúrgicos, y una ambientación sonora tremendamente acertada, tenemos el shock asegurado.
Nicolas Pesce mueve su cámara hacia una vida tan fuertemente golpeada, y afectada desde tan tierna edad, que se comprende sin mucho esfuerzo los consiguientes transformaciones radicales y descontroladas en el carácter de la protagonista, donde su mundo nada tiene ya que ver con el real y buscará, de la forma que sea (la parte más interesante, sin duda, del film) compañía, de cualquier tipo y al precio que sea.
Sin nada que envidiar, en lo que a salvajadas se refiere, a brutales clásicos como "La Matanza de Texas", "Las colinas tienen ojos" o incluso "Martyrs", aunque construida sobre unos pilares más estables y con un gusto cinéfilo mucho más atinado, sin caer en lo absurdamente grotesco ni gratuidades de guión.
Una pequeña obra maestra que emerge con fuerza dentro de un género tan apabullado de ofertas y relamido hasta el infinito, que merece una mención especial por desmarcarse y ser, a su modo, casi única. Habrá que seguir con especial atención a este nuevo cineasta, pues podemos estar ante un nuevo maestro del terror (si no se deja absorber por una industria que a todos engulle). Crucemos los dedos...aún queda talento en este mundo.
Muy buena publicación, excelente película de los mejor que vi ese año.
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