El equipo de Sospechosos cinefagos se ha personado en la Fàbrica de Moritz en Barcelona para asistir a una nueva rueda de prensa sobre el Festival de Sitges. Rueda de prensa conducida por un Angel Sala con jet lag tras un viaje a Japón pero igualmente preciso y donde hubo un avance de programación importante y bien jugoso con hasta 50 títulos ya confirmados y otros muchos más que actualmente se encuentran en negociación y aún no pueden ser adelantados.
El Festival, este 2017 celebrará su 50 aniversario y parece que tirarán la casa por la ventana.
Se ha confirmado la presencia de Susan Sarandon quien recibirá el Premi honorífic. Perfecto para acompañar un visionado de la celebérrima The rocky horror picture show y que contará con la presencia de la actriz. Santiago Segura recibirá el premio Màquina del temps.
Dentro de los primeros avances de la programación destacaremos algunos títulos bien interesantes y que ya os podéis apuntar. En la Secció Oficial destacamos The Killing of a Sacred Deer que lo ha petado en Cannes y que cuenta con la presencia de Nicole Kidman y Colin Farrell. The Bad Batch, premio del jurado en Venecia 2016, y que promete una muy inquietante historia de amor con el canibalismo como telón de fondo. Terminator 2: el juicio final (1991) se proyectará en el Festival, con la nueva y espectacular versión 3D realizado por su 25 aniversario. Dentro de la sección Noves visions podemos destacar la presencia de Kuso, calificada en Sundance como "la película más asquerosa del mundo". La presencia nacional tendrá, con el regreso de Jaume Balagueró a la dirección, uno de sus puntos de atención, con el pase de Musa.
Se realizará un acto especial con Netflix con un adelanto de la segunda temporada de Stranger Things y la notable y especial Okja tendrá su obligada proyección en el Auditori Melià.
Como fanáticos del cine asiático no podíamos dejar pasar los primeros títulos confirmados.
Las coreanas A Day y The villainess tendrán presencia en la Secció Oficial. La primera, una especie de Atrapado en el tiempo a la coreana y la segunda un film de acción espectacular y frenético por el que hay altísimas expectativas y que ya triunfó en el pasado festival de Cannes. Por supuesto, Takashi Miike volverá a pasar por Sitges presentando su último film, La espada del inmortal.
Este año además se pretende que la sección Anima't llegue a un nivel espectacular con los mejores films anime del año. Y en la Midnight X-Treme tendremos a viejos (y amados) conocidos. La loca serie de televisón de Sion Sono, Tokyo Vampire Hotel y el nuevo Meatball Machine Kodoku del salvaje Yoshihiru Nishimura. También confirmada la presencia de Mon Mon Mon Monsters, film taiwanés de zombies y que está obteniendo un fuerte éxito en Asia.
Un primer avance de programación verdaderamente jugoso y en el que se sumarán homenajes a George A. Romero, una retrospectiva de 10 films de Dracula así como un libro sobre la figura del vampiro legendario.
¿Y la película inaugural? El film en cuestión ya está cerrado pero aun sin poder adelantar su título. Aunque el comentario de Angel Sala: "se trata de uno de los mayores acontecimientos del cine fantástico de este año". Nos haga pensar en Blade Runner 2049... En unas semanas muchas más novedades.
PAGES
▼
jueves, 27 de julio de 2017
miércoles, 26 de julio de 2017
THE HUMAN VAPOR (1960)
Como comentamos en la crítica dedicada a la especial e interesante The H-Man (1958), Ishiro Honda realizó una trilogía de films en donde se alejaba de los clásicos films de monstruos gigantes japoneses que ocuparon la mayoría de su filmografía para realizar una serie de proyectos en donde entraba en terrenos más cercanos al cine de terror con un tono adulto. Si The H-Man (1958) resultó un muy competente entretenimiento y la futura Matango (1963) una pequeña joya del horror psicológico… The Human Vapor (1960) sale perdiendo desgraciadamente. No fue el mejor día de Ishiro Honda.
En el film, un bibliotecario de vida tranquila es sometido a un experimento científico pero éste sale mal, transformándolo en 'el vapor humano'. El hombre usará sus nuevos poderes para atracar bancos y financiar la carrera artística de su novia, una bella bailarina. Pronto "el vapor humano" se convierte en el criminal más buscado de Tokyo, y la policía intentará darle caza por todos los medios.
El problema con The Human Vapor, es que está realizada a desgana y con una dirección plana y aburrida. El guión del habitual Takeshi Kimura (Godzilla contra los monstruos, Los hijos del volcán…) hace aguas por todos lados con una historia excesivamente estirada y llena de pequeñas subtramas con nulo interés: unos larguísimos minutos en donde seguimos la investigación policial hacia una bailarina de teatro tradicional japonés o los pesados coqueteos entre el detective protagonista y la periodista de turno. Para colmo, el simpático “vapor humano” no aparece demasiado en pantalla y cuando por fin aparece, sus entradas a escena no son demasiado excitantes con unos efectos especiales algo decepcionantes. Honda sigue mezclando la ciencia ficción con sus géneros predilectos como el cine policiaco y en algunos momentos la screwball comedy (con los, por momentos, chispeantes diálogos entre el detective y la periodista). El “vapor humano” está interpretado entrañablemente por otro habitual de Honda, Yoshio Tsuchiya quien aparece en episodios del primer Ultraman (1966), Los monstruos invaden la Tierra (1965) o Frankenstein conquers the world (1965). Por suerte el film concluye con un clímax final muy acertado y visual pero el precio a pagar por aguantar el metraje hasta el final es demasiado alto.
The Human Vapor (1960) es un film con una falta de energía alarmante, innecesariamente estirado y aburrido. La trama hubiera venido perfecta para un episodio (o cortometraje) de 20 o 30 minutos pero en formato largo no funciona. Pese a todo, contiene esa inocencia encantadora que imprimen los japoneses a sus films, un clímax final muy acertado y alguna que otra aparición remarcable del “vapor humano”. Curiosidad para completistas.
En el film, un bibliotecario de vida tranquila es sometido a un experimento científico pero éste sale mal, transformándolo en 'el vapor humano'. El hombre usará sus nuevos poderes para atracar bancos y financiar la carrera artística de su novia, una bella bailarina. Pronto "el vapor humano" se convierte en el criminal más buscado de Tokyo, y la policía intentará darle caza por todos los medios.
El problema con The Human Vapor, es que está realizada a desgana y con una dirección plana y aburrida. El guión del habitual Takeshi Kimura (Godzilla contra los monstruos, Los hijos del volcán…) hace aguas por todos lados con una historia excesivamente estirada y llena de pequeñas subtramas con nulo interés: unos larguísimos minutos en donde seguimos la investigación policial hacia una bailarina de teatro tradicional japonés o los pesados coqueteos entre el detective protagonista y la periodista de turno. Para colmo, el simpático “vapor humano” no aparece demasiado en pantalla y cuando por fin aparece, sus entradas a escena no son demasiado excitantes con unos efectos especiales algo decepcionantes. Honda sigue mezclando la ciencia ficción con sus géneros predilectos como el cine policiaco y en algunos momentos la screwball comedy (con los, por momentos, chispeantes diálogos entre el detective y la periodista). El “vapor humano” está interpretado entrañablemente por otro habitual de Honda, Yoshio Tsuchiya quien aparece en episodios del primer Ultraman (1966), Los monstruos invaden la Tierra (1965) o Frankenstein conquers the world (1965). Por suerte el film concluye con un clímax final muy acertado y visual pero el precio a pagar por aguantar el metraje hasta el final es demasiado alto.
Atracos a bancos asolan Tokyo. El causante es ¡¡¡el vapor humano!!! |
La policia japonesa no tiene nada que hacer contra él |
Un detective y una pizpireta periodista intentarán solucionar el entuerto |
El origen del vapor humano está en unos experimentos para curar enfermedades terminales |
¿Podrá ser detenido? |
Muy curiosa foto de rodaje |
jueves, 13 de julio de 2017
THE H-MAN (1958)
Ishiro Honda es bien conocido (y nunca lo suficientemente valorado) por ser uno de los reyes de la ciencia ficción japonesa de los 50 y 60, años en los que aportó numerosos films Kaiju Eiga, tras su exitazo con la inmortal Japón bajo el terror del monstruo (1954). Los hijos del volcán (1956), Mothra (1961) o La batalla de los simios gigantes (1966) son ejemplos de un director quizás encasillado en el género de monstruos gigantes, pero que en todos sus trabajos aportó estilo, grandes dosis de entretenimiento y calidad.
Apartándonos del Kaiju Eiga, Ishiro Honda realizó una trilogía de films en los que abordó la ciencia ficción de una manera adulta y cercana al terror. Unos trabajos curiosos por alejarse de los monstruos gigantes que tanto éxito le proporcionaron. En el blog analizaremos, a su debido tiempo, la discreta The Human Vapor (1960) y la excelente Matango (1963). Ahora nos detendremos en la entrega inicial de esta particular trilogía (sin nada que ver entre ellas), la curiosa The H-Man.
La policía de Tokio persigue a un narcotraficante que ha desaparecido dejando abandonada su ropa. Un joven científico asegura que hay unas criaturas, producto de la radiación, relacionadas con el caso.
The H-Man es una propuesta sorprendente, adulta y bien cercana al género de terror. Ya de entrada, la ambientación elegida para la historia es bien atrayente, donde Honda nos introduce en los bajos fondos de Tokyo con matones, narcotraficantes y bailarinas de cabaret ligeritas de ropa.
Una temática que resulta muy acertada. Se mezcla la típica historia sci-fi con el cine policial negro (por el que Honda sentía predilección). Una mezcla que se explota en la primera mitad del film, donde se sigue una investigación policial en unos minutos de metraje que se hacen algo largos y lentos, para explotar en su segunda mitad en los típicos y necesarios ambientes monstruosos.
Es de destacar el clímax final, con una masacre en plena sala de baile y con el ejército japonés acorralando a la criatura viscosa en las alcantarillas.
La criatura protagonista podría ser una versión oscura de la masa de The Blob (1958), estrenada el mismo año, pero aportándole el toque Honda tan particular, y eso quiere decir: la influencia del trauma atómico.
El origen de la criatura parece influenciado por el incidente real del Dragón Afortunado nº 5 (donde unos pescadores fueron contaminados por el polvo radiactivo fruto de una Bomba H). En este caso, son las cenizas producto de las pruebas atómicas en el Pacífico las que han terminado por contaminar a la tripulación de un barco y han mutado en una criatura líquida que absorbe a la gente. Resulta bien curioso y terrorífico que los estragos que causa la masa en los cuerpos humanos, así como las marcas que deja en la piel, se refieren explícitamente a las marcas dejadas por la bomba atómica en los supervivientes y víctimas de Hiroshima y Nagasaki. Como siempre pasa en estos films japoneses, las referencias al trauma atómico del pueblo japonés resultan estimulantes.
A nivel técnico el film funciona estupendamente, a pesar del año de realización, con una masa devoradora que pese a no aparecer excesivo tiempo en pantalla, provoca inquietud, misterio y sus apariciones son muy destacables, especialmente cuando los cuerpos humanos se funden literalmente bajo su ataque.
Tenemos actores habituales tanto de la saga Godzilla como del resto de la filmografía de Honda como Kenji Sahara (Los hijos del volcán, King Kong contra Godzilla o Godzilla contra los monstruos) o Akihiko Hirata (el Dr. Serizawa en el primer Godzilla). Presencias que para el fan resultan muy simpáticas y agradecidas. Haruo Nakajima, el hombre bajo el disfraz de Godzilla y de otras criaturas, también participa, interpretando a dos víctimas humanas de la masa negra.
Por supuesto, en el equipo de la película están incluidos los all stars de la época: Tomoyuki Tanaka en producción y Eiji Tsuburaya como director de efectos especiales. En sustitución de Akira Ifukube, Masaru Sato se encarga de la banda sonora (también se encargará de la música de Los monstruos del mar o El hijo de Godzilla).
Como curiosidad: el efecto creado para que se disolvieran los cuerpos humanos lo crearon con muñecos hinchables de tamaño real y grabando a cámara rápida el proceso de destrucción del cuerpo para luego pasarlo a velocidad normal en el montaje creando así el efecto tan curioso que vemos en pantalla.
Apartándonos del Kaiju Eiga, Ishiro Honda realizó una trilogía de films en los que abordó la ciencia ficción de una manera adulta y cercana al terror. Unos trabajos curiosos por alejarse de los monstruos gigantes que tanto éxito le proporcionaron. En el blog analizaremos, a su debido tiempo, la discreta The Human Vapor (1960) y la excelente Matango (1963). Ahora nos detendremos en la entrega inicial de esta particular trilogía (sin nada que ver entre ellas), la curiosa The H-Man.
La policía de Tokio persigue a un narcotraficante que ha desaparecido dejando abandonada su ropa. Un joven científico asegura que hay unas criaturas, producto de la radiación, relacionadas con el caso.
The H-Man es una propuesta sorprendente, adulta y bien cercana al género de terror. Ya de entrada, la ambientación elegida para la historia es bien atrayente, donde Honda nos introduce en los bajos fondos de Tokyo con matones, narcotraficantes y bailarinas de cabaret ligeritas de ropa.
Una temática que resulta muy acertada. Se mezcla la típica historia sci-fi con el cine policial negro (por el que Honda sentía predilección). Una mezcla que se explota en la primera mitad del film, donde se sigue una investigación policial en unos minutos de metraje que se hacen algo largos y lentos, para explotar en su segunda mitad en los típicos y necesarios ambientes monstruosos.
Es de destacar el clímax final, con una masacre en plena sala de baile y con el ejército japonés acorralando a la criatura viscosa en las alcantarillas.
La criatura protagonista podría ser una versión oscura de la masa de The Blob (1958), estrenada el mismo año, pero aportándole el toque Honda tan particular, y eso quiere decir: la influencia del trauma atómico.
El origen de la criatura parece influenciado por el incidente real del Dragón Afortunado nº 5 (donde unos pescadores fueron contaminados por el polvo radiactivo fruto de una Bomba H). En este caso, son las cenizas producto de las pruebas atómicas en el Pacífico las que han terminado por contaminar a la tripulación de un barco y han mutado en una criatura líquida que absorbe a la gente. Resulta bien curioso y terrorífico que los estragos que causa la masa en los cuerpos humanos, así como las marcas que deja en la piel, se refieren explícitamente a las marcas dejadas por la bomba atómica en los supervivientes y víctimas de Hiroshima y Nagasaki. Como siempre pasa en estos films japoneses, las referencias al trauma atómico del pueblo japonés resultan estimulantes.
La desaparición misteriosa de un narcotraficante... |
La investigación nos lleva a agradecidos ambientes de cabaret |
Detrás de todo está una mortífera masa radiactiva |
¿Cómo se podrá detener a H-Man? |
Mala pinta tiene la cosa |
Tenemos actores habituales tanto de la saga Godzilla como del resto de la filmografía de Honda como Kenji Sahara (Los hijos del volcán, King Kong contra Godzilla o Godzilla contra los monstruos) o Akihiko Hirata (el Dr. Serizawa en el primer Godzilla). Presencias que para el fan resultan muy simpáticas y agradecidas. Haruo Nakajima, el hombre bajo el disfraz de Godzilla y de otras criaturas, también participa, interpretando a dos víctimas humanas de la masa negra.
Cartel americano del film |
Como curiosidad: el efecto creado para que se disolvieran los cuerpos humanos lo crearon con muñecos hinchables de tamaño real y grabando a cámara rápida el proceso de destrucción del cuerpo para luego pasarlo a velocidad normal en el montaje creando así el efecto tan curioso que vemos en pantalla.
The H-Man (1958) es un film destacable y bien curioso. Parece que cuando Ishiro Honda se aparta del género Kaiju demuestra en otros campos sus quilates como director, sin duda y en este caso acierta con una propuesta adulta y cercana al terror y con un uso excelente del color.
Algo lenta en su primera mitad pero estimulante en general con una simpática criatura viscosa y radiactiva, investigación policial y ambientes de cabaret. Toda una curiosidad.
Algo lenta en su primera mitad pero estimulante en general con una simpática criatura viscosa y radiactiva, investigación policial y ambientes de cabaret. Toda una curiosidad.
martes, 11 de julio de 2017
GAMERA: THE BRAVE (2006)
Tras el tremendo éxito de la trilogía noventera de Gamera realizada por Shusuke Kaneko y que supuso la cima del Kaiju Eiga, la tortuga agigantada tardó algunos años en volver a aparecer por las pantallas japonesas, quizás temerosos de realizar una entrega que tuviera que estar a la altura de la trilogía de Kaneko.
Para 2006, Godzilla había finiquitado su saga tras el desplome taquillero de Godzilla: Final Wars (2004). La Daiei decidió hacer regresar a Gamera con una entrega que se dirigiera hacia otros terrenos para así crear distancia con las entregas de Kaneko. Para desgracia de los fans, el camino a seguir sería volver a los terrenos infantiles que arruinaron la saga de la tortuga allá por los años 60. Una noticia algo decepcionante para el apasionado de los terrenos tan serios, dramáticos y espectaculares de las entregas de los 90, quizás esperanzados aún con la aparición de un Gamera 4. El encargado de dirigir este nuevo proyecto sería Ryuta Tazaki, un director que ya tenía experiencia en el género con la realización de diversos episodios de los Power Rangers y Kamen Rider. Una elección para un proyecto que provocó aun más resquemor al filtrarse las primeras imágenes del diseño de este nuevo Gamera, totalmente en línea con el tono infantil de los inicios clásicos de la saga.
En el film: en 1973, el legendario Gamera, murió tras destruir a los Gyaos que estaban atacando un pueblo. Uno de los sobrevivientes era un niño, que hoy ya creció y es propietario de un restaurante en Iseshima y tiene un hijo llamado Toru. Toru encuentra una tortuga aparentemente inofensiva, pero que resulta ser un descendiente de Gamera e irá creciendo de tamaño hasta alcanzar casi 60 metros de altura...
Para sorpresa de un servidor, Gamera: the brave, no resulta tan mala como cabía esperarse. Para empezar, se plantea como un reboot de la saga y del personaje omitiendo a las entregas de los 90 y entroncando sutilmente con la saga clásica de los 60. Se nos presenta un mundo en paz y libre de monstruos gigantes tras el sacrificio de Gamera en 1973. El film se inicia espectacularmente con un guiño a la trilogía de Kaneko con un Gamera autodestruyéndose en su batalla con los Gyaos.
El infantilismo del film no resulta tan estomagante como podría haber sido y gracias al ligero tono del metraje el film pasa con agrado y de forma entretenida. El apartado técnico es muy notable con unas maquetas espectaculares y un enemigo formidable similar en su diseño a un Godzilla con rastas. Algo que puede servir de consuelo al deseadísimo, por los fans, Godzilla vs Gamera. El problema pasa por el risible diseño de Gamera, con una cara de atontado y de teleñeco y que rechina en muchos momentos.
Para 2006, Godzilla había finiquitado su saga tras el desplome taquillero de Godzilla: Final Wars (2004). La Daiei decidió hacer regresar a Gamera con una entrega que se dirigiera hacia otros terrenos para así crear distancia con las entregas de Kaneko. Para desgracia de los fans, el camino a seguir sería volver a los terrenos infantiles que arruinaron la saga de la tortuga allá por los años 60. Una noticia algo decepcionante para el apasionado de los terrenos tan serios, dramáticos y espectaculares de las entregas de los 90, quizás esperanzados aún con la aparición de un Gamera 4. El encargado de dirigir este nuevo proyecto sería Ryuta Tazaki, un director que ya tenía experiencia en el género con la realización de diversos episodios de los Power Rangers y Kamen Rider. Una elección para un proyecto que provocó aun más resquemor al filtrarse las primeras imágenes del diseño de este nuevo Gamera, totalmente en línea con el tono infantil de los inicios clásicos de la saga.
En el film: en 1973, el legendario Gamera, murió tras destruir a los Gyaos que estaban atacando un pueblo. Uno de los sobrevivientes era un niño, que hoy ya creció y es propietario de un restaurante en Iseshima y tiene un hijo llamado Toru. Toru encuentra una tortuga aparentemente inofensiva, pero que resulta ser un descendiente de Gamera e irá creciendo de tamaño hasta alcanzar casi 60 metros de altura...
Para sorpresa de un servidor, Gamera: the brave, no resulta tan mala como cabía esperarse. Para empezar, se plantea como un reboot de la saga y del personaje omitiendo a las entregas de los 90 y entroncando sutilmente con la saga clásica de los 60. Se nos presenta un mundo en paz y libre de monstruos gigantes tras el sacrificio de Gamera en 1973. El film se inicia espectacularmente con un guiño a la trilogía de Kaneko con un Gamera autodestruyéndose en su batalla con los Gyaos.
Después nos adentramos en terrenos del puro telefilm con las solitarias vivencias del niño de turno traumatizado por la reciente muerte de su madre. Al poco se encontrará con una pequeña tortuga y entablará amistad con ella. Todo este primer tercio bebe directamente del E.T. de Spielberg con la tortuguita de marras demostrando curiosas habilidades voladoras y que harán las delicias del niño protagonista y su grupo de amigos. El problema pasa con que la tortuga comienza a crecer de forma desmesurada por lo que al niño le resultará imposible mantenerla en su habitación por más tiempo. Para rematar la faena, aparece de improviso otro Kaiju descomunal y maligno denominado Zedus y que pondrá en jaque al ejército japonés.
Toru, el niño de turno, se encuentra con una tortuga muy especial |
Rápidamente entablará amistad con ella |
El malvado Zedus aparece de improviso y aterroriza Japón |
La tortuga, ya agigantada, entablará una titánica batalla con el monstruo para defender la Tierra |
¿Sobrevivirá Gamera a la batalla? |
En la segunda mitad del film se entra en los terrenos más puramente Kaiju (destrucción y batallas) y donde se logran conseguir momentos muy destacables y emocionantes. Es en este tramo final donde algunos momentos dramáticos están fuera de lugar y no dejamos de echarnos las manos a la cabeza viendo al grupo de niños de rigor aventurándose en lugares que un padre ni en un millón de años permitiría hacer (a ver, ¿el niño insiste en entrar en un edificio en ruinas con Gamera dentro y el padre ayuda a su propio hijo a meterse dentro?). Patrones del género y que el fan acostumbrado aceptará sin problemas y se reirá con ello. Pese a todo, la escena en la que el grupo de niños se van pasando la piedra mágica que revivirá a Gamera resulta conmovedora y de gran fuerza.
Gamera: the brave (2006) es un entretenido reboot para la tortuga. Entendiendo que era imposible superar a la trilogía de los 90, la saga regresa a la vertiente infantil de las entregas de los 60, aproximación a priori interesante pero que peca de los mismos fallos de aquellas con un guion haciendo aguas, unos niños insoportables (a ratos), unas situaciones imposibles y un Gamera recién salido de Barrio Sésamo. Pese a todo, el conjunto no es tan malo como pueda parecer, goza de unos muy notables efectos especiales y excelentes momentos de destrucción y batallas además de algún que otro momento dramático destacable. Además le rodea un aura muy entrañable y sirve como un cariñoso homenaje a ese cine de evasión infantil con monstruos imposibles y que invadieron los cines japoneses en los años 60. Este reboot no destacó precisamente en la taquilla japonesa por lo que las intenciones de continuar con nuevas entregas de esta renacida y “valiente” Gamera se cancelaron, desgraciadamente. Por el momento, es la última entrega de la saga de la tortuga, aunque tras el empujón y revitalización del género que ha supuesto Shin Godzilla (2016) se planea relanzar a la tortuga gigante con Katsuhito Ishii (El sabor del té) encargándose de la dirección de este enésimo reinicio. Por el momento, el fan puede conformarse visionando un teaser lanzado hace unos meses y que sirve de presentación de dicho proyecto, aunque su aire de puro videojuego me eche bastante para atrás.
Foto de rodaje |
lunes, 10 de julio de 2017
FAR AWAY, SO CLOSE (2013)
Far away, so close (2013) recoge algunas de las marcas de estilo de Shunji Iwai y que pueden atraer al fan del director japonés. Ya de entrada su cartel publicitario con una fémina en medio de un campo verde remite totalmente a Todo sobre Lily (2001). Masahiko Nagasawa dirige este drama japonés y que contó con el apoyo de Iwai, quien se encargó de la banda sonora del film.
La película parte de una premisa curiosa. Sakumi Shimura, de 27 años, ha perdido los últimos 10 años de su memoria tras un accidente de tráfico. Sakumi sólo recuerda lo que le pasó hasta que tenía 17 años, pero acepta su destino y trata de ser positiva. No obstante, a Sakumi le preocupa la pérdida de memoria. Trata de recordar con ayuda de Yoshihiko, que se considera su novio y amigo desde sus días de secundaria.
Far away, so close (2013) es un film que no pasa de la curiosidad para completistas. La historia está basada en la novela de Kyoko Inukai y que también se encarga de adaptar el guion. Su interesante premisa, aunque pueda parecer que se convertirá en la tonta comedia adolescente, deriva hacia un tono melancólico y dramático centrándose en cómo su personaje principal femenino le va aumentando más y más su desesperación frente a no poder recordar con exactitud hechos del pasado o el porqué sus amigos la miran con desaprobación, enfado o misterio.
Kana Kurashina carga sobre sus hombros el peso del film con una interpretación correcta sin más y a veces algo irritante por su pasividad. Pese al misterio planteado por el film (¿cuales son los motivos tras el accidente de Sakumi? ¿Porqué su mente ha regresado precisamente a los 17 años?) el desarrollo del film se va haciendo soso y plano sin demasiado que destacar a medida que nuestro interés por la resolución del misterio va menguando. Un punto a su favor es que su duración no se torna excesiva y que gracias a su destacable y entrañable final las sensaciones en torno al film mejoran considerablemente con una resolución melancólica y poética y una Sakumi reconciliada con su pasado y con ella misma la cual se entrega con libertad de nuevo a su mayor pasión (y de su amante fallecido); la pintura, con una escena en medio de un campo abierto visualmente bella.
Far away, so close (2013) es una curiosidad para completistas. Un film amable que contiene un punto de partida atrayente y un misterio a priori interesante pero que éste va diluyéndose a medida que transcurre el metraje. Pese a sus intenciones y cierta influencia por el cine de Iwai (la música compuesta por el director nos retrotrae a sus anteriores trabajos), la dirección y el desarrollo de la misma acaba por ser plana. Pese a todo, no acaba por sentirse una pérdida de tiempo, contiene momentos de clara belleza y poesía y un final destacable que hace que suba enteros.
La película parte de una premisa curiosa. Sakumi Shimura, de 27 años, ha perdido los últimos 10 años de su memoria tras un accidente de tráfico. Sakumi sólo recuerda lo que le pasó hasta que tenía 17 años, pero acepta su destino y trata de ser positiva. No obstante, a Sakumi le preocupa la pérdida de memoria. Trata de recordar con ayuda de Yoshihiko, que se considera su novio y amigo desde sus días de secundaria.
Far away, so close (2013) es un film que no pasa de la curiosidad para completistas. La historia está basada en la novela de Kyoko Inukai y que también se encarga de adaptar el guion. Su interesante premisa, aunque pueda parecer que se convertirá en la tonta comedia adolescente, deriva hacia un tono melancólico y dramático centrándose en cómo su personaje principal femenino le va aumentando más y más su desesperación frente a no poder recordar con exactitud hechos del pasado o el porqué sus amigos la miran con desaprobación, enfado o misterio.
Kana Kurashina carga sobre sus hombros el peso del film con una interpretación correcta sin más y a veces algo irritante por su pasividad. Pese al misterio planteado por el film (¿cuales son los motivos tras el accidente de Sakumi? ¿Porqué su mente ha regresado precisamente a los 17 años?) el desarrollo del film se va haciendo soso y plano sin demasiado que destacar a medida que nuestro interés por la resolución del misterio va menguando. Un punto a su favor es que su duración no se torna excesiva y que gracias a su destacable y entrañable final las sensaciones en torno al film mejoran considerablemente con una resolución melancólica y poética y una Sakumi reconciliada con su pasado y con ella misma la cual se entrega con libertad de nuevo a su mayor pasión (y de su amante fallecido); la pintura, con una escena en medio de un campo abierto visualmente bella.
Sakumi tras un accidente de coche vuelve a sus 17 años (mentalmente) |
Intenta recuperar la memoria pero sus amigos no parecen muy receptivos hacia ella |
Iniciará un viaje hacia el mundo de sus recuerdos |
¿Que misterio se esconde tras su accidente? |
lunes, 3 de julio de 2017
HALFWAY (2009)
En la misma línea de Rainbow Song (2006), Halfway (2009) supone un proyecto de Iwai para Eriko Kitagawa, reputada guionista de series de televisión japonesas (por los que ganó algunos premios) y que supone su salto a la gran pantalla en calidad de directora, con un Shunji Iwai encargándose del guión y la producción.
En el film, una pareja de jóvenes empieza a salir, pero sus días felices son interrumpidos por un sólo hecho: ella tiene la intención de entrar en una universidad local, y él no. La chica le implora a su novio que no se vaya y así él comienza a pensar sobre las prioridades en su vida.
Halfway (2009) es una obra sencilla y amable en sintonía con la simpleza narrativa de films como Historia de Abril (1998). En este caso, el eje por el que circula todo el film se basa en el conflicto que sufre una pareja adolescente sobre si Shu (el chico) debe irse a una universidad lejana en busca de sus sueños pero dejando a su pareja en el pueblo natal. Un conflicto que gira y se rebate durante sus 85 minutos. Una simpleza narrativa buscada y que dio excelentes resultados en films como Historia de Abril pero que aquí no acaba de cuajar del todo pese a los aciertos que podemos vislumbrar.
La pareja de adolescentes está bien interpretada por Kii Kitano y Masaki Okada. A Kitano la vimos protagonizando Yubisaki (2006) de Isao Yukisada o Bandage (2010) (con también guión y producción de Shunji Iwai), aunque se ha prodigado mucho más en series de televisión como Life (2007), donde se abordaba el tema del bullying.
Masaki Okada ha aparecido en numerosos films, desde la agradable A gentle breeze in the village (2007), a profesor ingenuo en Confessions (2010). Este año lo veremos en el esperado live-action de Jo Jo’s bizarre adventure: diamond is unbreakable (2017) de Takashi Miike.
Volviendo a Halfway, la ambientación de otoño en un pueblecito de Hokkaido es impecable. Dichas localizaciones van como anillo al dedo al tono del film: pausado, contemplativo, dialogado y muy pacífico. Además logra introducirte totalmente en un instituto japonés de las afueras y en las vivencias de los personajes de una forma natural (el sello Iwai se vislumbra por todo el metraje).
Las interpretaciones de la pareja de jóvenes son muy acertadas y muestran una gran química. El estilo visual tiene mucha influencia del cine de Shunji Iwai, por supuesto, pero Kitagawa destaca por aportar largos planos de cámara en mano siguiendo a los personajes y sus conversaciones, logrando un efecto muy cercano a ellos y de gran calidad visual. Además, tras las imágenes subyace una bonita reflexión sobre la adolescencia, las perspectivas de futuro, las prioridades y las expectativas que uno espera de la vida.
Pese a sus aciertos, Halfway se queda en una mera curiosidad. Un film agradable pero no memorable, y cuya extremada simpleza argumental le juega en contra en algunos pasajes del metraje. Aunque al acabarla consiga dejarte un buen sabor de boca y una sonrisa tonta de satisfacción en la cara. No es una gran película pero tampoco es ése su propósito, suponiendo un ejemplo agradable de cine independiente japonés.
El film cumple con su objetivo de introducirte en un mundo que nos es ajeno: un pueblecito del norte de Japón. La pareja de adolescentes realiza un muy buen trabajo a nivel interpretativo y contiene varias secuencias de una calidad visual muy notable. El visionado de Halfway supone dosis de paz, tranquilidad y ensoñación, y eso ya es mucho. Además, en poco más de 85 minutos.
Eriko Kitagawa aún tuvo tiempo de dirigir otro film, la discreta I have to buy new shoes (2012).
En el film, una pareja de jóvenes empieza a salir, pero sus días felices son interrumpidos por un sólo hecho: ella tiene la intención de entrar en una universidad local, y él no. La chica le implora a su novio que no se vaya y así él comienza a pensar sobre las prioridades en su vida.
Halfway (2009) es una obra sencilla y amable en sintonía con la simpleza narrativa de films como Historia de Abril (1998). En este caso, el eje por el que circula todo el film se basa en el conflicto que sufre una pareja adolescente sobre si Shu (el chico) debe irse a una universidad lejana en busca de sus sueños pero dejando a su pareja en el pueblo natal. Un conflicto que gira y se rebate durante sus 85 minutos. Una simpleza narrativa buscada y que dio excelentes resultados en films como Historia de Abril pero que aquí no acaba de cuajar del todo pese a los aciertos que podemos vislumbrar.
La pareja de adolescentes está bien interpretada por Kii Kitano y Masaki Okada. A Kitano la vimos protagonizando Yubisaki (2006) de Isao Yukisada o Bandage (2010) (con también guión y producción de Shunji Iwai), aunque se ha prodigado mucho más en series de televisión como Life (2007), donde se abordaba el tema del bullying.
Masaki Okada ha aparecido en numerosos films, desde la agradable A gentle breeze in the village (2007), a profesor ingenuo en Confessions (2010). Este año lo veremos en el esperado live-action de Jo Jo’s bizarre adventure: diamond is unbreakable (2017) de Takashi Miike.
Volviendo a Halfway, la ambientación de otoño en un pueblecito de Hokkaido es impecable. Dichas localizaciones van como anillo al dedo al tono del film: pausado, contemplativo, dialogado y muy pacífico. Además logra introducirte totalmente en un instituto japonés de las afueras y en las vivencias de los personajes de una forma natural (el sello Iwai se vislumbra por todo el metraje).
Las interpretaciones de la pareja de jóvenes son muy acertadas y muestran una gran química. El estilo visual tiene mucha influencia del cine de Shunji Iwai, por supuesto, pero Kitagawa destaca por aportar largos planos de cámara en mano siguiendo a los personajes y sus conversaciones, logrando un efecto muy cercano a ellos y de gran calidad visual. Además, tras las imágenes subyace una bonita reflexión sobre la adolescencia, las perspectivas de futuro, las prioridades y las expectativas que uno espera de la vida.
Hiro, una adolescente como las demás y enamorada de Shu |
Los dos jóvenes inician una relación. Todo va viento en popa hasta que... |
Shu, no tiene intención de pasar toda su vida en el pueblo |
Shu se lo tendrá que pensar dos veces: romper con su chica o luchar por sus sueños |
El film cumple con su objetivo de introducirte en un mundo que nos es ajeno: un pueblecito del norte de Japón. La pareja de adolescentes realiza un muy buen trabajo a nivel interpretativo y contiene varias secuencias de una calidad visual muy notable. El visionado de Halfway supone dosis de paz, tranquilidad y ensoñación, y eso ya es mucho. Además, en poco más de 85 minutos.
Eriko Kitagawa aún tuvo tiempo de dirigir otro film, la discreta I have to buy new shoes (2012).