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domingo, 20 de noviembre de 2016

THRILLING (1965)

A finales de 1962, surgía en Italia el primer cómic del enmascarado Diabolik, variante coyuntural del original francés "Fantomas", originando al tiempo un cierto revuelo cultural que, aunque en verdad breve (duró poco más de un lustro), se vivió con la suficiente intensidad en aquella hermética y azotada sociedad, pues proponía un giro de valores hacia lo oscuro, lo controvertido, lo malvado, lo violento, y por lo común también lo erotizante, de los asépticos "fumetti" (tiras cómicas). De esta manera nacía la singular definición de "cómics negros", traducción literal de los "Fumetto nero".
El mundo del cine, en parte precursor de los mismos, no esperó mucho para abordar este nuevo fenómeno y plasmarlo en la gran pantalla, adaptando, por lo común precariamente debido a presupuestos demasiado ajustados, muchos de los fumettos neros que iban apareciendo.
Como era de esperar, los medios de comunicación del país (crítica cinematográfica incluida), se oponían a esta declaración de intenciones contra su moralidad establecida y rápido lo tildaron de cine (B)arato o de subgénero; y en el caso de los cómics, de insignificante pseudo-lectura, llevándolos incluso a los tribunales con absurdos pleitos de por medio. La primerísima muestra de cómic negro adaptado al cine fue un pequeño segmento (de apenas 16 minutos) dentro de una producción propia de la época, una película de episodios "a la italiana" con caras conocidas del momento, donde los diferentes directores se hacían cargo cada uno de un capítulo para así formar un largometraje.
Así, en octubre de 1965 se estrenaba una entrañable comedia negra de tintes costumbristas titulada "Thrilling" dividida en tres episodios (o 2 y medio, según se mire) con un "escalofriante", como se le tituló en Argentina, denominador común : el asesinato.

Póster promocional del film
El primero de sus segmentos, titulado "El vittimista" (El victimista), está dirigido por el recientemente desaparecido Ettore Scola (1931-2016), autor del clásico "Una jornada particular", y que cuenta, entre muchos otros aciertos, con la participación del maestro Morricone en su score y el estreno cinematográfico, breve pero relevante, de la modelo polaca Magda Konopka (curiosamente la atractiva y futura protagonista de "Satanik").
Scola nos muestra la paranoia de un profesor de instituto, convencido de que su celosa mujer, hija de un oficial nazi, sabe de sus escarceos extramatrimoniales e intenta matarlo a toda costa; ya sea ahogándolo, envenenándolo o acuchillándolo mientras duerme. Tal es su obsesión, que lo llevará al borde de la locura, torturándose de tal modo que perderá el juicio casi por completo...hasta su inesperado final.
Sin ser excepcional, este sutil episodio de 46 minutos resulta ciertamente interesante por ofrecer una variada condensación crítica, con delicadas menciones racistas, un retrato de una sociedad caótica y repleta de prejuicios o una mirada punzante sobre el precio a pagar, físico y moral, de los deslices amorosos, además de estar capitaneado por un simpatiquísimo Nino Manfredi.


Sadik, una gema breve pero intensa 

Sadik, el precursor
El segundo episodio, "Sadik", fue orquestado por Gian Luigi Polidoro (1927–2000) y se trata de una de las primeras incursiones basada en un fumetto (de un superhéroe de andar por casa), que se conoce. El cómic, publicado en marzo de ese mismo año, proponía a un enmascarado sádico que tras robar diamantes o lo que se terciara, pasaba un ratito "agradable" con la curvilínea de turno, no sin antes mezclar violencia y sexo en un perturbador desenlace.
Diríase casi en forma de sketch, lo cierto es que Polidoro tiene tiempo suficiente como para dibujar a un matrimonio que ha caído de lleno en la monotonía; pues él, un ingeniero estresado, sólo piensa en sus deudas, y ella, adicta a los cómics, se refugia en su lectura para no afrontar su triste realidad.
Sadik narra el día en que él se enfunda la vestimenta del mentado encapuchado para que su mujer, al fin, le preste atención, pero su matrimonio se verá gravemente alterado por un suceso inesperado.
Plasmado al más puro estilo cartoon, el capítulo nos deja varios momentos encantadores, como los guiños a otros fumettos en boga como Mister X o Demoniak (¡que ella guarda dentro del congelador!), una atmósfera de lo más erótica, o un final, directamente filmado en forma de viñeta, que va más allá de lo esperado.
El notable último segmento, titulado "L'autostrada del sole" (La autopista del Sol), es, en esencia, un mediometraje de terror al uso salpicado de un humor muy italiano, y donde la mera presencia de su protagonista, Alberto Sordi (algo así como el Andrés Pajares transalpino) y en la época conocidísima actriz croata Sylva Koscina, son suficiente atractivo como para disfrutarla.
Sordi y la bella Koscina en "L'autostrada del sole"
Obra del prolífico Carlo Lizzani (1922–2013), este capítulo final es quizás el mejor de todos, pues sitúa a un vanidoso sin escrúpulos pasando la noche en un alejado hotel tras una avería mecánica en su coche.
Nuestro bufonesco protagonista pronto descubrirá que allí, no sólo los huéspedes entran pero ninguno sale, sino que la disfuncional familia que lo regenta tiene macabros planes para él también.
Un pequeño cuento de terror rebozado de un particular pero muy entrañable sentido del humor, y que, salvando las distancias, tiene más de un sorprendente punto en común con un film español de parecida estructura, además irónicamente encabezado por Pajares, como es "El Liguero Mágico".
Siempre persiguiendo a las mujeres de buen ver, el bueno de Fernando (nuestro temeroso cabeza de reparto), muy pronto se desenmascara como un cobardica sin suerte que afronta su futuro de la mejor manera que sabe...huyendo.
Una ocasión para disfrutar de un compendio muy estimable de tres historias que, aunque no hablen de lo mismo, sí convergen en temas recurrentes en común como son el asesinato, la culpabilidad, el caos social o en definitiva, las reglas del juego.

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