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domingo, 20 de noviembre de 2016

GORGO Y SUPERMÁN SE CITAN EN TOKYO (1973)

Si con Galien, el monstruo de las galaxias, ataca la Tierra (1972), los fans de Godzilla pensábamos que nuestro saurio radiactivo no iba a poder caer más bajo, nos equivocamos. Gorgo y Supermán se citan en Tokyo supera, y con creces, el festival de delirio, torpeza y vergüenza ajena de la anterior entrega. El film se adentra definitivamente y sin complejos al cine más infantil, y para qué engañarnos, esta entrega es perfecta para niños de 5 a 8 años, pero no para el fan que alucinó con la imagen terrorífica de Godzilla de Japón bajo el terror del monstruo (1954).
El film nos presenta que tras una serie de terremotos, el reino submarino de Seatopia envía a Megalon, un escarabajo gigante, y al robot Galien para destruir el mundo de la superficie. En un intento por detenerlos, el inventor Goro recupera a Jet Jaguar, un robot con pensamiento independiente que había sido robado, y lo manda para que traiga a Godzilla y que éste participe en la lucha.
La historia ya cansa, es la enésima invasión extraterrestre (intraterrestre en este caso), con esa civilización subterránea que se refugia de la amenaza nuclear y llamada Seatopia (no se rompieron demasiado la cabeza con el nombre), un grupo variopinto de actores ya maduros con unos trapos de la antigua Grecia y que tienen su momento clímax en una escena de baile y danza que es "ALUCINANTE", en el peor de los sentidos. Por otro lado, sólo aparecen 3 personajes principales, el niñato de turno, Goro (el inventor) y su ¿amigo?. Es de remarcar el tufillo homosexual (totalmente involuntario) que tiene el film, con esa pareja de inventores y su misteriosa relación. ¿Y ese compadreo entre Godzilla y Jet Jaguar? ...


Quizás es positivo que el niñato de turno no resulte tan cargante como en anteriores ocasiones. Godzilla en este film es un teleñeco desquiciado, una total caricatura del monstruo y que es capaz de proezas físicas como patadas, puñetazos e incluso una patada voladora de ciencia ficción. Su aliado (y el verdadero protagonista de la película) es Jet Jaguar, un Ultraman de segunda, que va cambiando su tamaño a conveniencia.
El film vuelve a ser un festival de stock shots de anteriores entregas de la saga presentados con la misma torpeza y descuido que en Galien, además y por segunda vez, intentan volver a colarnos la espalda del simio de La batalla de los simios gigantes (1966) por la espalda de Megalon, pero ni de coña. La presencia de Galien permite ahorrarse un nuevo monstruo y utilizar escenas recicladas del anterior film y la cucaracha armada con motosierras, Megalon, es la nueva incorporación.
Un bicharraco curioso pero risible de visionar, dando saltos por un escenario mínimo y desértico, y volando mostrándose con total claridad los cables que lo sujetan. La batalla final se demora demasiado y Godzilla no aparece hasta pasada la hora de metraje, como si fuera un invitado especial; aunque cuando llega, la lucha a 4 es un espectáculo digno de verse: Godzilla pavoneándose y dándose unos aires de chulo, Godzilla y Jet Jaguar chocándose la mano como grandes colegas, llaves de kárate... en definitiva, luchas de sumo entre personas claramente disfrazadas de monstruos.
Jun Fukuda, a pesar de la vocación infantil del film, aún sigue insistiendo en presentar varios momentos sádicos y sangrientos, como ése avión de juguete estrellándose en la cara de uno de los seatopianos y llenándosele la cara de sangre. Además, se repite vía stock shot el momento de Galien el monstruo de las galaxias ataca la tierra donde Galien rebana el hombro de Godzilla.

Goro, el inventor y su amigo. Una pareja demasiado bien avenida
Los Seatopianos odian a la Humanidad y danzan como si no hubiera mañana. Otro jefe con bigotazo, por cierto
Jet Jaguar... ¡no! ¡Superman! Un pseudo Ultraman muy colorido
Godzilla está desquiciado, molesta que a uno lo levanten de la siesta...
Esta patada voladora no te la hace Chuck Norris
Buen trabajo, los niños podrán dormir tranquilos una noche más
Cantando y a hombros hacia un nuevo mañana
Para alguien que adora Japón bajo el terror del monstruo (1954) y admira esa imagen de terror y destructiva metáfora de Hiroshima, se sentirá horrorizado frente a cómo ha terminado la criatura, convertida en un muñecote para niños.
Sí, el film es un desastre, cutre, torpe e infantil, pero precisamente por eso hay que ver Gorgo y Supermán se citan en Tokyo como lo que es, una película infantil que cumple con su cometido: entretener y divertir a su público, los niños.
Para muestra un apunte personal. He puesto varios films de Godzilla a mi primo de 7 años y el único el cual siempre me pide que le ponga es Gorgo y Superman se citan en Tokyo (le hace gracia que aparezca un robot llamado Supermán y encima comparta escena con Godzilla), por lo cual demuestra que cumple su cometido de sobras. Divierte y resulta harto entrañable, y la escena final con Jet Jaguar llevando a hombros al niño protagonista sonando de fondo la canción ¡Jet Jaguaaaaarrr Jet Jaguaaaarrr!... Inolvidable.
Si analizamos fríamente esta producción, por supuesto, sería un suspenso total; pero éste no es el tipo de films que se deban calificar. Hablan por sí solos.
Como curiosidad, el cartel americano presentaba a Godzilla y Megalon luchando en la cima de las desaparecidas Torres Gemelas, por supuesto tal escena no existe en el metraje pero si cuela, cuela.
El porqué pusieron tal mítico titulo en su estreno español da para otro reportaje. La cinta inglesa Gorgo había tenido un fuerte impacto en la taquilla española, por lo que renombraron a Godzilla por Gorgo, y ya que aparecía un robot volador defendiendo el planeta, pues lo llamaron Supermán (en el doblaje español lo llaman directamente así).
Gorgo y Supermán se citan en Tokyo se convirtió en uno de los films de Godzilla más exitosos en España, siendo la película estrella en las sesiones de los colegios y marcando a sus jóvenes infantes para siempre.
No fue así en Japón, ya que se estrelló estrepitosamente con sólo 980.000 espectadores, la cifra más baja de la saga hasta el momento.
(Redactado por Adrián Roldán)

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