Normalmente siempre que oímos hablar de las zonas bajas de las ciudades las asociamos a la pobreza, a los barrios menos favorecidos, pero esto no es así en la ciudad de La Paz, Bolivia, donde la Zona Sur es donde se encuentran los hogares de las familias pudientes, de ahí el título. Este es un film que crítica el estilo de vida de esas clases adineradas, esa superficialidad que marca su actitud ante los demás, con una necesidad de aparentar más preocupados por el "que pensarán..." que no por vivir como realmente desearían o deberían. De esta forma el director Juan Carlos Valdivia decide presentarnos una familia poderosa y bien situada en tiempos no muy lejanos, pero que en la actualidad se encuentra en plena decadencia. Una situación que Carola (Ninón del Castillo), la madre de esta familia, se encarga de esconder a todo el mundo, tanto en casa a sus tres hijos y a sus sirvientes, como a todos sus conocidos. Más preocupada por seguir aparentando lo que ya no son que en resolver los acuciantes problemas financieros a los que se enfrentan y que amenazan seriamente su status quo. Carola, divorciada y a cargo de la casa, acostumbrada toda su vida a un alto nivel de vida, ahora ve como día a día le cuesta más hacerse cargo de los pagos, debiendo varios meses de sueldo a Wilson (Pascual Loayza), el sirviente que lleva toda la vida con ellos y que a veces parece ser el verdadero y más fuerte nexo de unión entre ellos.
El pequeño Andrés en la cocina junto a Wilson |
Carola y su hijo Patricio... |
Uno de los puntos más destacables es lo cercana que llega a hacerse gracias a unos diálogos narrados con mucha naturalidad y una espontaneidad sin artificios.
Asimismo el uso de planos secuencia en las diferentes escenas, hacen que nos sintamos uno más en las diferentes estancias de la casa en la que tienen lugar estos diálogos, sin embargo, cierto abuso de este recurso en algunos momentos llega a cansar al espectador.
El contraste de dos vidas, arriba Wilson en su pequeña habitación y aquí dos niños ricos rodeados de lujos |
Las actuaciones son correctas en el elenco de actores que dan vida a los hijos de Carola, mientras que los más veteranos son los que dan el do de pecho aquí. Por un lado Ninón del Castillo ganó en el Festival de Lima 2010, el premio como mejor actriz, y por otro destacaría la labor de Pascual Loayza, encargado de personificar a Wilson y que sabe llegar a espectador transmitiendo esa mezcla de sentimientos tan encontrados que le inundan, por un lado un cariño hacia su patrona tras muchos años a su lado y por otro ese odio que siempre subyace en las clases menos favorecidas hacia los ricos (geniales las conversaciones que tiene con la cocinera en dialecto aymara donde no dejan títere con cabeza). Por ponerle algún pero, he echado en falta que se diera una cierta explicación a ese empobrecimiento de la familia, poder saber si se trata por algún cambio social dentro del país, los efectos de la crisis, o qué, quedándonos al final sin una idea clara de como se ha llegado a ese punto de decadencia. Esto, sin embargo no impide disfrutar de esta gran película, que con todo merecimiento ha acabado siendo la gran triunfadora del festival, ya que se ha llevado los premios a la Mejor Película y al Mejor Director. Premios que sirven para garantizar al film un estreno en las salas de cine Golem y el lanzamiento en DVD editado por Cameo.
Anteriormente ya había demostrado su calidad en el Festival de Sundance donde obtuvo los reconocimientos a la Mejor Dirección y el Mejor Guión.
Una pequeña joya de la que en breve podréis disfrutar, yo me la apuntaría como pendiente de ver, sin duda.
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