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jueves, 4 de agosto de 2011

LA ISLA DE LAS ALMAS PERDIDAS (1932)

En mi "misión" de ver, si es posible, todas las películas clásicas de terror de la Universal (hay unas 40 y en el blog ya hemos comentado una docena) y poder hacer en un futuro próximo un especial, me he tropezado con una cinta de terror que bien podía ser de esos estudios, ya que contiene todos los elementos típicos de sus obras, pero que fue realizada por la Paramount. Se trata de la primera adaptación para el cine de la obra de H.G.Wells titulada La isla del Dr. Moreau.
Un náufrago llamado Edward Parker (Richard Arlen) es recogido por un barco mercante que lleva un cargamento de animales a bordo. Su destino se antoja misterioso, tratándose de una diminuta isla de los mares del sur que no aparece en los mapas, y su receptor es un misterioso personaje llamado Dr. Moreau (Charles Laughton). Habiendo descargado a los animales, Richard se enfrenta al tiránico capitán del barco, y este acaba arrojándolo a la cubierta del barco de Moreau, viéndose atrapado desde ese momento en la isla sin posibilidad de regresar a la civilización.
Una vez en tierra firme poco a poco va descubriendo que algo macabro y misterioso ocurre allí, pues el doctor se dedica a hacer experimentos prohibidos y de moral muy dudosa con toda clase de animales para convertirlos en seres humanos, dando como resultado a una serie de bestias semi-humanas que le veneran casi como un dios. La llegada del náufrago le da la idea de poder llevar sus experimentos un paso más allá...
Tengo que reconocer que si algo consigue la película es tener una atmósfera muy inquietante que te mete de lleno en la historia, donde una preciosa fotografía tiene un papel clave a la hora de crear una ambientación tensa en todo momento, con un juego de claros y oscuros que le va como anillo al dedo, permitiendo ocultar a los seres monstruosos entre las sombras y acechando en todo momento desde la selva. Con la típica duración de poco más de una hora que tienen las producciones de esos años, logra ser muy entretenida y define de una forma notable a los personajes, aunque se habría agradecido unos minutos más para poder indagar más en la monstruosa personalidad de Moreau, por ejemplo; o trabajar algunos pasajes con mayor detenimiento ("La casa del Terror" se antojaba muy interesante y vemos bien poco de ella).
La labor de maquillaje es excelente, creando una serie de seres medio humanos, cada uno con sus características particulares, unos peludos, con pezuñas otros, etc... 
A nivel de actuación Charles Laughton logra una interesante recreación del misterioso doctor, con una tranquilidad imperturbable que da a entender el control absoluto que ejerce en sus dominios, vestido con un impoluto traje blanco y el látigo en la mano, que recuerda a la típica imagen de los colonos ingleses del siglo XIX.
Aunque dificilmente identificable por el maquillaje, también participó Bela Lugosi como una de las bestias creadas por el inefable doctor. Podemos sacar varias lecturas de la película, pero la que más clara veo es la que tantas veces se ha tratado en el cine de terror de la década de los 30 y 40, en que los protagonistas jugaban a ser "Dios", aquí Moreau alterando la naturaleza y ejerciendo de dios en su isla, de igual manera que pasaba en otras obras como El doctor Frankenstein (1931) o El hombre invisible (1933).
Posteriormente ha habido dos nuevas adaptaciones para la gran pantalla de la misma obra, La isla del Doctor Moreau (1977) con Burt Lancaster ejerciendo de Doctor, un remake que no logró estar a la altura de su predecesora a pesar de contar con una buena labor en el apartado de maquillaje. Aunque infinitamente superior al despropósito que realizó el director John Frankenheimer en el año 1996, con Val Kilmer en el papel de náufrago y un desganado y pasado de vueltas Marlon Brando en el ocaso de su carrera intentando dar vida al Dr. Moreau, y que lo mejor que podemos hacer todos es olvidarla. Yo me quedo sin ningún género de dudas con la original que no os defraudará.

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