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jueves, 21 de abril de 2011

LIGHTS OUT (2010-2011) - SERIE

Aquí tenemos una de las series que me han sorprendido más gratamente esta temporada, primero porque está bien hecha y en segundo lugar por tocar uno de los temas que más me gusta ver en cine: el boxeo y todo el mundillo que lo rodea. En el blog ya hemos comentado un par de pelis de boxeo (Fat city, ciudad dorada y Crying fist) y espero que en breve ir poniendo algunas más.Patrick "Lights" Leary fue una vez campeón de los pesos pesados y defendiendo el título caerá de una manera que él siempre ha considerado injusta del todo. Pero han pasado 5 años desde esa pelea, roza los 40 años, su vida familiar le ha obligado a replantearse la vida para cuidar de su mujer y sus tres hijas y el boxeo parece ser algo del pasado, amén de unos problemas de salud que oculta a todos y que desaconsejan que vuelva a pelear. Sin embargo, las malas gestiones de la fortuna familiar por parte de su hermano, obligarán a Lights a plantearse su regreso al cuadrilátero para por un lado dejar claro que él fue y es el gran campeón de los pesos pesados y por otro liquidar sus deudas con el fisco. Con esta sencilla premisa arranca esta serie que desde la primera imagen, la de un boxeador tumbado ensangrentado e inconsciente en un vestuario, ya te atrapa. Los personajes están bastante bien perfilados, empezando por Patrick (Holt McCallany), quien tiene la difícil empresa de mantener el equilibrio que le exige su día a día con la familia, con el deseo irrefrenable de volver a sentirse joven y ponerse de nuevo los guantes. Mención especial para el padre de Lights, el veterano actor Stacy Keach, que hace un papel redondo como mentor, entrenador y padre de la familia, propietario de un destartalado gimnasio que puede recordar al de Million Dollar Baby (también fue el protagonista de Fat City, ciudad dorada o más recientemente el alcaide de Prison Break). No faltarán otros boxeadores bravucones o el malísimo promotor Barry Word (muy al estilo de Don King) o un misterioso entrenador de boxeo llamado Romeo, que daría para una serie él solito. Los 13 episodios de que consta la serie, están bien planteados para desarrollar tanto a los personajes principales y secundarios, para ir viendo la evolución tanto de ellos como de la historia, manteniendo el interés en todo momento. La mala noticia es que las audiencias no han sido todo lo buenas que cabría esperar y al final no habrá una segunda temporada, cosa que ha obligado a los guionistas a cerrar la temporada bastante apresuradamente, con un final más previsible que lo que se podía a llegar a intuir si seguía en antena y cerrar de golpe de una foma más o menos satisfactoria la historia de este boxeador (quedan tantas cosas abiertas e interesantes que daban para más que ha sido una lástima la cancelación). No obstante el final no sea lo más destacable o reprochable, sino el poder gozar de una serie sincera y bien hecha durante 13 episodios.

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