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lunes, 13 de agosto de 2018

ASALTO A LA CORONA DE INGLATERRA (1967)

Del medio centenar de cintas italianas de índole fumetti comprendidas en la década de los 60, un proyecto en particular consiguió desmarcarse del resto con ciertos honores, y no solo por su descaradísimo, casi obsceno oportunismo, sino por saber rizar el rizo y caricaturizar lo ya previamente caricaturizado, extrayendo con un gran sentido del humor todo el jugo posible a este tipo de producciones protagonizadas por héroes baratos con mallas, y llegando a popularizarse de manera tan sorprendente como inesperada. Me estoy refiriendo, cómo no, a la divertida "Asalto a la corona de Inglaterra".
Honesta y conocedora de sus limitaciones pero también de sus libertades, la película de Sergio Grieco aka Terence Hathaway (1917-1982), se puede entender mucho mejor si tenemos en cuenta las previas incursiones del cineasta italiano en el entrañable subgénero del Eurospy, (con James Bonds de oferta), compartiendo un par de ellas con el mismo actor protagonista, el americano de rasgos angulosos instalado en Italia y con experiencia en Peplums, Roger Browne.
Así pues, con la esencia todavía palpable de sus dos últimas películas con espías conjuntas (ambas en 1966), pero sumándose ahora a la moda de lo superheróico, Grieco y Browne unieron esfuerzos para concebir un film de mixtura caprichosa, un cóctel de subgéneros extintos y efímeros, que coincidieron accidentalmente en el tiempo, y que desembocó en un spoof de irresistible encanto pulp.
Riéndose descaradamente de la mucho más sobria y antipática "Superargo, el hombre enmascarado", nos presentan aquí a Argo-Man, un ¿justiciero? embutido en una elástica amarilla con poderes extrasensoriales e innumerables habilidades que tiene como alter-ego a un inglés multimillonaro de modales exquisitos, el criminólogo Sir Reginald Hoover, que viene con todo el pack (mansión a medida, coleccionista de obras de arte, gadgets high-tech, irresistible playboy, fuma en pipa, servidumbre cómplice...).

Sir Reginald muy bien acompañado (o viceversa)
Poderes telequinéticos como entrante
Tras una serie de inexplicables robos que están volviendo loco tanto a Scotland Yard como a la policía francesa, éstos unen fuerzas para desenmascarar a la bella Jenabell (Dominique Boschero) y así evitar que robe un gigantesco diamante que podría desencadenar una guerra nuclear y ésta se autoproclame "reina del mundo". Como es fácil suponer, será fundamental la ayuda de Sir Hoover primero (en tareas de especialista en crímenes), y Argoman después para, no solo beneficiarse a la malvada villana, sino de paso evitar males mayores.
No sirve de mucho remarcar el evidente espíritu B que desprende el film, ni las consabidas limitaciones tanto técnicas como económicas del proyecto, por lo que obviaré aspectos de carencias de recursos y/o presupuesto, y más que la forma (que también), me interesa el fondo. Me encanta la idea de que un mismo personaje se dedique a su vez a delinquir y luego a investigar quién delinque, que la villana utilice sus encantos sexuales con la misma libertad que su equivalente masculino, que la trama contenga retazos de naturalezas variopintas (una delirante y maquilladísima mad doctor que replica mandatarios, el robot asesino más torpe de la historia, mamporros all'italiana o un adorable erotismo camp), y que sepa reírse de sí misma a la vez que estructurar medianamente bien una trama sin duda alocada, entretenida y sobre todo, muy divertida si se le sabe poner la lente precisa.

Jenabell clonando a sus huéspedes para dominar el mundo
Difícil no fascinarse de semejante tecnología
Argoman no solo parece poder controlar con su mente toda clase de tecnologías y jugar con su telequinesis a placer, sino que además presenta una fuerza sobrehumana y una inteligencia superior; pero tiene un punto débil, su kriptonita personal, y es que aunque sutil, en la cinta se nos muestra culebreando la censura con maestría. Al parecer, cuando Sir Reginald Hoover mantiene relaciones y se "desfoga", necesita una serie de horas para "revitalizarse" y así poder volver a ser Argoman, lo que conllevará que le apalicen en un furgón, todo sea dicho de paso.

Argoman pavoneándose
Pistolón a traición
Como curiosidad, la película tuvo un baile de títulos importante, todo por tratar de rentabilizarla en cada país como fuera necesario. El original italiano fue "Come rubare la corona d'Inghilterra" (Cómo robar la corona de Inglaterra), pero también se la conoce por "Argoman, the fantastic Superman", "Superman le diabolique", "Superman diabolico", "Fantastic Argoman" o incluso "Superman contre les robots".... sea como sea, se trata de un film discreto pero entrañable, divertido e incluso mítico en diminutos círculos, que la proyectan como cinta de culto en pequeños festivales, aunque sea para paladares muy concretos.

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