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domingo, 12 de febrero de 2017

GODZILLA VS SPACEGODZILLA (1994)

Debemos dejar claras varias cosas. Esta nueva Serie Heisei (1984-1995) en donde Godzilla volvía a las pantallas japonesas con toda su gloria y adecuadamente modernizado, goza en general de un muy buen nivel y es una de las etapas más destacables de la larga saga del saurio radiactivo. Pero esconde varios problemas: el primero de ellos es que entre las 7 entregas de esta etapa se sigue una línea de continuidad total una con otra, comparte mismos actores y equipo técnico por lo que a veces da la sensación de ser una serie de televisión.
Este es un aspecto que si bien tenía sus ventajas, desde Godzilla vs Mechagodzilla (1993) se hace más evidente un ligero cansancio y agotamiento de ideas. Pero si en la anterior entrega se sustituía ese cansancio por un grado de diversión sin limites, en Godzilla vs SpaceGodzilla (1994) ya no hay nada que hacer, el castillo de naipes se cae de la peor forma posible. La entrega la cual hoy analizamos, es el punto más bajo de esta etapa Heisei y una de las más flojas de toda la saga Godzilla.
En el film, el organismo de lucha contra Godzilla encarga la construcción de Mogera, un robot gigante que tiene como objetivo contrarrestar los ataques del saurio. Sin embargo, la llegada a la Tierra de un poderoso "Godzilla Espacial" se convierte en una amenaza superior al "Godzilla original". Cuando el Godzilla espacial secuestra al Hijo de Godzilla, Mogera y Godzilla original se alían para vencer al villano.
Prácticamente todo en esta entrega resulta un despropósito, empezando por su look dejado y televisivo, algo inaudito teniendo en cuenta lo cuidadas técnicamente que habían sido las anteriores entregas desde 1984. Uno de sus males reside en la dirección de este artefacto, Kensho Yamashita, director japonés sin ninguna experiencia previa en el Kaiju y más dado a realizar producciones de carácter juvenil; y eso se nota. Además enfrentándose a un guión que tuvo mil re-escrituras y problemas. Akira Ifukube, el eterno hacedor de bandas sonoras de la saga, vio el panorama y abandonó el proyecto.
Técnicamente, el film es sorprendentemente, más pobre que anteriores entregas denotando a su vez el cansancio de Koichi Kawakita (responsable de efectos especiales en la saga), si bien contienen algunos mattes shots de Godzilla arrasando y causando destrucción muy destacables.
Space Godzilla, como villano, era una buena idea por enfrentar a Godzilla contra un homólogo desproporcionado y venido del espacio, pero apenas aprovechan y profundizan en el monstruo, quedando en un mamotreto poderoso y sin interés, un enemigo más que Godzilla vencerá sin mayor dificultad.
Space Godzilla crea a su alrededor una especie de monolitos de cristal que sirven a su vez de fuentes de poder para la criatura, las apariciones de estos monolitos en plena ciudad son un simpático guiño al film de ciencia ficción The monolith monsters (1957).
La explicación del origen de Space Godzilla debería figurar como una de las más ridículas y rebuscadas explicaciones científicas de la historia: las células de Godzilla absorbidas por Biollante y luego llevadas por Mothra al espacio, entraron en un agujero negro para más tarde salir por un agujero blanco, y la energía resultante hizo crear al monstruo que contemplamos en el film. Es poesía pura. El guionista se lució.

Space Godzilla es el nuevo enemigo a batir. Mucho ruido y pocas nueces.
Más horripilante resulta este momento
No falta la inocente "love scene" frente a un bello atardecer
Unos se enamoran en una isla desierta y otros huyen despavoridos de un monstruo gigante
Batalla en plena ciudad
Otro de los puntos más negativos de esta entrega es Baby Godzilla. La continuidad que muestra la saga Heisei obliga a que en este film, Baby, aparezca más crecidito, pero se podían haber hecho cosas mejores, mucho mejores que mostrar a un Minya 2.0. Un peluche de ojos saltones salido de cualquier serie infantil de tres al cuarto y que provoca los momentos mas vergonzosos de la cinta.
Si llevamos una serie de entregas de temática mucho más seria y hasta violenta, no toca a estas alturas rememorar los peores momentos de Godzilla y su hijo en los años 60.
La trama humana tampoco tiene el menor interés. Miki Sagusa, la telépata presente como personaje secundario en todas las entregas de la Serie Heisei desde Godzilla contra Biollante (1989), aparece como protagonista en Godzilla vs Space Godzilla (quizás por la popularidad del personaje) pero demuestra ir bastante justita a nivel interpretativo; el papel le va demasiado grande.
Tampoco ayudan los anodinos personajes que la rodean y la trama en la que una organización la secuestra para aprovecharse de sus poderes telepáticos contra Godzilla, pues es un despropósito aburrido hasta el hartazgo. La escena en que Miki está secuestrada y atada con correas a una cama de hospital y ésta mueve con sus poderes su propia cama es para darle un collejón al guionista. Y para colmo, esas visiones "chupiguays" donde a Miki se le aparecen las gemelas guardianas de Mothra montadas en una mariposa en miniatura realizada con la peor animación posible, rodeadas de un manto dorado que ni Cenicienta mandando mensajes inconexos y ridículos es de vergüenza ajena.
Si en la anterior entrega teníamos a MechaGodzilla, en ésta tenemos al robot gigante Moguera, robot que ya aparecía de manera más simpática y desproporcionada en el film The Mysterians (1956) de Ishiro Honda, y que se recupera en esta entrega al servicio de las fuerzas del bien.
Encima, Godzilla vuelve a mirarse como esa criatura bonachona pero que no duda en pisotear Tokyo en total sintonía con sus tiempos de héroe monstruoso en los años 70. El film además, hecha mano de stock shots de anteriores entregas para ahorrarse unos cuartos en materia de maquetas y escenas con monstruos (detecté clips de Godzilla contra Biollante (1989), Godzilla contra Mothra (1992) y Godzilla vs MechaGodzilla (1993)).
Godzilla vs SpaceGodzilla (1994) es un film muy pobre y sorprende porque se había conseguido una linea seria, moderna y espectacular en la saga que no parece corresponderse en absoluto con este engendro. Risible, absurda, aburrida y plena de despropósitos, aunque a su favor debo decir que contiene alguna que otra secuencia de destrucción muy bien resuelta, un enemigo atractivo (aunque poco aprovechado) y no abandona ese nivel de inocencia simpático que los japoneses son capaces de dar a producciones de este tipo. Pese al descalabro, el film no funcionó nada mal en taquilla con 3,2 millones de espectadores. 

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