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jueves, 24 de octubre de 2013

SITGES 2013 DÍA 5: ENTRE LO ABSURDO Y LO ABSTRACTO


8:30 Muy pocos cineastas trabajan a día de hoy lo que se denomina como comedia de lo absurdo. Un género difícil, bastante susceptible de caer en la bobada o la subnormalidad (Scary Movie 5 seria un ejemplo reciente), pero que cuando se trata con el toque justo de inteligencia, que no pedantería, puede llegar a ser más delirante que ninguna comedia convencional al uso.
El autor francés Quentin Dupieux (dirige, escribe, musicaliza e incluso edita sus propios films) suele pasear por el Festival de Sitges sus trabajos desde hace unos años. En 2010 ya conmocionó al personal con su extraña pero fascinante "Rubber", donde planteaba las desdichas de un neumático con poderes telequinéticos. Dos años más tarde, aterrizó con "Wrong", una memorable espiral de situaciones absurdas alrededor de un supuesto secuestro del perro del protagonista. Ambas son dos joyas que pertenecen a un universo propio, un mundo personal de irrealidad y alteración social absolutamente demencial que tiene la inconfundible firma de Dupieux.
Aún inmerso en la promoción de su fantástica Wrong, el francés rodaría su primer corto, "Wrong Cops : Chapter 1", con nada más y nada menos que Marilyn Manson en cabeza del reparto. Un cortometraje presentado en Cannes 2012 y muy bien recibido por el público (no tanto por la crítica, aún reticente con el género) que se centraba en un policía corrupto que traficaba con ratas muertas, y que obviamente, escondía la droga en su interior.
Visto el potencial de la historia, y habiendo creado ya su propia productora (Rubber Films), a finales de ese mismo año se puso manos a la obra para convertirla en un largometraje. De ahí surgió la que ahora nos ocupa, "Wrong Cops".

Sunshine viendo estupefacto como Duke guarda un cadáver (aún vivo) en su maletero
Ya me estoy acostumbrando a mi dosis anual de Dupieux, gracias a su universo genial repleto de adorables incongruencias (ese despertador imposible, comportamientos incomprensibles..) y en ese sentido, Wrong Cops no desmerece en absoluto.
La historia es en sí la misma que en el corto: un grupo de estúpidos policías, a cada cual más indecente, se aburre en una ciudad sin rastro ya de criminalidad, donde los únicos que alteran el orden son ellos mismos y molestan a la ciudadanía sin piedad.
Ellos trafican, amedrentan a mujeres y niños pacíficos (la escena de -Enséñame las tetas!!- a punta de pistola no tiene desperdicio) molestan a la juventud y alteran la paz de la comunidad. Pero todo empeora cuando el veterano agente de patrulla Duke dispara a un ciudadano por accidente y lo hiere de gravedad.
Es ahí cuando el film abre 4 vías argumentales que se entrecruzan y alteran entre sí.
En primer lugar, Duke y su víctima, al que amordaza y encierra en el maletero del coche patrulla, y su cometido no será otro que deshacerse del cadáver (¡¡aunque siga con vida y escoja la música que quiere escuchar en el trayecto!!).

El agente Renato, obsesionado con verle las tetas a todas
¡¡Show me your breasts!!.....a punta de pistola.
Paralelamente, seguimos al agente Renato, que vive obsesionado con las tetas grandes y hará lo imposible por agenciarse la fortuna que su colega Sunshine ha descubierto enterrada en su jardín (otra demencial carambola sin desperdicio).
En tercer lugar, el citado Sunshine, hombre de familia feliz que esconde a toda costa su pasado en el porno gay y que tendrá uno de los finales más sorprendentes del film.
Y por último, al extraño agente Rough (el que fuera jardinero con suerte en Wrong). Un policía tuerto que se dedica a hacer una rara música industrial pero que no consigue un productor, pese a creerse un auténtico genio.
Pese a haberse llevado muchas críticas desfavorables y no significar realmente un paso adelante en la carrera de Dupieux, Wrong Cops sigue siendo un film altamente disfrutable y muy ameno, dotado de la misma atmósfera caótica que el resto de sus obras y dejando grandes secuencias del absurdo (la mejor historia, la de Duke, donde además interviene un Marilyn Manson como adolescente inadaptado acosado sexualmente por el corrupto y orondo oficial).
Una muestra más de que hay genialidad y mucho humor en la filmografía del francés. Quizás a veces se convierte en una losa sobre el espectador el hecho que se nos requiera una absoluta sintonía con su peculiar mundo y que sea obligado empatizar con su extraño sentido del humor para gozarlo. A mi me sigue fascinando, por lo que estaré atento a su estreno del año próximo, la prometedora "Réalité".


10:30 La enorme cola organizada en el exterior del Auditori para entrar a ver Only God forgives, era un fiel reflejo de la enorme expectación que había levantado. Por un lado se repetía el tándem Nicolas Winding Refn-Ryan Gosling, que deslumbró en la edición del 2011 con Drive; y en segundo lugar tener en cuenta que desde entonces Gosling se ha visto encumbrado como uno de los chicos de moda en Hollywood, siendo un claro reclamo aquí.
La película sin duda ha dividido tanto a prensa y público, algunos han quedado fascinados por la propuesta de Winding Refn, mientras que otros echan pestes sobre un film que consideran muy pretencioso y nada acertado. Debo admitir que a mí me resulta complicado dar un dictamen definitivo, una sentencia contundente al respecto, pues si bien es innegable ciertas carencias importantes, tampoco sería justo no destacar otros aspectos logrados y casi hipnóticos. Si hubiera escrito esta crítica nada más salir de la sala, las siguientes reflexiones serían más negativas, pero el paso de los días ha dejado un poso relativamente agradable y el recuerdo de algunos de sus pasajes o su potente música han arraigado en mí, mientras que sus partes menos acertadas parece que las he ido diluyendo de mis recuerdos. Así pues, ¿por qué Only god forgives ha despertado una división de opiniones tan antagonistas? Pues una de las respuestas podría ser nada más ni nada menos que muchos íbamos (me incluyo) a ver la nueva Drive, y lo que vimos fue algo muy distinto.

Julian mirando unas manos manchadas por su pasado...
Si tenemos que compararla con alguna obra anterior de su director, encontramos muchos más paralelismos con Valhalla Rising (2009), con quien comparte una parquedad absoluta de palabras (allí su protagonista no abre la boca ni una sola vez), su gran fotografía, un ritmo lento casi desesperante para según quien o la obsesiva composición de imágenes con los personajes de rostros pétreos mirando al infinito sin transmitir practicamente ninguna emoción. Si bien pienso que esto en el marco de unos deslumbrantes paisajes de la Noruega del Siglo VIII d.c., donde una serie de vikingos se enfrenta a unos retos tanto físicos como espirituales, queda mejor que en una ciudad ruidosa como Bangkok en pleno Siglo XXI. El simple hecho de ir predispuesto a ver un estilo de película y encontrarse otro menos digestivo, echó para atrás a muchos de los espectadores que no entraron al juego de la nueva propuesta de Winding Refn.

El enigmático Chang y su espada...
Uno de los momentos más hipnóticos...
La trama es bien sencilla, como decía, todo arranca en Bankok, donde Julian (Ryan Gosling) dirige junto a su hermano Billy (Tom Burke) un club de boxeo tailandés que es usado como tapadera para el negocio de drogas internancional que dirige su madre Crystal (Kristin Scott Thomas) desde los Estados Unidos. Una noche, el violento Billy mata cruelmente a una joven de 14 años, desencadenando la venganza orquestrada por Chang, un policía que trabaja al margen de la ley y que se rige por un peculiar código personal. Tras la muerte de Billy, su madre aterrizará en tierras tailandesas decidida a tener su vendetta personal.
A priori, y de igual forma que pasara con Drive, esta es una historia simple, pero a diferencia de su antecesora que estaba bien trabajada y funcionaba como un reloj de precisión, aquí se echa en falta ese toque que hace brillar o no una película. Personalemente encuentro que se desperdicia una buena oportunidad para penetrar más en la historia simplificada hasta su mínima expresión, pues quitando momentos muertos, los larguísimos planos contemplativos donde los personajes parecen mirar al infinito esperando que la hierba crezca, podría haberse quedado en un mediometraje sin ningún problema. Otro apartado por el que el director pasa de puntillas es en el desarrollo de los personajes, dejando con ganas de saber más del misterioso Chang (un inquietante Vithaya Pansringarm) con su estricto código moral y esa afición a cercenar extremidades; como del resto, a los que meramente esboza y poco más.

La llegada de la madre a Bankok y su decisión de ajustar cuentas cueste lo que cueste...
La ausencia de diálogos junto al hecho de alargar de forma casi enfermiza y repetitiva prácticamente todos los planos mediante larguísimos travellings, encuadres fijos en los que los personajes aparecen hieráticos mirando al vacío, bañados por las luces de neón mientras la música suena de fondo (muy buena, eso sí), no ayudan a que el ritmo de la película tenga el vigor para mantenernos en tensión. Si bien es verdad que hay momentos muy logrados: la secuencia de la muerte de la chica junto a la primera aparición de Chang, un travelling hipnótico del policía entrenando con su espada, las lapidarias intervenciones de la madre o las puntuales puntas de violencia y tortura que aparecen desperdigadas por su metraje; son muchos otros en los que tenemos la sensación de asistir a un espectáculo pretencioso y vacío de todo contenido, donde todo parece apostarse por el impacto de las imágenes pretendidamente trascendentes pero que parecen sacadas de un anuncio de Martini.

Uno de los muchos momentos donde el actor tiene instrucciones de emular un gato de yeso...
A nivel actoral quien realmente salva la papeleta, transmitiendo una poderosa personalidad como por el humor negro que transpiran sus lineas de diálogo, es Kristin Scott Thomas, dando vida a una dura e implacable madre, cuya relación con sus hijos se atisba de lo más turbulenta e incluso incestuosa. El resto, puros rostros petreos, inexpresivos, con un Ryan Gosling que nos mostrará la misma emoción en situaciones tan variopintas como cuando una prostituta se masturba delante suyo, cuando se entera que su hermano ha muerto, cuando su madre acerque peligrosamente su cabeza a su entrepierna, sentado en un pub mirando al vacío y así podríamos seguir hasta el infinito...
Una obra muy irregular, con brillantes destellos, pero con grandes lagunas en su desarrollo. Los que vibraron con Valhalla Rising puede que aquí encuentren otra pieza hecha a su medida, para el resto es jugar a la ruleta rusa y apretar el gatillo. Por cierto, cuando Chang no usa su espada justiciera, canta en un karaoke, estáis avisados nuevamente...


14:15 El siguiente plato fuerte del día era el film "Borgman", una producción holandesa con firma autoral, que se presentaba en un principio como una comedia negra de entorno familiar muy al estilo "Funny Games" de Haneke. Su responsable, Alex Van Warmerdam, también presente en el Festival, era todo un desconocido para nosotros y tal vez por eso su discurso cinematográfico nos pilló realmente por sorpresa, dejándonos algo descolocados. Pero entremos en materia.
Camiel Borgman (el inquietante actor belga Jan Bijvoet) es una suerte de vagabundo que surge directamente del interior del bosque, ahuyentado por un grupo encolerizado y armado de individuos (sacerdote incluido). En su huida, acaba por merodear en un barrio aburguesado, en donde decidirá "instalarse" pese a las obvias reticencias iniciales de los que allí habitan. Su extraña presencia se tornará imprescindible para la mujer del hogar, que se sentirá misteriosa e incomprensiblemente atraída por él e incluso le rogará que se quede por más tiempo.
Borgman, tras deshacerse del anterior jardinero con una cerbatana, se convertirá en el nuevo empleado del hogar, entrando definitivamente en la vida familiar y creando un clima del todo enrarecido, que acabará por absorber y desarmar el pacífico estilo de vida que allí se respiraba.
A nivel personal, considero esencial que echemos la vista atrás y observemos con perspectiva los trabajos previos de Van Warmerdam, ya que en buena medida, nos permitirán darle forma a su recurrente discurso fílmico, que no es otro que lanzar una mirada ácida sobre la estructura familiar acomodada o burguesa.
Casi siempre en clave dramática (aunque muy bien maquillada de comedia), el cineasta holandés incide por costumbre en la hipocresía que a veces envuelve la vida en familia, despertando en su cine los aspectos más incómodos de la misma. Los inconfesables deseos sexuales o retorcidos romances vistos en su film "Little Tony" (Little Tony, 1998), la llegada de nuevos e indeseados inquilinos en "Los Norteños" (De Noorderlingen, 1992), el surrealismo metafórico alrededor de la existencia de una prenda de ropa en "El Vestido" (De Jurk, 1996) o más recientemente, las locuras y caprichos de una burguesa enferma en "The last days of Emma Blank", de 2009.

El matrimonio perfecto se desmoronará por la llegada de Borgman
El nuevo inquilino, que sólo quería un baño....
Todo su discurso queda perfectamente retratado pues en esta inquietante "Borgman", algo así como su culminación autoral y un film tan libre de interpretación como imposible de desencriptar, pretendidamente abstracto, abiertamente complejo y multidisciplinar.
Bajo mi perspectiva, Borgman y su séquito de "colaboradores" (entre los que se encuentra el propio director, casi siempre presente en sus films), no son más que una "humanización" de los miedos e inseguridades de cada uno de los miembros de la familia.
Desconfianzas (ese matrimonio que se distancia desde la llegada del intruso), latentes frustraciones (la infelicidad inconfesa de la mujer), odios y violencia, desesperación o incluso el deseo sexual adolescente se transforman en personajes que poco a poco entran en la casa, desbarajustando el orden establecido e imponiendo definitivamente su condición.

Borgman, en pleno ritual nocturno, invadiendo la mente de la mujer
Un ejercicio de abstracciones y metáforas, de reflexión crítica y falsa moralidad, que pondrá en entredicho las comodidades (por general, falseadas) de una familia burguesa europea media.
Bajo toda esta capa confusa que sin duda emana el film, también se observa una puesta en escena natural y consecuente (planos sostenidos y lentitud de cámara), con personajes desdibujados pero intrigantes y un ritmo adecuado, pese a perder fuelle a mitad de trayecto.
Estamos ante un film de difícil condición, a la par tramposo y genial, que por alguna razón aún por determinar, inocula en el espectador el virus de la eterna confusión, suscita el debate y frustra a buena parte del público, que tras su visionado, ve como resulta inútil darle un único sentido a lo que acaba de presenciar.
Sorprendente triunfadora de este Festival 2013, un certamen que parece apostar cada vez más por la autoría cinematográfica, defendiendo el cine menos convencional como ya vimos en 2012 con la controvertida Holy Motors.

2 comentarios:

  1. "Show me your tits"o la teoría de los pezones. Jajaja
    http://www.youtube.com/watch?v=XDiODwC2Di8

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    1. Jajaja...si es que en vez de censurar "tetas", deberían admitir que censuran tan sólo los "pezones". Claramente, el 99% de la "mamella" restante puede verse perfectamente....Absurdeces de la vida!!

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