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sábado, 24 de noviembre de 2012

CHAINED (2012)

¿Que mejor noticia que ver como una película te atrapa casi desde su primer fotograma? No lo digo por decir, pero Chained en cuestión de pocos planos ha logrado tenerme con los ojos bien abiertos y fijos a la pantalla, mientras contenía la respiración ante lo que me olía que iba a pasar.
Nuestra historia arranca cuando Sarah y su hijo Tim de 9 años, se suben a un taxi para volver tranquilamente a casa, pero con la mala fortuna de cruzarse precisamente con Bob (Vincent D´Onofrio), un asesino en serie que además de utilizar su vehículo para ganarse la vida, lo usa para dar rienda suelta a su oscura, inconfesable y perversa afición: secuestrar, violar y asesinar mujeres.
Sin embargo en esta ocasión se le presenta una duda una vez ha dado rienda suelta a sus instintos con la pobre Sarah, ¿qué hacer con el hijo de su víctima? Y la solución que le encuentra al problema es quedarse al asustado chico como su esclavo personal (al que apoda Rabitt). Obligado a partir de entonces a mantener limpia la casa, obedecer sin rechistar, recortar del periódico todas las noticias de desapariciones y alimentarse de los restos dejados en el plato por su nuevo amo (por no hablar de funciones mucho más desagradables que comentaré enseguida). Por si os preguntáis de donde viene el título del film, la respuesta es bien sencilla, tras un tímido intento de fuga, Tim se verá encadenado a partir de ese momento para evitar futuras tentaciones.
Los años van pasando, con un Tim adulto que ha aceptado su rol dentro del reducido universo que le ofrece la casa de Bob, donde podremos ver en que le han convertido todos esos años de convivencia con un asesino malsano y desquiciado. ¿Sucumbirá a las horribles experiencias vividas para convertirse en un nuevo serial killer como su mentor o su cabeza será lo suficientemente fuerte como para huir del triste futuro que parece reservarle el destino?

Jugando con una de sus víctimas...
Una vez en casa ya no hay vuelta atrás...
Jennifer Lynch regresaba a la temática de asesino en serie tras Surveillance, película que le valió llevarse el premio a la mejor película en la edición del 2008 en Sitges, y que personalmente encontré bastante decepcionante y muy inferior a esta en cuanto a concepción y credibilidad del asesino en serie descrito. Ya que D´Onofrio aquí nos construye un personaje que hiela la sangre y que da mil patadas a la nada convincente actuación de un discretísimo Bill Pullman en la rriba mencionada. Como sea, Lynch repite temática con asesino en serie y personalmente creo que con mucho mejor resultado.

Limpiando los restos de un nuevo crimen...
Uno de los elementos más interesantes de esta obra, reside en el reducido espacio en el que tiene lugar prácticamente toda la historia, unas pocas habitaciones mal iluminadas de la casa de Bob, donde somos mudos testigos de las continuas llegadas de las desdichadas chicas, del trágico desenlace que les aguarda a todas a manos de un asesino que se muestra frío, controlador de una situación estudiada y ejecutada tantas veces, despertando en nosotros cierto horror ante lo mecánicos que resultan sus actos. Lynch juega habilmente dejando fuera de plano todo lo que ocurre en esa temible habitación desde donde nos llegan los gritos, dejando así volar nuestra imaginación pensando que atrocidades que está cometiendo allí dentro, siendo esto muchas veces más efectivo que mostrar una escena dura y explícita.

Acabando con una de sus víctimas...
De hecho, lo que sí vemos en cada ocasión son las duras imágenes de Rabitt como tras salir Bob de la habitación, debe ponerse a limpiar la sangre que inunda colchón, suelo y deshacerse del cuerpo, uno más en una macabra colección que parece no tener fin.
Las actuaciones de los dos grandes protagonistas son los grandes puntos de interés del film, por un lado genial D´Onofrio, que luce un aspecto dejado y amenazante a la vez, dotando a su personaje de una característica y dubitativa dicción que nos trasmite algún problema de su mente enferma, uno de los killers más interesantes que ha dado el cine en los últimos años. Por su parte Eamon Farren, que da vida a Rabitt en su vida adulta, también sabe estar a la altura y no desentona, haciendo creíble la personificación de una mente alterada, asustada y a la vez decidida a sobrevivir a toda costa.

Dominándolo todo desde su trono...
Una película más que notable, contada con un ritmo narrativo que no nos deja pestañear, muy disfrutable y que me ha hecho pasar un mal rato con escenas logradas (mítica ya la partida de cartas con los DNI de sus víctimas), pero a la que sin duda le sobra la última vuelta de tuerca de guión que nos ofrece para nuestra frustación. Un giro despreciable, innecesario y que desentona con el excelente final que se había dado momentos antes, un cierre mucho más inteligente, que nos dejaba ante nosotros el reto de interpretar. A pesar de este desliz final, que sigo sin entender, la recomiendo sin ninguna duda, a buen seguro que Bob entrará a formar parte de vuestra lista personal de asesinos en serie, y os hará preferir el metro y el bus como medio de transporte público...

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